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Pepe Cibrián y su dolor ante la muerte de Ángel Mahler: “Fue como un hijo para mí”

“Fue como un hijo para mí, es perder la mitad de mi vida”. Pepe Cibrián aún no sale de su asombro ante la muerte de Ángel Mahler, quien fuera su discípulo, amigo y socio artístico y empresarial. Si bien es cierto que, durante años, estuvieron separados por diferencias comerciales, sus nombres siempre se mantuvieron unidos.

Cibrián-Mahler, una marca. La dupla de creadores que convirtió a Drácula, el musical en una sinfonía referente, una bisagra del género made in Argentina, el espectáculo que convirtió al Luna Park en teatro y que fue semillero de nombres como los de Juan Rodó, Paola Krum y Cecilia Milone, entre muchos otros.

“Tomé la noticia de su muerte con devastación”, reconoce Cibrián en el inicio de la charla con LA NACION. Aún no sale de su asombro. Habla de forma catártica e ininterrumpida, como quien necesita decir en voz alta aquello que, posiblemente, aún en su interior no puede procesar: “Forma parte casi de la mitad de mi vida, y lo digo en presente, lo otro son circunstancias, no hablo mal de él, sino que reconozco nuestras diferencias. Perdí a la mitad de mi vida y eso es perder mucho”, remarca Cibrián, quien también creó junto a Mahler los musicales El jorobado de París y Las mil y una noches, ambos de gran despliegue y que significaron una continuación del fenómeno Drácula, pero con menor repercusión.

Ángel Mahler y Pepe Cibrián en los inicios de Drácula, el musical

-¿Cómo conoció la noticia del fallecimiento de Mahler?

-Me enteré de su enfermedad anteayer. Le habían encontrado algo malo. Se murió tan rápido y tan joven, brutal. Es increíble como se te puede ir la vida en tres meses.

-¿Se comunicará con su familia? ¿Asistirá a su funeral?

-No iré a su velatorio, tampoco fui al de mi madre. No soportaría verlo en un cajón. Prefiero recordar todo lo otro.

A primera hora de la mañana de este domingo, en las cuentas oficiales de Ángel Mahler en las redes sociales, su familia anunció la noticia que fue sorpresiva para casi todos, incluidos sus colegas más cercanos: “Con profundo dolor, queremos comunicar que hoy falleció Ángel. El 29 de abril ingresó al sanatorio con una descompensación general grave producto de un derrame pleural. Estudios posteriores diagnosticaron melanoma metastásico, con avance en pulmón y columna”.

-¿Cómo lo recordará?

-Como un luchador, un gran trabajador. Tuvimos una relación de muchos años. Vi nacer a sus hijos, compartimos las pérdidas de nuestros padres. Viajamos, nos divertimos. Su partida es un desgarro, se fue la otra mitad.

“Vuela alto querido Ángel. Fuiste y vas a ser siempre más de la mitad de mi vida. Hoy decido quedarme con los buenos recuerdos. Saludos a nuestros padres”, posteó hoy el director y dramaturgo en su cuenta oficial de Instagram. Una despedida formal que también deja entrever, sin hipocresías, que no todo fue color de rosas en la relación.

-Actualmente, ¿estaban distanciados?

-No me hablaba desde hacía mucho tiempo.

Tú y yo

“¿Quién nos puede separar?” se preguntaba en una de sus líneas el “Tema de amor” de Drácula, ese musical de dimensiones inconmensurables que se convirtió en un antes y un después del género realizado con factoría nacional.

Acaso, esa reflexión también encierre, paradojas del destino, alguna faceta de aquello que atravesó el vinculo entre Ángel Mahler y Pepe Cibrián. Una relación creativa, productiva y también explosiva, con caracteres tan disímiles como irreconciliables.

Juan Rodó y Cecilia Milone en una escena de Drácula, el musical, durante el regreso en la temporada 2022

-¿Cuándo comenzaron a trabajar juntos?

Ángel empezó conmigo a sus 22 años. Cuando le pedí los arreglos de la versión original de Drácula, esa misma noche ya los tenía; me pareció espléndido. Primero trabajamos junto a Martín Bianchedi y luego seguimos solos.

Cibrián recuerda que, cuando Tito Lectoure y su tía Ernestina, a cargo del histórico estadio Luna Park (que hoy corre peligro de demolición o, en el mejor de los casos, de una remodelación que anule su valor patrimonial) le dieron el ok para hacer Drácula, aún ni siquiera tenía el texto de la obra escrito. “Me ofrecieron su lugar sin saber qué iba a hacer, lo que les importaba era yo”.

-¿Cuándo se sumó Mahler?

