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El peronismo cerró filas para defender a Cristina Kirchner, pero la tregua interna parece temporaria

La Corte Suprema de Justicia soltó una bomba política en el tablero del PJ, la principal fuerza opositora al gobierno de Javier Milei, cuando confirmó la condena a seis años de prisión contra Cristina Kirchner en la causa Vialidad.

La resolución, que se conoció en plena puja distributiva por el poder interno en el peronismo, provocó un cierre de filas de las distintas vertientes del espacio frente a lo que consideran una persecución política y un intento de proscripción de una de las máximas representantes de la oposición a Milei.

En estado de shock, los caciques del PJ bonaerense, sindicalistas y aliados como Sergio Massa o Juan Grabois se alinearon para solidarizarse con la exmandataria y se comprometieron a movilizarse el próximo miércoles para acompañarla a los tribunales de Comodoro Py, donde Cristina Kirchner pretende notificarse de su condena por corrupción y entregarse. La mini-tregua durará hasta ese día. “Puede ser la última vez que marchemos todos juntos”, reconocen.

Si bien las demostraciones de apoyo y la promoción de la campaña “Cristina libre” eclipsaron la pelea por el liderazgo de la oposición a Milei, las diferencias en el seno del PJ en torno al armado electoral en Buenos Aires siguen latentes. Es que el quiebre entre la tropa de Axel Kicillof y La Cámpora, la agrupación que conduce Máximo Kirchner, parece casi sellado desde que el gobernador decidió avanzar con el desdoblamiento de los comicios bonaerenses y reforzar la construcción de una fuerza propia para consolidarse como el jefe político de su distrito, el principal bastión electoral del PJ. “Hay una tensa calma. El miércoles es la última oportunidad para que Cristina Kirchner falle de manera ecuánime entre La Cámpora o Máximo y los que queremos una fuerza más amplia”, remarcan en el pelotón de Kicillof. No obstante, la exmandataria empoderó a su hijo tras el fallo de la Corte: no solo se mostró escoltada por él, sino que el jefe de La Cámpora levantó el perfil y dio dos entrevistas. Este sábado, en tanto, encabezó una conferencia con medios internacionales para explicar la condena a la expresidenta. Lo acompañaron Carlos Beraldi, abogado defensor, Teresa García, Felipe Solá, Carlos Taina y Gustavo Menéndez, entre otros.

Tras el golpe por el fallo de la Corte Suprema que convalidó la condena contra Cristina Kirchner por direccionar obras públicas a favor de Lázaro Báez, se abrieron dos senderos en el peronismo. Por un lado, se ubican los unitarios. Son los dirigentes que están convencidos de que la medida judicial que sacó de la carrera electoral a la titular del PJ –ella había anunciado hace diez días su intención de competir como candidata a diputada bonaerense por la tercera sección de Buenos Aires- hizo que haya más incentivos para conservar la unidad. En ese grupo se enrolan desde los camporistas y Massa hasta los intendentes del cristinismo y Juan Grabois.

Reunión en la sede del PJ en la calle Matheu

Y, por el otro, aparecen los dirigentes que están encolumnados en el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), el espacio que lidera Kicillof, o los intendentes díscolos, como Fernando Gray (Esteban Echeverría) o Julio Zamora (Tigre), que no están dispuestos a aceptar que la lapicera esté en manos de Cristina Kirchner y La Cámpora a la hora de definir los lugares en las listas. Es decir, ellos quieren tener influencia y hacer valer el peso de su aparato territorial. Si la candidatura de Cristina Kirchner en la tercera sección ya era problemática, las versiones de una eventual postulación de Máximo, su hijo, para reemplazarla en la boleta despertaron indignación. “Es lo más pianta votos que hay”, braman.

Tampoco toleran la idea de Grabois de convocar a las bases del peronismo a abstenerse en las legislativas de septiembre y octubre como una manera de protestar ante el encarcelamiento de Cristina.

