Acuerdo entre Guatemala y Estados Unidos: dónde operarán los controles migratorios conjuntos que pactó el DHS
El gobierno de Estados Unidos consolidó un nuevo entendimiento con Guatemala, que apunta a reforzar los controles migratorios en la región, en el marco de una estrategia más amplia del presidente Donald Trump para reducir el número de solicitantes de asilo. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, comentó que el memorando sirve para que agentes de inmigración estadounidenses operen en el país centroamericano.
Un programa conjunto en el aeropuerto de Ciudad de Guatemala con agentes de la CBP
Durante su visita a Centroamérica, la secretaria Kristi Noem confirmó que el gobierno de Guatemala aceptó avanzar en un programa de cooperación en materia de seguridad fronteriza. La funcionaria explicó que el acuerdo se selló en una reunión con autoridades locales, según informó Associated Press.
El convenio no se enfocó únicamente en el tránsito o recepción de migrantes, sino que incluyó un Memorando de Entendimiento que dio origen al denominado Programa de Seguridad Conjunta. Este plan prevé la instalación de agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por sus siglas en inglés) en el aeropuerto internacional La Aurora, en la capital guatemalteca.
Las funciones de estos oficiales estadounidenses no incluirán tareas de control directo sobre los viajeros, sino que trabajarán en coordinación con personal guatemalteco al brindar asistencia técnica y capacitación en materia de seguridad aeroportuaria, con un enfoque particular en la detección de sospechosos de terrorismo.
Confusión y versiones contrapuestas en el entendimiento entre EE.UU. y Guatemala
En declaraciones posteriores a su paso por Guatemala, Kristi Noem explicó que el objetivo del acuerdo es brindar alternativas de refugio fuera del territorio estadounidense, en línea con la visión de la administración Trump de reducir la cantidad de solicitudes de asilo en su frontera sur.
Según Noem, los acuerdos con Guatemala y también Honduras fueron diseñados para ampliar la gama de países a los que EE.UU. puede retornar a migrantes. “Nunca creímos que Estados Unidos debía ser la única opción. La garantía para un refugiado es encontrar un sitio donde esté a salvo y protegido. Ese sitio no tiene que ser necesariamente Estados Unidos”, explicó.
Entre los aspectos más relevantes de esta estrategia se destacan:
- La posibilidad de enviar solicitantes de asilo a países centroamericanos considerados “seguros”, aunque en la práctica muchos de ellos enfrenten sus propias crisis humanitarias.
- La asistencia técnica en puntos de ingreso clave, como el aeropuerto de Ciudad de Guatemala, para reforzar los filtros migratorios y de seguridad.
A pesar de las declaraciones de Noem, el gobierno de Guatemala negó la existencia de cualquier pacto que convirtiera a su territorio en un “tercer país seguro”, algo que permitiría a EE.UU. enviar allí a solicitantes de asilo de otras nacionalidades.
En un comunicado difundido por AP tras las declaraciones de la funcionaria norteamericana, reiteraron que Guatemala se comprometió a recibir migrantes centroamericanos que regresen de forma temporal como parte de su tránsito hacia la repatriación a sus países de origen, sin ofrecerles la posibilidad de quedarse.
La dimensión política del acuerdo
El anuncio de estos convenios generó incomodidad en los gobiernos de Guatemala y Honduras, ambos identificados con corrientes progresistas, según informaron desde ABC News. La idea de colaborar con las políticas migratorias de Donald Trump, quien reforzó su discurso contra los extranjeros irregulares, representa un riesgo político para administraciones que enfrentan demandas sociales internas y cuestionamientos por su legitimidad democrática.
Kristi Noem reconoció esa tensión al afirmar que “políticamente, este es un acuerdo difícil para sus gobiernos”. No obstante, insistió en que el combate a la inmigración ilegal exige compromisos compartidos.
Mientras tanto, el aeropuerto La Aurora ya se prepara para recibir al personal estadounidense, en una señal concreta de que, más allá de las negaciones formales, la cooperación migratoria entre ambos países ha comenzado a funcionar.
