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Alianzas, intereses y tensiones: cómo se posicionan los países de Medio Oriente frente a la escalada entre Irán e Israel

DAMASCO.- Desde el jueves, todo Medio Oriente sigue con una mezcla de expectativa y estupor el intercambio de misiles entre Israel e Irán, que puede tener consecuencias impredecibles en la región.

“Durante la noche pasada, cada dos horas me iba despertando y miraba las últimas noticias en el celular”, comenta Rola, una joven consultora en marketing de Damasco.

A falta de saber cuál será el alcance de la confrontación entre Israel e Irán, es decir, si será limitada o impulsará la entrada de Estados Unidos y su extensión a la entera región, los gobiernos hacen estos días sus cálculos y miden sus posiciones.

Así puede afectar la escalada a los principales países de la región:

Líbano

Durante al menos cuatro décadas, el Líbano ha desempeñado un papel clave en todas las turbulencias entre Israel e Irán. No en vano, Hezbollah, la milicia más poderosa del país, fue una creación de Teherán y era considerado su más poderoso ariete en caso de una guerra contra Israel.

Sin embargo, todo cambió tras los ataques del 7 de octubre, y sobre todo la guerra del año otoño entre Hezbollah y el Estado hebreo. La milicia chiíta fue descabezada y ahora parece una sombra de lo que fue.

La escena después de un ataque en Dahiyeh, un suburbio al sur de Beirut, Líbano, el 27 de abril del  2025. (AP foto/Bilal Hussein)

Según el analista Michael Young, basado en el Líbano, el presidente libanés, Joseph Aoun, advirtió al liderazgo de Hezbollah sobre serias consecuencias si se suma al actual conflicto bélico. Antes, el grupo terrorista tomaba estas decisiones de forma unilateral, pero ahora las debe consensuar con el Estado, y en un Líbano con una economía hecha trizas, hay un amplio consenso para mantener la neutralidad.

Siria

Junto con el Líbano, Siria es el país en el que el nuevo orden regional ha tenido un mayor impacto. Tras la caída de Bashar al-Assad, Damasco ya no es un fiel aliado de Teherán, sino todo lo contrario. Por lo tanto, y aunque Israel ha ocupado en los últimos meses una franja del país, el gobierno sirio no se plantea otra opción que mantener la neutralidad, sea cual sea la evolución de las hostilidades.

El sábado, en Homs, decenas de personas se manifestaron para pedir al presidente Ahmed al-Sharaa que “ataque Tel Aviv”.

No obstante, un país destruido lo último que quiere es una nueva guerra.

En esta foto publicada por el Palacio Real de Arabia Saudita, el presidente interino de Siria, Ahmad al-Sharaa, a la izquierda, estrecha la mano del presidente Donald Trump, en el centro, en Riad, Arabia Saudita, el miércoles 14 de mayo de 2025. A la derecha está el príncipe heredero saudita, Mohamed ben Salman. (Bandar Aljaloud/Saudi Royal Palace via AP)

Ahora bien, su neutralidad no le evitará repercusiones si el conflicto escala. Con un 90% de población debajo del umbral de la pobreza, Siria necesita atraer inversiones extranjeras para su reconstrucción. El levantamiento de las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea es un paso imprescindible, pero no suficiente. Damasco necesita una región estable para que su economía despegue.

Turquía

En el nuevo orden regional que Benjamin Netanyahu prometió construir tras los atentados del 7 de octubre de 2023, Israel pretende ostentar una hegemonía regional completa. Más allá de cuál sea el final de la actual conflagración, Irán saldrá seriamente debilitado, sobre todo, en comparación con la posición que ocupaba hace un par de años. Así las cosas, el único rival ahora de Tel Aviv en la lucha por la hegemonía regional es la Turquía del ambicioso presidente Recep Tayyip Erdogan.

Erdogan lleva 22 años en el poder en Turquía, en un principio como primer ministro y como presidente después.

Si bien la caída en desgracia de Irán elimina un competidor, a Turquía no le interesa un Israel excesivamente envalentonado. Quizás el mejor escenario para Erdogan sería que el actual conflicto provocara serias grietas en la relación entre Netanyahu y Trump, que siempre ha expresado su admiración por Erdogan.

Jordania

Entre la lista de países que han ayudado a Israel a neutralizar los misiles iraníes hay uno que se destaca a la vez por su fragilidad interna y su posición estratégica: Jordania. Situada entre Irán e Israel, tanto los cazabombarderos israelíes como la mayoría de misiles iraníes cruzan su espacio aéreo.

Gran parte de la población de Jordania la forman refugiados palestinos o sus descendientes

A diferencia de sus vecinos al sur, Jordania no dispone de recursos naturales y es altamente dependiente de la ayuda financiera de Occidente, lo que explica su apoyo a Israel.

No obstante, debe buscar un difícil equilibrio entre satisfacer a sus patrones occidentales y no agitar los ánimos en su población, que en su mayoría es de origen palestino y muy hostil al Estado hebreo.

