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Dejó Rusia por la guerra y creó una búsqueda del tesoro para descubrir los secretos de Buenos Aires

Antes de que todos tuviesen una pantalla en sus manos, los juegos como la escondida, la mancha y la búsqueda del tesoro eran las actividades más populares para que los chicos se divirtieran. El último era de los más desafiantes, ya que los participantes deben seguir pistas para encontrar un objeto escondido. Como el juego puede ser adaptado a diferentes entornos, desde la casa hasta espacios públicos, es que Irina Zvereva cuando llegó de Rusia a nuestro país se le ocurrió organizar búsquedas del tesoro como un plan lúdico y distinto para descubrir lugares emblemáticos de Buenos Aires.

Irina nació en los años 90, en plena transformación social en Rusia. Está en pareja y tiene dos hijos, uno que llegó al país con ellos y una beba que nació aquí. “Este país ya forma parte de nuestra familia”, asegura.

En Rusia trabajaba en ventas, pero además había empezado a formarse en desarrollo de aplicaciones porque quería tener una profesión que le permitiera trabajar desde cualquier lugar. En 2022, cuando las fuerzas armadas de su país invadieron Ucrania, Irina y su pareja pensaron en diferentes destinos para emigrar junto a su hijo.

Su primera opción fue Europa, pero varios amigos de ellos vivían en Buenos Aires y le dijeron algo que nunca olvidará: “Es el lugar más abierto y amable del mundo, sobre todo si tenés hijos”. Hoy, después de tres años, asegura que aquella frase es cierta y la comprobó sintiéndose bienvenida desde el primer día.

Creó una búsqueda del tesoro para conocer Buenos Aires

De todas formas, la llegada a la Argentina fue intensa: el idioma, el clima, los ritmos, incluso la forma de cruzar la calle, pero también toda aquella novedad le resultó emocionante. “Vinimos con un hijo, sin certezas, en medio de una ola migratoria. Y aunque había mucha gente como nosotros, no fue fácil”, cuenta Irina.

Su primera sorpresa fue el invierno: “En San Petersburgo tenían -28° afuera y +24° adentro. Acá, +10° afuera y +18° adentro. Vivíamos con medias suéteres”, recuerda. Lo cierto es que se sentía cansada, perdida, con la cabeza llena de preguntas, recurrió a pedir ayuda a una psicóloga, “por suerte acá pedir ayuda no es tabú”, se sincera Irina. Aquella psicóloga le aconsejó: “Salí a caminar. Observá. Tocá tu nuevo barrio”. Eso hizo, salió, caminó y nació una idea.

El nacimiento de una idea

Irina lo sabe, no hay mejor forma de conocer una ciudad que perdiéndose entre sus calles. En Rusia existe el deporte de orientación con pistas y desafíos para recorrer barrios, la idea ya la conocía, pero lo que era nuevo era su necesidad de adaptarse, de conectar con este lugar nuevo y hacerlo hogar.

“Buenos Aires me lo puso fácil: cada esquina tenía una historia, una estatua escondida, un detalle que pedía ser descubierto. Caminar es mi manera de conocer el lugar donde vivo, y de ahí nació la idea de combinar exploración, historia y cultura en un formato interactivo”, explica Irina. Así nació Geopie, una forma de aprender, jugar, pero también de pertenecer.

Un juego pensado para toda la familia

Cómo se juega a la búsqueda del tesoro en Geopie

En su cuenta de Instagram @geopieba anuncia fechas y barrios como Recoleta, San Telmo, Palermo, entre otros, donde se hará la búsqueda del tesoro.

Se juega en equipos que forma una familia o grupo de amigos y se asigna un número para cada uno. Después se elige qué categoría de juego si quiere hacer: Amarilla son hasta 2,5 kilómetros (2 horas) y es perfecta para familias y principiantes, no tiene límite de tiempo y se puede hacer en auto, en bici o a pie; Naranja son hasta 5 km (2-3 horas), se tiene en cuenta el tiempo y solo se puede ir a pie, es ideal si se tiene hijos más grandes; Roja hasta 10 km (3-5 horas), es para los que ya conocen el formato del juego y quieren resolver el máximo número de acertijos.

Al comenzar se entrega a cada equipo un papel que contiene las pistas, por ejemplo: “Encontrá el local de joyas con el nombre de la novela más famosa de Robert Louis Stevenson”.

Al llegar a cada sitio se debe sacar una foto grupal para subir en la plataforma y demostrar que llegaron, además en cada uno está lo que se llama Punto de Control, que es un acertijo o juego para hacer, por ejemplo: “¿Cuántos ángeles alados podés contar en fachada? Ingresá el número exacto”. Los ganadores se definen por tiempo y por cantidad de respuestas correctas.

Cada equipo tiene su número

“Conocé tu barrio como conocés a tu familia”

La primera edición fue hace un año y medio y fue una versión de 10 km dirigida al público rusoparlante. Pero no tardaron en sumarse familias locales, curiosos, amigos de amigos, ya lleva más de 25 juegos entre abierto al público y como eventos privados para empresas, cumpleaños o colegios.

Asegura que diseñar una distancia es un proceso creativo, pero también tiene una metodología específica: desde la cantidad de lugares hasta el tipo de acertijos. “Cada recorrido tiene una distancia pensada y una combinación de historia, cultura e imaginación”, explica Irina. No importa el barrio que se elija para jugar, en cada uno hay un minucioso trabajo detrás. Ella escucha mucho la experiencia de los participantes que le sirve para mejorar y ajustar las rutas, es un juego que disfruta, que la conecta con nuestro país y con la gente.

La abuela de Irina decía: “Conocé tu barrio como conocés a tu familia”, ella le agrega: “¡Jugando es mucho más fácil”.

