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Es argentino, le dijeron que tenía una enfermedad incurable y ahora comparte la terapia que lo salvó

Cuando tenía apenas 21 años le diagnosticaron una enfermedad incurable. Un raro caso de hepatitis provocada por un parásito de la que se registraban solo diez casos en el mundo. Cuarenta grados de fiebre, quince kilos perdidos y desahuciado. Lo mandaron a la casa casi en carácter de cuidados paliativos y con una única prescripción: hidratarse. “Creo que fueron los peores meses de mi vida. En cama, con fiebre, sin energía y enojado. Empecé a deprimirme. No podía ni caminar, la cabeza me estallaba y me dolía ver el sufrimiento de mis padres. Quería morir. Pero un día dije ‘basta’ y empecé a poner en práctica enseñanzas de mi madre, psicóloga y muy de vanguardia. Pensamiento positivo y técnicas de visualización, principalmente. Varias veces al día. A los cuatro meses, hepatograma normal. Está sano, dijeron, el hígado se regeneró y el parásito no está”.

La historia podría terminar aquí tranquilamente y ya vale, pero sigue. “Esto funciona, pensé, y por suerte seguí. La pérdida de masa muscular me desvió cuatro vértebras que me oprimían los nervios. Me prohibieron la actividad física. Decían que tenía una columna de sesenta años. Me negué a la operación. Quiropraxia, medicina oriental, terapias alternativas, más todo lo que ya había probado. Siete años después volví a correr, a nadar, triatlón, todo, y además me había recibido de psicólogo y tenía pacientes. Sentí la necesidad de transmitir mi experiencia y empezar a enseñar lo que me había salvado a mí: EFT (Emotional Freedom Techniques), NET (Neuro Emotional Technique), lo que se llaman Terapias de Avanzada, y visualización”.

Después de los 50: el alimento inesperado que fortalece los huesos

Inmejorable carta de presentación para las disertaciones, talleres y cursos online, conferencias y charlas TED con las que, desde hace más de una década, el licenciado Juan Lucas Martín ilumina a pacientes y seguidores. Psicólogo clínico nacido en el barrio de Belgrano hace 45 años, vivió en México desde 2016 a 2024 y puso su expertise al servicio de las tareas de socorro a cientos sobrevivientes en el terremoto de 2017. Ahora reside en San Diego, California, con su esposa y su hijo de doce años, y roba tiempo al descanso para terminar su primer libro, previsto para el año que viene.

Especializado en el tratamiento de estrés postraumático y trastornos de la ansiedad, Martín integra su saber con las EFT y NET, neurociencia y sabiduría oriental. Son técnicas cortas y autoaplicables que el paciente, una vez que las aprenda, se las lleva consigo. Actualmente está recorriendo Latinoamérica con la conferencia La opulencia de Dios, y llegó a la Argentina para hacer presentaciones. El 29 de junio estuvo en el teatro rosarino Astengo; el 2 de julio en el Coliseo de CABA y el 10, en el Quinto Centenario, de Córdoba.

-¿Todos podemos autocurarnos?

-Yo creo en eso, que le funcione a todos es otra historia, porque tenemos libre albedrío. Hay gente que dice ‘no me voy a curar’ o ‘no me quiero curar’. Todo se debe respetar. Pero la capacidad de autorecuperación la tenemos todos. El cuerpo tiene la capacidad de regeneración. Si yo pude, y no soy el único caso, todos podemos. Dentro de nosotros hay una farmacia prodigiosa que ni imaginamos, además de un enorme poder.

-¿De qué va La Opulencia de Dios?