La incógnita sobre el esquema electoral que utilizará el peronismo en Buenos Aires se estirará durante varios días. Sin la herramienta de las PASO, se avecina una negociación compleja para diseñar la oferta del PJ en las ocho secciones electorales y defender los territorios de sus intendentes. Las autoridades de las distintas tribus de la fuerza admiten que reagruparse no será sencillo, sobre todo, porque ya comenzó la cuenta regresiva para la batalla electoral. El 9 de julio finaliza el plazo para presentar las alianzas ante la Justicia. Y, diez días después, deberán oficializar las listas. ¿Habrá lugar para sellar la paz y encontrar una síntesis? En el PJ intuyen que el entendimiento entre LLA y Pro en Buenos Aires los empuja a evitar una división de la propuesta opositora a Mile.

“A la política de Milei hay que oponerle peronismo”, enfatizó Massa durante la cumbre del jueves en la sede del PJ. En el cuartel general del Frente Renovador, estiman que el fallo de la Corte intensificó la polarización entre el mileísmo y el anti-mileísmo por lo que aventuran que la campaña para las elecciones bonaerenses de octubre se nacionalizará. “Será una unidad imperfecta y el cierre seguramente se hará a los machetazos, pero no hay otra opción”, dicen en el massismo.

En ese contexto, Massa ratifica su apuesta a preservar una oferta unificada en Buenos Aires para enfrentar al modelo de La Libertad Avanza. Asume que la discusión proselitista girará en torno a un plebiscito de la gestión nacional. Y considera que la principal oposición debe plantarse en el escenario con el nombre de “peronismo” y apostar a exhibir una renovación.

El senador José Mayans junto a Juliana Di Tullio llegan a la reunión en la sede del PJ de la calle Matheu

Más allá de las escenificaciones públicas de unidad, el conflicto entre Kicillof y los colaboradores más estrechos de la presidenta del PJ escaló durante las últimas horas. Solo recibió señales de hostilidad del núcleo duro del cristinismo cuando fue a reunirse con la exjefa del Estado y quedó marginado de la foto que armaron José Mayans y Máximo Kirchner junto a los excandidatos presidenciales Massa, Grabois y Guillermo Moreno. La senadora Anabel Fernández Sagasti, una de las voces más escuchadas por Cristina Kirchner, sugirió que el gobernador había debilitado a la titular del PJ al separar las elecciones provinciales de las legislativas nacionales. Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes y una de los arietes de La Cámpora, también le pidió que actúe con generosidad.

Kicillof perdió espacio para ensayar gestos de autonomía. En la cúpula del PJ creen que se verá empujado a preservar los puentes con Cristina Kirchner para no pagar un costo con la base electoral del peronismo y los militantes más fieles a la expresidenta. Cualquier movimiento que sea leído como un intento de sacar los pies del plato o despegarse de la exmandataria, asumen en el PJ, podría derivar lisa y llanamente en una acusación de traición. “¿Quién se va a animar a romper ahora con Cristina presa? Un 50% de la población cree que es inocente. No habrá un 17 de octubre, pero enfrentarla ahora es costoso. Es la víctima”, analiza un dirigente con llegada a todas las terminales del PJ.

En concreto, la discusión sobre la estrategia electoral se postergó hasta el próximo jueves. Es que el diseño del plan de acción para respaldar a Cristina Kirchner fue un tema casi excluyente en la seguidilla de reuniones que organizó la conducción del peronismo en la sede partidaria de Matheu. Las primeras conversaciones entre Kicillof y la expresidenta que se habían producido poco después de que ella se anotara en la contienda electoral de septiembre también quedaron en pausa ante el impacto del fallo de la Corte, que confirmó la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua a ocupar cargos públicos contra Cristina Kirchner.

