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Kevin Lomónaco, el dibujito animado de carne y hueso: el crack del momento en el fútbol argentino

“Es jerarquía pura, un alma libre dentro del campo”. El pasado lunes en la sala de conferencias de la Bombonera, un exultante Julio Vaccari se esforzaba por dimensionar la enorme actuación que acababa de firmar Kevin Lomónaco, sin ser consciente de que, segundos antes, había pronunciado la frase exacta: “Parece un dibujito animado”, dijo, y a casi nadie le resultó descabellada la analogía.

Bien mirada, la poderosa figura del marcador central podría haber surgido de la imaginación de un ilustrador de cómic para protagonizar una serie destinada a un público infantil con sueños futbolísticos, con sus vestimentas holgadas, sus remeras térmicas que ignoran la temperatura ambiente, su bigote y barba discretos, y el rictus sonriente que no parece abandonar ni siquiera cuando juega.

Kevin Lomónaco

Prácticamente impasable en los duelos individuales, exacto para medir el tiempo y las distancias en los anticipos, dúctil y hasta lujoso para sacar la pelota desde el fondo, la imagen de héroe de ficción del número 26 de Independiente se acentúa con la aparente despreocupación con la que se desplaza sobre el césped. Quienes lo conocen más a fondo, sin embargo, afirman que en el interior del hombre que hoy está en boca de todo el fútbol argentino bullen otras realidades.

“Para el afuera, Kevin todo lo vive como si fuese natural, desdramatizando las situaciones, pero por dentro creo que siente que el fútbol le dio revancha y que a partir de sus fortalezas está logrando lo que siempre persiguió”, dice Soledad Barnechea. Actual secretaria general de Lanús, pero durante muchos años coordinadora de la pensión del club granate, quizás sea la persona más y cercana al alma de Lomónaco.

“Casi que cumplí el rol de madre. Era la que lo retaba, la que lo dejaba sin ir a la casa algún fin de semana si tenía notas bajas en la escuela, aunque refunfuñara”. También fue la que se sentó frente a él para ayudarlo a poner la primera piedra de su futuro cuando en 2023 el chico nacido en La Plata y crecido en Monte Chingolo regresó de Brasil con una suspensión de 360 días sin jugar por haber aceptado dinero de las apuestas y hacerse amonestar en un partido del Brasileirao. “Le dije ‘ahora tenés que empezar a laburar para reconstruirte’, y empezó, porque siempre fue un chico tenaz, inteligente, que sabe escuchar y leer el contexto, y que siempre tuvo claro adónde quería llegar”.

Con apenas 23 años, el jugador que acapara elogios partido tras partido, enamora a los hinchas de Independiente y acumula pedidos para que Lionel Scaloni le dé una oportunidad en la selección, ya conoce lo que significa tropezar y caerse. Aquella experiencia vivida con solo 20 años de edad resultó tan corta como frustrante. Red Bull Bragantino había pagado 5.000.000 de dólares por el 75 por ciento de su pase, pero apenas disputó 21 encuentros antes de inscribirse en la piel un tatuaje difícil de borrar. “Fue una pena. Tenía contrato hasta 2027, estaba consolidándose como titular, a la torcida le gustaba su juego duro y parecía en camino de convertirse en el sheriff de la defensa del Red Bull”, recuerda Ana Oliveira, periodista del periódico Bragança Em Pauta.

La mancha en el legajo no hizo más que enfatizar la impresión equívoca que podían provocar el apodo que le pusieron en la prenovena y todavía sigue llevando -Cumbia-, y el desparpajo con el que andaba por la vida. “Caminaba como esos pibes del Bronx, medio desgarbado, moviendo los hombros, con los pantalones bajos. La primera vez que lo vi pensé que si me lo cruzaba una noche por Lanús cambiaba de vereda”, cuenta Claudio Spontón, el técnico que le dio continuidad durante los dos meses que estuvo a préstamo en Platense, en 2021: “Hizo un gol a los 5 minutos de entrar el día que lo puse de lateral y después la rompió como central”.

