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Consejos de una pediatra para evitar que los virus respiratorios afecten a los niños en época de frío

Aunque todavía no comenzó el invierno, el frío ya se instaló y con él también aumentaron los cuadros respiratorios, sobre todo en niños pequeños. En este contexto, me parece importante repasar algunas medidas que podemos tomar para reducir el riesgo de contagio y proteger a quienes más lo necesitan.

En las últimas semanas hemos visto un incremento sostenido de infecciones respiratorias en la población pediátrica. Entre los virus que circulan con mayor frecuencia esta temporada se encuentran la influenza (gripe) y el virus respiratorio sincicial (VRS), responsables de cuadros que pueden ir desde una leve congestión hasta dificultades respiratorias que requieren internación.

Como pediatra, y en línea con las recomendaciones de la Sociedad Uruguaya de Pediatría, insisto en la importancia de la prevención. No solo porque puede evitar infecciones, sino también porque ayuda a disminuir las formas graves de estas enfermedades en niños con condiciones de salud más frágiles.

Siempre que un niño presente un cuadro, es importante estar atentos a determinados signos de alarma

Prevención

¿Qué podemos hacer? En primer lugar, es fundamental evitar exponer a los niños a personas que tengan síntomas respiratorios. También recomiendo limitar, en la medida de lo posible, la concurrencia a espacios cerrados y con muchas personas, sobre todo si no hay buena ventilación. Es clave ventilar los ambientes del hogar y los centros educativos incluso en los días más fríos.

Otra medida importante es proteger a los niños del humo de tabaco, que debilita sus defensas respiratorias. La higiene de manos con agua y jabón si las manos están sucias o con alcohol en gel cuando están visiblemente limpias, es una herramienta sencilla pero muy efectiva, especialmente después de toser, estornudar, manipular objetos compartidos o atender a alguien enfermo. Enseñar a los niños a cubrirse con el codo al toser o estornudar —y hacerlo nosotros también— es parte del aprendizaje cotidiano. Si un niño está enfermo, no debe asistir a centros de cuidados o jardines: esta es una forma concreta de cortar la cadena de transmisión viral. Para los bebés menores de seis meses, fomentar la lactancia materna siempre que sea posible es una manera de ofrecerles protección inmunológica natural. Y, por supuesto, debemos cumplir con el calendario de vacunación.

Respecto a quiénes tienen más riesgo, hay que prestar especial atención a los menores de cinco años, sobre todo los menores de un año, en el caso del VRS. También a los bebés prematuros y a aquellos con displasia broncopulmonar, cardiopatías congénitas, trastornos neuromusculares o inmunodepresión. En relación con la influenza, los niños menores de cinco años, en particular los menores de dos, son más propensos a sufrir complicaciones. También los niños y adolescentes con afecciones crónicas como asma, enfermedades neurológicas, pulmonares, cardíacas, renales, diabetes, obesidad o inmunosupresión.

Los virus respiratorios no son exclusivos de la infancia. Los adultos también los contraemos y muchas veces somos quienes se los transmitimos a los niños. Por eso, en los casos en los que los chicos aún no pueden recibir ciertas vacunas por su edad, somos los adultos los que debemos vacunarnos para protegerlos.

Atención

¿Cuándo consultar al médico? Siempre que un niño presente un cuadro respiratorio, es importante estar atentos a determinados signos de alarma. Si hay dificultad para respirar o una frecuencia respiratoria más rápida de lo normal, si se hunden las costillas al respirar o si el niño luce decaído, sin mejoría con el paso de las horas, no debemos demorar la consulta. También hay que prestar atención a los cambios de coloración en la piel —como palidez, tonalidades azuladas o aspecto marmóreo—, a la presencia de fiebre alta con escalofríos, a los ruidos respiratorios inusuales (como silbidos o ronquidos), a la negativa a alimentarse o vómitos persistentes, y, en el caso de los bebés menores de tres meses, cualquier síntoma respiratorio debe motivar una evaluación médica inmediata.

Cuando en casa hay un lactante, siempre que la situación familiar lo permita, recomiendo considerar si es oportuno que sus hermanos menores de tres años no asistan al jardín durante los momentos de mayor circulación viral. Esta decisión puede ayudar a evitar que los virus entren al hogar y alcancen al bebé.

Cuidar la salud de los más chicos es una tarea grupal

Vacunación

Cuidar la salud de los más chicos es una tarea que compartimos entre todos. Por eso también quiero invitar a todas las familias a sumarse activamente a la campaña de vacunación antigripal en curso. Esta vacuna, disponible de forma gratuita, está especialmente recomendada para niños a partir de los seis meses, embarazadas, personas con enfermedades crónicas y todos aquellos adultos que conviven o cuidan a bebés pequeños.

En el caso de las embarazadas es importante que también reciban la vacuna de la tos convulsa a partir de las 28 semanas de gestación, del virus respiratorio sincicial entre la semana 32 y la semana 36 + 6 días de embarazo, y del covid.

El organismo necesita aproximadamente dos semanas para responder a las inmunizaciones que recibe por eso es fundamental que quienes se vacunen lo hagan ya. Vacunarse no solo protege a quien recibe la dosis, sino que también contribuye a reducir la circulación del virus en la comunidad y a cuidar a quienes todavía no pueden inmunizarse por su edad o por razones médicas. Aprovechar esta herramienta preventiva es una forma concreta y solidaria de proteger la salud infantil en esta temporada.