-Es una conferencia de tres horas donde enseñaré EFT para eliminar mitos y falsas creencias alrededor del dinero, muy demonizado como algo de lo que hay que sentirse culpable si uno lo tiene, miedo a tener o miedo a no tener, o demasiado apego, o pensar que si lo tengo perderé espiritualidad. Uso la palabra opulencia para hablar de una abundancia de todo: de gratitud, de bienestar, de plenitud, de riqueza interior y, también, de dinero. Tener recursos sirve para ayudar a los demás, si no tengo no puedo dar nada. Sé que esto molesta mucho a los fanatismos por un lado. Aclaro que no es una presentación religiosa. Uso la palabra Dios como fuente de energía poderosa, algo común a todas las creencias, pero no pertenezco a ninguna religión.

-Recorre con este mensaje una Latinoamérica muy empobrecida. ¿Cómo lo toman?

Bueno, en México lo han tomado muy bien, son muy abiertos. Aunque a algunos les choca, dicen: “La gente no es pobre porque quiere”. Claro, y yo no digo eso. Pero está lleno de casos de pobres que se hicieron ricos. En todo logro hay mucha fuerza interior, y eso es lo que quiero despertar. Steve Jobs empezó en el garaje de la casa. Hay que desterrar la creencia de que somos víctimas de alguna fuerza que no nos deja progresar. El victimismo impide avanzar y crecer.

Entrenado en Buenos Aires por los psiquiatras Pablo y Raquel Solvey, pioneros en estas disciplinas de vanguardia, pero muchas veces miradas de soslayo por el academicismo, Martín sabía de ellas por influencia materna. Es hijo de Marta Maglio de Martín (1939-2019), una psicóloga que trabajó en los Estados Unidos antes de los 80 y fue conocida en la Argentina por su prédica en favor de la lactancia materna. Fundó la filial argentina de la Liga de la Leche Internacional y Fundalam, y escribió El camino para una lactancia y crianza feliz.

La EFT, desarrollada en los 90 por el ingeniero Gary Craig, se inspira en la medicina energética y combina psicología cognitivo-conductual con estimulación de puntos de acupuntura a través de unos golpeteos o tapping en distintos lugares de la cara y el cuerpo. La otra, NET, creada por los médicos quiroprácticos Scott y Deborah Walker, conjuga quiropraxia, acupuntura, kinesiología y neurociencia. Se la usa principalmente para tratar el estrés postraumático.

“En México empecé con consultorio y grupos, pero me di cuenta de que, al ser autoaplicables, podía ayudar a más gente con el modelo de conferencias y talleres. Pero no fue fácil. Había que vencer no pocos prejuicios. Al principio no iba nadie, o muy poquita gente. Lentamente empezó a crecer y hoy gracias a Dios van miles”.

-¿Qué ofrece?

-Sinteticé todo lo que era autoaplicable de las técnicas y lo adapté a las conferencias. Mi idea es que seamos nuestro propio terapeuta. Esto no quiere decir que no se necesite el apoyo de un profesional de la salud, pero muchos bloqueos o traumas emocionales podemos resolverlos con nuestra propia fuerza interior. Y en casos más serios, no dejan de ser un gran complemento porque mejoran el estado emocional. Muchos solucionan en minutos una emoción que los atormenta desde hace años.

El victimismo impide avanzar y crecer

-¿Tiene alguna anécdota?

-Una mujer con pánico a volar a mi lado en un avión. Estaba desesperada. En esa situación nadie te pregunta nada y aceptan lo que les dices. Y ahí le apliqué la EFT minutos antes de que despegara el avión. Se le fue el miedo a los quince minutos e hicimos todo el viaje charlando tranquilamente. Así, cientos. Pero las cosas más fuertes me pasaron en el 2017, en el terremoto de México.

-¿Cómo fue ayudar en esa tragedia?

-Terrible. Ahí enseñé NET a sobrevivientes, a familiares que estaban esperando noticias desesperados, bomberos traumatizados… Cinco días y cinco noches sin dormir enseñando entre los escombros. Primero preparé a sesenta para salir del paso y luego, con una colega preparamos brigadas de ayuda que sumaban seiscientos profesionales. Ayudaron estas técnicas por lo rápido que actúan. Por más que la tristeza persista, aportan calma y serenidad; bajan el nivel de culpa de los sobrevivientes también. Luego viene el duelo normal.

