Mundial de Clubes: Botafogo recurrió al compromiso, la solidaridad y el juego para derrotar a PSG

Paris Saint-Germain y Botafogo se enfrentaron el jueves en el Rose Bowl, de Los Ángeles, por la segunda jornada del Grupo B del Mundial de Clubes, que también integran Atlético de Madrid y Seattle Sounders. Una pulseada entre dos equipos que festejaron en el debut y que, además, son los campeones vigentes de la Champions League y la Copa Libertadores, pero que no los descubrió de la misma manera cuando el árbitro canadiense Drew Fischer pitó el final: los brasileros se impusieron 1 a 0, con gol de Igor Jesus, y dieron un paso gigantesco para clasificarse para los octavos de final. Los cariocas son punteros y en la próxima fecha, la última, se medirán con los españoles: con un empate saltarán a la siguiente etapa.
El partido llegó precedido de una disputa pública entre los dueños de los clubes: el qatarí Nasser Al-Khelaïfi, máxima autoridad de PSG, y el multimillonario estadounidense John Textor, el accionista mayoritario del grupo Eagle Football Holdings, que controla a Botafogo, pero también a otros clubes, entre ellos Lyon, de la Liga de Francia. Las sucesivas quejas por la financiación de los parisinos –la que considera ilegal y anunció que recurriría a la justicia europea para que sancionen a PSG- promovieron una ruptura de las relaciones.
Pero no es el único eje de controversias: la batalla por la validación del acuerdo televisivo con DAZN, que se rescindió en mayo pasado, aumentó la tensión. “No tienes idea, eres un cowboy que no sé de qué parte viene”, apuntó el qatarí con desprecio. La respuesta de Textor tuvo varios frentes: en 2024 bloqueó el traspaso de Rayan Cherki al actual campeón de la Champions League –Manchester City es desde el martes el nuevo destino del francés- y antes del partido con PSG, de febrero pasado, salió a la cancha con un sombrero de vaquero.
La tirantez incluyó al presidente de la Liga de Fútbol Profesional de Francia, Vincent Labrune, a quien Textor tildó de “perrito faldero de Al-Khelaïfi”. La respuesta del qatarí no se hizo esperar: “Es una pena que no se puedan comprar la clase y la elegancia, porque eso habría evitado que el señor Textor hiciera el ridículo con sus groseros y falsos ultrajes a nuestro presidente, a nuestra institución y a nuestros aficionados. Ojalá vuelva a la tierra, y también a Francia, para entender mejor esta Ligue1 que tanto amamos”. La concordia asomó en mayo, cuando Textor fue invitado al Parque de los Príncipes para el partido entre PSG y Arsenal, que clasificó a los franceses a la final de la Champions League.
El partido empezó sin esa rispidez, pero con la típica jugada que ejecuta PSG: mover la pelota y lanzar largo, al lateral, como si se tratara de ganar metros como en el rugby. Pero los franceses no se replegaron y eligieron posicionarse en el campo de Botafogo para asfixiar la salida de los cariocas. Apenas un minuto y medio se demoró el campeón de la Champions League en generar la primera situación de riesgo: escaló el georgiano Khvicha Kvaratskhelia y después de enganchar hacia adentro remató de derecha y puso a prueba al arquero John.
El eje del juego de PSG es Vitinha, el portugués que además de arrasar con un triplete con el club –Champions League, Ligue1 y Copa de Francia- se consagró campeón con su selección en la UEFA Nations League. Los parisinos diseñaron en el comienzo todos los movimientos con la pelota para generar el espacio para que Kvaratskhelia desequilibrara en el mano a mano. El georgiano recibió un toque en su pie derecho del argentino Alexander Barboza, afuera del área, que el árbitro Fischer no sancionó como falta.
Con paciencia, Botafogo intentó adelantarse en el terreno para no sufrir recuperaciones del rival cerca del área y poner en riesgo el arco que defiende John. Pero la búsqueda no logra desplegarse más lejos que tres cuartos de cancha, porque PSG retrocedía con velocidad para ocupar los espacios y anular la asociación de pases con la que los brasileños deseaban bajar el ritmo que imponía el rival, oxigenarse y animarse a enseñar los argumentos ofensivos.