Antes de que todos tuviesen una pantalla en sus manos, los juegos como la escondida, la mancha y la búsqueda del tesoro eran las actividades más populares para que los chicos se divirtieran. El último era de los más desafiantes, ya que los participantes deben seguir pistas para encontrar un objeto escondido. Como el juego puede ser adaptado a diferentes entornos, desde la casa hasta espacios públicos, es que Irina Zvereva cuando llegó de Rusia a nuestro país se le ocurrió organizar búsquedas del tesoro como un plan lúdico y distinto para descubrir lugares emblemáticos de Buenos Aires.

Irina nació en los años 90, en plena transformación social en Rusia. Está en pareja y tiene dos hijos, uno que llegó al país con ellos y una beba que nació aquí. “Este país ya forma parte de nuestra familia”, asegura.

En Rusia trabajaba en ventas, pero además había empezado a formarse en desarrollo de aplicaciones porque quería tener una profesión que le permitiera trabajar desde cualquier lugar. En 2022, cuando las fuerzas armadas de su país invadieron Ucrania, Irina y su pareja pensaron en diferentes destinos para emigrar junto a su hijo.

Su primera opción fue Europa, pero varios amigos de ellos vivían en Buenos Aires y le dijeron algo que nunca olvidará: “Es el lugar más abierto y amable del mundo, sobre todo si tenés hijos”. Hoy, después de tres años, asegura que aquella frase es cierta y la comprobó sintiéndose bienvenida desde el primer día.

Creó una búsqueda del tesoro para conocer Buenos Aires

De todas formas, la llegada a la Argentina fue intensa: el idioma, el clima, los ritmos, incluso la forma de cruzar la calle, pero también toda aquella novedad le resultó emocionante. “Vinimos con un hijo, sin certezas, en medio de una ola migratoria. Y aunque había mucha gente como nosotros, no fue fácil”, cuenta Irina.

Su primera sorpresa fue el invierno: “En San Petersburgo tenían -28° afuera y +24° adentro. Acá, +10° afuera y +18° adentro. Vivíamos con medias suéteres”, recuerda. Lo cierto es que se sentía cansada, perdida, con la cabeza llena de preguntas, recurrió a pedir ayuda a una psicóloga, “por suerte acá pedir ayuda no es tabú”, se sincera Irina. Aquella psicóloga le aconsejó: “Salí a caminar. Observá. Tocá tu nuevo barrio”. Eso hizo, salió, caminó y nació una idea.

El nacimiento de una idea

Irina lo sabe, no hay mejor forma de conocer una ciudad que perdiéndose entre sus calles. En Rusia existe el deporte de orientación con pistas y desafíos para recorrer barrios, la idea ya la conocía, pero lo que era nuevo era su necesidad de adaptarse, de conectar con este lugar nuevo y hacerlo hogar.

“Buenos Aires me lo puso fácil: cada esquina tenía una historia, una estatua escondida, un detalle que pedía ser descubierto. Caminar es mi manera de conocer el lugar donde vivo, y de ahí nació la idea de combinar exploración, historia y cultura en un formato interactivo”, explica Irina. Así nació Geopie, una forma de aprender, jugar, pero también de pertenecer.

Un juego pensado para toda la familia

Cómo se juega a la búsqueda del tesoro en Geopie

En su cuenta de Instagram @geopieba anuncia fechas y barrios como Recoleta, San Telmo, Palermo, entre otros, donde se hará la búsqueda del tesoro.

Se juega en equipos que forma una familia o grupo de amigos y se asigna un número para cada uno. Después se elige qué categoría de juego si quiere hacer: Amarilla son hasta 2,5 kilómetros (2 horas) y es perfecta para familias y principiantes, no tiene límite de tiempo y se puede hacer en auto, en bici o a pie; Naranja son hasta 5 km (2-3 horas), se tiene en cuenta el tiempo y solo se puede ir a pie, es ideal si se tiene hijos más grandes; Roja hasta 10 km (3-5 horas), es para los que ya conocen el formato del juego y quieren resolver el máximo número de acertijos.

Al comenzar se entrega a cada equipo un papel que contiene las pistas, por ejemplo: “Encontrá el local de joyas con el nombre de la novela más famosa de Robert Louis Stevenson”.

Al llegar a cada sitio se debe sacar una foto grupal para subir en la plataforma y demostrar que llegaron, además en cada uno está lo que se llama Punto de Control, que es un acertijo o juego para hacer, por ejemplo: “¿Cuántos ángeles alados podés contar en fachada? Ingresá el número exacto”. Los ganadores se definen por tiempo y por cantidad de respuestas correctas.

Cada equipo tiene su número

“Conocé tu barrio como conocés a tu familia”

La primera edición fue hace un año y medio y fue una versión de 10 km dirigida al público rusoparlante. Pero no tardaron en sumarse familias locales, curiosos, amigos de amigos, ya lleva más de 25 juegos entre abierto al público y como eventos privados para empresas, cumpleaños o colegios.

Asegura que diseñar una distancia es un proceso creativo, pero también tiene una metodología específica: desde la cantidad de lugares hasta el tipo de acertijos. “Cada recorrido tiene una distancia pensada y una combinación de historia, cultura e imaginación”, explica Irina. No importa el barrio que se elija para jugar, en cada uno hay un minucioso trabajo detrás. Ella escucha mucho la experiencia de los participantes que le sirve para mejorar y ajustar las rutas, es un juego que disfruta, que la conecta con nuestro país y con la gente.

La abuela de Irina decía: “Conocé tu barrio como conocés a tu familia”, ella le agrega: “¡Jugando es mucho más fácil”.

 Cuando Irina vino a la Argentina se sentía cansada, perdida, con la cabeza llena de preguntas; adaptó un juego de la infancia lan lúdico  LA NACION

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