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El futuro es ancestral: menos algoritmos, más rituales

Con las herramientas de sus abuelos, los materiales milenarios y una pregunta que se transforma en misión: ¿Cómo se construye el futuro del diseño a partir del diálogo entre artesanías y tecnologías?

El mes pasado, en Milán, 700 diseñadores emergentes de 37 países, incluida la Argentina, reflexionaron acerca de este desafío durante el SaloneSatellite, una de las secciones más convocantes de la 63ª edición del Salone del Mobile de Milano. Si originalmente esta sección surgió como “satélite” de la mega expo, hoy su órbita gravita en el núcleo creativo donde surgen las tendencias que definirán las próximas formas de habitar y relacionarnos con nuestro entorno.

Los Premios SaloneSatellite Award: la distinción anual de esta plataforma de diseñadores emergentes

Los jóvenes sub 35 seleccionados por Marva Griffin, curadora y creadora de esta plataforma de lanzamiento desde 1988, presentaron dispositivos, prototipos y sistemas que resignifican el saber hacer con las manos. El resultado: menos algoritmos, más rituales. Más relevamiento histórico, menos Inteligencia Artificial.

Bajo la consigna “Nueva artesanía para un mundo nuevo”, la joven guardia del diseño global concentró la energía en desarrollar propuestas que recuperan oficios milenarios, como el soplado en vidrio para las ceremonias del té, o bien, la innovación con desechos textiles para generar piezas acústicas. El papel, materia prima tradicional, fue clave para quienes optaron por luminarias que admiten difuminar la luz en forma manual.

Piedra, papel o tijera

“Me apasiona la exploración con herramientas y materiales básicos”, dice Emeline Ong, ataviada en un traje vaporoso, color rosa chicle, junto a sus criaturas. Inspirada en la transformación de los pliegues tradicionales del sureste asiático, Emeline logra los apliques Twinkle (destello) desde una superficie lisa, con estructura, volumen y presencia propia.

“Solo agua y papel moldeado a mano, comprimido en un molde que, cuando se seca, se convierte en una forma escultórica, sin necesidad de adhesivos ni aglutinantes”, dice la diseñadora industrial graduada con honores en la Universidad Nacional de Singapur.

Quienes recorrieron los espacios de la 26° edición de SaloneSatellite participaron de una estimulante reflexión sobre tecnología y artesanía

De Tokyo, Junichiro Yokota sorprendió con un dispositivo lumínico que combina papel Washi 100% natural, alambre de acero y Led. El sistema presenta múltiples pantallas ajustables a la altura deseada, realizadas con las técnicas japonesas que se transmiten de generación en generación. Se llama Toi, por “tú”, en francés, subrayando la oportunidad de la customización personal.

De las arrugas naturales del papel al vidrio soplado, Zhen Bian, el diseñador chino que creció rodeado de manga y animé, retomó las técnicas textiles para tramar objetos en vidrio de suma delicadeza. “El vidrio se teje con la idea de diseñar un juego de té en el que cada pieza resalta las cualidades únicas de las texturas que evocan la tela, combinadas con el vidrio de borosilicato, garantía de durabilidad en el tiempo”, dice Zhen, nacido y criado en Ningbo, Zhejiang, y graduado en Alemania, en la Universidad de Arte y Diseño de Karlsruhe.

La consigna que ensambló artesanía y tecnología no pasó desapercibida en el contexto del Salón Internacional del Mueble de Milán, por donde pasaron más de 300 mil visitantes. Conocer las ideas que impactan en el futuro del diseño fue un gran motor para empresarios, fabricantes y buscadores de talentos que se acercaron a esta gran constelación del diseño. O, más bien, al laboratorio de tendencias que ratifica año a año su lugar en el podio de las nuevas narrativas. En palabras de Maria Porro, presidenta del Salone, “el diseño tiene el rol de garantizar la creatividad y la revalorización de la artesanía en pos de proyectar cambios que mejoren la calidad de vida de las personas y las ciudades”.

Hijos de la crisis de finales de los 90, con más preguntas que certezas, las voces emergentes se lanzaron a trascender los límites de sus destinos y sus geografías.