Teherán advirtió este sábado a los países que ayuden a Israel que podrían ser blanco también de sus ataques, una amenaza dirigida sobre todo a Amman. Por eso, una guerra total podría desestabilizar el país e incluso poner en peligro el futuro de la monarquía hachemita.

Arabia Saudita y EAU

Las petromonarquías del Golfo Pérsico, con Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU) a la cabeza, son históricos adversarios de Irán por razones geoestratégicas y religiosas. Por eso, hace una década estaban perfectamente alineados con Israel en la cuestión del programa nuclear iraní.

No obstante, sus líderes, sobre todo el príncipe heredero Mohamed ben Salman, cambiaron su posición a raíz de su frustrante experiencia en la guerra del Yemen. Incapaz de derrotar a los hutíes, Riad padeció un sofisticado ataque a sus instalaciones petrolíferas, y entendió que era mejor la búsqueda de un sistema de coexistencia con Teherán a la confrontación directa.

El príncipe heredero Mohammed bin Salman escucha al presidente Donald Trump durante la reunión del Consejo de Cooperación del Golfo el miércoles 14 de mayo del 2025. (AP Foto/Alex Brandon)

Fruto de esta nueva visión, Teherán y Riad enterraron el hacha de guerra a través de la mediación de Pekín. Así pues, aunque las petromonarquías puedan sentir una cierta satisfacción por el debilitamiento militar de Irán, recelan de la guerra total que quiere Netanyahu, e incluso es probable que susurren a la oreja de Trump para que ponga límites a la guerra actual.

Yemen

Sin duda, de todas las milicias del llamado “eje de la resistencia”, la más poderosa actualmente son los hutíes del Yemen, que durante más de un año han sido capaces de perturbar una arteria clave del comercio mundial como es el Canal de Suez.

Partidarios de los rebeldes hutíes lanzan consignas delante de pancartas de apoyo a los palestinos, durante una manifestación contra Estados Unidos e Israel en Saná, Yemen, el viernes 25 de abril de 2025. (AP Foto/Osamah Abdulrahman)

A diferencia de Hezbollah, los hutíes son aliados de Irán, no un simple peón. Por lo tanto, su entrada en combate dependerá de que sus líderes consideren que se alinea con sus intereses, y eso no está garantizado.

Después de unos intensos bombardeos por parte de la administración Trump contra un país, el mes pasado Washington y Sanaá sellaron un acuerdo de no agresión, aunque no incluía, al menos de forma pública, un cese de los ataques con misiles a Israel. Si Yemen se suma a los ataques de Irán, la represalia será severa contra un país que ya se encuentra con un gran nivel de destrucción tras una década de guerra civil.

DAMASCO.- Desde el jueves, todo Medio Oriente sigue con una mezcla de expectativa y estupor el intercambio de misiles entre Israel e Irán, que puede tener consecuencias impredecibles en la región.

“Durante la noche pasada, cada dos horas me iba despertando y miraba las últimas noticias en el celular”, comenta Rola, una joven consultora en marketing de Damasco.

A falta de saber cuál será el alcance de la confrontación entre Israel e Irán, es decir, si será limitada o impulsará la entrada de Estados Unidos y su extensión a la entera región, los gobiernos hacen estos días sus cálculos y miden sus posiciones.

Así puede afectar la escalada a los principales países de la región:

Líbano

Durante al menos cuatro décadas, el Líbano ha desempeñado un papel clave en todas las turbulencias entre Israel e Irán. No en vano, Hezbollah, la milicia más poderosa del país, fue una creación de Teherán y era considerado su más poderoso ariete en caso de una guerra contra Israel.

Sin embargo, todo cambió tras los ataques del 7 de octubre, y sobre todo la guerra del año otoño entre Hezbollah y el Estado hebreo. La milicia chiíta fue descabezada y ahora parece una sombra de lo que fue.

La escena después de un ataque en Dahiyeh, un suburbio al sur de Beirut, Líbano, el 27 de abril del  2025. (AP foto/Bilal Hussein)

Según el analista Michael Young, basado en el Líbano, el presidente libanés, Joseph Aoun, advirtió al liderazgo de Hezbollah sobre serias consecuencias si se suma al actual conflicto bélico. Antes, el grupo terrorista tomaba estas decisiones de forma unilateral, pero ahora las debe consensuar con el Estado, y en un Líbano con una economía hecha trizas, hay un amplio consenso para mantener la neutralidad.

Siria

Junto con el Líbano, Siria es el país en el que el nuevo orden regional ha tenido un mayor impacto. Tras la caída de Bashar al-Assad, Damasco ya no es un fiel aliado de Teherán, sino todo lo contrario. Por lo tanto, y aunque Israel ha ocupado en los últimos meses una franja del país, el gobierno sirio no se plantea otra opción que mantener la neutralidad, sea cual sea la evolución de las hostilidades.

El sábado, en Homs, decenas de personas se manifestaron para pedir al presidente Ahmed al-Sharaa que “ataque Tel Aviv”.

No obstante, un país destruido lo último que quiere es una nueva guerra.

