Colapinto sufre algo peor que ser el último de la fila: no saber por qué su Alpine no anda

BARCELONA.- Explicaciones no son disculpas. La eficacia de la herramienta, el auto, y las circunstancias externas suelen servir de explicaciones en automovilismo. Algunos pilotos creen que también son disculpas. No es el caso del Franco Colapinto que llegó como una tromba, cuando caía la tarde en Montmeló, al “corralito” donde los 20 pilotos de Fórmula 1 responden los viernes solo a las plataformas televisivas que pagan derechos.
Había quedado a más de nueve décimas detrás de su compañero Pierre Gasly, una eternidad. Tenía el rostro tan cansado por el estrés de verse en esa posición como tenso por el disgusto que claramente lo desbordaba. Fue escueto, directo y quizás demasiado duro consigo mismo. Cada uno de los pocos segundos en los que habló para los enviados de ESPN valen por mil comentarios: “No encontré el ritmo. El auto estaba muy desconectado de adelante y de atrás. Y con la goma dura nos fue bastante peor. Pero se trató de un día duro, tratando de entender un poco la ‘data’ y dónde pierdo, pero físicamente hay lugares en los que no pude recuperar tanto tiempo. Intentaré llegar de mejor forma mañana después de interpretar un poco todo lo que pasa”.
La comparación con su compañero, está dicho, no era para nada auspiciosa: “El auto de Gasly tiene un fondo nuevo, hay un par de cosas distintas, pero nada que marque tanta diferencia. Insisto: es entender mejor y traer ideas y soluciones para mañana. Pero realmente fue un día complicado, no me sentí muy cómodo. Y no me resulta fácil explicar las pérdidas”.
Un fondo curvo diferente, ¿cuánto tiempo de ventaja puede dar en la Fórmula 1 actual? ¿Dos décimas, tres? Franco lo sabe, por eso no se esconde.
Este enviado ya lo ha visto en otras jornadas incluso bastante buenas, pero en las que él consideraba que debería haber rendido más. Ahora no podía mezclar el disgusto consigo con un factor positivo, mientras la tarde perdía temperatura y los Porsche de la Copa Internacional metían ruido en todas las grabaciones. Volvía a apoderarse de él ese afán de perfección que tantas veces lo impulsó hacia adelante en la Fórmula 3 y en la Fórmula 2.
Como él dice, analizará la “data” para saber dónde pierde, pero en realidad, la respuesta estará en qué medir y sentir al volante para corregir ese déficit. El sábado será otro día y probablemente se compruebe cómo se recupera. Pelear seguro que lo hará, porque ya lo ha hecho antes. Que eso sea suficiente para que su lado del garaje en el equipo Alpine y su jefe directo, Flavio Briatore, se sientan satisfechos tras la prueba de clasificación es otra cosa.
El show de Briatore
La sala estaba repleta de periodistas. Y su disposición seguía el protocolo habitual de la FIA. Un par de sofás largos donde se sentaron Christian Horner, el jefe de Red Bull, Flavio Briatore al centro y Mario Isola, responsable de F1 de Pirelli. En otro sillón, micrófono en manos, el presentador periodista designado por la FIA.
Al costado derecho, algo alejados, los responsables de prensa de ambos equipos y del fabricante de neumáticos, grabando y observando el responsable de acreditaciones de la FIA, Romain De Lau, para dar inicio y final a una ceremonia usualmente demasiado formal. Como un cónclave de cardenales.
Pero con Flavio en la sala no podía ser así. Y los periodistas van directos a la yugular:
-¿Va a contratar a Mick Schumacher?
-Sí, seguro (en tono sarcástico). Todos hablan de eso. No es una cuestión sobre la que preguntar aquí (hizo un gesto de cortar el tema con la mano izquierda). Siguiente pregunta.
-¿Cómo juzga el rendimiento de Colapinto? ¿Hay alguna actualización sobre el número de carreras en las que él competirá para usted?
-Necesitamos un momento para juzgar a Franco. Veremos qué pasa en esta carrera. Necesitamos una carrera completa. Esta será la primera carrera completa de Franco (con Alpine). No hablé de cinco carreras, de cuatro, de tres. Si Colapinto rinde, estará en el auto. Si no, veremos. Este año, 2025, lo necesitamos para prepararnos para 2026. Así que cualquier experimento que tenga que hacer, lo haré. No sé en este momento si Franco se quedará por toda la temporada. Depende del rendimiento, de nada más.
