Ras Baraka, el alcalde “outsider” que quiere destronar al gobernador de Nueva Jersey en 2026

Ras Baraka aspira a convertirse en el primer gobernador afroamericano de Nueva Jersey y ya escaló posiciones en la interna demócrata con un discurso directo y sin concesiones a los sectores moderados del partido. El alcalde de Newark ganó protagonismo al exponer contradicciones internas de sus rivales y apoyar temas como la vivienda accesible y la justicia racial.
Baraka desafía al centro del Partido Demócrata en Nueva Jersey
“No es mi problema si los demócratas no logran votos blancos. En realidad, es un problema de los demócratas”, afirmó Baraka en una entrevista reciente con NJ.com, al abordar una de las preguntas más frecuentes sobre su candidatura: su capacidad de seducción fuera del electorado urbano.
“La realidad es que los demócratas a nivel estatal en Nueva Jersey que se postulan para gobernador no están obteniendo la mayoría del voto blanco”, agregó Baraka, quien se postula para suceder al gobernador demócrata Phil Murphy.
Modia Butler, exjefe de gabinete del senador Cory Booker, reconoció que Baraka se volvió más competitivo de lo esperado. Butler destacó su “amplio atractivo” dentro de las bases, y lo ubicó como uno de los candidatos con mayor capacidad de interpelar a votantes alejados del centro.
Sin pragmatismo: las fuertes acusaciones de Baraka contra sus rivales
Baraka apostó por un mensaje directo y sin lugar para pragmatismos. De acuerdo a NJ.com, mientras otros candidatos buscan congraciarse con sectores moderados y equilibrar su posición en temas como la diversidad, la inmigración o los derechos LGBTIQ+. En cambio, se enfocó en cuestionar las contradicciones de sus rivales.
En la misma charla, el alcalde de Newark criticó a sus colegas que compiten en la interna demócrata por “correr al primer signo de conflicto”. Incluso los comparó con los republicanos y los acusó de “hacerse los distraídos” sobre sus fuentes de financiamiento.
En particular, señaló a Mikie Sherrill por aceptar dinero del PAC de SpaceX y a Josh Gottheimer por recibir aportes similares. Cuestionó que se plantee resolver el acceso a la vivienda mientras se aceptan fondos de inversión como Blackstone, responsables de inflar el precio de los alquileres.
“No puedes recibir dinero de un lado y votos del otro sin esperar que tus prioridades entren en conflicto. Eso va a ser un problema”, declaró. También subrayó que su función en la carrera es “desafiar a las personas a defender lo que dicen que creen”.
El problema de la vivienda, eje de la propuesta de Baraka
Según Butler, la crisis de la vivienda “toca un nervio” en Nueva Jersey. El exfuncionario afirmó que el tema atraviesa partidos y clases sociales, y puede ampliar la base de apoyo de Baraka.
En la misma línea, Micah Rasmussen, director del Rebovich Institute for New Jersey Politics, aseguró que la preocupación por los precios saltó la línea del fuego y se instaló como una prioridad para cualquier familia.
Baraka sostuvo que los demócratas hablan con los votantes de clase media “de forma equivocada”. Consideró que la gente “quiere claridad y coherencia”, sin vueltas ni contradicciones.
Una larga gestión en Newark y las críticas que lo alcanzan
En sus 11 años al frente de Newark, Baraka logró reducir los homicidios a un mínimo histórico en 2024. También lideró un proceso de revitalización que alcanzó barrios fuera del centro y evitó un avance indiscriminado de la gentrificación.
Su gestión recibió elogios por el desarrollo de la vivienda accesible y por mantener el carácter diverso de la ciudad. Sin embargo, la irrupción de Baraka en la carrera también activó cuestionamientos.
Sus críticos señalaron su cercanía con Louis Farrakhan, líder de Nation of Islam, condenado por declaraciones antisemitas y homofóbicas. Baraka lo presentó en 2004 como figura de “autoridad moral” y “fuerza espiritual”.
También recordaron sus fallas en la gestión de la crisis del agua en Newark, cuando la ciudad superó los niveles federales de plomo entre 2017 y finales de 2019, y la muerte del detective Joseph Azcona. Baraka reconoció en este último caso que “debe hacer un mejor trabajo”.
Una elección clave para el futuro del Partido Demócrata en Nueva Jersey
Nueva Jersey definirá su gobernador en uno de los pocos comicios estatales tras la victoria de Donald Trump en 2024. En ese contexto, el partido busca redibujar su identidad y revisar sus prioridades. La figura de Baraka emerge como una alternativa disruptiva en medio de una transición cargada de tensiones.
Baraka, que escribió poesía y enseñó antes de llegar a la política, dijo que su padre, el poeta activista Amiri Barakale, le recomendó nunca entregar su “licencia de poeta”. “Mi trabajo es desafiar a las personas a que defiendan lo que dicen que creen”, repitió Baraka, en una frase que resume el eje de su campaña.
Sin embargo, encuestas recientes no lo posicionan como favorito en la carrera electoral de junio. Según los datos del centro Rutgers-Eagleton, Sherrill aparece al tope de la lista demócrata con un 17% de intención de voto. Baraka, por su parte, cuenta con un 9% de apoyo. Sin embargo, su impacto es cada vez más notorio.