-¿Cómo actúan la EFT y la NET exactamente?

-Ejemplo: situación de peligro. El centro del miedo, la amígdala, que está adentro del cerebro, se enciende. El golpeteo (tapping) en los meridianos de acupuntura estimula masivamente la corteza, que está afuera, y la apaga. El mensaje de la EFT es que no hay peligro. Y ahí se juntan la información de los hemisferios izquierdo y derecho, se ponen de acuerdo y la amígdala se calma. En minutos puedes ver un alivio profundo en una emoción, un trauma, un miedo, enojo, rencor. Si el síntoma desaparece de una, se reprocesó. Es como quitarle un virus a un archivo. A muchos les basta una sola vez. Si no, se puede repetir hasta que desaparezca el problema. En mi web tengo a disposición un pack gratis de rescate: las dos técnicas y cuatro meditaciones.

-¿Los traumas más habituales?

-Los mismos que tenía en el consultorio: abusos, violencia, accidentes, duelos, conflictos familiares, abandono… Hay mucha gente que vive años presa de traumas y bloqueos que luego derivan en enfermedades. Y agrego estos: no soy suficiente, no me lo merezco, no soy capaz. Propios de Occidente, provienen del miedo y la culpa que nos han inculcado desde la educación y desde las religiones.

-¿Llegan a usted también personas con enfermedades como las que tuvo a los 21 años?

-Sí, llegan, pero yo no diagnóstico, no soy médico, pero sí les digo: “si, a la par del tratamiento, no perdonan, no sanan la tristeza, no sueltan duelos, no resuelven el rencor, al cuerpo le va a costar más recuperarse”. Entonces, por más que el diagnóstico sea lapidario y perdido por perdido, se puede probar. Claro que hay que sumar vida y comida sana, actividad física… Somos cuerpo, mente y espíritu. Hay que atender a cada una de estas partes.

-¿Enferma el rencor?

-Es una de las emociones más tóxicas. Las emociones negativas crónicas producen hormonas (cortisol, adrenalina, por ejemplo) que dañan al organismo. Yo trabajo también en las cárceles y he visto el efecto que el perdón tiene en muchas personas que han cometido cosas muy feas, pero que también han sido víctimas en su momento. Muchos abusados, agredidos, abandonados. Les enseño el mismo curso que doy online.

La planta que ayuda al buen funcionamiento de los riñones: es ideal para eliminar toxinas del cuerpo

En YouTube usted dice: “Imagínense exprimiendo un limón”, y luego pregunta “¿Quién salivó mientras imaginaba?” Lo hice y admito que salivé.

-Es un ejemplo claro del poder de la visualización. El cerebro no distingue un pensamiento de la realidad. Lo que tú visualizas, el cerebro se lo cree. Por lo tanto, si visualizas y crees imágenes positivas se generan hormonas de felicidad, oxitocina, dopamina, serotonina que son un antidepresivo natural, como los que produces cuando haces ejercicio físico y dan buen humor. Visualizar cambia la química del cerebro y, combinada con estas dos técnicas, se potencia.

-Además de su enfermedad, vivió otros dramas: una hermana con Síndrome de Down, su hermano mayor se suicidó, la muerte de su madre… ¿Cómo superó todo?

-Por empezar me autoaplico lo que enseño desde hace años. Además, me apoyo en mi vida espiritual, donde encuentro sentido al para qué, para qué estoy viviendo lo que me toca. La mayoría de las veces es para ejercitar el desapego. La partida de seres amados hace que ejercitemos el desapego, por ejemplo. Personalmente creo que mi enfermedad fue un despertar, un despertar perfecto y hasta lo agradezco. Cada uno lo tiene a su manera y a mí me tocó lo que me tocó. Todo es para aprender. Cada uno tiene que ser maestro de sí mismo.