Sin solución por la tarde
Faltaba una hora todavía para la segunda sesión del día. Colapinto emergió del hospitality de tres plantas de Alpine con su vestimenta de civil habitual en el paddock: remera azul oscura de Alpine y “chinos” beige. Como corresponde hoy en día a los pilotos-atletas de F1, llevaba en su mano izquierda un termo. No, no era para el agua del mate sino para la bebida isotónica imprescindible para no acabar deshidratado tras una dura jornada de calor (31°C) en Montmeló. De la tapa del termo emergía una cánula de plástico que invariablemente termina en la boca de los pilotos. Sobre todo cuando no quieren hablar y hacerse los distraídos.
Franco caminó decidido, ¡oh milagro! sin que nadie le persiguiera hacia su garaje, pasando frente a una zona de restauración donde es posible tomar algún refresco, algún tequila y un helado. Allí estaba, con rostro triste, Mick Doohan, cuyo hijo Jack oficia de piloto reserva en Barcelona, aunque no se lo vio exponerse en la calle del paddock este viernes. Mick estaba solo, pensativo. Cada día que acompaña a su hijo es un día de dolor psíquico para quien ya ha manifestado que no fue justo quitarle su butaca.
Hola Franco 👋 pic.twitter.com/PW6Hc3ts2n
— BWT Alpine Formula One Team (@AlpineF1Team) May 30, 2025
Mientras Franco desaparecía entre los camiones de Alpine y Aston Martin, sonaba fuerte y bien cantada por una señorita la canción “Capullito de Alelí”. “Porque tú sabes que sin ti, la vida es nada, para mí”.
Sabe muy bien Jack y ya lo está aprendiendo aceleradamente Franco que este mundo de la Fórmula 1 no es precisamente un lecho de alelíes (ni de rosas, claro). La desilusión del viernes en el circuito cercano a Barcelona comenzó a gestarse ya en la primera sesión del día de una hora, la FP1.
En una sesión de exploración de neumáticos por parte del equipo Alpine, Gasly estableció el décimo tiempo de la sesión con neumáticos blandos. Colapinto quedaba último, a 1,8s del más rápido, Lando Norris. También quedó a 0,794s de Gasly. Logró su mejor tiempo al poner el neumático más blando. Probó una tanda larga de 15 vueltas con los neumáticos medios para comparar duración y evolución con una tanda similar de Gasly con los duros.
Entró cuatro veces a boxes, dos veces le regularon el ala delantera, supuestamente para darle más agarre al eje delantero. Sin embargo era evidente que el coche se le movía mucho de atrás. Con el blando tuvo solo tres vueltas útiles y entró a boxes porque le advirtieron de un importante aumento de temperatura en la zona trasera del coche.
En el garaje descubrieron una pérdida hidráulica que originó un principio de incendio que quedó solo en eso, una amenaza. Pero no pudo volver a pista en los últimos 20 minutos de la sesión. Y allí estaba, último y teniendo que esperar. Hasta más tarde.
Dio igual. En la segunda sesión, Gasly a lo suyo. Con su propio y nuevo fondo curvo. Faltando menos de 30 minutos señaló su mejor tiempo con neumáticos blandos: 1m13,385s. Al final quedaría octavo a 0,625s del más rápido del día, Oscar Piastri con McLaren. Franco, con los blandos también, solo llegó a marcar 1m14,303s. Quedaba a 1,543s de Piastri y a 0,918 de su compañero francés.
Realmente preocupante. Para el equipo, pero más para el pilarense. Debutante con Williams, logrando puntos y excelentes tiempos, Imola fue una pesadilla con un accidente, Mónaco un desfile en el que no valía la pena arriesgar. Pero aquí, en una pista muy conocida por él, donde la octava posición de Gasly, al menos este viernes, ratifica el potencial del A525 para estar en la Q3 en la clasificación, Colapinto quedó como un boxeador al que le sacan el banquito cuando empieza el round. Está solo, en medio del ring y ya no vale dar explicaciones. A ver si el sábado da una trompada de knock-out…
BARCELONA.- Explicaciones no son disculpas. La eficacia de la herramienta, el auto, y las circunstancias externas suelen servir de explicaciones en automovilismo. Algunos pilotos creen que también son disculpas. No es el caso del Franco Colapinto que llegó como una tromba, cuando caía la tarde en Montmeló, al “corralito” donde los 20 pilotos de Fórmula 1 responden los viernes solo a las plataformas televisivas que pagan derechos.