Ángel me pidió reunirse, vino con Leo Cifeli (actual secretario de Cultura de la Nación), un jovencito que estaba comenzando. Me dijo que quería hacer la música del espectáculo. Le dije que sí. Al día siguiente me llamó Mariano Mores por la misma razón, pero, como ya me había comprometido con Ángel, no pude aceptar su propuesta.

-Algunas melodías de Drácula resultan inolvidables, forman parte del acervo de la cultura popular de nuestro país.

-Fue única y maravillosa; luego hicimos El jorobado de París, trabajamos juntos como socios, él se encargaba de la producción y yo de lo artístico. Ahí están sus canciones y nuestro trabajo, su música y mi letra. Decíamos que no sabíamos donde empezaba la música y dónde arrancaba la letra, éramos una unidad. Nos entendíamos. Muy pocas veces no estuvimos de acuerdo. Le encantaban las orquestas grandes.

-No se privaban de saludar juntos en escena.

-Disfrutaba subir con él al escenario, abrazarnos y decirnos cosas por lo bajo.

-Sin embargo, la relación se truncó.

-En un momento nos separamos, tomamos una distancia durante mucho tiempo, pero luego volvimos a trabajar juntos.

Triunfadores. A pesar de los desencuentros, Ángel Mahler y Pepe Cibrián conformaron una dupla artística relevante

En abril de 2022, Pepe Cibrián y Ángel Mahler decidieron reeditar Drácula, el musical, en el Luna Park, el espacio donde la pieza había nacido el 29 de agosto de 1991. Volvió a ser un suceso de taquilla que permitió una gira nacional, temporada en Mar del Plata y presentaciones en el Movistar Arena. Sin embargo, el acuerdo de partes, un secreto a voces, relegó la presencia física de Cibrián, el autor del proyecto, en el día a día.

“Luego de ese regreso, nos volvimos a separar”, argumenta el director, hijo de los próceres de la escena Ana María Campoy y José Cibrián.

-A pesar de todo, hay un sello compartido, una marca registrada.

-Construimos una marca. Le regalé mi nombre y no me arrepentí jamás. Luego de la muerte de Tito Lectoure, me propuse que siempre sería “Cibrián-Mahler”. Los que no están muy al tanto del mundo del musical pensarán que se trata de una misma persona. Tuvimos luz en común. Siempre estará el sello “Cibrián-Mahler”.

-¿Cuál es el legado de Ángel Mahler?

-Deja lucha, trabajo, creatividad. Fue maravilloso e inolvidable. Nadie podrá ocupar su lugar.

“Fue como un hijo para mí, es perder la mitad de mi vida”. Pepe Cibrián aún no sale de su asombro ante la muerte de Ángel Mahler, quien fuera su discípulo, amigo y socio artístico y empresarial. Si bien es cierto que, durante años, estuvieron separados por diferencias comerciales, sus nombres siempre se mantuvieron unidos.

Cibrián-Mahler, una marca. La dupla de creadores que convirtió a Drácula, el musical en una sinfonía referente, una bisagra del género made in Argentina, el espectáculo que convirtió al Luna Park en teatro y que fue semillero de nombres como los de Juan Rodó, Paola Krum y Cecilia Milone, entre muchos otros.

“Tomé la noticia de su muerte con devastación”, reconoce Cibrián en el inicio de la charla con LA NACION. Aún no sale de su asombro. Habla de forma catártica e ininterrumpida, como quien necesita decir en voz alta aquello que, posiblemente, aún en su interior no puede procesar: “Forma parte casi de la mitad de mi vida, y lo digo en presente, lo otro son circunstancias, no hablo mal de él, sino que reconozco nuestras diferencias. Perdí a la mitad de mi vida y eso es perder mucho”, remarca Cibrián, quien también creó junto a Mahler los musicales El jorobado de París y Las mil y una noches, ambos de gran despliegue y que significaron una continuación del fenómeno Drácula, pero con menor repercusión.

Ángel Mahler y Pepe Cibrián en los inicios de Drácula, el musical

-¿Cómo conoció la noticia del fallecimiento de Mahler?

-Me enteré de su enfermedad anteayer. Le habían encontrado algo malo. Se murió tan rápido y tan joven, brutal. Es increíble como se te puede ir la vida en tres meses.

-¿Se comunicará con su familia? ¿Asistirá a su funeral?

-No iré a su velatorio, tampoco fui al de mi madre. No soportaría verlo en un cajón. Prefiero recordar todo lo otro.

A primera hora de la mañana de este domingo, en las cuentas oficiales de Ángel Mahler en las redes sociales, su familia anunció la noticia que fue sorpresiva para casi todos, incluidos sus colegas más cercanos: “Con profundo dolor, queremos comunicar que hoy falleció Ángel. El 29 de abril ingresó al sanatorio con una descompensación general grave producto de un derrame pleural. Estudios posteriores diagnosticaron melanoma metastásico, con avance en pulmón y columna”.

-¿Cómo lo recordará?