Entre los jerarcas del peronismo bonaerense que respaldan a Cristina Kirchner consideran que la resolución de la Justicia actuó como un “despertador” del movimiento peronista y fortalecerá la reorganización de la fuerza de cara a los comicios de septiembre y octubre. Se aferran a la épica de la resistencia: arguyen que sacarla Cristina Kirchner de la cancha electoral solo conseguirá que dirigentes y militantes abandonen el estado de “letargo” y les dará un mayor impulso para enfrentar a Milei en las urnas. “Es una tremenda injusticia. Esto pone en jaque el sistema de representación, pero va a ser favorable para el peronismo. Nos costaba juntarnos y ahora recobramos la vida”, señaló uno de los intendentes del conurbano que se mantiene fiel a la expresidenta.

Máximo Kirchner, el jefe de La Cámpora

En La Cámpora aseguran que la discusión electoral pasó a un segundo plano. Es que la prioridad para el círculo de confianza de la expresidenta es organizar la resistencia y ampliar la red de apoyos con vistas a la marcha del miércoles. “Tiene que ser una movilización muy importante para acompañar a Cristina y evitar una humillación”, aventuran. Quienes rodean a Kicillof no ocultaron sus divergencias con la táctica que adoptó el camporismo para rechazar la decisión judicial. Repudiaron desde la violenta irrupción de militantes en el canal TN, del grupo Clarín, hasta los cortes de ruta o accesos a la Capital.

Por ahora hubo muestras de respaldo y silencios sugestivos entre los gobernadores del PJ o los popes de la CGT. En la central obrera se comprometieron a movilizarse para repudiar el fallo de la Corte, pero será más una gestualidad por el momento que vive que una demostración de lealtad o reverencia. En rigor, los moderados apuestan a la figura de Kicillof. Ven que el liderazgo de la expresidenta se consume desde hace años y que le será complicado mantener la centralidad con su encarcelamiento. En otras palabras, aventuran que la prisión domiciliaria la va a debilitar aún más con el paso del tiempo. Por lo pronto, ella intenta mostrarse fuerte y decidida a dar pelea por mantener el control del PJ.

La Corte Suprema de Justicia soltó una bomba política en el tablero del PJ, la principal fuerza opositora al gobierno de Javier Milei, cuando confirmó la condena a seis años de prisión contra Cristina Kirchner en la causa Vialidad.

La resolución, que se conoció en plena puja distributiva por el poder interno en el peronismo, provocó un cierre de filas de las distintas vertientes del espacio frente a lo que consideran una persecución política y un intento de proscripción de una de las máximas representantes de la oposición a Milei.

En estado de shock, los caciques del PJ bonaerense, sindicalistas y aliados como Sergio Massa o Juan Grabois se alinearon para solidarizarse con la exmandataria y se comprometieron a movilizarse el próximo miércoles para acompañarla a los tribunales de Comodoro Py, donde Cristina Kirchner pretende notificarse de su condena por corrupción y entregarse. La mini-tregua durará hasta ese día. “Puede ser la última vez que marchemos todos juntos”, reconocen.

Si bien las demostraciones de apoyo y la promoción de la campaña “Cristina libre” eclipsaron la pelea por el liderazgo de la oposición a Milei, las diferencias en el seno del PJ en torno al armado electoral en Buenos Aires siguen latentes. Es que el quiebre entre la tropa de Axel Kicillof y La Cámpora, la agrupación que conduce Máximo Kirchner, parece casi sellado desde que el gobernador decidió avanzar con el desdoblamiento de los comicios bonaerenses y reforzar la construcción de una fuerza propia para consolidarse como el jefe político de su distrito, el principal bastión electoral del PJ. “Hay una tensa calma. El miércoles es la última oportunidad para que Cristina Kirchner falle de manera ecuánime entre La Cámpora o Máximo y los que queremos una fuerza más amplia”, remarcan en el pelotón de Kicillof. No obstante, la exmandataria empoderó a su hijo tras el fallo de la Corte: no solo se mostró escoltada por él, sino que el jefe de La Cámpora levantó el perfil y dio dos entrevistas. Este sábado, en tanto, encabezó una conferencia con medios internacionales para explicar la condena a la expresidenta. Lo acompañaron Carlos Beraldi, abogado defensor, Teresa García, Felipe Solá, Carlos Taina y Gustavo Menéndez, entre otros.