En esta foto publicada por el Palacio Real de Arabia Saudita, el presidente interino de Siria, Ahmad al-Sharaa, a la izquierda, estrecha la mano del presidente Donald Trump, en el centro, en Riad, Arabia Saudita, el miércoles 14 de mayo de 2025. A la derecha está el príncipe heredero saudita, Mohamed ben Salman. (Bandar Aljaloud/Saudi Royal Palace via AP)

Ahora bien, su neutralidad no le evitará repercusiones si el conflicto escala. Con un 90% de población debajo del umbral de la pobreza, Siria necesita atraer inversiones extranjeras para su reconstrucción. El levantamiento de las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea es un paso imprescindible, pero no suficiente. Damasco necesita una región estable para que su economía despegue.

Turquía

En el nuevo orden regional que Benjamin Netanyahu prometió construir tras los atentados del 7 de octubre de 2023, Israel pretende ostentar una hegemonía regional completa. Más allá de cuál sea el final de la actual conflagración, Irán saldrá seriamente debilitado, sobre todo, en comparación con la posición que ocupaba hace un par de años. Así las cosas, el único rival ahora de Tel Aviv en la lucha por la hegemonía regional es la Turquía del ambicioso presidente Recep Tayyip Erdogan.

Erdogan lleva 22 años en el poder en Turquía, en un principio como primer ministro y como presidente después.

Si bien la caída en desgracia de Irán elimina un competidor, a Turquía no le interesa un Israel excesivamente envalentonado. Quizás el mejor escenario para Erdogan sería que el actual conflicto provocara serias grietas en la relación entre Netanyahu y Trump, que siempre ha expresado su admiración por Erdogan.

Jordania

Entre la lista de países que han ayudado a Israel a neutralizar los misiles iraníes hay uno que se destaca a la vez por su fragilidad interna y su posición estratégica: Jordania. Situada entre Irán e Israel, tanto los cazabombarderos israelíes como la mayoría de misiles iraníes cruzan su espacio aéreo.

Gran parte de la población de Jordania la forman refugiados palestinos o sus descendientes

A diferencia de sus vecinos al sur, Jordania no dispone de recursos naturales y es altamente dependiente de la ayuda financiera de Occidente, lo que explica su apoyo a Israel.

No obstante, debe buscar un difícil equilibrio entre satisfacer a sus patrones occidentales y no agitar los ánimos en su población, que en su mayoría es de origen palestino y muy hostil al Estado hebreo.

Teherán advirtió este sábado a los países que ayuden a Israel que podrían ser blanco también de sus ataques, una amenaza dirigida sobre todo a Amman. Por eso, una guerra total podría desestabilizar el país e incluso poner en peligro el futuro de la monarquía hachemita.

Arabia Saudita y EAU

Las petromonarquías del Golfo Pérsico, con Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU) a la cabeza, son históricos adversarios de Irán por razones geoestratégicas y religiosas. Por eso, hace una década estaban perfectamente alineados con Israel en la cuestión del programa nuclear iraní.

No obstante, sus líderes, sobre todo el príncipe heredero Mohamed ben Salman, cambiaron su posición a raíz de su frustrante experiencia en la guerra del Yemen. Incapaz de derrotar a los hutíes, Riad padeció un sofisticado ataque a sus instalaciones petrolíferas, y entendió que era mejor la búsqueda de un sistema de coexistencia con Teherán a la confrontación directa.

El príncipe heredero Mohammed bin Salman escucha al presidente Donald Trump durante la reunión del Consejo de Cooperación del Golfo el miércoles 14 de mayo del 2025. (AP Foto/Alex Brandon)

Fruto de esta nueva visión, Teherán y Riad enterraron el hacha de guerra a través de la mediación de Pekín. Así pues, aunque las petromonarquías puedan sentir una cierta satisfacción por el debilitamiento militar de Irán, recelan de la guerra total que quiere Netanyahu, e incluso es probable que susurren a la oreja de Trump para que ponga límites a la guerra actual.

Yemen

Sin duda, de todas las milicias del llamado “eje de la resistencia”, la más poderosa actualmente son los hutíes del Yemen, que durante más de un año han sido capaces de perturbar una arteria clave del comercio mundial como es el Canal de Suez.

Partidarios de los rebeldes hutíes lanzan consignas delante de pancartas de apoyo a los palestinos, durante una manifestación contra Estados Unidos e Israel en Saná, Yemen, el viernes 25 de abril de 2025. (AP Foto/Osamah Abdulrahman)

A diferencia de Hezbollah, los hutíes son aliados de Irán, no un simple peón. Por lo tanto, su entrada en combate dependerá de que sus líderes consideren que se alinea con sus intereses, y eso no está garantizado.

Después de unos intensos bombardeos por parte de la administración Trump contra un país, el mes pasado Washington y Sanaá sellaron un acuerdo de no agresión, aunque no incluía, al menos de forma pública, un cese de los ataques con misiles a Israel. Si Yemen se suma a los ataques de Irán, la represalia será severa contra un país que ya se encuentra con un gran nivel de destrucción tras una década de guerra civil.

 Desde Yemen a Arabia Saudita, los gobiernos de la región hacen cálculos sobre las consecuencias que puede tener la confrontación en el tablero geopolítico  LA NACION

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