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Fiasco total: Netflix estrena una saga de documentales que exploran mediáticos escándalos y tragedias sin resolución

La tercera edición del festival Astroworld, realizado en Houston en noviembre de 2021, y organizado por el rapero Travis Scott, se proyectó como la ocasión perfecta para celebrar el crepúsculo de la pandemia y su encierro, el renacer de los eventos artísticos multitudinarios y el reencuentro del público juvenil con sus artistas. Todos parecían esperar esa ocasión, anhelada luego de casi dos años de confinamiento, y ‘la fiesta de la música’ se convirtió en una cita obligada. “Iba a ser el mejor día de nuestras vidas, pero terminó siendo el peor”, reflexiona la voz de uno de los entrevistados, uno de los jóvenes que concurrió con la ilusión del festejo para terminar con el agobio de la supervivencia.

Fiasco total: La tragedia de Astroworld recorre ese tránsito de la algarabía al horror, el devenir de una noche de felicidad, con música y diversión, saltos y cánticos, para dar lugar a gritos de angustia y desesperación, a una de las tragedias más importantes de la escena musical de los últimos tiempos. Muertos, heridos, un concierto que siguió adelante con víctimas aplastadas por la falta de capacidad del predio, por la negligencia de los organizadores y la sordera de su artista. Una historia que podría haber tenido otro final.

La saga Fiasco total que anuncia Netflix para este mes y el siguiente se propone recorrer los pormenores de recientes “fiascos” que acapararon los titulares de la prensa, generaron escándalos políticos o controversias corporativas y, en algunos casos, dejaron severas pérdidas económicas, traumas sociales y un tendal de víctimas. Luego del estreno del documental sobre la tragedia de Astroworld, codirigido por Yemi Bamiro y Hannah Poulter, el 17 de junio se estrena Fiasco total: El alcalde del caos sobre el caso de Rob Ford, político y empresario canadiense que ganó la alcaldía de Toronto en 2010 para derivar en un raid de causas judiciales por conflicto de intereses, consumo de sustancias prohibidas y conducta inapropiada. Dirigido por Shianne Brown (de la serie de la BBC El hip hop contra el poder, estrenada en 2023), este episodio recorre los vericuetos del inesperado triunfo político de Ford, las peculiares declaraciones públicas que definieron su ascenso al poder (llegó a justificarse sobre su consumo de crack al señalar que estaba en estado de “ebriedad”), y la impunidad que definió su disputa por permanecer en el cargo y revalidarlo en nuevas elecciones.

El criterio de selección de los casos ofrece una especie de lado B de la crónica policial, que revela como elemento en común la vocación de explorar el porqué de cada escándalo, dando lugar a los interrogantes sobre la negligencia de los responsables, la connivencia entre el delito y el poder, y una persistente impunidad que parece asomar en todas las resoluciones. La tercera entrega, proyectada para el 24 de junio y titulada Fiasco total: El crucero de la caca, relata la travesía de cuatro días entre Galveston y Cozumel de una embarcación que alberga 4000 pasajeros y convierte la promesa de lujo y diversión en una inundación de aguas cloacales. Tras el incendio de la sala de máquinas, el barco no solo queda a la deriva sin energía para la propulsión, sometido a altas temperaturas por la ausencia de aire acondicionado, sino que la rotura del sistema de evacuación de los baños sumerge el lujoso interior en residuos fecales. El siniestro no tarda demasiado en encender la rebelión de los pasajeros.

La cobertura mediática del festival organizado por Travis Scott ya anunciaba el desmadre que luego terminaría definiendo el resultado trágico del evento.

La estructura de todos los documentales responde al tradicional formato del true crime, con entrevistas y material de archivo, a menudo adherida a la intriga detectivesca como anclaje narrativo para ir del misterio sobre lo sucedido a los interrogantes sobre sus causas, y desde allí a los dilemas de las responsabilidades, la revelación de sus pormenores jurídicos y la impunidad que persiste en sus consecuencias hasta el día de hoy. El caso de Astroworld es quizás el que mejor asume la conciencia de la tragedia, el peso de los muertos y la reflexión más profunda sobre las responsabilidades; los otros ponen mayor acento sobre lo insólito de los casos, un registro algo irónico sobre el devenir de acontecimientos imprevistos y un análisis más ajustado a las consecuencias mediáticas y repercusiones más efectistas. Una pesquisa inquietante y minuciosa sobre hechos cercanos en el tiempo, cuyas heridas aún no han desaparecido.

