Tras el ataque de Israel, Irán designó como jefe de la Guardia Revolucionaria a un acusado por el ataque a la AMIA

JERUSALÉN.- Tras el descabezamiento de su cúpula de seguridad durante el ataque de Israel en las primeras horas del viernes, el régimen islámico de Irán nombró a nuevas autoridades, entre ellos el jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica que reemplazará al fallecido Hossein Salami.
El elegido fue Ahmad Vahidi, quien tiene un pedido de captura de Interpol por su participación en el ataque contra la sede de la AMIA en la Argentina en 1994, en el que murieron 85 personas.
En sus cargos más recientes, Vahidi fue ministro de Defensa de Irán desde septiembre de 2009 hasta agosto de 2013, y ministro del Interior desde agosto de 2021 hasta agosto de 2024. También ascendió en las filas las fuerzas terroristas Al-Quds, una unidad de élite dentro de la Guardia Revolucionaria que comandó de 1988 a 1998.
Fue durante su tiempo en esta fuerza que participó en actividades terroristas a nivel mundial, incluyendo su vinculación con el atentado de 1994 contra el centro comunitario judío de Buenos Aires.
Vahidi es buscado por Interpol desde 2007, después de gestiones realizadas desde la Argentina para dar con los acusados iraníes por el atentado contra la AMIA del 18 de julio de 1994.
Vahidi siempre contó con el aval del régimen teocrático, como quedó demostrado con sus ascendentes nombramientos en la cúpula de seguridad.
Cuando fue ministro de Defensa entre 2009 y 2013, el entonces presidente Mahmoud Ahmadinejad firmó el memorándum de entendimiento con el gobierno de Cristina Kirchner, quien a partir de ese pacto estuvo acusada de encubrir a los sospechosos del ataque a la AMIA.
En ese momento, en septiembre de 2009, la designación de Vahidi en el gobierno iraní fue repudiada por el Parlasur. “La decisión adoptada por el presidente iraní constituye una afrenta innombrable a las víctimas de la masacre y sus familias, y por eso merece el repudio de toda la comunidad de naciones democráticas”, afirmó en aquel momento la asamblea parlamentaria del Mercosur, en un comunicado oficial.
En 2010, además, el gobierno de Barack Obama incluyó a Vahidi en su lista negra. “Estamos agregando a nuestra lista una serie de instituciones e individuos que están ayudando a Irán a financiar programas nucleares y de misiles y a evadir las sanciones internacionales”, dijo el entonces secretario del Tesoro, Timothy Geithner.
Al año siguiente, en junio de 2011, también vivió un momento tenso en la región, cuando fue expulsado de Bolivia.
Durante una gira por la región, Vahidi compartió dos actos con el entonces presidente Evo Morales, lo que provocó una queja formal desde la Argentina. David Choquehuanca –en ese momento canciller de Bolivia y en la actualidad, vicepresidente- envió una carta de disculpas a su par Héctor Timerman, en la que calificó como un “grave incidente” la visita del funcionario acusado.
“El gobierno de Bolivia ha tomado las previsiones correspondientes a fin de que el señor Ahmad Vahidi abandone de inmediato el territorio boliviano”, decretó Choquehuanca, tras la interpelación del fallecido fiscal Alberto Nisman, quien era titular de la Unidad de Investigaciones por el ataque a la AMIA.
Influyente general
En 1994, cuando ocurrió el atentado contra la AMIA, Vahidi ya era el jefe de una unidad de elite de la Guardia Revolucionaria iraní: las fuerzas Al-Quds, responsables de las operaciones militares del gobierno de Teherán en el extranjero y de numerosos atentados terroristas en diferentes partes del mundo. Con rango de general, tuvo durante más de una década un rol preponderante en el ejército.
El grupo de los acusados y reclamados por el Estado argentino ante la Justicia internacional lo completan el expresidente de Irán Ali Akbar Hahsemi Rafsanjani; los exministros Ali Fallahijan y Ali Akbar Veleyati; el excomandante Moshen Rezai; el exjefe de Seguridad Exterior Imad Fayez Moughnieh; el exconsejero cultural de la embajada Mohsen Rabbani, y el tercer secretario de la delegación diplomática en Buenos Aires, Reza Ashgari.
