Detienen a piloto vinculado al tráfico de cocaína en avioneta incautada en Entre Ríos

Un piloto de nacionalidad peruana fue detenido en las últimas horas, acusado de haber participado en la logística del transporte de 358 kilos de cocaína que fueron incautados en enero de este año en la localidad entrerriana de Ibicuy. La detención se produjo tras una serie de allanamientos realizados por Gendarmería Nacional en el marco de una investigación que desarticuló parte de una red criminal dedicada al narcotráfico aéreo.
El operativo se originó a partir del hallazgo de una avioneta Cessna 210 que había aterrizado en Ibicuy con una carga millonaria de cocaína. En ese momento, fueron detenidos el piloto brasileño que comandaba la aeronave y su acompañante. A raíz de ese procedimiento, el Juzgado Federal de Gualeguaychú, junto con la Fiscalía Federal y la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), ordenaron profundizar la investigación.
Durante los últimos meses, el Escuadrón de Operaciones Antidrogas y la Unidad de Inteligencia Criminal “Gualeguaychú” de Gendarmería llevaron adelante tareas analíticas y peritales que permitieron identificar a otros integrantes de la organización. Entre ellos, se logró establecer la identidad del piloto que habría realizado modificaciones y adulteraciones en la aeronave para evitar su rastreo.
Con estos avances, la Justicia ordenó seis allanamientos: cuatro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y dos en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires. En los operativos se secuestraron elementos clave para la causa, entre ellos un simulador de vuelo, cinco kilos de cocaína (algunos compactos y otros fraccionados para su comercialización), más de US$500.000 en efectivo, lingotes, joyas y monedas de oro, además de más de 6000 municiones de distintos calibres.
También se incautaron: equipos de comunicación como transceptores VHF, telefonía satelital y documentación vinculada a la avioneta, incluyendo partes que habían sido removidas para dificultar su identificación.
La investigación continúa bajo la órbita del Juzgado Federal de Gualeguaychú, que busca determinar el alcance completo de la red criminal y sus conexiones internacionales.
El viaje de enero
En enero pasado fue secuestrado el Cessna 210, con un cargamento de 358 kilos de cocaína. Se presume que esta aeronave había salido desde la zona de Beni, en Bolivia, y recorrió unos 1600 kilómetros hasta aterrizar de emergencia en la zona de islas del delta entrerriano. La policía provincial detuvo a un piloto brasileño y a una mujer que lo acompañaba, Jade Isabela Callaú Barriga, que fue reina de belleza en Bolivia y tiene un lazo de parentesco con el narco boliviano Jorge Adalid Granier, preso en el penal de Ezeiza y socio de un jefe narco rosarino, Fabián “Calavera” Pelozo.
Granier recibió a fines de enero su primera condena en Argentina, luego de que fuera sentenciado a 10 años de prisión en Salta, acusado del tráfico de cocaína, tras el secuestro de un cargamento en 2020 en Ramallo. Por recomendación de la defensa, el narco boliviano admitió su culpabilidad y acordó un juicio abreviado en el marco de la acusación que hizo el fiscal federal Carlos Amad. Es que si no lo hacía podía estar más tiempo en la cárcel, ya que la mayoría de los integrantes de esta organización ya fueron condenados.
La pena fue dictada por el Tribunal Oral Federal Nº2 de Salta en un juicio abreviado en el que Granier Ruiz admitió su responsabilidad en el transporte de 389 kilos de cocaína que fueron incautados en la ciudad bonaerense hace más de cuatro años. Además, Granier deberá pagar una multa de 2,7 millones de pesos, unos 2570 dólares, lo que en términos de plata narco es menos que un vuelto: el cargamento incautado estaba valuado en más de 1,5 millones de dólares.
Esa carga fue secuestrada el 24 de setiembre de 2020 en manos de Adelaida Castillo, alias la Reina Titi, una expeluquera de Salvador Mazza, en la frontera con Bolivia, que se trasformó en una de las gerentes del poderoso clan Loza, cuyos miembros habían caído en 2018 y dos años después varios de sus integrantes fueron condenados a 10 años de prisión. “Madrecita”, como la llamaban los miembros del clan en las comunicaciones telefónicas, usaba una red de mensajería encriptada llamada Surespot en la que no se utiliza número telefónico.