“Era un concierto que no te querías perder”

El cantante de hip hop Travis Scott es el corazón del documental Fiasco total: La tragedia de Astroworld que estrenó Netflix esta semana.

La frase es de Sophia Santana, una de las sobrevivientes de Astroworld. Y junto a algunos testimonios en off de esos fanáticos hoy desencantados, el preámbulo de la película se desarrolla alrededor de la figura de Travis Scott, artista popular del hip hop, hijo pródigo de la ciudad de Huston, quien desde el 2018 celebra en una réplica de un viejo parque de diversiones ya en desuso -el parque temático Six Flags Astroworld que cerró sus puertas en 2005- la épica de su canción de protesta y agite.

La personalidad de Scott es clave para comprender el devenir de los hechos: sus recitales son pura efervescencia, consignas antisistema, pogo y energía febril. Su éxito local conquistó muchos fans, y la tercera edición del festival en 2021 era una de las más esperadas. La organización incluyó la participación de una empresa multinacional como Live Nation, la compañía más importante en la organización de conciertos internacionales, además de la disposición de escenarios multitudinarios, montañas rusas, juegos de recreación, locales de venta de merchandising, y otras atracciones para un predio amplio en el corazón de Texas. Solo faltaba comenzar a vender las entradas.

La primera entrega de una serie de documentales que irá estrenando la plataforma a lo largo de los próximos meses explora la tragedia de Astroworld, la tercera edición del festival musical celebrado en Huston en 2021.

La recolección de la información respecto de los detalles de la preparación del evento, con sus evidentes llamados de alerta, se combina desde los primeros minutos con las voces de un grupo de asistentes, jóvenes como Santana, como Kaia Redus, y también una fotógrafa de eventos como Kirby Gladstein, que vivieron ese día en el arco inesperado que va de la euforia a la tragedia. La mayoría de ellos son amigos de los fallecidos, cuyos testimonios condensan esa estela oscura que espera para develarse al final de la película.

Entonces, el éxito de la convocatoria, con entradas agotadas a los pocos días de salir a la venta, junto con la contratación de personal de seguridad y el acuerdo económico con la policía de Huston para cubrir la seguridad del evento, resuenan como contrapuntos interesantes, piezas de una pregunta que se hace recurrente: ¿Qué fue lo que salió mal? Las imágenes no tardarán en ofrecer pinceladas de esa realidad.

La jornada fatídica

El 5 de noviembre de 2021 era la primera fecha de las dos que concentraría el festival de Astroworld, con una line up similar a la que puede aparecer en otros eventos como el Lollapalooza o Coachella. Artistas que preparaban el ánimo para la aparición de Travis Scott en el último recital de la noche, para un público que debía desplazarse en el interior del predio y aguardar la cuenta regresiva para ver a su artista favorito. En el centro del documental, junto con esa cronología del recital que se precipita a la desgracia, se escalonan voces profesionales de alarma: el experto en seguridad de multitudes Scott Davidson, al paramédico José Villegas y los guardias de seguridad Jackson y Samuel Bush, contratados apenas horas antes del inicio del festival para retratar la improvisada planificación. Las imágenes muestran a un público enardecido, saltando vallas y traspasando puertas, ingresando a las corridas y sembrando un clima de agite que luego sería clave para entender lo que sigue (la publicidad del festival había usado imágenes del público saltando vallas en 2019, con lo cual esa “furia” estaba promovida por los organizadores).

No solo asoman las voces de los sobrevivientes sino de los especialistas que aseguran que la tragedia que dejó 10 muertos y decenas de heridos podría haberse evitado.

La estrategia de Fiasco total: La tragedia de Astroworld consiste en dar un panorama minucioso sobre un suceso que dio lugar a falsas informaciones en su inmediata cobertura mediática (que incluyeron la sugerencia de una sustancia consumida por el público como origen de las muertes). ¿Qué fue lo que provocó las muertes? ¿El hecho de que se vendieran más entradas que la capacidad del lugar? ¿La impotencia de la seguridad para frenar a los colados? ¿El mal diseño del escenario principal que generó un cuello de botella propenso para el aplastamiento y la asfixia de los asistentes? ¿La negligencia de los organizadores de Live Nation que no supieron o quisieron detener el concierto a tiempo? ¿La euforia del propio Travis Scott que lo cegó ante el horror que desfilaba ante sus ojos mientras seguía interpretando sus canciones?