Lomónaco entrenando con la selección Sub 23 dirigida por Javier Mashcerano, en septiembre de 2023

Si faltaba algo para alentar las sospechas sobre cierto carácter disperso, las fotos del episodio de la fiesta en el yate que el año pasado les costó la separación del plantel del Rojo a Diego Tarzia (más tarde perdonado) y Marco Pellegrino (hoy en Huracán) también mostraban la presencia de Lomónaco en el lugar, más allá de que en su caso el club nunca se planteó una sanción.

Sin embargo, quienes han tenido algún tipo de relación con él desde que inició su carrera desmienten la presunción de manera unánime. “Durante el tiempo que estuvo con nosotros jamás tuvo un problema disciplinario. Claro que le gusta la joda, pero nunca fue un pibe descontrolado, que se escapase a una fiesta ni se metiera en cosas raras”, subraya Barnechea.

Nacional Potosi's forward #19 Victor Abrego and Independiente's defender #26 Kevin Lomonaco fight for the ball during the Copa Sudamericana group stage football match between Bolivia's Nacional Potosi and Argentina's Independiente at the Victor Agustin Ugarte stadium in Potosi, Bolivia, on April 1, 2025. (Photo by AIZAR RALDES / AFP)

Muy por el contrario, “Cariñoso”, “Alegre”, “Divertido”, “Relajado”, pero también “Serio”, “Disciplinado” y “Muy profesional” son algunos de los adjetivos que se repiten cuando se pregunta por su carácter, y que Barnechea resume en pocas palabras: “Es un líder positivo”. Tal es así que, en su momento, fue un referente elegido en la pensión de Lanús para “enseñarle el camino correcto” a compañeros de mayor rebeldía y menor edad. “Represento a Kevin desde hace más de diez años y es un pan de Dios. Tiene una energía que contagia y se hace difícil no quererlo”, afirma Pepe Monje, el hombre que cuida los intereses del jugador de Independiente.

Lomónaco es un buen ejemplo de la transformación que el fútbol puede lograr en un chico criado en un barrio vulnerable y un entorno familiar no del todo solvente. “Fue el intendente del club el que nos sugirió incorporarlo a la pensión. Vivía en la misma zona y lo veía mucho en la calle porque tenía hermanos bastante más mayores y los padres estaban poco en la casa. Kevin ya jugaba en prenovena, tenía muchísima proyección y nos pareció que estar con nosotros iba a ordenarlo, en los horarios, en los estudios, en la alimentación. Y creo que acertamos”, señala Mariano Arcorace, quien dirigió el departamento juvenil granate entre 2017 y 2022.

Las cuestiones hogareñas no fueron más que la primera piedra que “Cumbia” debió saltar para alcanzar la meta de ser futbolista que se había propuesto desde pequeño. Asentarse en un club fue, tal vez, la segunda. Apenas pudo ponerse 8 veces la camiseta de Lanús en Primera. Le siguieron otras 11 en Platense y 21 en Bragantino. Tampoco en Tigre, la institución a la cual lo cedió Bragantino por un año para alejarlo de Brasil, se modificó esa línea. Suspensión mediante, solo jugó 6 encuentros, suficientes para que Sebastián Domínguez, su técnico en el Matador, llegara a varias conclusiones: “Técnicamente es extraordinario y con 23 años juega con la claridad de un veterano. Tiene mucha personalidad y enorme confianza en sus capacidades. Eso se refleja en su rendimiento”, opina.

