La OMS destaca el potencial transformador de la IA para la medicina tradicional

La inteligencia artificial (IA) tiene un potencial transformador para la medicina tradicional, según destacaron la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Las tres entidades instaron a establecer marcos normativos que regulen su aplicación y respeten la diversidad cultural de pueblos indígenas y comunidades locales.
El trío de organizaciones presentaron este viernes el informe técnico “Mapeo de la aplicación de la inteligencia artificial en la medicina tradicional”, en el marco de la Iniciativa Mundial sobre IA para la Salud, que ofrece una hoja de ruta para aprovechar este potencial de forma responsable, a la vez que se salvaguarda el patrimonio cultural y la soberanía de los datos. El documento propone una hoja de ruta para un uso responsable de la IA que proteja el patrimonio cultural y la soberanía de los datos.
La medicina tradicional, complementaria e integrativa (MTCI) es definida por la OMS como el conjunto de conocimientos, habilidades y prácticas basadas en las teorías, creencias y experiencias indígenas de diferentes culturas, explicables o no, que se utilizan en el cuidado de la salud, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades físicas o mentales. Este enfoque médico se basa en saberes indígenas, sean o no explicables desde la ciencia occidental.
La agencia sanitaria mundial tiene conocimiento del uso de hierbas medicinales, acupuntura, yoga, terapias indígenas y otras formas de medicina tradicional en 170 países, de forma que estas prácticas se han convertido ya en un fenómeno mundial, con una demanda creciente por parte de la población. La medicina tradicional tiene alcance global y una demanda que no deja de crecer.
“Nuestra Iniciativa Global sobre IA para la Salud tiene como objetivo ayudar a todos los países a beneficiarse de las soluciones de IA y garantizar que sean seguras, eficaces y éticas”, ha explicado el director de la Oficina de Normalización de las Telecomunicaciones de la UIT, Seizo Onoe. La prioridad es asegurar que las soluciones de inteligencia artificial en salud sean seguras, efectivas y éticas para todos.
El documento recoge diversos usos de la IA en el contexto de la medicina tradicional que ya se están dando a lo largo del mundo, tanto en diagnóstico como en personalización de la asistencia, desarrollo de fármacos, gestión y planificación de sistemas sanitarios o preservación y fomento del conocimiento de la medicina tradicional. La inteligencia artificial ya está presente en múltiples aspectos de la medicina tradicional: desde diagnósticos hasta conservación del conocimiento.
En concreto, incluye ejemplos como el uso de diagnósticos basados en IA en ayurgenómica, esto es, la combinación de la medicina ayurvédica, tradicional de la India, con genómica, el estudio de los genes y su función; modelos de aprendizaje automático que identifican plantas medicinales en países como Ghana y Sudáfrica; y el uso de la IA para analizar compuestos de medicina tradicional para tratar trastornos sanguíneos en Corea del Sur. Estos casos muestran cómo la inteligencia artificial puede integrarse con saberes ancestrales para generar soluciones innovadoras.
Se espera que el mercado global de la medicina tradicional y complementaria alcance casi los 513 millones de euros (US$600.000 millones) en 2025. En este contexto, el informe subraya que la inteligencia artificial podría acelerar aún más su crecimiento e impacto en la salud mundial. El potencial económico y sanitario de la medicina tradicional con IA es enorme y sigue en expansión.
A pesar del potencial evidente de la inteligencia artificial en este ámbito, el informe advierte sobre importantes brechas que deben cerrarse. Se señala la necesidad de desarrollar marcos de regulación, intercambio de conocimientos, creación de capacidades, gobernanza de datos y promoción de la equidad para garantizar una integración segura, ética y basada en evidencia de esta tecnología.
En este sentido, urge a los países a tomar medidas para defender la Soberanía de Datos Indígena (IDSov, por sus siglas en inglés) y garantizar que el desarrollo de la IA se rija por los principios del consentimiento libre, previo e informado. La soberanía de datos indígenas es clave para un desarrollo justo de la IA en contextos tradicionales.
Como ejemplos, presenta modelos de gobernanza de datos liderados por la comunidad de Canadá, Nueva Zelanda y Australia, y demanda a los gobiernos que adopten leyes que empoderen a los pueblos indígenas para controlar y beneficiarse de sus datos. Estos modelos comunitarios ofrecen una vía concreta para garantizar derechos sobre los datos culturales.
“La IA no debe convertirse en una nueva frontera de explotación”, ha aseverado la subdirectora general de la OMS para Sistemas de Salud, Yukiko Nakatani, quien ha destacado la importancia de garantizar no solo la protección de los pueblos indígenas y comunidades locales, sino su participación activa en la construcción del futuro de la IA en la medicina tradicional. La OMS advierte que sin participación indígena, la IA podría replicar lógicas extractivas del pasado.