Los tiempos del concierto van marcando la evolución de los sucesos. Las primeras horas muestran los recitales de otros artistas, el deambular de la gente por los locales de bebidas y merchandising, subiendo a los juegos dispersos en aquel predio que había albergado al parque de diversiones Six Flags. Cuando el horario de presentación de Scott se acerca, el público se desplaza hacia el escenario principal, la cuenta regresiva acelera la expectativa, el calor se eleva, el aire se hace irrespirable, el sonido enmudece los jadeos.

Los primeros desmayos ponen en movimiento a los paramédicos y el personal de seguridad comienza a rescatar a los primeros espectadores agobiados. Las imágenes más perturbadoras se tomaron de videos de teléfonos celulares grabados dentro del corral, que muestran a los fanáticos aplastados en tiempo real. Los testimonios coinciden en dividir en dos la escena: del lado izquierdo, donde se acumulan los que vienen del parque para encontrar un lugar en la marea humana, prima el apriete y la presión sobre las vallas; del lado derecho el ambiente es más relajado, la música empuja el disfrute. Dos postales lindantes: la muerte y el festejo.

La superación de la capacidad del predio, la negligente seguridad para evitar el ingreso de espectadores sin entradas, y el mal diseño del escenario principal conspiraron para desencadenar la desgracia que tiñó la fiesta de un horror inesperado.

Lo que sigue son los testimonios de profesionales, paramédicos, policías y responsables de la investigación posterior que desmenuzan cómo pudo ocurrir semejante tragedia que dejó 10 muertos y numerosos heridos ante la pasividad de organizadores, parte del público, y el propio Travis Scott que siguió cantando hasta el final. Las distintas horas se vuelven puntos de inflexión en los que la historia podría haber cambiado, pedidos de ayuda que de ser atendidos podrían haber evitado la desgracia. Más allá de las voces de los sobrevivientes, sus experiencias directas y dolorosas, los traumas que persisten desde aquellos días, lo más fructífero de la película es la revelación de la trampa mortal que supuso casi a sabiendas de muchos de los participantes. En esa línea, resulta revelador el análisis que ofrece en los últimos minutos, respecto del rol de los artistas en los conciertos en vivo, la responsabilidad de empresas de la talla de Live Nation en la organización de estos eventos multitudinarios, y la sensación de desamparo y abandono por parte de un público que fue librado a su suerte. Esas respuestas son las que aún no se encuentran.

Los nuevos documentales anunciados para el mes de julio en esta saga “Fiasco total” son: American Apparel, la secta de la moda, proyectado para el 1° del mes, sobre los polémicos manejos de una marca de ropa informal que combina estafas financieras, acoso laboral y campañas plagadas de estereotipos sexistas; El verdadero proyecto X, para 8 de julio, sobre la viralización de una fiesta adolescente en la localidad holandesa de Harem, que deriva en un caos multitudinario de proporciones inesperadas; y El niño del globo -anunciado para el 15 del próximo mes- sobre el aparente extravío de un niño subido a un globo con forma de plato volador que culmina con una persecución de la policía en el condado de Colorado y la Guardia Nacional.

El siguiente estreno de la saga es Fiasco total: El alcalde del caos, anunciado para el 17 de junio en Netflix.

Para el 22 de julio se proyecta Madres detectives, sobre el reality de Lifetime Channel que pretende explorar el funcionamiento de una agencia de detectives integradas por “mamis” y termina con un caso de narcotráfico; y, por último, para el 29 está anunciado Asalto al Área 51 sobre una publicación viral de un adolescente que anunciaba el asalto al área restringida del Ejército de los Estados Unidos en Nevada y derivó en una locura colectiva y un enfrentamiento sangriento entre militares y civiles. Un mapa de situaciones absurdas y de proporciones trágicas que encuentran unión en esa frontera delgada -y a menudo transgredida- entre la responsabilidad y la negligencia, la conciencia de la desgracia y su explotación como espectáculo del escarnio.