Cuando tenía apenas 21 años le diagnosticaron una enfermedad incurable. Un raro caso de hepatitis provocada por un parásito de la que se registraban solo diez casos en el mundo. Cuarenta grados de fiebre, quince kilos perdidos y desahuciado. Lo mandaron a la casa casi en carácter de cuidados paliativos y con una única prescripción: hidratarse. “Creo que fueron los peores meses de mi vida. En cama, con fiebre, sin energía y enojado. Empecé a deprimirme. No podía ni caminar, la cabeza me estallaba y me dolía ver el sufrimiento de mis padres. Quería morir. Pero un día dije ‘basta’ y empecé a poner en práctica enseñanzas de mi madre, psicóloga y muy de vanguardia. Pensamiento positivo y técnicas de visualización, principalmente. Varias veces al día. A los cuatro meses, hepatograma normal. Está sano, dijeron, el hígado se regeneró y el parásito no está”.

La historia podría terminar aquí tranquilamente y ya vale, pero sigue. “Esto funciona, pensé, y por suerte seguí. La pérdida de masa muscular me desvió cuatro vértebras que me oprimían los nervios. Me prohibieron la actividad física. Decían que tenía una columna de sesenta años. Me negué a la operación. Quiropraxia, medicina oriental, terapias alternativas, más todo lo que ya había probado. Siete años después volví a correr, a nadar, triatlón, todo, y además me había recibido de psicólogo y tenía pacientes. Sentí la necesidad de transmitir mi experiencia y empezar a enseñar lo que me había salvado a mí: EFT (Emotional Freedom Techniques), NET (Neuro Emotional Technique), lo que se llaman Terapias de Avanzada, y visualización”.

Después de los 50: el alimento inesperado que fortalece los huesos

Inmejorable carta de presentación para las disertaciones, talleres y cursos online, conferencias y charlas TED con las que, desde hace más de una década, el licenciado Juan Lucas Martín ilumina a pacientes y seguidores. Psicólogo clínico nacido en el barrio de Belgrano hace 45 años, vivió en México desde 2016 a 2024 y puso su expertise al servicio de las tareas de socorro a cientos sobrevivientes en el terremoto de 2017. Ahora reside en San Diego, California, con su esposa y su hijo de doce años, y roba tiempo al descanso para terminar su primer libro, previsto para el año que viene.

Especializado en el tratamiento de estrés postraumático y trastornos de la ansiedad, Martín integra su saber con las EFT y NET, neurociencia y sabiduría oriental. Son técnicas cortas y autoaplicables que el paciente, una vez que las aprenda, se las lleva consigo. Actualmente está recorriendo Latinoamérica con la conferencia La opulencia de Dios, y llegó a la Argentina para hacer presentaciones. El 29 de junio estuvo en el teatro rosarino Astengo; el 2 de julio en el Coliseo de CABA y el 10, en el Quinto Centenario, de Córdoba.

-¿Todos podemos autocurarnos?

-Yo creo en eso, que le funcione a todos es otra historia, porque tenemos libre albedrío. Hay gente que dice ‘no me voy a curar’ o ‘no me quiero curar’. Todo se debe respetar. Pero la capacidad de autorecuperación la tenemos todos. El cuerpo tiene la capacidad de regeneración. Si yo pude, y no soy el único caso, todos podemos. Dentro de nosotros hay una farmacia prodigiosa que ni imaginamos, además de un enorme poder.

-¿De qué va La Opulencia de Dios?

-Es una conferencia de tres horas donde enseñaré EFT para eliminar mitos y falsas creencias alrededor del dinero, muy demonizado como algo de lo que hay que sentirse culpable si uno lo tiene, miedo a tener o miedo a no tener, o demasiado apego, o pensar que si lo tengo perderé espiritualidad. Uso la palabra opulencia para hablar de una abundancia de todo: de gratitud, de bienestar, de plenitud, de riqueza interior y, también, de dinero. Tener recursos sirve para ayudar a los demás, si no tengo no puedo dar nada. Sé que esto molesta mucho a los fanatismos por un lado. Aclaro que no es una presentación religiosa. Uso la palabra Dios como fuente de energía poderosa, algo común a todas las creencias, pero no pertenezco a ninguna religión.