No renunció a progresar con la pelota, asumió riesgos Botafogo. Fue la receta que lo coronó en la Copa Libertadores de 2024 y aunque el plantel ya no tiene a varias de sus principales figuras que se consagraron en el Monumental, entre ellos el argentino Thiago Almada, el entrenador Renato Paiva agitó para que sus jugadores no se apartaran del plan. Y en la primera oportunidad que descubrió a la defensa de PSG adelantada, los cariocas metieron la estocada que sería una herida sin cura para los parisinos: Jefferson Savarino habilitó a Igor Jesus, el artillero se filtró entre los defensores centrales Lucas Beraldo –brasilero- y el ecuatoriano William Pacho y sacó el remate cruzado, que tras rozar en Pacho descolocó al arquero Gianluigi Donnarumma. Un carnaval carioca en las tribunas y una sorpresa para los franceses.
El juego de vértigo y de precisión que demostró PSG para golear 5 a 0 a Inter en la final de la Champions League, o en el 4-0 del debut frente a Atlético de Madrid, no se replicó, pero el equipo que lidera Luis Enrique descubrió en una jugada de pelota parada una clarísima oportunidad para marcar: Vitinha se encargó de lanzar el centro, Gonçalo Ramos se llevó la pelota por delante, pero rebotó en el pecho del arquero John; el guardavalla salvó de modo fortuito y desalentó a los franceses. Botafogo se replegó para correr con campo abierto hacia el área rival y Savarino, de cabeza, estuvo a tiro de ampliar la diferencia.
No ensayó variantes en el entretiempo PSG, aunque sin respuestas y después de diez minutos del segundo tiempo el entrenador gijonés sacudió el tablero con cuatro modificaciones: Fabián Ruiz, João Neves, Nuno Mendes y Bradley Barcola, el póquer que bajaron los parisinos para volver a controlar la pelota, el espacio y desarmar a una defensa granítica que ofreció Botafogo. Los brasileños tuvieron contestaciones cada vez más esporádica, como si el cansancio empezara a sentirse: Artur comandó un contraataque, pero quedó en soledad y terminó perdiendo en el mano a mano con Pacho.
Por arriba y por abajo, Barboza fue una muralla junto a Jair Cunha y Gregore, que se insertó como un defensor central más al momento de defender. Botafogo cumplió sin concesiones el libreto, mostró solidaridad para desdoblarse en la marca y apostó a un par de corridas para pisar el área de PSG. Los franceses asediaron y rodearon el arco de John, pero no destacaron virtudes para romper un cerco que cada vez se hizo más grande. Un desborde de Hakimi, el balón que se escurrió de las manos de John y el PSG a punto estuvo de propiciar una situación de riesgo. Los cariocas empastaron el desarrollo y ante las primeras señales de agotamiento, desde el banco de los suplentes saltaron a la cancha el uruguayo Santiago Rodríguez, Cuiabano y el juvenil argentino Álvaro Montoro.
🤩🔝 ¡Triunfazo del campeón de la CONMEBOL #Libertadores! @botafogo le ganó a #PSG con gol de Igor Jesus por la segunda fecha del Grupo B de la @FIFACWC
⭐ #GloriaEterna #FIFACWC pic.twitter.com/4AzgnwqfYl
— CONMEBOL Libertadores (@Libertadores) June 20, 2025
El desenlace resultó una búsqueda desesperada de PSG, que tuvo en un tiro libre de Kvaratskhelia y un remate de Vitinha las mejores oportunidades para empatar un partido que lo tuvo como protagonista, pero sin las luces de siempre. No fue por falta de explorar espacios, cambiar nombres, intentar lo que se planificó y hasta algún arresto individual en una estructura que hace del juego colectivo su mejor expresión. Botafogo aguantó los embates, cada vez más cerca de su arco, pero enseñando una entrega y un compromiso que invita a aplaudir. Por eso el festejo, los abrazos, el llanto de los hinchas en la tribuna… Casi como si se tratara de una final del mundo, porque la segunda fecha del Grupo B empezó a ofrecer las primeras observaciones: el campeón de América derrotó al de la Champions League y el fútbol sudamericano extiende el invicto a cuatro partidos sobre los representantes europeos en el Mundial de Clubes de Estados Unidos.