Alicia Fernández

Aunque todavía no comenzó el invierno, el frío ya se instaló y con él también aumentaron los cuadros respiratorios, sobre todo en niños pequeños. En este contexto, me parece importante repasar algunas medidas que podemos tomar para reducir el riesgo de contagio y proteger a quienes más lo necesitan.

En las últimas semanas hemos visto un incremento sostenido de infecciones respiratorias en la población pediátrica. Entre los virus que circulan con mayor frecuencia esta temporada se encuentran la influenza (gripe) y el virus respiratorio sincicial (VRS), responsables de cuadros que pueden ir desde una leve congestión hasta dificultades respiratorias que requieren internación.

Como pediatra, y en línea con las recomendaciones de la Sociedad Uruguaya de Pediatría, insisto en la importancia de la prevención. No solo porque puede evitar infecciones, sino también porque ayuda a disminuir las formas graves de estas enfermedades en niños con condiciones de salud más frágiles.

Siempre que un niño presente un cuadro, es importante estar atentos a determinados signos de alarma

Prevención

¿Qué podemos hacer? En primer lugar, es fundamental evitar exponer a los niños a personas que tengan síntomas respiratorios. También recomiendo limitar, en la medida de lo posible, la concurrencia a espacios cerrados y con muchas personas, sobre todo si no hay buena ventilación. Es clave ventilar los ambientes del hogar y los centros educativos incluso en los días más fríos.

Otra medida importante es proteger a los niños del humo de tabaco, que debilita sus defensas respiratorias. La higiene de manos con agua y jabón si las manos están sucias o con alcohol en gel cuando están visiblemente limpias, es una herramienta sencilla pero muy efectiva, especialmente después de toser, estornudar, manipular objetos compartidos o atender a alguien enfermo. Enseñar a los niños a cubrirse con el codo al toser o estornudar —y hacerlo nosotros también— es parte del aprendizaje cotidiano. Si un niño está enfermo, no debe asistir a centros de cuidados o jardines: esta es una forma concreta de cortar la cadena de transmisión viral. Para los bebés menores de seis meses, fomentar la lactancia materna siempre que sea posible es una manera de ofrecerles protección inmunológica natural. Y, por supuesto, debemos cumplir con el calendario de vacunación.

Respecto a quiénes tienen más riesgo, hay que prestar especial atención a los menores de cinco años, sobre todo los menores de un año, en el caso del VRS. También a los bebés prematuros y a aquellos con displasia broncopulmonar, cardiopatías congénitas, trastornos neuromusculares o inmunodepresión. En relación con la influenza, los niños menores de cinco años, en particular los menores de dos, son más propensos a sufrir complicaciones. También los niños y adolescentes con afecciones crónicas como asma, enfermedades neurológicas, pulmonares, cardíacas, renales, diabetes, obesidad o inmunosupresión.

Los virus respiratorios no son exclusivos de la infancia. Los adultos también los contraemos y muchas veces somos quienes se los transmitimos a los niños. Por eso, en los casos en los que los chicos aún no pueden recibir ciertas vacunas por su edad, somos los adultos los que debemos vacunarnos para protegerlos.

Atención

¿Cuándo consultar al médico? Siempre que un niño presente un cuadro respiratorio, es importante estar atentos a determinados signos de alarma. Si hay dificultad para respirar o una frecuencia respiratoria más rápida de lo normal, si se hunden las costillas al respirar o si el niño luce decaído, sin mejoría con el paso de las horas, no debemos demorar la consulta. También hay que prestar atención a los cambios de coloración en la piel —como palidez, tonalidades azuladas o aspecto marmóreo—, a la presencia de fiebre alta con escalofríos, a los ruidos respiratorios inusuales (como silbidos o ronquidos), a la negativa a alimentarse o vómitos persistentes, y, en el caso de los bebés menores de tres meses, cualquier síntoma respiratorio debe motivar una evaluación médica inmediata.

Cuando en casa hay un lactante, siempre que la situación familiar lo permita, recomiendo considerar si es oportuno que sus hermanos menores de tres años no asistan al jardín durante los momentos de mayor circulación viral. Esta decisión puede ayudar a evitar que los virus entren al hogar y alcancen al bebé.

Cuidar la salud de los más chicos es una tarea grupal

Vacunación

Cuidar la salud de los más chicos es una tarea que compartimos entre todos. Por eso también quiero invitar a todas las familias a sumarse activamente a la campaña de vacunación antigripal en curso. Esta vacuna, disponible de forma gratuita, está especialmente recomendada para niños a partir de los seis meses, embarazadas, personas con enfermedades crónicas y todos aquellos adultos que conviven o cuidan a bebés pequeños.

En el caso de las embarazadas es importante que también reciban la vacuna de la tos convulsa a partir de las 28 semanas de gestación, del virus respiratorio sincicial entre la semana 32 y la semana 36 + 6 días de embarazo, y del covid.

El organismo necesita aproximadamente dos semanas para responder a las inmunizaciones que recibe por eso es fundamental que quienes se vacunen lo hagan ya. Vacunarse no solo protege a quien recibe la dosis, sino que también contribuye a reducir la circulación del virus en la comunidad y a cuidar a quienes todavía no pueden inmunizarse por su edad o por razones médicas. Aprovechar esta herramienta preventiva es una forma concreta y solidaria de proteger la salud infantil en esta temporada.

Alicia Fernández

 Los virus aumentan con el frío; en tanto, la prevención, la vacunación y los buenos hábitos ayudan a evitar contagios y a proteger a los más vulnerables  LA NACION

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