La tercera edición del festival Astroworld, realizado en Houston en noviembre de 2021, y organizado por el rapero Travis Scott, se proyectó como la ocasión perfecta para celebrar el crepúsculo de la pandemia y su encierro, el renacer de los eventos artísticos multitudinarios y el reencuentro del público juvenil con sus artistas. Todos parecían esperar esa ocasión, anhelada luego de casi dos años de confinamiento, y ‘la fiesta de la música’ se convirtió en una cita obligada. “Iba a ser el mejor día de nuestras vidas, pero terminó siendo el peor”, reflexiona la voz de uno de los entrevistados, uno de los jóvenes que concurrió con la ilusión del festejo para terminar con el agobio de la supervivencia.

Fiasco total: La tragedia de Astroworld recorre ese tránsito de la algarabía al horror, el devenir de una noche de felicidad, con música y diversión, saltos y cánticos, para dar lugar a gritos de angustia y desesperación, a una de las tragedias más importantes de la escena musical de los últimos tiempos. Muertos, heridos, un concierto que siguió adelante con víctimas aplastadas por la falta de capacidad del predio, por la negligencia de los organizadores y la sordera de su artista. Una historia que podría haber tenido otro final.

La saga Fiasco total que anuncia Netflix para este mes y el siguiente se propone recorrer los pormenores de recientes “fiascos” que acapararon los titulares de la prensa, generaron escándalos políticos o controversias corporativas y, en algunos casos, dejaron severas pérdidas económicas, traumas sociales y un tendal de víctimas. Luego del estreno del documental sobre la tragedia de Astroworld, codirigido por Yemi Bamiro y Hannah Poulter, el 17 de junio se estrena Fiasco total: El alcalde del caos sobre el caso de Rob Ford, político y empresario canadiense que ganó la alcaldía de Toronto en 2010 para derivar en un raid de causas judiciales por conflicto de intereses, consumo de sustancias prohibidas y conducta inapropiada. Dirigido por Shianne Brown (de la serie de la BBC El hip hop contra el poder, estrenada en 2023), este episodio recorre los vericuetos del inesperado triunfo político de Ford, las peculiares declaraciones públicas que definieron su ascenso al poder (llegó a justificarse sobre su consumo de crack al señalar que estaba en estado de “ebriedad”), y la impunidad que definió su disputa por permanecer en el cargo y revalidarlo en nuevas elecciones.

El criterio de selección de los casos ofrece una especie de lado B de la crónica policial, que revela como elemento en común la vocación de explorar el porqué de cada escándalo, dando lugar a los interrogantes sobre la negligencia de los responsables, la connivencia entre el delito y el poder, y una persistente impunidad que parece asomar en todas las resoluciones. La tercera entrega, proyectada para el 24 de junio y titulada Fiasco total: El crucero de la caca, relata la travesía de cuatro días entre Galveston y Cozumel de una embarcación que alberga 4000 pasajeros y convierte la promesa de lujo y diversión en una inundación de aguas cloacales. Tras el incendio de la sala de máquinas, el barco no solo queda a la deriva sin energía para la propulsión, sometido a altas temperaturas por la ausencia de aire acondicionado, sino que la rotura del sistema de evacuación de los baños sumerge el lujoso interior en residuos fecales. El siniestro no tarda demasiado en encender la rebelión de los pasajeros.

La cobertura mediática del festival organizado por Travis Scott ya anunciaba el desmadre que luego terminaría definiendo el resultado trágico del evento.

La estructura de todos los documentales responde al tradicional formato del true crime, con entrevistas y material de archivo, a menudo adherida a la intriga detectivesca como anclaje narrativo para ir del misterio sobre lo sucedido a los interrogantes sobre sus causas, y desde allí a los dilemas de las responsabilidades, la revelación de sus pormenores jurídicos y la impunidad que persiste en sus consecuencias hasta el día de hoy. El caso de Astroworld es quizás el que mejor asume la conciencia de la tragedia, el peso de los muertos y la reflexión más profunda sobre las responsabilidades; los otros ponen mayor acento sobre lo insólito de los casos, un registro algo irónico sobre el devenir de acontecimientos imprevistos y un análisis más ajustado a las consecuencias mediáticas y repercusiones más efectistas. Una pesquisa inquietante y minuciosa sobre hechos cercanos en el tiempo, cuyas heridas aún no han desaparecido.