Tras el golpe por el fallo de la Corte Suprema que convalidó la condena contra Cristina Kirchner por direccionar obras públicas a favor de Lázaro Báez, se abrieron dos senderos en el peronismo. Por un lado, se ubican los unitarios. Son los dirigentes que están convencidos de que la medida judicial que sacó de la carrera electoral a la titular del PJ –ella había anunciado hace diez días su intención de competir como candidata a diputada bonaerense por la tercera sección de Buenos Aires- hizo que haya más incentivos para conservar la unidad. En ese grupo se enrolan desde los camporistas y Massa hasta los intendentes del cristinismo y Juan Grabois.

Reunión en la sede del PJ en la calle Matheu

Y, por el otro, aparecen los dirigentes que están encolumnados en el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), el espacio que lidera Kicillof, o los intendentes díscolos, como Fernando Gray (Esteban Echeverría) o Julio Zamora (Tigre), que no están dispuestos a aceptar que la lapicera esté en manos de Cristina Kirchner y La Cámpora a la hora de definir los lugares en las listas. Es decir, ellos quieren tener influencia y hacer valer el peso de su aparato territorial. Si la candidatura de Cristina Kirchner en la tercera sección ya era problemática, las versiones de una eventual postulación de Máximo, su hijo, para reemplazarla en la boleta despertaron indignación. “Es lo más pianta votos que hay”, braman.

Tampoco toleran la idea de Grabois de convocar a las bases del peronismo a abstenerse en las legislativas de septiembre y octubre como una manera de protestar ante el encarcelamiento de Cristina.

La incógnita sobre el esquema electoral que utilizará el peronismo en Buenos Aires se estirará durante varios días. Sin la herramienta de las PASO, se avecina una negociación compleja para diseñar la oferta del PJ en las ocho secciones electorales y defender los territorios de sus intendentes. Las autoridades de las distintas tribus de la fuerza admiten que reagruparse no será sencillo, sobre todo, porque ya comenzó la cuenta regresiva para la batalla electoral. El 9 de julio finaliza el plazo para presentar las alianzas ante la Justicia. Y, diez días después, deberán oficializar las listas. ¿Habrá lugar para sellar la paz y encontrar una síntesis? En el PJ intuyen que el entendimiento entre LLA y Pro en Buenos Aires los empuja a evitar una división de la propuesta opositora a Mile.

“A la política de Milei hay que oponerle peronismo”, enfatizó Massa durante la cumbre del jueves en la sede del PJ. En el cuartel general del Frente Renovador, estiman que el fallo de la Corte intensificó la polarización entre el mileísmo y el anti-mileísmo por lo que aventuran que la campaña para las elecciones bonaerenses de octubre se nacionalizará. “Será una unidad imperfecta y el cierre seguramente se hará a los machetazos, pero no hay otra opción”, dicen en el massismo.

En ese contexto, Massa ratifica su apuesta a preservar una oferta unificada en Buenos Aires para enfrentar al modelo de La Libertad Avanza. Asume que la discusión proselitista girará en torno a un plebiscito de la gestión nacional. Y considera que la principal oposición debe plantarse en el escenario con el nombre de “peronismo” y apostar a exhibir una renovación.

El senador José Mayans junto a Juliana Di Tullio llegan a la reunión en la sede del PJ de la calle Matheu

Más allá de las escenificaciones públicas de unidad, el conflicto entre Kicillof y los colaboradores más estrechos de la presidenta del PJ escaló durante las últimas horas. Solo recibió señales de hostilidad del núcleo duro del cristinismo cuando fue a reunirse con la exjefa del Estado y quedó marginado de la foto que armaron José Mayans y Máximo Kirchner junto a los excandidatos presidenciales Massa, Grabois y Guillermo Moreno. La senadora Anabel Fernández Sagasti, una de las voces más escuchadas por Cristina Kirchner, sugirió que el gobernador había debilitado a la titular del PJ al separar las elecciones provinciales de las legislativas nacionales. Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes y una de los arietes de La Cámpora, también le pidió que actúe con generosidad.

