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Hallaron un impresionante mosaico, viviendas antiguas y una necrópolis del Imperio Romano enterradas en Francia

La arqueología es fundamental para comprender la historia de la humanidad, ya que a través del estudio de restos materiales, como estructuras o herramientas, se puede reconstruir cómo eran las civilizaciones del pasado. Esta vez, en Francia, investigadores realizaron un impresionante hallazgo que evidenció cómo era la vida en Europa durante el gobierno del último imperio romano.

Durante excavaciones recientes en la ladera de una colina con vista a la ciudad de Ales, al sureste de Francia, arqueólogos del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP) descubrieron un asentamiento galorromano. El hallazgo incluye un notable mosaico que habría adornado una lujosa residencia, así como estructuras habitacionales y una necrópolis, lo que sugiere una ocupación continua de la zona entre los siglos II y VI.

El hallazgo revela información clave sobre cómo era la vida durante el imperio romano  (Foto: National Geographic)

Los trabajos arqueológicos se desarrollaron en un área de unos 3750 metros cuadrados, en el sector conocido como L’Ermitage. Allí salieron a la luz al menos cuatro viviendas que estaban parcialmente enterradas, cuyos muros internos estaban recubiertos con arcilla para protegerlas de la humedad.

Aunque estaban bastante dañadas por el paso del tiempo, algunas paredes conservaban restos de frescos del redescubierto. Los suelos estaban formados por una base de gravilla y caliza triturada sobre la que se colocaron losas de piedra caliza o pavimento de cal. También se identificaron canales de drenaje subterráneos hechos con tejas, adelantaron los investigadores.

El descubrimiento más destacado fue un edificio de aproximadamente 750 metros cuadrados que pasó por al menos dos remodelaciones. En una de sus salas, apareció un suelo decorado con un mosaico de motivos geométricos, compuesto por figuras blancas, negras y algunas de tono rojo violáceo, un pigmento mineral muy valorado en la Antigüedad.

El mosaico tiene características que llamaron la atención de los investigadores  (Foto: National Geographic)

El mosaico presentó detalles que despertaron la curiosidad de los expertos: algunas teselas fueron pintadas de amarillo, algo extremadamente inusual, y hay dos zonas formadas únicamente por piezas blancas, lo que plantea dudas sobre el uso original del espacio.

También se observó una franja de cruces blancas sobre fondo negro, enmarcadas en blanco, que podría indicar la presencia de una puerta hacia otra sala. Todo esto lleva a pensar que podría tratarse de la residencia de una familia acomodada.

En la parte sur del yacimiento, los arqueólogos identificaron una necrópolis de época tardorromana (siglos V-VI), con diez tumbas orientadas al oeste. Se presume que los cuerpos fueron colocados en ataúdes de madera, algunos cubiertos con piedras, y en general sin objetos funerarios. Otras dos sepulturas halladas más al noroeste podrían pertenecer al mismo periodo, aunque se espera confirmarlo mediante análisis de carbono-14.

Posteriormente, entre los siglos XVI y XVIII, el terreno fue adaptado para uso agrícola en forma de terrazas, y en el siglo XIX fue nuevamente transformado. Según los investigadores, estos descubrimientos no solo refuerzan la relevancia histórica de Ales como centro cívico habitado, sino que también evidencian el refinamiento técnico y artístico alcanzado por sus artesanos, especialmente reflejado en el exquisito mosaico hallado.

La ciudad de Ales posee una rica importancia histórica que se remonta a tiempos antiguos y su origen se vincula con estos asentamientos galorromanos, como lo demuestran estos hallazgos arqueológicos.

Durante la Edad Media, se consolidó como un centro estratégico por su posición geográfica, y más adelante, en los siglos XVI y XVII, desempeñó un papel relevante en las guerras de religión entre católicos y protestantes. Hoy, su patrimonio histórico y cultural sigue siendo un testimonio clave del pasado del sur de Francia.