Hay otro cargamento secuestrado de 1166 kilos de cocaína que era trasladado desde Salta hacia la provincia de Buenos Aires, donde aparece la sombra de Pelozo y Granier. “El principal responsable de esta operatoria fue Valdemar Loza, quien días antes de ser detenido se reunió con Jorge Granier”, señala el documento judicial al que tuvo acceso LA NACION. Los sospechados figuraban en las agendas del teléfono de Loza. Dejaron de usar esos números telefónicos días después de la detención del narco, que ocurrió el 17 de diciembre de 2017. Loza fue condenado a 15 años de prisión.
Logística variable
Lo que marca este hecho, con otra avioneta como flete de carga, es que el transporte de la cocaína cambia de manera casi permanente. Desde hace unos años, a partir de la pandemia, según los especialistas consultados, se consolidó una ruta aérea de la cocaína que es una especie de triángulo: Bolivia, Paraguay y Argentina.
En la zona de Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra y Beni, en Bolivia, se produce la pasta base y luego la cocaína, que se envía al Chaco paraguayo, una región poco habitada e inhóspita en Paraguay donde se consolidan los cargamentos que aterrizan en pistas clandestinas, según el investigador de la Universidad de Asunción Carlos Pires.
Luego, a través de la Hidrovía o por avionetas, las cargas de cocaína llegan a la Argentina, fundamentalmente a Rosario y Buenos Aires, y a Uruguay, donde son camufladas para salir rumbo a Europa o Asia, donde el valor de la droga es más de diez veces mayor.
Lo que observan desde hace tiempo los investigadores de Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) es que los vuelos se realizan en el límite entre Argentina y Uruguay sobrevolando las inmediaciones del río que marca la frontera entre ambos países. La sospecha es que en esa zona es más difícil una intervención aérea cuando las aeronaves narcos vuelan por momentos en cielo argentino y por otros en el uruguayo.
Un piloto de nacionalidad peruana fue detenido en las últimas horas, acusado de haber participado en la logística del transporte de 358 kilos de cocaína que fueron incautados en enero de este año en la localidad entrerriana de Ibicuy. La detención se produjo tras una serie de allanamientos realizados por Gendarmería Nacional en el marco de una investigación que desarticuló parte de una red criminal dedicada al narcotráfico aéreo.
El operativo se originó a partir del hallazgo de una avioneta Cessna 210 que había aterrizado en Ibicuy con una carga millonaria de cocaína. En ese momento, fueron detenidos el piloto brasileño que comandaba la aeronave y su acompañante. A raíz de ese procedimiento, el Juzgado Federal de Gualeguaychú, junto con la Fiscalía Federal y la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), ordenaron profundizar la investigación.
Durante los últimos meses, el Escuadrón de Operaciones Antidrogas y la Unidad de Inteligencia Criminal “Gualeguaychú” de Gendarmería llevaron adelante tareas analíticas y peritales que permitieron identificar a otros integrantes de la organización. Entre ellos, se logró establecer la identidad del piloto que habría realizado modificaciones y adulteraciones en la aeronave para evitar su rastreo.
Con estos avances, la Justicia ordenó seis allanamientos: cuatro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y dos en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires. En los operativos se secuestraron elementos clave para la causa, entre ellos un simulador de vuelo, cinco kilos de cocaína (algunos compactos y otros fraccionados para su comercialización), más de US$500.000 en efectivo, lingotes, joyas y monedas de oro, además de más de 6000 municiones de distintos calibres.
También se incautaron: equipos de comunicación como transceptores VHF, telefonía satelital y documentación vinculada a la avioneta, incluyendo partes que habían sido removidas para dificultar su identificación.
La investigación continúa bajo la órbita del Juzgado Federal de Gualeguaychú, que busca determinar el alcance completo de la red criminal y sus conexiones internacionales.