Como Maria Isenia Spatola, italiana, al frente de 3Modality: diseño compacto que promete revolucionar las cocinas con espacios reducidos. Con la idea de optimizarlos, Spatola desarrolló un dispositivo único para resolver tres tareas básicas: triturar, rallar en dos texturas y tamizar. Para el diseño recurrió a la madera y al acero inoxidable, dos materiales nobles irrompibles. Y combinó el algoritmo que se ocupó del punteado preciso para el rallador con el plegado a mano de las lengüetas de madera.

“Adaptar de forma intuitiva la posición de las manos para que se muevan de forma precisa fue el punto de partida, siempre desde las funciones tradicionales de la cocina, con una pizca de innovación”, explica la diseñadora de producto graduada en Frankfurt.

La legión argentina

Las tres firmas argentinas que pusieron pie firme en el SaloneSatellite 2025 -Fiumine, Ignacio Martínez Todeschini y Orionte Estudio— dejaron su marca con propuestas que combinaron materiales innovadores y formas audaces. En la edición en que la feria también celebró la Bienal de Iluminación Euroluce, los diseñadores argentinos demostraron que su brillo estaba a la altura de las grandes ligas.

Fiumine presentó una serie de objetos escultóricos realizados a partir de descartes de ónix y mármol, trabajados con técnicas artesanales, y sumó una lámpara de mesa que fusiona la textura de la cerámica esmaltada con el vidrio soplado reciclado. El resultado: piezas que emiten una luz cálida y envolvente.

En tanto, Ignacio Martínez Todeschini, junto al estudio Iwish, colgó en el Satellite a Órbita, la luminaria inspirada en los ritmos circadianos, que puede personalizarse según las necesidades de cada usuario. Una apuesta que articula tecnología 4.0, funcionalidad y diseño de autor que este mes, además, ganó el Oro en los prestigiosos premios A’ Design Awards 2025, en la categoría Productos de Iluminación y Diseño de Fijaciones.

El impacto de la luminaria Órbita, de los diseñadores argentinos Noel e Ignacio Martínez Tosdechini

Por su parte, el diseñador cordobés Santiago Orionte lanzó Aura, un dispositivo que integra textiles y funciona como un lienzo que filtra la luz para modular su intensidad.

Premios a la sensibilidad

En esta edición, y como todos los años, se entregaron los SaloneSatellite Awards. Lejos de mirar solamente hacia atrás porque sí, el jurado compuesto por especialistas destacó proyectos que reinventan las tradiciones más antiguas para responder a las demandas del diseño actual.

Practicidad, funcionalidad y legado fueron algunos de los atributos contemplados. Paola Antonelli, presidenta del jurado y curadora senior del MoMA de Nueva York, señaló: “La artesanía es esencial para el progreso y sigue siendo crucial incluso en un mundo dominado por la inteligencia artificial y la impresión 3D. No es solo una vía para comprender la cultura material de los pueblos; encierra sabiduría ancestral sobre la naturaleza y la supervivencia, ofrece lecciones probadas de sostenibilidad. Y cuando los materiales y tecnologías son nuevos, la capacidad de trabajar con las manos es clave para impulsar la innovación”.

Minimalismo constructivo, uniones innovadoras y soluciones inteligentes se combinaron con el diseño generativo y la impresión 3D, sin renunciar al valor de las técnicas tradicionales, reinterpretadas junto a los saberes de los maestros artesanos.

“Este encuentro entre técnicas ancestrales y diseño actual asegura la creación de una identidad cultural única y nuevas opciones para el futuro”, apuntó durante la premiación Marva Griffin, la fundadora de este gran trampolín donde pegaron el salto reconocidos diseñadores argentinos. Entre otros, Cristián Mohaded, Francisco Gómez Paz, Federico Churba y Federico Varone. Y entre los internacionales, los renombrados Oki Sato (Nendo), Matali Crasset, Pedro Franco y el estudio Formafantasma.

Japón, Países Bajos, Italia y Venezuela alzaron sus banderas entre los ganadores. El primer premio fue para Kazuki Nagasawa, del estudio Super Rat, por su colección de jarrones y contenedores que ponen en valor la artesanía nipona. Fabricados con corteza como material protagónico y teñidos con técnicas tradicionales, estas piezas no solo exploran nuevas morfologías, sino que, además, reducen el impacto ambiental.

El estudio neerlandés Luis Marie reinventó técnicas tradicionales de plisado para crear un biombo textil que funciona como divisor de ambientes circular y autoportante

“Es imposible permanecer indiferente ante la belleza de un objeto-no objeto, la presencia-no presencia de estas piezas”, destacó el jurado, integrado por referentes como Michael Anastassiades, diseñador; Greta Arcila, fundadora de Glocal Design; el crítico Jean Blanchaert y la arquitecta Giulia Foscari.