La arqueología es fundamental para comprender la historia de la humanidad, ya que a través del estudio de restos materiales, como estructuras o herramientas, se puede reconstruir cómo eran las civilizaciones del pasado. Esta vez, en Francia, investigadores realizaron un impresionante hallazgo que evidenció cómo era la vida en Europa durante el gobierno del último imperio romano.

Durante excavaciones recientes en la ladera de una colina con vista a la ciudad de Ales, al sureste de Francia, arqueólogos del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP) descubrieron un asentamiento galorromano. El hallazgo incluye un notable mosaico que habría adornado una lujosa residencia, así como estructuras habitacionales y una necrópolis, lo que sugiere una ocupación continua de la zona entre los siglos II y VI.

El hallazgo revela información clave sobre cómo era la vida durante el imperio romano  (Foto: National Geographic)

Los trabajos arqueológicos se desarrollaron en un área de unos 3750 metros cuadrados, en el sector conocido como L’Ermitage. Allí salieron a la luz al menos cuatro viviendas que estaban parcialmente enterradas, cuyos muros internos estaban recubiertos con arcilla para protegerlas de la humedad.

Aunque estaban bastante dañadas por el paso del tiempo, algunas paredes conservaban restos de frescos del redescubierto. Los suelos estaban formados por una base de gravilla y caliza triturada sobre la que se colocaron losas de piedra caliza o pavimento de cal. También se identificaron canales de drenaje subterráneos hechos con tejas, adelantaron los investigadores.

El descubrimiento más destacado fue un edificio de aproximadamente 750 metros cuadrados que pasó por al menos dos remodelaciones. En una de sus salas, apareció un suelo decorado con un mosaico de motivos geométricos, compuesto por figuras blancas, negras y algunas de tono rojo violáceo, un pigmento mineral muy valorado en la Antigüedad.

El mosaico tiene características que llamaron la atención de los investigadores  (Foto: National Geographic)

El mosaico presentó detalles que despertaron la curiosidad de los expertos: algunas teselas fueron pintadas de amarillo, algo extremadamente inusual, y hay dos zonas formadas únicamente por piezas blancas, lo que plantea dudas sobre el uso original del espacio.

También se observó una franja de cruces blancas sobre fondo negro, enmarcadas en blanco, que podría indicar la presencia de una puerta hacia otra sala. Todo esto lleva a pensar que podría tratarse de la residencia de una familia acomodada.

En la parte sur del yacimiento, los arqueólogos identificaron una necrópolis de época tardorromana (siglos V-VI), con diez tumbas orientadas al oeste. Se presume que los cuerpos fueron colocados en ataúdes de madera, algunos cubiertos con piedras, y en general sin objetos funerarios. Otras dos sepulturas halladas más al noroeste podrían pertenecer al mismo periodo, aunque se espera confirmarlo mediante análisis de carbono-14.

Posteriormente, entre los siglos XVI y XVIII, el terreno fue adaptado para uso agrícola en forma de terrazas, y en el siglo XIX fue nuevamente transformado. Según los investigadores, estos descubrimientos no solo refuerzan la relevancia histórica de Ales como centro cívico habitado, sino que también evidencian el refinamiento técnico y artístico alcanzado por sus artesanos, especialmente reflejado en el exquisito mosaico hallado.

La ciudad de Ales posee una rica importancia histórica que se remonta a tiempos antiguos y su origen se vincula con estos asentamientos galorromanos, como lo demuestran estos hallazgos arqueológicos.

Durante la Edad Media, se consolidó como un centro estratégico por su posición geográfica, y más adelante, en los siglos XVI y XVII, desempeñó un papel relevante en las guerras de religión entre católicos y protestantes. Hoy, su patrimonio histórico y cultural sigue siendo un testimonio clave del pasado del sur de Francia.

 Arqueólogos dieron con las estructuras construidas en la ciudad de Ales, lo que refuerza la importancia histórica del lugar; las fotos de la investigación  LA NACION

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