Kicillof perdió espacio para ensayar gestos de autonomía. En la cúpula del PJ creen que se verá empujado a preservar los puentes con Cristina Kirchner para no pagar un costo con la base electoral del peronismo y los militantes más fieles a la expresidenta. Cualquier movimiento que sea leído como un intento de sacar los pies del plato o despegarse de la exmandataria, asumen en el PJ, podría derivar lisa y llanamente en una acusación de traición. “¿Quién se va a animar a romper ahora con Cristina presa? Un 50% de la población cree que es inocente. No habrá un 17 de octubre, pero enfrentarla ahora es costoso. Es la víctima”, analiza un dirigente con llegada a todas las terminales del PJ.

En concreto, la discusión sobre la estrategia electoral se postergó hasta el próximo jueves. Es que el diseño del plan de acción para respaldar a Cristina Kirchner fue un tema casi excluyente en la seguidilla de reuniones que organizó la conducción del peronismo en la sede partidaria de Matheu. Las primeras conversaciones entre Kicillof y la expresidenta que se habían producido poco después de que ella se anotara en la contienda electoral de septiembre también quedaron en pausa ante el impacto del fallo de la Corte, que confirmó la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua a ocupar cargos públicos contra Cristina Kirchner.

Entre los jerarcas del peronismo bonaerense que respaldan a Cristina Kirchner consideran que la resolución de la Justicia actuó como un “despertador” del movimiento peronista y fortalecerá la reorganización de la fuerza de cara a los comicios de septiembre y octubre. Se aferran a la épica de la resistencia: arguyen que sacarla Cristina Kirchner de la cancha electoral solo conseguirá que dirigentes y militantes abandonen el estado de “letargo” y les dará un mayor impulso para enfrentar a Milei en las urnas. “Es una tremenda injusticia. Esto pone en jaque el sistema de representación, pero va a ser favorable para el peronismo. Nos costaba juntarnos y ahora recobramos la vida”, señaló uno de los intendentes del conurbano que se mantiene fiel a la expresidenta.

Máximo Kirchner, el jefe de La Cámpora

En La Cámpora aseguran que la discusión electoral pasó a un segundo plano. Es que la prioridad para el círculo de confianza de la expresidenta es organizar la resistencia y ampliar la red de apoyos con vistas a la marcha del miércoles. “Tiene que ser una movilización muy importante para acompañar a Cristina y evitar una humillación”, aventuran. Quienes rodean a Kicillof no ocultaron sus divergencias con la táctica que adoptó el camporismo para rechazar la decisión judicial. Repudiaron desde la violenta irrupción de militantes en el canal TN, del grupo Clarín, hasta los cortes de ruta o accesos a la Capital.

Por ahora hubo muestras de respaldo y silencios sugestivos entre los gobernadores del PJ o los popes de la CGT. En la central obrera se comprometieron a movilizarse para repudiar el fallo de la Corte, pero será más una gestualidad por el momento que vive que una demostración de lealtad o reverencia. En rigor, los moderados apuestan a la figura de Kicillof. Ven que el liderazgo de la expresidenta se consume desde hace años y que le será complicado mantener la centralidad con su encarcelamiento. En otras palabras, aventuran que la prisión domiciliaria la va a debilitar aún más con el paso del tiempo. Por lo pronto, ella intenta mostrarse fuerte y decidida a dar pelea por mantener el control del PJ.

 El fallo de la Corte pausó la pelea por el armado en Buenos Aires; enfrentado con La Cámpora, el grupo de Kicillof espera un gesto de la expresidenta de cara a la discusión por las listas  LA NACION

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