El biombo de descartes textiles que contribuye a mejorar la acústica en espacios interiores ganó el segundo premio. El estudio neerlandés Luis Marie reinventó técnicas tradicionales de plisado para crear un divisor de ambientes circular y autoportante. “Utilizamos ropa usada posconsumo que se tira o se tritura. Desacelerar, conectar y sentir a través del legado de los artesanos europeos de quienes heredamos las técnicas y ahora las recuperamos para descubrir un lenguaje material en constante evolución”, dice la pareja de diseñadores Fenna Marie van der Klei y Patricio Luis Nusselder.

Un filamento rojo, casi imperceptible, se llevó el tercer premio. Fil rouge, la luminaria del italiano Riccardo Toldo, está inspirada en una leyenda japonesa que cuenta que los dioses atan un hilo rojo al dedo meñique izquierdo de cada persona, tejiendo con paciencia el mapa de los encuentros de sus vidas. Este hilo de luz, apenas un gesto, celebra un relato mitológico que encierra un aprendizaje: el hilo se puede alagar, enredarse y tensarse. Pero nunca se rompe.

Por último, la Mención Especial fue para el venezolano Juan Cortizo y su altavoz con formas biomórficas que fusiona diseño industrial y artesanía venezolana. Cortizo realizará una residencia en la Rong Design Library de Hangzhou, donde podrá profundizar las técnicas artesanales chinas en el contexto de este intercambio cultural. “La sutileza y la suavidad fueron parámetros a tener en cuenta, porque vivimos en épocas de mucho ruido y movimiento”, destacó la editora venezolana Greta Arcila, integrante del jurado.

Esta incubadora de diseñadores tejió un mapa de creatividad durante una semana a pura intensidad donde se cruzaron sus hilos, fuertes y vigorosos, en una trama que los unió con un desafío: fortalecer las redes para mejorar la calidad de vida de los próximos años, con la memoria intacta.

Con las herramientas de sus abuelos, los materiales milenarios y una pregunta que se transforma en misión: ¿Cómo se construye el futuro del diseño a partir del diálogo entre artesanías y tecnologías?

El mes pasado, en Milán, 700 diseñadores emergentes de 37 países, incluida la Argentina, reflexionaron acerca de este desafío durante el SaloneSatellite, una de las secciones más convocantes de la 63ª edición del Salone del Mobile de Milano. Si originalmente esta sección surgió como “satélite” de la mega expo, hoy su órbita gravita en el núcleo creativo donde surgen las tendencias que definirán las próximas formas de habitar y relacionarnos con nuestro entorno.

Los Premios SaloneSatellite Award: la distinción anual de esta plataforma de diseñadores emergentes

Los jóvenes sub 35 seleccionados por Marva Griffin, curadora y creadora de esta plataforma de lanzamiento desde 1988, presentaron dispositivos, prototipos y sistemas que resignifican el saber hacer con las manos. El resultado: menos algoritmos, más rituales. Más relevamiento histórico, menos Inteligencia Artificial.

Bajo la consigna “Nueva artesanía para un mundo nuevo”, la joven guardia del diseño global concentró la energía en desarrollar propuestas que recuperan oficios milenarios, como el soplado en vidrio para las ceremonias del té, o bien, la innovación con desechos textiles para generar piezas acústicas. El papel, materia prima tradicional, fue clave para quienes optaron por luminarias que admiten difuminar la luz en forma manual.

Piedra, papel o tijera

“Me apasiona la exploración con herramientas y materiales básicos”, dice Emeline Ong, ataviada en un traje vaporoso, color rosa chicle, junto a sus criaturas. Inspirada en la transformación de los pliegues tradicionales del sureste asiático, Emeline logra los apliques Twinkle (destello) desde una superficie lisa, con estructura, volumen y presencia propia.

“Solo agua y papel moldeado a mano, comprimido en un molde que, cuando se seca, se convierte en una forma escultórica, sin necesidad de adhesivos ni aglutinantes”, dice la diseñadora industrial graduada con honores en la Universidad Nacional de Singapur.