Había quedado a más de nueve décimas detrás de su compañero Pierre Gasly, una eternidad. Tenía el rostro tan cansado por el estrés de verse en esa posición como tenso por el disgusto que claramente lo desbordaba. Fue escueto, directo y quizás demasiado duro consigo mismo. Cada uno de los pocos segundos en los que habló para los enviados de ESPN valen por mil comentarios: “No encontré el ritmo. El auto estaba muy desconectado de adelante y de atrás. Y con la goma dura nos fue bastante peor. Pero se trató de un día duro, tratando de entender un poco la ‘data’ y dónde pierdo, pero físicamente hay lugares en los que no pude recuperar tanto tiempo. Intentaré llegar de mejor forma mañana después de interpretar un poco todo lo que pasa”.
La comparación con su compañero, está dicho, no era para nada auspiciosa: “El auto de Gasly tiene un fondo nuevo, hay un par de cosas distintas, pero nada que marque tanta diferencia. Insisto: es entender mejor y traer ideas y soluciones para mañana. Pero realmente fue un día complicado, no me sentí muy cómodo. Y no me resulta fácil explicar las pérdidas”.
Un fondo curvo diferente, ¿cuánto tiempo de ventaja puede dar en la Fórmula 1 actual? ¿Dos décimas, tres? Franco lo sabe, por eso no se esconde.
Este enviado ya lo ha visto en otras jornadas incluso bastante buenas, pero en las que él consideraba que debería haber rendido más. Ahora no podía mezclar el disgusto consigo con un factor positivo, mientras la tarde perdía temperatura y los Porsche de la Copa Internacional metían ruido en todas las grabaciones. Volvía a apoderarse de él ese afán de perfección que tantas veces lo impulsó hacia adelante en la Fórmula 3 y en la Fórmula 2.
Como él dice, analizará la “data” para saber dónde pierde, pero en realidad, la respuesta estará en qué medir y sentir al volante para corregir ese déficit. El sábado será otro día y probablemente se compruebe cómo se recupera. Pelear seguro que lo hará, porque ya lo ha hecho antes. Que eso sea suficiente para que su lado del garaje en el equipo Alpine y su jefe directo, Flavio Briatore, se sientan satisfechos tras la prueba de clasificación es otra cosa.
El show de Briatore
La sala estaba repleta de periodistas. Y su disposición seguía el protocolo habitual de la FIA. Un par de sofás largos donde se sentaron Christian Horner, el jefe de Red Bull, Flavio Briatore al centro y Mario Isola, responsable de F1 de Pirelli. En otro sillón, micrófono en manos, el presentador periodista designado por la FIA.
Al costado derecho, algo alejados, los responsables de prensa de ambos equipos y del fabricante de neumáticos, grabando y observando el responsable de acreditaciones de la FIA, Romain De Lau, para dar inicio y final a una ceremonia usualmente demasiado formal. Como un cónclave de cardenales.
Pero con Flavio en la sala no podía ser así. Y los periodistas van directos a la yugular:
-¿Va a contratar a Mick Schumacher?
-Sí, seguro (en tono sarcástico). Todos hablan de eso. No es una cuestión sobre la que preguntar aquí (hizo un gesto de cortar el tema con la mano izquierda). Siguiente pregunta.
-¿Cómo juzga el rendimiento de Colapinto? ¿Hay alguna actualización sobre el número de carreras en las que él competirá para usted?
-Necesitamos un momento para juzgar a Franco. Veremos qué pasa en esta carrera. Necesitamos una carrera completa. Esta será la primera carrera completa de Franco (con Alpine). No hablé de cinco carreras, de cuatro, de tres. Si Colapinto rinde, estará en el auto. Si no, veremos. Este año, 2025, lo necesitamos para prepararnos para 2026. Así que cualquier experimento que tenga que hacer, lo haré. No sé en este momento si Franco se quedará por toda la temporada. Depende del rendimiento, de nada más.