-Recorre con este mensaje una Latinoamérica muy empobrecida. ¿Cómo lo toman?

Bueno, en México lo han tomado muy bien, son muy abiertos. Aunque a algunos les choca, dicen: “La gente no es pobre porque quiere”. Claro, y yo no digo eso. Pero está lleno de casos de pobres que se hicieron ricos. En todo logro hay mucha fuerza interior, y eso es lo que quiero despertar. Steve Jobs empezó en el garaje de la casa. Hay que desterrar la creencia de que somos víctimas de alguna fuerza que no nos deja progresar. El victimismo impide avanzar y crecer.

Entrenado en Buenos Aires por los psiquiatras Pablo y Raquel Solvey, pioneros en estas disciplinas de vanguardia, pero muchas veces miradas de soslayo por el academicismo, Martín sabía de ellas por influencia materna. Es hijo de Marta Maglio de Martín (1939-2019), una psicóloga que trabajó en los Estados Unidos antes de los 80 y fue conocida en la Argentina por su prédica en favor de la lactancia materna. Fundó la filial argentina de la Liga de la Leche Internacional y Fundalam, y escribió El camino para una lactancia y crianza feliz.

La EFT, desarrollada en los 90 por el ingeniero Gary Craig, se inspira en la medicina energética y combina psicología cognitivo-conductual con estimulación de puntos de acupuntura a través de unos golpeteos o tapping en distintos lugares de la cara y el cuerpo. La otra, NET, creada por los médicos quiroprácticos Scott y Deborah Walker, conjuga quiropraxia, acupuntura, kinesiología y neurociencia. Se la usa principalmente para tratar el estrés postraumático.

“En México empecé con consultorio y grupos, pero me di cuenta de que, al ser autoaplicables, podía ayudar a más gente con el modelo de conferencias y talleres. Pero no fue fácil. Había que vencer no pocos prejuicios. Al principio no iba nadie, o muy poquita gente. Lentamente empezó a crecer y hoy gracias a Dios van miles”.

-¿Qué ofrece?

-Sinteticé todo lo que era autoaplicable de las técnicas y lo adapté a las conferencias. Mi idea es que seamos nuestro propio terapeuta. Esto no quiere decir que no se necesite el apoyo de un profesional de la salud, pero muchos bloqueos o traumas emocionales podemos resolverlos con nuestra propia fuerza interior. Y en casos más serios, no dejan de ser un gran complemento porque mejoran el estado emocional. Muchos solucionan en minutos una emoción que los atormenta desde hace años.

El victimismo impide avanzar y crecer

-¿Tiene alguna anécdota?

-Una mujer con pánico a volar a mi lado en un avión. Estaba desesperada. En esa situación nadie te pregunta nada y aceptan lo que les dices. Y ahí le apliqué la EFT minutos antes de que despegara el avión. Se le fue el miedo a los quince minutos e hicimos todo el viaje charlando tranquilamente. Así, cientos. Pero las cosas más fuertes me pasaron en el 2017, en el terremoto de México.

-¿Cómo fue ayudar en esa tragedia?

-Terrible. Ahí enseñé NET a sobrevivientes, a familiares que estaban esperando noticias desesperados, bomberos traumatizados… Cinco días y cinco noches sin dormir enseñando entre los escombros. Primero preparé a sesenta para salir del paso y luego, con una colega preparamos brigadas de ayuda que sumaban seiscientos profesionales. Ayudaron estas técnicas por lo rápido que actúan. Por más que la tristeza persista, aportan calma y serenidad; bajan el nivel de culpa de los sobrevivientes también. Luego viene el duelo normal.

-¿Cómo actúan la EFT y la NET exactamente?

