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Secreto a voces en Nueva York: por qué los inmigrantes del Bronx sacan sus mesas a las calles en primavera y verano

Se acerca el calor del verano a Estados Unidos y diferentes barrios de Nueva York, sobre todo el Bronx por su fuerte presencia de inmigrantes latinos, se transforman con mesas y sillas en las veredas. Lejos de deberse solo al clima cálido, detrás hay una tradición más que especial: jugar al dominó.

Los inmigrantes del Bronx sacan sus mesas a las calles para jugar al dominó

El dominó es un juego arraigado a diferentes culturas latinoamericanas y caribeñas. Entre ellas se destacan, por ejemplo, República Dominicana y Puerto Rico. En esos países se juega en patios, en centros sociales y en diferentes reuniones familiares. Al emigrar a Nueva York, muchos extranjeros llevaron con ellos sus costumbres y la necesidad de reunirse a compartir una partida.

El dominó llegó al Bronx en la década de 1950

Desde 1950, los latinos adoptaron la tradición de sacar mesas y sillas a la calle para jugar al dominó frente a los negocios, en una forma de volver a conectar con las raíces de su país y mantener viva su cultura. Se considera un juego que fomenta la socialización, lazos de amistad y la estrategia.

Las temperaturas más fáciles de la primavera y del verano llevan a que el escenario predilecto sea al aire libre. Además de los juegos entre vecinos o amigos, diferentes centros realizan torneos de dominó.

En declaraciones a The New York Times, Marcos Basabe, un vecino de 67 años del Bronx, que juega en una especie de cabaña de madera en la calle 142 Este de la avenida Willis, relató su experiencia. “Los viejos de Puerto Rico eran monstruos en el juego. Eran estrictos. No se podía hablar o quitar las manos de la mesa. ¡Aquí, si no pudieran hablar, morirían!”, afirmó.

Las temperaturas agradables llevan a compartir la partidas en la calle al aire libre

Y es que, además de las mesas y partidas, las calles se llenan de voces, chistes, comentarios graciosos y bromas a los que van perdiendo. Augie González, de 49 años, consideró que el dominó es la única forma de mantenerse cuerdo y tranquilo. El vecino del Bronx, que explicó que fue un niño que creció en el barrio y rodeado de partidas, apuntó: “Fui criado por todos esos ancianos en la calle”.

Me paraba y los observaba. Cuando no había nadie más para jugar, me decían: ‘Siéntate.’ Se tomaban el tiempo para contarte los errores que cometías”, recordó.

El dominó: bienestar y lazos de la comunidad migrante

Por encima del juego callejero, las partidas y los torneos, hay varias razones que mantienen vigente la tradición de sentarse al aire libre y compartir el dominó con alguien. Entre ellas se encuentran:

  • Gran método de socialización: las mesas de dominó se convierten en puntos de encuentro vibrantes. Hay risas, debates apasionados, comentarios sobre las jugadas, sobre los jugadores, habitualmente la música acompaña en el fondo. Los vecinos suelen comer y tomar algo para relajarse, mientras fortalecen sus lazos interpersonales.

El dominó es un gran juego para socializar y desconectarse de la rutina

  • Escape a la rutina: para muchos las mesas afuera son un espacio de esparcimiento después de largas jornadas laborales. Esto ofrece una vía para desconectar del estrés diario, las preocupaciones económicas o los desafíos de la vida.
  • Espacio de igualdad: alrededor de la mesa de dominó, las diferencias de estatus social o económico se desvanecen y cualquiera de los participantes es un jugador igual al otro, solo los une la tradición compartida.

Se acerca el calor del verano a Estados Unidos y diferentes barrios de Nueva York, sobre todo el Bronx por su fuerte presencia de inmigrantes latinos, se transforman con mesas y sillas en las veredas. Lejos de deberse solo al clima cálido, detrás hay una tradición más que especial: jugar al dominó.

Los inmigrantes del Bronx sacan sus mesas a las calles para jugar al dominó

El dominó es un juego arraigado a diferentes culturas latinoamericanas y caribeñas. Entre ellas se destacan, por ejemplo, República Dominicana y Puerto Rico. En esos países se juega en patios, en centros sociales y en diferentes reuniones familiares. Al emigrar a Nueva York, muchos extranjeros llevaron con ellos sus costumbres y la necesidad de reunirse a compartir una partida.

El dominó llegó al Bronx en la década de 1950

Desde 1950, los latinos adoptaron la tradición de sacar mesas y sillas a la calle para jugar al dominó frente a los negocios, en una forma de volver a conectar con las raíces de su país y mantener viva su cultura. Se considera un juego que fomenta la socialización, lazos de amistad y la estrategia.

Las temperaturas más fáciles de la primavera y del verano llevan a que el escenario predilecto sea al aire libre. Además de los juegos entre vecinos o amigos, diferentes centros realizan torneos de dominó.

En declaraciones a The New York Times, Marcos Basabe, un vecino de 67 años del Bronx, que juega en una especie de cabaña de madera en la calle 142 Este de la avenida Willis, relató su experiencia. “Los viejos de Puerto Rico eran monstruos en el juego. Eran estrictos. No se podía hablar o quitar las manos de la mesa. ¡Aquí, si no pudieran hablar, morirían!”, afirmó.

Las temperaturas agradables llevan a compartir la partidas en la calle al aire libre

Y es que, además de las mesas y partidas, las calles se llenan de voces, chistes, comentarios graciosos y bromas a los que van perdiendo. Augie González, de 49 años, consideró que el dominó es la única forma de mantenerse cuerdo y tranquilo. El vecino del Bronx, que explicó que fue un niño que creció en el barrio y rodeado de partidas, apuntó: “Fui criado por todos esos ancianos en la calle”.

Me paraba y los observaba. Cuando no había nadie más para jugar, me decían: ‘Siéntate.’ Se tomaban el tiempo para contarte los errores que cometías”, recordó.

El dominó: bienestar y lazos de la comunidad migrante

Por encima del juego callejero, las partidas y los torneos, hay varias razones que mantienen vigente la tradición de sentarse al aire libre y compartir el dominó con alguien. Entre ellas se encuentran:

  • Gran método de socialización: las mesas de dominó se convierten en puntos de encuentro vibrantes. Hay risas, debates apasionados, comentarios sobre las jugadas, sobre los jugadores, habitualmente la música acompaña en el fondo. Los vecinos suelen comer y tomar algo para relajarse, mientras fortalecen sus lazos interpersonales.

El dominó es un gran juego para socializar y desconectarse de la rutina

  • Escape a la rutina: para muchos las mesas afuera son un espacio de esparcimiento después de largas jornadas laborales. Esto ofrece una vía para desconectar del estrés diario, las preocupaciones económicas o los desafíos de la vida.
  • Espacio de igualdad: alrededor de la mesa de dominó, las diferencias de estatus social o económico se desvanecen y cualquiera de los participantes es un jugador igual al otro, solo los une la tradición compartida.

 Con la llegada del calor, inmigrantes del Bronx retoman una antigua costumbre: sacar mesas a la vereda para compartir, vender o simplemente convivir; el trasfondo cultural de esta práctica comunitaria.  LA NACION

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