El final del préstamo volvió a abrir interrogantes en el futuro de un jugador al que todos elogiaban pero que no conseguía hacer pie en ningún equipo. La lógica indicaba un regreso sin demasiada gloria a su “casa” del sur del Gran Buenos Aires, donde había sido campeón en 9ª y 6ª división. “Para mí tendría que haber vuelto a Lanús, nosotros todavía tenemos el 25 por ciento del pase”, sostiene todavía con algún resquemor Nicolás Russo, que cumple su cuarta etapa como presidente de la entidad. “Es uno de esos jugadores que uno quisiera tener toda la vida en el club”, afirma Arcorace. De hecho, el año pasado hubo negociaciones entre los granates y la entidad paulista para intentar el retorno.

El festejo de Lomónaco luego de la clasificación de Independiente ante Boca

Un imponderable cambió el destino. Monje lo relata de manera puntillosa: “El sábado 29 de junio de 2024 íbamos con Kevin a su última práctica en Tigre. Viajábamos desde Lomas de Zamora hablando de lo que vendría: si la vuelta a Bragantino o si algún club argentino podía estar interesado, y recordamos que Vaccari, cuando dirigía Defensa y Justicia, había mostrado su interés. Entonces, mientras él entrenaba, conseguí los contactos de Daniel Seoane y Carlos Sartori, dirigentes del Rojo. Los llamé, me respondieron que hablarían con Julio. Nos reunimos el jueves siguiente y llegamos rápido a un acuerdo. La emoción de Kevin cuando le conté que Independiente podía ser su nuevo club será difícil de olvidar”.

En 1997, Jorge Valdano había definido a Romario, O baixinho, el extraordinario centrodelantero campeón del mundo con Brasil, como “un jugador de dibujos animados”. Casi tres décadas más tarde, Julio Vaccari recurrió al mismo recurso discursivo para pintar a Kevin Lomónaco, el marcador central de andar despreocupado, vestimentas holgadas, imagen alegre y alma libre que cuida las espaldas de Independiente mientras parece divertirse dentro de la cancha. En Avellaneda no dudan cuál de los dos es el mejor candidato para protagonizar un cómic dedicado a niñas y niños con sueños de fútbol.

“Es jerarquía pura, un alma libre dentro del campo”. El pasado lunes en la sala de conferencias de la Bombonera, un exultante Julio Vaccari se esforzaba por dimensionar la enorme actuación que acababa de firmar Kevin Lomónaco, sin ser consciente de que, segundos antes, había pronunciado la frase exacta: “Parece un dibujito animado”, dijo, y a casi nadie le resultó descabellada la analogía.

Bien mirada, la poderosa figura del marcador central podría haber surgido de la imaginación de un ilustrador de cómic para protagonizar una serie destinada a un público infantil con sueños futbolísticos, con sus vestimentas holgadas, sus remeras térmicas que ignoran la temperatura ambiente, su bigote y barba discretos, y el rictus sonriente que no parece abandonar ni siquiera cuando juega.

Kevin Lomónaco

Prácticamente impasable en los duelos individuales, exacto para medir el tiempo y las distancias en los anticipos, dúctil y hasta lujoso para sacar la pelota desde el fondo, la imagen de héroe de ficción del número 26 de Independiente se acentúa con la aparente despreocupación con la que se desplaza sobre el césped. Quienes lo conocen más a fondo, sin embargo, afirman que en el interior del hombre que hoy está en boca de todo el fútbol argentino bullen otras realidades.

“Para el afuera, Kevin todo lo vive como si fuese natural, desdramatizando las situaciones, pero por dentro creo que siente que el fútbol le dio revancha y que a partir de sus fortalezas está logrando lo que siempre persiguió”, dice Soledad Barnechea. Actual secretaria general de Lanús, pero durante muchos años coordinadora de la pensión del club granate, quizás sea la persona más y cercana al alma de Lomónaco.