Sin solución por la tarde
Faltaba una hora todavía para la segunda sesión del día. Colapinto emergió del hospitality de tres plantas de Alpine con su vestimenta de civil habitual en el paddock: remera azul oscura de Alpine y “chinos” beige. Como corresponde hoy en día a los pilotos-atletas de F1, llevaba en su mano izquierda un termo. No, no era para el agua del mate sino para la bebida isotónica imprescindible para no acabar deshidratado tras una dura jornada de calor (31°C) en Montmeló. De la tapa del termo emergía una cánula de plástico que invariablemente termina en la boca de los pilotos. Sobre todo cuando no quieren hablar y hacerse los distraídos.
Franco caminó decidido, ¡oh milagro! sin que nadie le persiguiera hacia su garaje, pasando frente a una zona de restauración donde es posible tomar algún refresco, algún tequila y un helado. Allí estaba, con rostro triste, Mick Doohan, cuyo hijo Jack oficia de piloto reserva en Barcelona, aunque no se lo vio exponerse en la calle del paddock este viernes. Mick estaba solo, pensativo. Cada día que acompaña a su hijo es un día de dolor psíquico para quien ya ha manifestado que no fue justo quitarle su butaca.
Hola Franco 👋 pic.twitter.com/PW6Hc3ts2n
— BWT Alpine Formula One Team (@AlpineF1Team) May 30, 2025
Mientras Franco desaparecía entre los camiones de Alpine y Aston Martin, sonaba fuerte y bien cantada por una señorita la canción “Capullito de Alelí”. “Porque tú sabes que sin ti, la vida es nada, para mí”.
Sabe muy bien Jack y ya lo está aprendiendo aceleradamente Franco que este mundo de la Fórmula 1 no es precisamente un lecho de alelíes (ni de rosas, claro). La desilusión del viernes en el circuito cercano a Barcelona comenzó a gestarse ya en la primera sesión del día de una hora, la FP1.
En una sesión de exploración de neumáticos por parte del equipo Alpine, Gasly estableció el décimo tiempo de la sesión con neumáticos blandos. Colapinto quedaba último, a 1,8s del más rápido, Lando Norris. También quedó a 0,794s de Gasly. Logró su mejor tiempo al poner el neumático más blando. Probó una tanda larga de 15 vueltas con los neumáticos medios para comparar duración y evolución con una tanda similar de Gasly con los duros.
Entró cuatro veces a boxes, dos veces le regularon el ala delantera, supuestamente para darle más agarre al eje delantero. Sin embargo era evidente que el coche se le movía mucho de atrás. Con el blando tuvo solo tres vueltas útiles y entró a boxes porque le advirtieron de un importante aumento de temperatura en la zona trasera del coche.
En el garaje descubrieron una pérdida hidráulica que originó un principio de incendio que quedó solo en eso, una amenaza. Pero no pudo volver a pista en los últimos 20 minutos de la sesión. Y allí estaba, último y teniendo que esperar. Hasta más tarde.
Dio igual. En la segunda sesión, Gasly a lo suyo. Con su propio y nuevo fondo curvo. Faltando menos de 30 minutos señaló su mejor tiempo con neumáticos blandos: 1m13,385s. Al final quedaría octavo a 0,625s del más rápido del día, Oscar Piastri con McLaren. Franco, con los blandos también, solo llegó a marcar 1m14,303s. Quedaba a 1,543s de Piastri y a 0,918 de su compañero francés.
Realmente preocupante. Para el equipo, pero más para el pilarense. Debutante con Williams, logrando puntos y excelentes tiempos, Imola fue una pesadilla con un accidente, Mónaco un desfile en el que no valía la pena arriesgar. Pero aquí, en una pista muy conocida por él, donde la octava posición de Gasly, al menos este viernes, ratifica el potencial del A525 para estar en la Q3 en la clasificación, Colapinto quedó como un boxeador al que le sacan el banquito cuando empieza el round. Está solo, en medio del ring y ya no vale dar explicaciones. A ver si el sábado da una trompada de knock-out…
La jornada del viernes fue decepcionante para el piloto argentino, que no logró consistencia en las dos tandas de entrenamiento en Montmeló LA NACION