Lo mejor del partido
Paris Saint-Germain y Botafogo se enfrentaron el jueves en el Rose Bowl, de Los Ángeles, por la segunda jornada del Grupo B del Mundial de Clubes, que también integran Atlético de Madrid y Seattle Sounders. Una pulseada entre dos equipos que festejaron en el debut y que, además, son los campeones vigentes de la Champions League y la Copa Libertadores, pero que no los descubrió de la misma manera cuando el árbitro canadiense Drew Fischer pitó el final: los brasileros se impusieron 1 a 0, con gol de Igor Jesus, y dieron un paso gigantesco para clasificarse para los octavos de final. Los cariocas son punteros y en la próxima fecha, la última, se medirán con los españoles: con un empate saltarán a la siguiente etapa.
El partido llegó precedido de una disputa pública entre los dueños de los clubes: el qatarí Nasser Al-Khelaïfi, máxima autoridad de PSG, y el multimillonario estadounidense John Textor, el accionista mayoritario del grupo Eagle Football Holdings, que controla a Botafogo, pero también a otros clubes, entre ellos Lyon, de la Liga de Francia. Las sucesivas quejas por la financiación de los parisinos –la que considera ilegal y anunció que recurriría a la justicia europea para que sancionen a PSG- promovieron una ruptura de las relaciones.
Pero no es el único eje de controversias: la batalla por la validación del acuerdo televisivo con DAZN, que se rescindió en mayo pasado, aumentó la tensión. “No tienes idea, eres un cowboy que no sé de qué parte viene”, apuntó el qatarí con desprecio. La respuesta de Textor tuvo varios frentes: en 2024 bloqueó el traspaso de Rayan Cherki al actual campeón de la Champions League –Manchester City es desde el martes el nuevo destino del francés- y antes del partido con PSG, de febrero pasado, salió a la cancha con un sombrero de vaquero.
La tirantez incluyó al presidente de la Liga de Fútbol Profesional de Francia, Vincent Labrune, a quien Textor tildó de “perrito faldero de Al-Khelaïfi”. La respuesta del qatarí no se hizo esperar: “Es una pena que no se puedan comprar la clase y la elegancia, porque eso habría evitado que el señor Textor hiciera el ridículo con sus groseros y falsos ultrajes a nuestro presidente, a nuestra institución y a nuestros aficionados. Ojalá vuelva a la tierra, y también a Francia, para entender mejor esta Ligue1 que tanto amamos”. La concordia asomó en mayo, cuando Textor fue invitado al Parque de los Príncipes para el partido entre PSG y Arsenal, que clasificó a los franceses a la final de la Champions League.
El partido empezó sin esa rispidez, pero con la típica jugada que ejecuta PSG: mover la pelota y lanzar largo, al lateral, como si se tratara de ganar metros como en el rugby. Pero los franceses no se replegaron y eligieron posicionarse en el campo de Botafogo para asfixiar la salida de los cariocas. Apenas un minuto y medio se demoró el campeón de la Champions League en generar la primera situación de riesgo: escaló el georgiano Khvicha Kvaratskhelia y después de enganchar hacia adentro remató de derecha y puso a prueba al arquero John.
El eje del juego de PSG es Vitinha, el portugués que además de arrasar con un triplete con el club –Champions League, Ligue1 y Copa de Francia- se consagró campeón con su selección en la UEFA Nations League. Los parisinos diseñaron en el comienzo todos los movimientos con la pelota para generar el espacio para que Kvaratskhelia desequilibrara en el mano a mano. El georgiano recibió un toque en su pie derecho del argentino Alexander Barboza, afuera del área, que el árbitro Fischer no sancionó como falta.
Con paciencia, Botafogo intentó adelantarse en el terreno para no sufrir recuperaciones del rival cerca del área y poner en riesgo el arco que defiende John. Pero la búsqueda no logra desplegarse más lejos que tres cuartos de cancha, porque PSG retrocedía con velocidad para ocupar los espacios y anular la asociación de pases con la que los brasileños deseaban bajar el ritmo que imponía el rival, oxigenarse y animarse a enseñar los argumentos ofensivos.