El viaje de enero
En enero pasado fue secuestrado el Cessna 210, con un cargamento de 358 kilos de cocaína. Se presume que esta aeronave había salido desde la zona de Beni, en Bolivia, y recorrió unos 1600 kilómetros hasta aterrizar de emergencia en la zona de islas del delta entrerriano. La policía provincial detuvo a un piloto brasileño y a una mujer que lo acompañaba, Jade Isabela Callaú Barriga, que fue reina de belleza en Bolivia y tiene un lazo de parentesco con el narco boliviano Jorge Adalid Granier, preso en el penal de Ezeiza y socio de un jefe narco rosarino, Fabián “Calavera” Pelozo.
Granier recibió a fines de enero su primera condena en Argentina, luego de que fuera sentenciado a 10 años de prisión en Salta, acusado del tráfico de cocaína, tras el secuestro de un cargamento en 2020 en Ramallo. Por recomendación de la defensa, el narco boliviano admitió su culpabilidad y acordó un juicio abreviado en el marco de la acusación que hizo el fiscal federal Carlos Amad. Es que si no lo hacía podía estar más tiempo en la cárcel, ya que la mayoría de los integrantes de esta organización ya fueron condenados.
La pena fue dictada por el Tribunal Oral Federal Nº2 de Salta en un juicio abreviado en el que Granier Ruiz admitió su responsabilidad en el transporte de 389 kilos de cocaína que fueron incautados en la ciudad bonaerense hace más de cuatro años. Además, Granier deberá pagar una multa de 2,7 millones de pesos, unos 2570 dólares, lo que en términos de plata narco es menos que un vuelto: el cargamento incautado estaba valuado en más de 1,5 millones de dólares.
Esa carga fue secuestrada el 24 de setiembre de 2020 en manos de Adelaida Castillo, alias la Reina Titi, una expeluquera de Salvador Mazza, en la frontera con Bolivia, que se trasformó en una de las gerentes del poderoso clan Loza, cuyos miembros habían caído en 2018 y dos años después varios de sus integrantes fueron condenados a 10 años de prisión. “Madrecita”, como la llamaban los miembros del clan en las comunicaciones telefónicas, usaba una red de mensajería encriptada llamada Surespot en la que no se utiliza número telefónico.
Hay otro cargamento secuestrado de 1166 kilos de cocaína que era trasladado desde Salta hacia la provincia de Buenos Aires, donde aparece la sombra de Pelozo y Granier. “El principal responsable de esta operatoria fue Valdemar Loza, quien días antes de ser detenido se reunió con Jorge Granier”, señala el documento judicial al que tuvo acceso LA NACION. Los sospechados figuraban en las agendas del teléfono de Loza. Dejaron de usar esos números telefónicos días después de la detención del narco, que ocurrió el 17 de diciembre de 2017. Loza fue condenado a 15 años de prisión.
Logística variable
Lo que marca este hecho, con otra avioneta como flete de carga, es que el transporte de la cocaína cambia de manera casi permanente. Desde hace unos años, a partir de la pandemia, según los especialistas consultados, se consolidó una ruta aérea de la cocaína que es una especie de triángulo: Bolivia, Paraguay y Argentina.
En la zona de Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra y Beni, en Bolivia, se produce la pasta base y luego la cocaína, que se envía al Chaco paraguayo, una región poco habitada e inhóspita en Paraguay donde se consolidan los cargamentos que aterrizan en pistas clandestinas, según el investigador de la Universidad de Asunción Carlos Pires.
Luego, a través de la Hidrovía o por avionetas, las cargas de cocaína llegan a la Argentina, fundamentalmente a Rosario y Buenos Aires, y a Uruguay, donde son camufladas para salir rumbo a Europa o Asia, donde el valor de la droga es más de diez veces mayor.
Lo que observan desde hace tiempo los investigadores de Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) es que los vuelos se realizan en el límite entre Argentina y Uruguay sobrevolando las inmediaciones del río que marca la frontera entre ambos países. La sospecha es que en esa zona es más difícil una intervención aérea cuando las aeronaves narcos vuelan por momentos en cielo argentino y por otros en el uruguayo.
Tras el hallazgo de la droga en una avioneta en Ibicuy, Gendarmería detuvo a un piloto peruano y allanó seis domicilios, donde secuestró drogas, dinero, oro, armas y equipos usados para el narcotráfico aéreo LA NACION