“Era un concierto que no te querías perder”

El cantante de hip hop Travis Scott es el corazón del documental Fiasco total: La tragedia de Astroworld que estrenó Netflix esta semana.

La frase es de Sophia Santana, una de las sobrevivientes de Astroworld. Y junto a algunos testimonios en off de esos fanáticos hoy desencantados, el preámbulo de la película se desarrolla alrededor de la figura de Travis Scott, artista popular del hip hop, hijo pródigo de la ciudad de Huston, quien desde el 2018 celebra en una réplica de un viejo parque de diversiones ya en desuso -el parque temático Six Flags Astroworld que cerró sus puertas en 2005- la épica de su canción de protesta y agite.

La personalidad de Scott es clave para comprender el devenir de los hechos: sus recitales son pura efervescencia, consignas antisistema, pogo y energía febril. Su éxito local conquistó muchos fans, y la tercera edición del festival en 2021 era una de las más esperadas. La organización incluyó la participación de una empresa multinacional como Live Nation, la compañía más importante en la organización de conciertos internacionales, además de la disposición de escenarios multitudinarios, montañas rusas, juegos de recreación, locales de venta de merchandising, y otras atracciones para un predio amplio en el corazón de Texas. Solo faltaba comenzar a vender las entradas.

La primera entrega de una serie de documentales que irá estrenando la plataforma a lo largo de los próximos meses explora la tragedia de Astroworld, la tercera edición del festival musical celebrado en Huston en 2021.

La recolección de la información respecto de los detalles de la preparación del evento, con sus evidentes llamados de alerta, se combina desde los primeros minutos con las voces de un grupo de asistentes, jóvenes como Santana, como Kaia Redus, y también una fotógrafa de eventos como Kirby Gladstein, que vivieron ese día en el arco inesperado que va de la euforia a la tragedia. La mayoría de ellos son amigos de los fallecidos, cuyos testimonios condensan esa estela oscura que espera para develarse al final de la película.

Entonces, el éxito de la convocatoria, con entradas agotadas a los pocos días de salir a la venta, junto con la contratación de personal de seguridad y el acuerdo económico con la policía de Huston para cubrir la seguridad del evento, resuenan como contrapuntos interesantes, piezas de una pregunta que se hace recurrente: ¿Qué fue lo que salió mal? Las imágenes no tardarán en ofrecer pinceladas de esa realidad.

La jornada fatídica

El 5 de noviembre de 2021 era la primera fecha de las dos que concentraría el festival de Astroworld, con una line up similar a la que puede aparecer en otros eventos como el Lollapalooza o Coachella. Artistas que preparaban el ánimo para la aparición de Travis Scott en el último recital de la noche, para un público que debía desplazarse en el interior del predio y aguardar la cuenta regresiva para ver a su artista favorito. En el centro del documental, junto con esa cronología del recital que se precipita a la desgracia, se escalonan voces profesionales de alarma: el experto en seguridad de multitudes Scott Davidson, al paramédico José Villegas y los guardias de seguridad Jackson y Samuel Bush, contratados apenas horas antes del inicio del festival para retratar la improvisada planificación. Las imágenes muestran a un público enardecido, saltando vallas y traspasando puertas, ingresando a las corridas y sembrando un clima de agite que luego sería clave para entender lo que sigue (la publicidad del festival había usado imágenes del público saltando vallas en 2019, con lo cual esa “furia” estaba promovida por los organizadores).

No solo asoman las voces de los sobrevivientes sino de los especialistas que aseguran que la tragedia que dejó 10 muertos y decenas de heridos podría haberse evitado.

La estrategia de Fiasco total: La tragedia de Astroworld consiste en dar un panorama minucioso sobre un suceso que dio lugar a falsas informaciones en su inmediata cobertura mediática (que incluyeron la sugerencia de una sustancia consumida por el público como origen de las muertes). ¿Qué fue lo que provocó las muertes? ¿El hecho de que se vendieran más entradas que la capacidad del lugar? ¿La impotencia de la seguridad para frenar a los colados? ¿El mal diseño del escenario principal que generó un cuello de botella propenso para el aplastamiento y la asfixia de los asistentes? ¿La negligencia de los organizadores de Live Nation que no supieron o quisieron detener el concierto a tiempo? ¿La euforia del propio Travis Scott que lo cegó ante el horror que desfilaba ante sus ojos mientras seguía interpretando sus canciones?