Quienes recorrieron los espacios de la 26° edición de SaloneSatellite participaron de una estimulante reflexión sobre tecnología y artesanía

De Tokyo, Junichiro Yokota sorprendió con un dispositivo lumínico que combina papel Washi 100% natural, alambre de acero y Led. El sistema presenta múltiples pantallas ajustables a la altura deseada, realizadas con las técnicas japonesas que se transmiten de generación en generación. Se llama Toi, por “tú”, en francés, subrayando la oportunidad de la customización personal.

De las arrugas naturales del papel al vidrio soplado, Zhen Bian, el diseñador chino que creció rodeado de manga y animé, retomó las técnicas textiles para tramar objetos en vidrio de suma delicadeza. “El vidrio se teje con la idea de diseñar un juego de té en el que cada pieza resalta las cualidades únicas de las texturas que evocan la tela, combinadas con el vidrio de borosilicato, garantía de durabilidad en el tiempo”, dice Zhen, nacido y criado en Ningbo, Zhejiang, y graduado en Alemania, en la Universidad de Arte y Diseño de Karlsruhe.

La consigna que ensambló artesanía y tecnología no pasó desapercibida en el contexto del Salón Internacional del Mueble de Milán, por donde pasaron más de 300 mil visitantes. Conocer las ideas que impactan en el futuro del diseño fue un gran motor para empresarios, fabricantes y buscadores de talentos que se acercaron a esta gran constelación del diseño. O, más bien, al laboratorio de tendencias que ratifica año a año su lugar en el podio de las nuevas narrativas. En palabras de Maria Porro, presidenta del Salone, “el diseño tiene el rol de garantizar la creatividad y la revalorización de la artesanía en pos de proyectar cambios que mejoren la calidad de vida de las personas y las ciudades”.

Hijos de la crisis de finales de los 90, con más preguntas que certezas, las voces emergentes se lanzaron a trascender los límites de sus destinos y sus geografías.

Como Maria Isenia Spatola, italiana, al frente de 3Modality: diseño compacto que promete revolucionar las cocinas con espacios reducidos. Con la idea de optimizarlos, Spatola desarrolló un dispositivo único para resolver tres tareas básicas: triturar, rallar en dos texturas y tamizar. Para el diseño recurrió a la madera y al acero inoxidable, dos materiales nobles irrompibles. Y combinó el algoritmo que se ocupó del punteado preciso para el rallador con el plegado a mano de las lengüetas de madera.

“Adaptar de forma intuitiva la posición de las manos para que se muevan de forma precisa fue el punto de partida, siempre desde las funciones tradicionales de la cocina, con una pizca de innovación”, explica la diseñadora de producto graduada en Frankfurt.

La legión argentina

Las tres firmas argentinas que pusieron pie firme en el SaloneSatellite 2025 -Fiumine, Ignacio Martínez Todeschini y Orionte Estudio— dejaron su marca con propuestas que combinaron materiales innovadores y formas audaces. En la edición en que la feria también celebró la Bienal de Iluminación Euroluce, los diseñadores argentinos demostraron que su brillo estaba a la altura de las grandes ligas.

Fiumine presentó una serie de objetos escultóricos realizados a partir de descartes de ónix y mármol, trabajados con técnicas artesanales, y sumó una lámpara de mesa que fusiona la textura de la cerámica esmaltada con el vidrio soplado reciclado. El resultado: piezas que emiten una luz cálida y envolvente.

En tanto, Ignacio Martínez Todeschini, junto al estudio Iwish, colgó en el Satellite a Órbita, la luminaria inspirada en los ritmos circadianos, que puede personalizarse según las necesidades de cada usuario. Una apuesta que articula tecnología 4.0, funcionalidad y diseño de autor que este mes, además, ganó el Oro en los prestigiosos premios A’ Design Awards 2025, en la categoría Productos de Iluminación y Diseño de Fijaciones.

El impacto de la luminaria Órbita, de los diseñadores argentinos Noel e Ignacio Martínez Tosdechini

Por su parte, el diseñador cordobés Santiago Orionte lanzó Aura, un dispositivo que integra textiles y funciona como un lienzo que filtra la luz para modular su intensidad.

Premios a la sensibilidad

En esta edición, y como todos los años, se entregaron los SaloneSatellite Awards. Lejos de mirar solamente hacia atrás porque sí, el jurado compuesto por especialistas destacó proyectos que reinventan las tradiciones más antiguas para responder a las demandas del diseño actual.

