Las formas más saludables de cocinar huevos para potenciar sus proteínas, según expertos

El huevo es uno de esos alimentos que parecen tenerlo todo: es accesible, fácil de preparar y aporta una dosis importante de proteínas de alta calidad. Por eso, no sorprende que sea una figura clave en todo tipo de planes alimenticios, desde los más estrictos hasta los más caseros. Sin embargo, aunque muchos lo consumen a diario, no todos saben que la forma en que se cocina influye directamente en cuánto se aprovechan sus nutrientes. Debido a esto, entender cuál es el método más adecuado para prepararlo puede marcar una gran diferencia en la calidad de la alimentación y en la manera en que el cuerpo incorpora sus beneficios.
Este alimento se puede preparar de múltiples maneras, algunas más saludables que otras, y cada forma de cocción tiene un impacto distinto en sus propiedades nutricionales. De hecho, según cómo se cocine, varía no solo su textura y sabor, sino también la cantidad de proteínas que el cuerpo puede absorber. Por eso, aunque su versatilidad lo convierte en un alimento estrella en cualquier menú, es fundamental prestar atención a los métodos que mejor conservan y potencian sus beneficios.
Las proteínas, uno de los tres macronutrientes esenciales, son cruciales para la formación y regeneración de tejidos, así como para el buen funcionamiento del cuerpo. Justamente, el huevo, además de ser económico y apto para muchas recetas, es una de las fuentes más completas de este nutriente. Sin embargo, su valor nutricional puede verse alterado según el método de cocción elegido. No se trata solo de una cuestión de sabor o textura: la forma en la que se cocina también influye directamente en la calidad y digestibilidad de sus proteínas.
A continuación, se dan a conocer las maneras más saludables de prepararlo para aprovechar al máximo sus beneficios, según dio a conocer la revista especializada Healthline:
- Optar por métodos de cocción bajos en calorías: prepararlos hervidos o en su versión poché es ideal para conservar su perfil proteico sin agregar grasas. Estos métodos son suaves con los nutrientes y mantienen bajo el contenido calórico.
- Combinar los huevos con vegetales: una tortilla o revuelto con espinaca, tomate o champiñones no solo suma sabor, sino también fibra, antioxidantes y vitaminas, haciendo del plato una opción más completa y balanceada.
- Utilizar aceites estables a altas temperaturas: si se opta por la versión frita u omelette, conviene usar aceites como el de palta o el de girasol alto oleico, que resisten mejor el calor y ayudan a evitar la formación de compuestos dañinos.
- No sobrecocinar los huevos: tanto si se los hace duros, revueltos o al horno, es importante no excederse con el tiempo de cocción. Cocinarlos demasiado puede reducir su valor nutritivo y oxidar el colesterol de la yema.
Las recomendaciones antes de sumar huevo a la dieta diaria
Antes de incluir el huevo como parte habitual de la alimentación, es fundamental considerar algunos aspectos vinculados a la salud y a las necesidades individuales. Aunque se trata de un alimento muy completo, quienes padecen ciertas afecciones, como hipercolesterolemia o alergias alimentarias, deben consultar con un profesional de la salud antes de aumentar su consumo. También es recomendable prestar atención al origen del producto, priorizando huevos de producción controlada y con certificaciones que garanticen buenas prácticas sanitarias.
Además, para reducir el riesgo de intoxicaciones alimentarias, es clave asegurar una correcta manipulación e higiene. Esto incluye mantener los huevos refrigerados, evitar consumirlos crudos o con la yema completamente líquida —especialmente en embarazadas, niños y personas mayores—, y lavarse las manos antes y después de manipularlos. Sin dudas, incorporado de forma responsable, el huevo puede convertirse en un gran aliado de una dieta equilibrada.
El huevo es uno de esos alimentos que parecen tenerlo todo: es accesible, fácil de preparar y aporta una dosis importante de proteínas de alta calidad. Por eso, no sorprende que sea una figura clave en todo tipo de planes alimenticios, desde los más estrictos hasta los más caseros. Sin embargo, aunque muchos lo consumen a diario, no todos saben que la forma en que se cocina influye directamente en cuánto se aprovechan sus nutrientes. Debido a esto, entender cuál es el método más adecuado para prepararlo puede marcar una gran diferencia en la calidad de la alimentación y en la manera en que el cuerpo incorpora sus beneficios.
Este alimento se puede preparar de múltiples maneras, algunas más saludables que otras, y cada forma de cocción tiene un impacto distinto en sus propiedades nutricionales. De hecho, según cómo se cocine, varía no solo su textura y sabor, sino también la cantidad de proteínas que el cuerpo puede absorber. Por eso, aunque su versatilidad lo convierte en un alimento estrella en cualquier menú, es fundamental prestar atención a los métodos que mejor conservan y potencian sus beneficios.
Las proteínas, uno de los tres macronutrientes esenciales, son cruciales para la formación y regeneración de tejidos, así como para el buen funcionamiento del cuerpo. Justamente, el huevo, además de ser económico y apto para muchas recetas, es una de las fuentes más completas de este nutriente. Sin embargo, su valor nutricional puede verse alterado según el método de cocción elegido. No se trata solo de una cuestión de sabor o textura: la forma en la que se cocina también influye directamente en la calidad y digestibilidad de sus proteínas.
A continuación, se dan a conocer las maneras más saludables de prepararlo para aprovechar al máximo sus beneficios, según dio a conocer la revista especializada Healthline:
- Optar por métodos de cocción bajos en calorías: prepararlos hervidos o en su versión poché es ideal para conservar su perfil proteico sin agregar grasas. Estos métodos son suaves con los nutrientes y mantienen bajo el contenido calórico.
- Combinar los huevos con vegetales: una tortilla o revuelto con espinaca, tomate o champiñones no solo suma sabor, sino también fibra, antioxidantes y vitaminas, haciendo del plato una opción más completa y balanceada.
- Utilizar aceites estables a altas temperaturas: si se opta por la versión frita u omelette, conviene usar aceites como el de palta o el de girasol alto oleico, que resisten mejor el calor y ayudan a evitar la formación de compuestos dañinos.
- No sobrecocinar los huevos: tanto si se los hace duros, revueltos o al horno, es importante no excederse con el tiempo de cocción. Cocinarlos demasiado puede reducir su valor nutritivo y oxidar el colesterol de la yema.
Las recomendaciones antes de sumar huevo a la dieta diaria
Antes de incluir el huevo como parte habitual de la alimentación, es fundamental considerar algunos aspectos vinculados a la salud y a las necesidades individuales. Aunque se trata de un alimento muy completo, quienes padecen ciertas afecciones, como hipercolesterolemia o alergias alimentarias, deben consultar con un profesional de la salud antes de aumentar su consumo. También es recomendable prestar atención al origen del producto, priorizando huevos de producción controlada y con certificaciones que garanticen buenas prácticas sanitarias.
Además, para reducir el riesgo de intoxicaciones alimentarias, es clave asegurar una correcta manipulación e higiene. Esto incluye mantener los huevos refrigerados, evitar consumirlos crudos o con la yema completamente líquida —especialmente en embarazadas, niños y personas mayores—, y lavarse las manos antes y después de manipularlos. Sin dudas, incorporado de forma responsable, el huevo puede convertirse en un gran aliado de una dieta equilibrada.
Descubrí cómo distintas técnicas culinarias influyen en el valor nutricional de este alimento y cuáles son las mejores opciones para maximizar beneficios para la salud LA NACION