Agencia AFP
JERUSALÉN.- Tras el descabezamiento de su cúpula de seguridad durante el ataque de Israel en las primeras horas del viernes, el régimen islámico de Irán nombró a nuevas autoridades, entre ellos el jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica que reemplazará al fallecido Hossein Salami.
El elegido fue Ahmad Vahidi, quien tiene un pedido de captura de Interpol por su participación en el ataque contra la sede de la AMIA en la Argentina en 1994, en el que murieron 85 personas.
En sus cargos más recientes, Vahidi fue ministro de Defensa de Irán desde septiembre de 2009 hasta agosto de 2013, y ministro del Interior desde agosto de 2021 hasta agosto de 2024. También ascendió en las filas las fuerzas terroristas Al-Quds, una unidad de élite dentro de la Guardia Revolucionaria que comandó de 1988 a 1998.
Fue durante su tiempo en esta fuerza que participó en actividades terroristas a nivel mundial, incluyendo su vinculación con el atentado de 1994 contra el centro comunitario judío de Buenos Aires.
Vahidi es buscado por Interpol desde 2007, después de gestiones realizadas desde la Argentina para dar con los acusados iraníes por el atentado contra la AMIA del 18 de julio de 1994.
Vahidi siempre contó con el aval del régimen teocrático, como quedó demostrado con sus ascendentes nombramientos en la cúpula de seguridad.
Cuando fue ministro de Defensa entre 2009 y 2013, el entonces presidente Mahmoud Ahmadinejad firmó el memorándum de entendimiento con el gobierno de Cristina Kirchner, quien a partir de ese pacto estuvo acusada de encubrir a los sospechosos del ataque a la AMIA.
En ese momento, en septiembre de 2009, la designación de Vahidi en el gobierno iraní fue repudiada por el Parlasur. “La decisión adoptada por el presidente iraní constituye una afrenta innombrable a las víctimas de la masacre y sus familias, y por eso merece el repudio de toda la comunidad de naciones democráticas”, afirmó en aquel momento la asamblea parlamentaria del Mercosur, en un comunicado oficial.
En 2010, además, el gobierno de Barack Obama incluyó a Vahidi en su lista negra. “Estamos agregando a nuestra lista una serie de instituciones e individuos que están ayudando a Irán a financiar programas nucleares y de misiles y a evadir las sanciones internacionales”, dijo el entonces secretario del Tesoro, Timothy Geithner.
Al año siguiente, en junio de 2011, también vivió un momento tenso en la región, cuando fue expulsado de Bolivia.
Durante una gira por la región, Vahidi compartió dos actos con el entonces presidente Evo Morales, lo que provocó una queja formal desde la Argentina. David Choquehuanca –en ese momento canciller de Bolivia y en la actualidad, vicepresidente- envió una carta de disculpas a su par Héctor Timerman, en la que calificó como un “grave incidente” la visita del funcionario acusado.
“El gobierno de Bolivia ha tomado las previsiones correspondientes a fin de que el señor Ahmad Vahidi abandone de inmediato el territorio boliviano”, decretó Choquehuanca, tras la interpelación del fallecido fiscal Alberto Nisman, quien era titular de la Unidad de Investigaciones por el ataque a la AMIA.
Influyente general
En 1994, cuando ocurrió el atentado contra la AMIA, Vahidi ya era el jefe de una unidad de elite de la Guardia Revolucionaria iraní: las fuerzas Al-Quds, responsables de las operaciones militares del gobierno de Teherán en el extranjero y de numerosos atentados terroristas en diferentes partes del mundo. Con rango de general, tuvo durante más de una década un rol preponderante en el ejército.
El grupo de los acusados y reclamados por el Estado argentino ante la Justicia internacional lo completan el expresidente de Irán Ali Akbar Hahsemi Rafsanjani; los exministros Ali Fallahijan y Ali Akbar Veleyati; el excomandante Moshen Rezai; el exjefe de Seguridad Exterior Imad Fayez Moughnieh; el exconsejero cultural de la embajada Mohsen Rabbani, y el tercer secretario de la delegación diplomática en Buenos Aires, Reza Ashgari.
Agencia AFP
Ahmad Vahidi, quien tiene pedido de captura de Interpol desde 2007, fue nombrado en reemplazo de Hossein Salami, abatido en los bombardeos del viernes LA NACION