Ras Baraka aspira a convertirse en el primer gobernador afroamericano de Nueva Jersey y ya escaló posiciones en la interna demócrata con un discurso directo y sin concesiones a los sectores moderados del partido. El alcalde de Newark ganó protagonismo al exponer contradicciones internas de sus rivales y apoyar temas como la vivienda accesible y la justicia racial.
Baraka desafía al centro del Partido Demócrata en Nueva Jersey
“No es mi problema si los demócratas no logran votos blancos. En realidad, es un problema de los demócratas”, afirmó Baraka en una entrevista reciente con NJ.com, al abordar una de las preguntas más frecuentes sobre su candidatura: su capacidad de seducción fuera del electorado urbano.
“La realidad es que los demócratas a nivel estatal en Nueva Jersey que se postulan para gobernador no están obteniendo la mayoría del voto blanco”, agregó Baraka, quien se postula para suceder al gobernador demócrata Phil Murphy.
Modia Butler, exjefe de gabinete del senador Cory Booker, reconoció que Baraka se volvió más competitivo de lo esperado. Butler destacó su “amplio atractivo” dentro de las bases, y lo ubicó como uno de los candidatos con mayor capacidad de interpelar a votantes alejados del centro.
Sin pragmatismo: las fuertes acusaciones de Baraka contra sus rivales
Baraka apostó por un mensaje directo y sin lugar para pragmatismos. De acuerdo a NJ.com, mientras otros candidatos buscan congraciarse con sectores moderados y equilibrar su posición en temas como la diversidad, la inmigración o los derechos LGBTIQ+. En cambio, se enfocó en cuestionar las contradicciones de sus rivales.
En la misma charla, el alcalde de Newark criticó a sus colegas que compiten en la interna demócrata por “correr al primer signo de conflicto”. Incluso los comparó con los republicanos y los acusó de “hacerse los distraídos” sobre sus fuentes de financiamiento.
En particular, señaló a Mikie Sherrill por aceptar dinero del PAC de SpaceX y a Josh Gottheimer por recibir aportes similares. Cuestionó que se plantee resolver el acceso a la vivienda mientras se aceptan fondos de inversión como Blackstone, responsables de inflar el precio de los alquileres.
“No puedes recibir dinero de un lado y votos del otro sin esperar que tus prioridades entren en conflicto. Eso va a ser un problema”, declaró. También subrayó que su función en la carrera es “desafiar a las personas a defender lo que dicen que creen”.
El problema de la vivienda, eje de la propuesta de Baraka
Según Butler, la crisis de la vivienda “toca un nervio” en Nueva Jersey. El exfuncionario afirmó que el tema atraviesa partidos y clases sociales, y puede ampliar la base de apoyo de Baraka.
En la misma línea, Micah Rasmussen, director del Rebovich Institute for New Jersey Politics, aseguró que la preocupación por los precios saltó la línea del fuego y se instaló como una prioridad para cualquier familia.
Baraka sostuvo que los demócratas hablan con los votantes de clase media “de forma equivocada”. Consideró que la gente “quiere claridad y coherencia”, sin vueltas ni contradicciones.
Una larga gestión en Newark y las críticas que lo alcanzan
En sus 11 años al frente de Newark, Baraka logró reducir los homicidios a un mínimo histórico en 2024. También lideró un proceso de revitalización que alcanzó barrios fuera del centro y evitó un avance indiscriminado de la gentrificación.
Su gestión recibió elogios por el desarrollo de la vivienda accesible y por mantener el carácter diverso de la ciudad. Sin embargo, la irrupción de Baraka en la carrera también activó cuestionamientos.
Sus críticos señalaron su cercanía con Louis Farrakhan, líder de Nation of Islam, condenado por declaraciones antisemitas y homofóbicas. Baraka lo presentó en 2004 como figura de “autoridad moral” y “fuerza espiritual”.
También recordaron sus fallas en la gestión de la crisis del agua en Newark, cuando la ciudad superó los niveles federales de plomo entre 2017 y finales de 2019, y la muerte del detective Joseph Azcona. Baraka reconoció en este último caso que “debe hacer un mejor trabajo”.
Una elección clave para el futuro del Partido Demócrata en Nueva Jersey
Nueva Jersey definirá su gobernador en uno de los pocos comicios estatales tras la victoria de Donald Trump en 2024. En ese contexto, el partido busca redibujar su identidad y revisar sus prioridades. La figura de Baraka emerge como una alternativa disruptiva en medio de una transición cargada de tensiones.
Baraka, que escribió poesía y enseñó antes de llegar a la política, dijo que su padre, el poeta activista Amiri Barakale, le recomendó nunca entregar su “licencia de poeta”. “Mi trabajo es desafiar a las personas a que defiendan lo que dicen que creen”, repitió Baraka, en una frase que resume el eje de su campaña.
Sin embargo, encuestas recientes no lo posicionan como favorito en la carrera electoral de junio. Según los datos del centro Rutgers-Eagleton, Sherrill aparece al tope de la lista demócrata con un 17% de intención de voto. Baraka, por su parte, cuenta con un 9% de apoyo. Sin embargo, su impacto es cada vez más notorio.
“No es mi problema si los demócratas no logran votos blancos. En realidad, es un problema de los demócratas”. LA NACION