-Ejemplo: situación de peligro. El centro del miedo, la amígdala, que está adentro del cerebro, se enciende. El golpeteo (tapping) en los meridianos de acupuntura estimula masivamente la corteza, que está afuera, y la apaga. El mensaje de la EFT es que no hay peligro. Y ahí se juntan la información de los hemisferios izquierdo y derecho, se ponen de acuerdo y la amígdala se calma. En minutos puedes ver un alivio profundo en una emoción, un trauma, un miedo, enojo, rencor. Si el síntoma desaparece de una, se reprocesó. Es como quitarle un virus a un archivo. A muchos les basta una sola vez. Si no, se puede repetir hasta que desaparezca el problema. En mi web tengo a disposición un pack gratis de rescate: las dos técnicas y cuatro meditaciones.

-¿Los traumas más habituales?

-Los mismos que tenía en el consultorio: abusos, violencia, accidentes, duelos, conflictos familiares, abandono… Hay mucha gente que vive años presa de traumas y bloqueos que luego derivan en enfermedades. Y agrego estos: no soy suficiente, no me lo merezco, no soy capaz. Propios de Occidente, provienen del miedo y la culpa que nos han inculcado desde la educación y desde las religiones.

-¿Llegan a usted también personas con enfermedades como las que tuvo a los 21 años?

-Sí, llegan, pero yo no diagnóstico, no soy médico, pero sí les digo: “si, a la par del tratamiento, no perdonan, no sanan la tristeza, no sueltan duelos, no resuelven el rencor, al cuerpo le va a costar más recuperarse”. Entonces, por más que el diagnóstico sea lapidario y perdido por perdido, se puede probar. Claro que hay que sumar vida y comida sana, actividad física… Somos cuerpo, mente y espíritu. Hay que atender a cada una de estas partes.

-¿Enferma el rencor?

-Es una de las emociones más tóxicas. Las emociones negativas crónicas producen hormonas (cortisol, adrenalina, por ejemplo) que dañan al organismo. Yo trabajo también en las cárceles y he visto el efecto que el perdón tiene en muchas personas que han cometido cosas muy feas, pero que también han sido víctimas en su momento. Muchos abusados, agredidos, abandonados. Les enseño el mismo curso que doy online.

La planta que ayuda al buen funcionamiento de los riñones: es ideal para eliminar toxinas del cuerpo

En YouTube usted dice: “Imagínense exprimiendo un limón”, y luego pregunta “¿Quién salivó mientras imaginaba?” Lo hice y admito que salivé.

-Es un ejemplo claro del poder de la visualización. El cerebro no distingue un pensamiento de la realidad. Lo que tú visualizas, el cerebro se lo cree. Por lo tanto, si visualizas y crees imágenes positivas se generan hormonas de felicidad, oxitocina, dopamina, serotonina que son un antidepresivo natural, como los que produces cuando haces ejercicio físico y dan buen humor. Visualizar cambia la química del cerebro y, combinada con estas dos técnicas, se potencia.

-Además de su enfermedad, vivió otros dramas: una hermana con Síndrome de Down, su hermano mayor se suicidó, la muerte de su madre… ¿Cómo superó todo?

-Por empezar me autoaplico lo que enseño desde hace años. Además, me apoyo en mi vida espiritual, donde encuentro sentido al para qué, para qué estoy viviendo lo que me toca. La mayoría de las veces es para ejercitar el desapego. La partida de seres amados hace que ejercitemos el desapego, por ejemplo. Personalmente creo que mi enfermedad fue un despertar, un despertar perfecto y hasta lo agradezco. Cada uno lo tiene a su manera y a mí me tocó lo que me tocó. Todo es para aprender. Cada uno tiene que ser maestro de sí mismo.

 El psicólogo especializado en fobias, estrés postraumático y trastornos de ansiedad trabaja con terapias de avanzada y visualización, técnicas cortas y autoaplicables  LA NACION

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