-Como un luchador, un gran trabajador. Tuvimos una relación de muchos años. Vi nacer a sus hijos, compartimos las pérdidas de nuestros padres. Viajamos, nos divertimos. Su partida es un desgarro, se fue la otra mitad.

“Vuela alto querido Ángel. Fuiste y vas a ser siempre más de la mitad de mi vida. Hoy decido quedarme con los buenos recuerdos. Saludos a nuestros padres”, posteó hoy el director y dramaturgo en su cuenta oficial de Instagram. Una despedida formal que también deja entrever, sin hipocresías, que no todo fue color de rosas en la relación.

-Actualmente, ¿estaban distanciados?

-No me hablaba desde hacía mucho tiempo.

Tú y yo

“¿Quién nos puede separar?” se preguntaba en una de sus líneas el “Tema de amor” de Drácula, ese musical de dimensiones inconmensurables que se convirtió en un antes y un después del género realizado con factoría nacional.

Acaso, esa reflexión también encierre, paradojas del destino, alguna faceta de aquello que atravesó el vinculo entre Ángel Mahler y Pepe Cibrián. Una relación creativa, productiva y también explosiva, con caracteres tan disímiles como irreconciliables.

Juan Rodó y Cecilia Milone en una escena de Drácula, el musical, durante el regreso en la temporada 2022

-¿Cuándo comenzaron a trabajar juntos?

Ángel empezó conmigo a sus 22 años. Cuando le pedí los arreglos de la versión original de Drácula, esa misma noche ya los tenía; me pareció espléndido. Primero trabajamos junto a Martín Bianchedi y luego seguimos solos.

Cibrián recuerda que, cuando Tito Lectoure y su tía Ernestina, a cargo del histórico estadio Luna Park (que hoy corre peligro de demolición o, en el mejor de los casos, de una remodelación que anule su valor patrimonial) le dieron el ok para hacer Drácula, aún ni siquiera tenía el texto de la obra escrito. “Me ofrecieron su lugar sin saber qué iba a hacer, lo que les importaba era yo”.

-¿Cuándo se sumó Mahler?

Ángel me pidió reunirse, vino con Leo Cifeli (actual secretario de Cultura de la Nación), un jovencito que estaba comenzando. Me dijo que quería hacer la música del espectáculo. Le dije que sí. Al día siguiente me llamó Mariano Mores por la misma razón, pero, como ya me había comprometido con Ángel, no pude aceptar su propuesta.

-Algunas melodías de Drácula resultan inolvidables, forman parte del acervo de la cultura popular de nuestro país.

-Fue única y maravillosa; luego hicimos El jorobado de París, trabajamos juntos como socios, él se encargaba de la producción y yo de lo artístico. Ahí están sus canciones y nuestro trabajo, su música y mi letra. Decíamos que no sabíamos donde empezaba la música y dónde arrancaba la letra, éramos una unidad. Nos entendíamos. Muy pocas veces no estuvimos de acuerdo. Le encantaban las orquestas grandes.

-No se privaban de saludar juntos en escena.

-Disfrutaba subir con él al escenario, abrazarnos y decirnos cosas por lo bajo.

-Sin embargo, la relación se truncó.

-En un momento nos separamos, tomamos una distancia durante mucho tiempo, pero luego volvimos a trabajar juntos.

Triunfadores. A pesar de los desencuentros, Ángel Mahler y Pepe Cibrián conformaron una dupla artística relevante

En abril de 2022, Pepe Cibrián y Ángel Mahler decidieron reeditar Drácula, el musical, en el Luna Park, el espacio donde la pieza había nacido el 29 de agosto de 1991. Volvió a ser un suceso de taquilla que permitió una gira nacional, temporada en Mar del Plata y presentaciones en el Movistar Arena. Sin embargo, el acuerdo de partes, un secreto a voces, relegó la presencia física de Cibrián, el autor del proyecto, en el día a día.

“Luego de ese regreso, nos volvimos a separar”, argumenta el director, hijo de los próceres de la escena Ana María Campoy y José Cibrián.

-A pesar de todo, hay un sello compartido, una marca registrada.

-Construimos una marca. Le regalé mi nombre y no me arrepentí jamás. Luego de la muerte de Tito Lectoure, me propuse que siempre sería “Cibrián-Mahler”. Los que no están muy al tanto del mundo del musical pensarán que se trata de una misma persona. Tuvimos luz en común. Siempre estará el sello “Cibrián-Mahler”.

-¿Cuál es el legado de Ángel Mahler?

-Deja lucha, trabajo, creatividad. Fue maravilloso e inolvidable. Nadie podrá ocupar su lugar.

 El director y el músico conformaron una sociedad artística que fue la responsable de, entre otros títulos, Drácula, el musical, que se convirtió en un hito del género  LA NACION

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