“Casi que cumplí el rol de madre. Era la que lo retaba, la que lo dejaba sin ir a la casa algún fin de semana si tenía notas bajas en la escuela, aunque refunfuñara”. También fue la que se sentó frente a él para ayudarlo a poner la primera piedra de su futuro cuando en 2023 el chico nacido en La Plata y crecido en Monte Chingolo regresó de Brasil con una suspensión de 360 días sin jugar por haber aceptado dinero de las apuestas y hacerse amonestar en un partido del Brasileirao. “Le dije ‘ahora tenés que empezar a laburar para reconstruirte’, y empezó, porque siempre fue un chico tenaz, inteligente, que sabe escuchar y leer el contexto, y que siempre tuvo claro adónde quería llegar”.

Con apenas 23 años, el jugador que acapara elogios partido tras partido, enamora a los hinchas de Independiente y acumula pedidos para que Lionel Scaloni le dé una oportunidad en la selección, ya conoce lo que significa tropezar y caerse. Aquella experiencia vivida con solo 20 años de edad resultó tan corta como frustrante. Red Bull Bragantino había pagado 5.000.000 de dólares por el 75 por ciento de su pase, pero apenas disputó 21 encuentros antes de inscribirse en la piel un tatuaje difícil de borrar. “Fue una pena. Tenía contrato hasta 2027, estaba consolidándose como titular, a la torcida le gustaba su juego duro y parecía en camino de convertirse en el sheriff de la defensa del Red Bull”, recuerda Ana Oliveira, periodista del periódico Bragança Em Pauta.

La mancha en el legajo no hizo más que enfatizar la impresión equívoca que podían provocar el apodo que le pusieron en la prenovena y todavía sigue llevando -Cumbia-, y el desparpajo con el que andaba por la vida. “Caminaba como esos pibes del Bronx, medio desgarbado, moviendo los hombros, con los pantalones bajos. La primera vez que lo vi pensé que si me lo cruzaba una noche por Lanús cambiaba de vereda”, cuenta Claudio Spontón, el técnico que le dio continuidad durante los dos meses que estuvo a préstamo en Platense, en 2021: “Hizo un gol a los 5 minutos de entrar el día que lo puse de lateral y después la rompió como central”.

Lomónaco entrenando con la selección Sub 23 dirigida por Javier Mashcerano, en septiembre de 2023

Si faltaba algo para alentar las sospechas sobre cierto carácter disperso, las fotos del episodio de la fiesta en el yate que el año pasado les costó la separación del plantel del Rojo a Diego Tarzia (más tarde perdonado) y Marco Pellegrino (hoy en Huracán) también mostraban la presencia de Lomónaco en el lugar, más allá de que en su caso el club nunca se planteó una sanción.

Sin embargo, quienes han tenido algún tipo de relación con él desde que inició su carrera desmienten la presunción de manera unánime. “Durante el tiempo que estuvo con nosotros jamás tuvo un problema disciplinario. Claro que le gusta la joda, pero nunca fue un pibe descontrolado, que se escapase a una fiesta ni se metiera en cosas raras”, subraya Barnechea.

Nacional Potosi's forward #19 Victor Abrego and Independiente's defender #26 Kevin Lomonaco fight for the ball during the Copa Sudamericana group stage football match between Bolivia's Nacional Potosi and Argentina's Independiente at the Victor Agustin Ugarte stadium in Potosi, Bolivia, on April 1, 2025. (Photo by AIZAR RALDES / AFP)

Muy por el contrario, “Cariñoso”, “Alegre”, “Divertido”, “Relajado”, pero también “Serio”, “Disciplinado” y “Muy profesional” son algunos de los adjetivos que se repiten cuando se pregunta por su carácter, y que Barnechea resume en pocas palabras: “Es un líder positivo”. Tal es así que, en su momento, fue un referente elegido en la pensión de Lanús para “enseñarle el camino correcto” a compañeros de mayor rebeldía y menor edad. “Represento a Kevin desde hace más de diez años y es un pan de Dios. Tiene una energía que contagia y se hace difícil no quererlo”, afirma Pepe Monje, el hombre que cuida los intereses del jugador de Independiente.