Los tiempos del concierto van marcando la evolución de los sucesos. Las primeras horas muestran los recitales de otros artistas, el deambular de la gente por los locales de bebidas y merchandising, subiendo a los juegos dispersos en aquel predio que había albergado al parque de diversiones Six Flags. Cuando el horario de presentación de Scott se acerca, el público se desplaza hacia el escenario principal, la cuenta regresiva acelera la expectativa, el calor se eleva, el aire se hace irrespirable, el sonido enmudece los jadeos.

Los primeros desmayos ponen en movimiento a los paramédicos y el personal de seguridad comienza a rescatar a los primeros espectadores agobiados. Las imágenes más perturbadoras se tomaron de videos de teléfonos celulares grabados dentro del corral, que muestran a los fanáticos aplastados en tiempo real. Los testimonios coinciden en dividir en dos la escena: del lado izquierdo, donde se acumulan los que vienen del parque para encontrar un lugar en la marea humana, prima el apriete y la presión sobre las vallas; del lado derecho el ambiente es más relajado, la música empuja el disfrute. Dos postales lindantes: la muerte y el festejo.

La superación de la capacidad del predio, la negligente seguridad para evitar el ingreso de espectadores sin entradas, y el mal diseño del escenario principal conspiraron para desencadenar la desgracia que tiñó la fiesta de un horror inesperado.

Lo que sigue son los testimonios de profesionales, paramédicos, policías y responsables de la investigación posterior que desmenuzan cómo pudo ocurrir semejante tragedia que dejó 10 muertos y numerosos heridos ante la pasividad de organizadores, parte del público, y el propio Travis Scott que siguió cantando hasta el final. Las distintas horas se vuelven puntos de inflexión en los que la historia podría haber cambiado, pedidos de ayuda que de ser atendidos podrían haber evitado la desgracia. Más allá de las voces de los sobrevivientes, sus experiencias directas y dolorosas, los traumas que persisten desde aquellos días, lo más fructífero de la película es la revelación de la trampa mortal que supuso casi a sabiendas de muchos de los participantes. En esa línea, resulta revelador el análisis que ofrece en los últimos minutos, respecto del rol de los artistas en los conciertos en vivo, la responsabilidad de empresas de la talla de Live Nation en la organización de estos eventos multitudinarios, y la sensación de desamparo y abandono por parte de un público que fue librado a su suerte. Esas respuestas son las que aún no se encuentran.

Los nuevos documentales anunciados para el mes de julio en esta saga “Fiasco total” son: American Apparel, la secta de la moda, proyectado para el 1° del mes, sobre los polémicos manejos de una marca de ropa informal que combina estafas financieras, acoso laboral y campañas plagadas de estereotipos sexistas; El verdadero proyecto X, para 8 de julio, sobre la viralización de una fiesta adolescente en la localidad holandesa de Harem, que deriva en un caos multitudinario de proporciones inesperadas; y El niño del globo -anunciado para el 15 del próximo mes- sobre el aparente extravío de un niño subido a un globo con forma de plato volador que culmina con una persecución de la policía en el condado de Colorado y la Guardia Nacional.

El siguiente estreno de la saga es Fiasco total: El alcalde del caos, anunciado para el 17 de junio en Netflix.

Para el 22 de julio se proyecta Madres detectives, sobre el reality de Lifetime Channel que pretende explorar el funcionamiento de una agencia de detectives integradas por “mamis” y termina con un caso de narcotráfico; y, por último, para el 29 está anunciado Asalto al Área 51 sobre una publicación viral de un adolescente que anunciaba el asalto al área restringida del Ejército de los Estados Unidos en Nevada y derivó en una locura colectiva y un enfrentamiento sangriento entre militares y civiles. Un mapa de situaciones absurdas y de proporciones trágicas que encuentran unión en esa frontera delgada -y a menudo transgredida- entre la responsabilidad y la negligencia, la conciencia de la desgracia y su explotación como espectáculo del escarnio.

 La tragedia de Astroworld -que repasa el fatídico concierto de 2021 celebrado en Houston, en el que murieron al menos 10 personas- da inicio a una serie de entregas en formato true crime  LA NACION

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