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El regreso de Sutottos: Feliz día, o la alegría a toda costa

Feliz día. Autores, dirección e interpretación: Andrés Caminos y Gadiel Sztryk. Vestuario: Analía Cristina Morales. Escenografía: Ariel Vaccaro. Iluminación: Matías Sendón. Música: Pablo Viotti. Coreografía: Luciana Acuña. Canciones: Andrés Caminos y Gadiel Sztryk. Sala: Picadero (Enrique Santos Discépolo 1857). Funciones: sábados 18 hs. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: muy buena.

Hace unos veinte años que vienen trabajando juntos. Sutottos, el dúo que conforman Andrés Caminos y Gadiel Sztryk, se han convertido en una marca registrada. Lo suyo es humor físico, de hablar rápido y jugar con las palabras, las que a veces se terminan convirtiendo en una acción física o una reacción inesperada. Puede ser una caída, una cachetada, o simplemente un gesto que reemplaza a una frase lo que conforma su estilo de transitar la comedia absurda.

Sutottos hace varios años que encontró una veta certera para llegar a un público de todas las edades. Sus piezas se nutren de un hablar simple y, como ellos dicen, “de nuestros propios defectos”, de las obsesiones del hombre común. En el mismo escenario con el que debutaron este mes con Feliz día, el año pasado festejaron los diez años de Inestable, otra obra, cuya repercusión los llevó a una nueva gira por España (cabe aclarar que para los españoles el dúo es una fórmula de humor asegurado). Si en Inestable hablaban de ansiedades y de fobias, en Feliz día hacen referencia a la imposición de intentar ser feliz y sobreponerse a la cotidianidad de noticias pocos alentadoras. Es como si dijeran “Sí, se puede…” parafraseando un viejo slogan político.

El humor de Sutottos parece trivial, demasiado simple. Pero no lo es. Saben dosificar muy bien cada dosis de frases y reacciones para llegar de manera directa al que escucha. El dúo aprendió a poblar sus silencios de intensas miradas, dando lugar a la risa certera del que escucha (el pasado sábado, las risas en la platea por instantes se convertían en un espectáculo aparte).

Feliz día hace referencia a los cuarenta años que cumplen Germán y Emilio, un dúo de hermanos mellizos que nunca se independizaron de la casa familiar, en la que viven con su madre. Casualmente, el día del cumpleaños la señora está ausente porque se enamoró de un señor, con el que más tarde nos enteraremos que hará un viaje por el Caribe, para gran desconcierto y desasosiego de sus hijos.

Feliz día, el nuevo espectáculo de Sutottos

En un escenario en el que solo incluyen un gran número 40 convertido en dos asientos, una mesa, dos sillas, un biombo y gran torta, Andrés Caminos y Gadiel Sztryk transitan sus frustraciones y deseos a partir de diálogos en los que queda claro que uno es el preferido de la madre y el otro no. Y que, con la intención de incluir una buena dosis de humor negro en el espectáculo, el dúo explica que su abuela murió sonriendo, porque en la morgue no le pudieron quitar la dentadura. Esa abuela terminará, casi al final del show, hablándoles desde “el más allá” y les preguntará a sus nietos si el público entiende el espectáculo que están haciendo, porque su guion es débil.

Caminos y Sztryk, Sutottos, son “hijos” de ese humor psicológico en el que las debilidades propias y ajenas se convierten en un hallazgo de situaciones inesperadas, que provocan desconcierto y amplias sonrisas a la vez. Su estilo de humor es refinado y se apoya en haber explorado con certeras pinceladas las frustraciones y desilusiones que nutren nuestra existencia.

Feliz día. Autores, dirección e interpretación: Andrés Caminos y Gadiel Sztryk. Vestuario: Analía Cristina Morales. Escenografía: Ariel Vaccaro. Iluminación: Matías Sendón. Música: Pablo Viotti. Coreografía: Luciana Acuña. Canciones: Andrés Caminos y Gadiel Sztryk. Sala: Picadero (Enrique Santos Discépolo 1857). Funciones: sábados 18 hs. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: muy buena.

Hace unos veinte años que vienen trabajando juntos. Sutottos, el dúo que conforman Andrés Caminos y Gadiel Sztryk, se han convertido en una marca registrada. Lo suyo es humor físico, de hablar rápido y jugar con las palabras, las que a veces se terminan convirtiendo en una acción física o una reacción inesperada. Puede ser una caída, una cachetada, o simplemente un gesto que reemplaza a una frase lo que conforma su estilo de transitar la comedia absurda.

Sutottos hace varios años que encontró una veta certera para llegar a un público de todas las edades. Sus piezas se nutren de un hablar simple y, como ellos dicen, “de nuestros propios defectos”, de las obsesiones del hombre común. En el mismo escenario con el que debutaron este mes con Feliz día, el año pasado festejaron los diez años de Inestable, otra obra, cuya repercusión los llevó a una nueva gira por España (cabe aclarar que para los españoles el dúo es una fórmula de humor asegurado). Si en Inestable hablaban de ansiedades y de fobias, en Feliz día hacen referencia a la imposición de intentar ser feliz y sobreponerse a la cotidianidad de noticias pocos alentadoras. Es como si dijeran “Sí, se puede…” parafraseando un viejo slogan político.

El humor de Sutottos parece trivial, demasiado simple. Pero no lo es. Saben dosificar muy bien cada dosis de frases y reacciones para llegar de manera directa al que escucha. El dúo aprendió a poblar sus silencios de intensas miradas, dando lugar a la risa certera del que escucha (el pasado sábado, las risas en la platea por instantes se convertían en un espectáculo aparte).

Feliz día hace referencia a los cuarenta años que cumplen Germán y Emilio, un dúo de hermanos mellizos que nunca se independizaron de la casa familiar, en la que viven con su madre. Casualmente, el día del cumpleaños la señora está ausente porque se enamoró de un señor, con el que más tarde nos enteraremos que hará un viaje por el Caribe, para gran desconcierto y desasosiego de sus hijos.

Feliz día, el nuevo espectáculo de Sutottos

En un escenario en el que solo incluyen un gran número 40 convertido en dos asientos, una mesa, dos sillas, un biombo y gran torta, Andrés Caminos y Gadiel Sztryk transitan sus frustraciones y deseos a partir de diálogos en los que queda claro que uno es el preferido de la madre y el otro no. Y que, con la intención de incluir una buena dosis de humor negro en el espectáculo, el dúo explica que su abuela murió sonriendo, porque en la morgue no le pudieron quitar la dentadura. Esa abuela terminará, casi al final del show, hablándoles desde “el más allá” y les preguntará a sus nietos si el público entiende el espectáculo que están haciendo, porque su guion es débil.

Caminos y Sztryk, Sutottos, son “hijos” de ese humor psicológico en el que las debilidades propias y ajenas se convierten en un hallazgo de situaciones inesperadas, que provocan desconcierto y amplias sonrisas a la vez. Su estilo de humor es refinado y se apoya en haber explorado con certeras pinceladas las frustraciones y desilusiones que nutren nuestra existencia.

 El dúo que integran Andrés Caminos y Gadiel Sztryk se consagra con ese humor psicológico en el que las debilidades propias y ajenas se convierten en un hallazgo de situaciones inesperadas  LA NACION

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