Lomónaco es un buen ejemplo de la transformación que el fútbol puede lograr en un chico criado en un barrio vulnerable y un entorno familiar no del todo solvente. “Fue el intendente del club el que nos sugirió incorporarlo a la pensión. Vivía en la misma zona y lo veía mucho en la calle porque tenía hermanos bastante más mayores y los padres estaban poco en la casa. Kevin ya jugaba en prenovena, tenía muchísima proyección y nos pareció que estar con nosotros iba a ordenarlo, en los horarios, en los estudios, en la alimentación. Y creo que acertamos”, señala Mariano Arcorace, quien dirigió el departamento juvenil granate entre 2017 y 2022.

Las cuestiones hogareñas no fueron más que la primera piedra que “Cumbia” debió saltar para alcanzar la meta de ser futbolista que se había propuesto desde pequeño. Asentarse en un club fue, tal vez, la segunda. Apenas pudo ponerse 8 veces la camiseta de Lanús en Primera. Le siguieron otras 11 en Platense y 21 en Bragantino. Tampoco en Tigre, la institución a la cual lo cedió Bragantino por un año para alejarlo de Brasil, se modificó esa línea. Suspensión mediante, solo jugó 6 encuentros, suficientes para que Sebastián Domínguez, su técnico en el Matador, llegara a varias conclusiones: “Técnicamente es extraordinario y con 23 años juega con la claridad de un veterano. Tiene mucha personalidad y enorme confianza en sus capacidades. Eso se refleja en su rendimiento”, opina.

El final del préstamo volvió a abrir interrogantes en el futuro de un jugador al que todos elogiaban pero que no conseguía hacer pie en ningún equipo. La lógica indicaba un regreso sin demasiada gloria a su “casa” del sur del Gran Buenos Aires, donde había sido campeón en 9ª y 6ª división. “Para mí tendría que haber vuelto a Lanús, nosotros todavía tenemos el 25 por ciento del pase”, sostiene todavía con algún resquemor Nicolás Russo, que cumple su cuarta etapa como presidente de la entidad. “Es uno de esos jugadores que uno quisiera tener toda la vida en el club”, afirma Arcorace. De hecho, el año pasado hubo negociaciones entre los granates y la entidad paulista para intentar el retorno.

El festejo de Lomónaco luego de la clasificación de Independiente ante Boca

Un imponderable cambió el destino. Monje lo relata de manera puntillosa: “El sábado 29 de junio de 2024 íbamos con Kevin a su última práctica en Tigre. Viajábamos desde Lomas de Zamora hablando de lo que vendría: si la vuelta a Bragantino o si algún club argentino podía estar interesado, y recordamos que Vaccari, cuando dirigía Defensa y Justicia, había mostrado su interés. Entonces, mientras él entrenaba, conseguí los contactos de Daniel Seoane y Carlos Sartori, dirigentes del Rojo. Los llamé, me respondieron que hablarían con Julio. Nos reunimos el jueves siguiente y llegamos rápido a un acuerdo. La emoción de Kevin cuando le conté que Independiente podía ser su nuevo club será difícil de olvidar”.

En 1997, Jorge Valdano había definido a Romario, O baixinho, el extraordinario centrodelantero campeón del mundo con Brasil, como “un jugador de dibujos animados”. Casi tres décadas más tarde, Julio Vaccari recurrió al mismo recurso discursivo para pintar a Kevin Lomónaco, el marcador central de andar despreocupado, vestimentas holgadas, imagen alegre y alma libre que cuida las espaldas de Independiente mientras parece divertirse dentro de la cancha. En Avellaneda no dudan cuál de los dos es el mejor candidato para protagonizar un cómic dedicado a niñas y niños con sueños de fútbol.

 El defensor central de Independiente disfruta de su presente y sueña con una convocatoria de Scaloni para la selección  LA NACION

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