El gobierno de Estados Unidos consolidó un nuevo entendimiento con Guatemala, que apunta a reforzar los controles migratorios en la región, en el marco de una estrategia más amplia del presidente Donald Trump para reducir el número de solicitantes de asilo. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, comentó que el memorando sirve para que agentes de inmigración estadounidenses operen en el país centroamericano.
Un programa conjunto en el aeropuerto de Ciudad de Guatemala con agentes de la CBP
Durante su visita a Centroamérica, la secretaria Kristi Noem confirmó que el gobierno de Guatemala aceptó avanzar en un programa de cooperación en materia de seguridad fronteriza. La funcionaria explicó que el acuerdo se selló en una reunión con autoridades locales, según informó Associated Press.
El convenio no se enfocó únicamente en el tránsito o recepción de migrantes, sino que incluyó un Memorando de Entendimiento que dio origen al denominado Programa de Seguridad Conjunta. Este plan prevé la instalación de agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por sus siglas en inglés) en el aeropuerto internacional La Aurora, en la capital guatemalteca.
Las funciones de estos oficiales estadounidenses no incluirán tareas de control directo sobre los viajeros, sino que trabajarán en coordinación con personal guatemalteco al brindar asistencia técnica y capacitación en materia de seguridad aeroportuaria, con un enfoque particular en la detección de sospechosos de terrorismo.
Confusión y versiones contrapuestas en el entendimiento entre EE.UU. y Guatemala
En declaraciones posteriores a su paso por Guatemala, Kristi Noem explicó que el objetivo del acuerdo es brindar alternativas de refugio fuera del territorio estadounidense, en línea con la visión de la administración Trump de reducir la cantidad de solicitudes de asilo en su frontera sur.
Según Noem, los acuerdos con Guatemala y también Honduras fueron diseñados para ampliar la gama de países a los que EE.UU. puede retornar a migrantes. “Nunca creímos que Estados Unidos debía ser la única opción. La garantía para un refugiado es encontrar un sitio donde esté a salvo y protegido. Ese sitio no tiene que ser necesariamente Estados Unidos”, explicó.
Entre los aspectos más relevantes de esta estrategia se destacan:
- La posibilidad de enviar solicitantes de asilo a países centroamericanos considerados “seguros”, aunque en la práctica muchos de ellos enfrenten sus propias crisis humanitarias.
- La asistencia técnica en puntos de ingreso clave, como el aeropuerto de Ciudad de Guatemala, para reforzar los filtros migratorios y de seguridad.
A pesar de las declaraciones de Noem, el gobierno de Guatemala negó la existencia de cualquier pacto que convirtiera a su territorio en un “tercer país seguro”, algo que permitiría a EE.UU. enviar allí a solicitantes de asilo de otras nacionalidades.
En un comunicado difundido por AP tras las declaraciones de la funcionaria norteamericana, reiteraron que Guatemala se comprometió a recibir migrantes centroamericanos que regresen de forma temporal como parte de su tránsito hacia la repatriación a sus países de origen, sin ofrecerles la posibilidad de quedarse.
La dimensión política del acuerdo
El anuncio de estos convenios generó incomodidad en los gobiernos de Guatemala y Honduras, ambos identificados con corrientes progresistas, según informaron desde ABC News. La idea de colaborar con las políticas migratorias de Donald Trump, quien reforzó su discurso contra los extranjeros irregulares, representa un riesgo político para administraciones que enfrentan demandas sociales internas y cuestionamientos por su legitimidad democrática.
Kristi Noem reconoció esa tensión al afirmar que “políticamente, este es un acuerdo difícil para sus gobiernos”. No obstante, insistió en que el combate a la inmigración ilegal exige compromisos compartidos.
Mientras tanto, el aeropuerto La Aurora ya se prepara para recibir al personal estadounidense, en una señal concreta de que, más allá de las negaciones formales, la cooperación migratoria entre ambos países ha comenzado a funcionar.
Kristi Noem y Francisco Jiménez pactaron nuevos controles migratorios entre Guatemala y EE.UU. en el marco de una gira por Centroamérica con acuerdos aún confusos. LA NACION