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Los investigadores buscan develar el misterio en torno a la salud mental de la presunta autora de la masacre de Villa Crespo

Con prácticamente ninguna duda acerca de cuál fue la mecánica y la cronología del triple crimen y suicidio en el departamento A del sexto piso del edificio de Aguirre 295, los investigadores pondrán en el foco, desde esta semana, todo lo relativo al tratamiento de la patología de salud mental que padecía Laura Fernanda Leguizamón, a quien se considera única autora de la masacre de Villa Crespo, que les costó la vida a su esposo, Bernardo Adrián Seltzer, y a sus hijos, Ian e Ivo.

Durante la revisión de la escena de los crímenes, además de una nota escrita a mano con frases inconexas, pero reveladoras de una crisis psiquiátrica profunda, los investigadores hallaron blísteres de medicamentos antidepresivos y antipsicóticos.

El fiscal César Troncoso, que trabaja en el caso con detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad, le tomará declaración esta semana al psiquiatra que le recetó los psicotrópicos.

Espera comenzar a desentrañar el misterio en torno a cuál era la patología que atravesaba Leguizamón, si el tratamiento prescripto era el adecuado, si alguien controlaba que la paciente los siguiera al pie de la letra y si era previsible que el cuadro evolucionara de tal manera que provocara en la mujer un brote psicótico en el cual fuera capaz de cometer lo que en psiquiatría forense se conoce como “homicidio altruista”, en el que el paciente, en su delirio, cree que debe asesinar a quienes lo rodean para evitarles un mal incluso mayor que la muerte.

La presunción del fiscal y de los investigadores, basada en testimonios, es que Leguizamón habría discontinuado el tratamiento en los últimos dos meses. Eso podría haber acelerado su desequilibrio mental hasta un punto sin retorno.

La carta hallada en la casa de la familia Seltzer Leguizamón

Las pruebas e indicios recogidos hasta el momento dan sustento a la hipótesis de que Leguizamón, de 51 años, había sufrido hace poco menos de dos años un cuadro psiquiátrico agudo que, según confiaron a LA NACION personas del entorno de la familia, ella atribuyó a un pico de estrés. Un tratamiento consiguió estabilizarla, pero hace dos meses sufrió un nuevo episodio. A partir de ese momento, la mujer atravesó una crisis cuya manifestación cotidiana era la de una profunda depresión.

Esos voceros oficiosos dijeron que la voluntad de Leguizamón se había menguado a tal punto que permanecía la mayor parte del día en la cama, de la que solo se levantaba para compartir momentos con sus hijos. Debido a ese cuadro, Adrián Seltzer había decidido trabajar de forma remota –era consultor en una empresa dedicada al corretaje de granos– para estar en su casa, acompañarla y atenderla.

Habían puesto sus esperanzas en un tratamiento con un equipo interdisciplinario de psicólogos y psiquiatras del Hospital Italiano. Pero recién tendrían turno para la consulta en junio. Por eso, el fiscal Troncoso intenta determinar cuál era el verdadero estado de salud mental de la mujer, y si ese estado hacía presuponer un peligro que obligara a una atención urgente que, quizás, hubiese evitado la mayúscula tragedia

Con prácticamente ninguna duda acerca de cuál fue la mecánica y la cronología del triple crimen y suicidio en el departamento A del sexto piso del edificio de Aguirre 295, los investigadores pondrán en el foco, desde esta semana, todo lo relativo al tratamiento de la patología de salud mental que padecía Laura Fernanda Leguizamón, a quien se considera única autora de la masacre de Villa Crespo, que les costó la vida a su esposo, Bernardo Adrián Seltzer, y a sus hijos, Ian e Ivo.

Durante la revisión de la escena de los crímenes, además de una nota escrita a mano con frases inconexas, pero reveladoras de una crisis psiquiátrica profunda, los investigadores hallaron blísteres de medicamentos antidepresivos y antipsicóticos.

El fiscal César Troncoso, que trabaja en el caso con detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad, le tomará declaración esta semana al psiquiatra que le recetó los psicotrópicos.

Espera comenzar a desentrañar el misterio en torno a cuál era la patología que atravesaba Leguizamón, si el tratamiento prescripto era el adecuado, si alguien controlaba que la paciente los siguiera al pie de la letra y si era previsible que el cuadro evolucionara de tal manera que provocara en la mujer un brote psicótico en el cual fuera capaz de cometer lo que en psiquiatría forense se conoce como “homicidio altruista”, en el que el paciente, en su delirio, cree que debe asesinar a quienes lo rodean para evitarles un mal incluso mayor que la muerte.

La presunción del fiscal y de los investigadores, basada en testimonios, es que Leguizamón habría discontinuado el tratamiento en los últimos dos meses. Eso podría haber acelerado su desequilibrio mental hasta un punto sin retorno.

La carta hallada en la casa de la familia Seltzer Leguizamón

Las pruebas e indicios recogidos hasta el momento dan sustento a la hipótesis de que Leguizamón, de 51 años, había sufrido hace poco menos de dos años un cuadro psiquiátrico agudo que, según confiaron a LA NACION personas del entorno de la familia, ella atribuyó a un pico de estrés. Un tratamiento consiguió estabilizarla, pero hace dos meses sufrió un nuevo episodio. A partir de ese momento, la mujer atravesó una crisis cuya manifestación cotidiana era la de una profunda depresión.

Esos voceros oficiosos dijeron que la voluntad de Leguizamón se había menguado a tal punto que permanecía la mayor parte del día en la cama, de la que solo se levantaba para compartir momentos con sus hijos. Debido a ese cuadro, Adrián Seltzer había decidido trabajar de forma remota –era consultor en una empresa dedicada al corretaje de granos– para estar en su casa, acompañarla y atenderla.

Habían puesto sus esperanzas en un tratamiento con un equipo interdisciplinario de psicólogos y psiquiatras del Hospital Italiano. Pero recién tendrían turno para la consulta en junio. Por eso, el fiscal Troncoso intenta determinar cuál era el verdadero estado de salud mental de la mujer, y si ese estado hacía presuponer un peligro que obligara a una atención urgente que, quizás, hubiese evitado la mayúscula tragedia

 El objetivo de la pesquisa será develar qué patología sufría y qué tipo de control médico tenía  LA NACION

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