Practicidad, funcionalidad y legado fueron algunos de los atributos contemplados. Paola Antonelli, presidenta del jurado y curadora senior del MoMA de Nueva York, señaló: “La artesanía es esencial para el progreso y sigue siendo crucial incluso en un mundo dominado por la inteligencia artificial y la impresión 3D. No es solo una vía para comprender la cultura material de los pueblos; encierra sabiduría ancestral sobre la naturaleza y la supervivencia, ofrece lecciones probadas de sostenibilidad. Y cuando los materiales y tecnologías son nuevos, la capacidad de trabajar con las manos es clave para impulsar la innovación”.

Minimalismo constructivo, uniones innovadoras y soluciones inteligentes se combinaron con el diseño generativo y la impresión 3D, sin renunciar al valor de las técnicas tradicionales, reinterpretadas junto a los saberes de los maestros artesanos.

“Este encuentro entre técnicas ancestrales y diseño actual asegura la creación de una identidad cultural única y nuevas opciones para el futuro”, apuntó durante la premiación Marva Griffin, la fundadora de este gran trampolín donde pegaron el salto reconocidos diseñadores argentinos. Entre otros, Cristián Mohaded, Francisco Gómez Paz, Federico Churba y Federico Varone. Y entre los internacionales, los renombrados Oki Sato (Nendo), Matali Crasset, Pedro Franco y el estudio Formafantasma.

Japón, Países Bajos, Italia y Venezuela alzaron sus banderas entre los ganadores. El primer premio fue para Kazuki Nagasawa, del estudio Super Rat, por su colección de jarrones y contenedores que ponen en valor la artesanía nipona. Fabricados con corteza como material protagónico y teñidos con técnicas tradicionales, estas piezas no solo exploran nuevas morfologías, sino que, además, reducen el impacto ambiental.

El estudio neerlandés Luis Marie reinventó técnicas tradicionales de plisado para crear un biombo textil que funciona como divisor de ambientes circular y autoportante

“Es imposible permanecer indiferente ante la belleza de un objeto-no objeto, la presencia-no presencia de estas piezas”, destacó el jurado, integrado por referentes como Michael Anastassiades, diseñador; Greta Arcila, fundadora de Glocal Design; el crítico Jean Blanchaert y la arquitecta Giulia Foscari.

El biombo de descartes textiles que contribuye a mejorar la acústica en espacios interiores ganó el segundo premio. El estudio neerlandés Luis Marie reinventó técnicas tradicionales de plisado para crear un divisor de ambientes circular y autoportante. “Utilizamos ropa usada posconsumo que se tira o se tritura. Desacelerar, conectar y sentir a través del legado de los artesanos europeos de quienes heredamos las técnicas y ahora las recuperamos para descubrir un lenguaje material en constante evolución”, dice la pareja de diseñadores Fenna Marie van der Klei y Patricio Luis Nusselder.

Un filamento rojo, casi imperceptible, se llevó el tercer premio. Fil rouge, la luminaria del italiano Riccardo Toldo, está inspirada en una leyenda japonesa que cuenta que los dioses atan un hilo rojo al dedo meñique izquierdo de cada persona, tejiendo con paciencia el mapa de los encuentros de sus vidas. Este hilo de luz, apenas un gesto, celebra un relato mitológico que encierra un aprendizaje: el hilo se puede alagar, enredarse y tensarse. Pero nunca se rompe.

Por último, la Mención Especial fue para el venezolano Juan Cortizo y su altavoz con formas biomórficas que fusiona diseño industrial y artesanía venezolana. Cortizo realizará una residencia en la Rong Design Library de Hangzhou, donde podrá profundizar las técnicas artesanales chinas en el contexto de este intercambio cultural. “La sutileza y la suavidad fueron parámetros a tener en cuenta, porque vivimos en épocas de mucho ruido y movimiento”, destacó la editora venezolana Greta Arcila, integrante del jurado.

Esta incubadora de diseñadores tejió un mapa de creatividad durante una semana a pura intensidad donde se cruzaron sus hilos, fuertes y vigorosos, en una trama que los unió con un desafío: fortalecer las redes para mejorar la calidad de vida de los próximos años, con la memoria intacta.

 En Milán, los diseñadores emergentes de todo el mundo recuperan técnicas artesanales para mejorar la calidad de vida  LA NACION

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