No renunció a progresar con la pelota, asumió riesgos Botafogo. Fue la receta que lo coronó en la Copa Libertadores de 2024 y aunque el plantel ya no tiene a varias de sus principales figuras que se consagraron en el Monumental, entre ellos el argentino Thiago Almada, el entrenador Renato Paiva agitó para que sus jugadores no se apartaran del plan. Y en la primera oportunidad que descubrió a la defensa de PSG adelantada, los cariocas metieron la estocada que sería una herida sin cura para los parisinos: Jefferson Savarino habilitó a Igor Jesus, el artillero se filtró entre los defensores centrales Lucas Beraldo –brasilero- y el ecuatoriano William Pacho y sacó el remate cruzado, que tras rozar en Pacho descolocó al arquero Gianluigi Donnarumma. Un carnaval carioca en las tribunas y una sorpresa para los franceses.
El juego de vértigo y de precisión que demostró PSG para golear 5 a 0 a Inter en la final de la Champions League, o en el 4-0 del debut frente a Atlético de Madrid, no se replicó, pero el equipo que lidera Luis Enrique descubrió en una jugada de pelota parada una clarísima oportunidad para marcar: Vitinha se encargó de lanzar el centro, Gonçalo Ramos se llevó la pelota por delante, pero rebotó en el pecho del arquero John; el guardavalla salvó de modo fortuito y desalentó a los franceses. Botafogo se replegó para correr con campo abierto hacia el área rival y Savarino, de cabeza, estuvo a tiro de ampliar la diferencia.
No ensayó variantes en el entretiempo PSG, aunque sin respuestas y después de diez minutos del segundo tiempo el entrenador gijonés sacudió el tablero con cuatro modificaciones: Fabián Ruiz, João Neves, Nuno Mendes y Bradley Barcola, el póquer que bajaron los parisinos para volver a controlar la pelota, el espacio y desarmar a una defensa granítica que ofreció Botafogo. Los brasileños tuvieron contestaciones cada vez más esporádica, como si el cansancio empezara a sentirse: Artur comandó un contraataque, pero quedó en soledad y terminó perdiendo en el mano a mano con Pacho.
Por arriba y por abajo, Barboza fue una muralla junto a Jair Cunha y Gregore, que se insertó como un defensor central más al momento de defender. Botafogo cumplió sin concesiones el libreto, mostró solidaridad para desdoblarse en la marca y apostó a un par de corridas para pisar el área de PSG. Los franceses asediaron y rodearon el arco de John, pero no destacaron virtudes para romper un cerco que cada vez se hizo más grande. Un desborde de Hakimi, el balón que se escurrió de las manos de John y el PSG a punto estuvo de propiciar una situación de riesgo. Los cariocas empastaron el desarrollo y ante las primeras señales de agotamiento, desde el banco de los suplentes saltaron a la cancha el uruguayo Santiago Rodríguez, Cuiabano y el juvenil argentino Álvaro Montoro.
🤩🔝 ¡Triunfazo del campeón de la CONMEBOL #Libertadores! @botafogo le ganó a #PSG con gol de Igor Jesus por la segunda fecha del Grupo B de la @FIFACWC
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El desenlace resultó una búsqueda desesperada de PSG, que tuvo en un tiro libre de Kvaratskhelia y un remate de Vitinha las mejores oportunidades para empatar un partido que lo tuvo como protagonista, pero sin las luces de siempre. No fue por falta de explorar espacios, cambiar nombres, intentar lo que se planificó y hasta algún arresto individual en una estructura que hace del juego colectivo su mejor expresión. Botafogo aguantó los embates, cada vez más cerca de su arco, pero enseñando una entrega y un compromiso que invita a aplaudir. Por eso el festejo, los abrazos, el llanto de los hinchas en la tribuna… Casi como si se tratara de una final del mundo, porque la segunda fecha del Grupo B empezó a ofrecer las primeras observaciones: el campeón de América derrotó al de la Champions League y el fútbol sudamericano extiende el invicto a cuatro partidos sobre los representantes europeos en el Mundial de Clubes de Estados Unidos.
Lo mejor del partido
Con gol de Igor Jesus, el campeón de la Copa Libertadores superó por 1 a 0 al ganador de la Champions League LA NACION