Para conseguir esto, el informe reclama a las partes interesadas que inviertan en ecosistemas de IA inclusivos que respeten la diversidad cultural y la IDSov; y que desarrollen políticas nacionales y marcos jurídicos que aborden explícitamente la IA en la medicina tradicional. Se pide construir políticas y marcos jurídicos que reconozcan explícitamente la IA aplicada al saber ancestral.
Además, insta a desarrollar la capacidad y la alfabetización digital de los profesionales de la medicina tradicional y las comunidades; establecer estándares globales para la calidad de los datos, la interoperabilidad y el uso ético de la IA; y salvaguardar el conocimiento tradicional a través de repositorios digitales impulsados por inteligencia artificial y modelos de distribución de beneficios. La preservación del conocimiento tradicional requiere herramientas tecnológicas que respeten su valor y origen.
La inteligencia artificial (IA) tiene un potencial transformador para la medicina tradicional, según destacaron la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Las tres entidades instaron a establecer marcos normativos que regulen su aplicación y respeten la diversidad cultural de pueblos indígenas y comunidades locales.
El trío de organizaciones presentaron este viernes el informe técnico “Mapeo de la aplicación de la inteligencia artificial en la medicina tradicional”, en el marco de la Iniciativa Mundial sobre IA para la Salud, que ofrece una hoja de ruta para aprovechar este potencial de forma responsable, a la vez que se salvaguarda el patrimonio cultural y la soberanía de los datos. El documento propone una hoja de ruta para un uso responsable de la IA que proteja el patrimonio cultural y la soberanía de los datos.
La medicina tradicional, complementaria e integrativa (MTCI) es definida por la OMS como el conjunto de conocimientos, habilidades y prácticas basadas en las teorías, creencias y experiencias indígenas de diferentes culturas, explicables o no, que se utilizan en el cuidado de la salud, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades físicas o mentales. Este enfoque médico se basa en saberes indígenas, sean o no explicables desde la ciencia occidental.
La agencia sanitaria mundial tiene conocimiento del uso de hierbas medicinales, acupuntura, yoga, terapias indígenas y otras formas de medicina tradicional en 170 países, de forma que estas prácticas se han convertido ya en un fenómeno mundial, con una demanda creciente por parte de la población. La medicina tradicional tiene alcance global y una demanda que no deja de crecer.
“Nuestra Iniciativa Global sobre IA para la Salud tiene como objetivo ayudar a todos los países a beneficiarse de las soluciones de IA y garantizar que sean seguras, eficaces y éticas”, ha explicado el director de la Oficina de Normalización de las Telecomunicaciones de la UIT, Seizo Onoe. La prioridad es asegurar que las soluciones de inteligencia artificial en salud sean seguras, efectivas y éticas para todos.
El documento recoge diversos usos de la IA en el contexto de la medicina tradicional que ya se están dando a lo largo del mundo, tanto en diagnóstico como en personalización de la asistencia, desarrollo de fármacos, gestión y planificación de sistemas sanitarios o preservación y fomento del conocimiento de la medicina tradicional. La inteligencia artificial ya está presente en múltiples aspectos de la medicina tradicional: desde diagnósticos hasta conservación del conocimiento.
En concreto, incluye ejemplos como el uso de diagnósticos basados en IA en ayurgenómica, esto es, la combinación de la medicina ayurvédica, tradicional de la India, con genómica, el estudio de los genes y su función; modelos de aprendizaje automático que identifican plantas medicinales en países como Ghana y Sudáfrica; y el uso de la IA para analizar compuestos de medicina tradicional para tratar trastornos sanguíneos en Corea del Sur. Estos casos muestran cómo la inteligencia artificial puede integrarse con saberes ancestrales para generar soluciones innovadoras.
Se espera que el mercado global de la medicina tradicional y complementaria alcance casi los 513 millones de euros (US$600.000 millones) en 2025. En este contexto, el informe subraya que la inteligencia artificial podría acelerar aún más su crecimiento e impacto en la salud mundial. El potencial económico y sanitario de la medicina tradicional con IA es enorme y sigue en expansión.
A pesar del potencial evidente de la inteligencia artificial en este ámbito, el informe advierte sobre importantes brechas que deben cerrarse. Se señala la necesidad de desarrollar marcos de regulación, intercambio de conocimientos, creación de capacidades, gobernanza de datos y promoción de la equidad para garantizar una integración segura, ética y basada en evidencia de esta tecnología.
En este sentido, urge a los países a tomar medidas para defender la Soberanía de Datos Indígena (IDSov, por sus siglas en inglés) y garantizar que el desarrollo de la IA se rija por los principios del consentimiento libre, previo e informado. La soberanía de datos indígenas es clave para un desarrollo justo de la IA en contextos tradicionales.
Como ejemplos, presenta modelos de gobernanza de datos liderados por la comunidad de Canadá, Nueva Zelanda y Australia, y demanda a los gobiernos que adopten leyes que empoderen a los pueblos indígenas para controlar y beneficiarse de sus datos. Estos modelos comunitarios ofrecen una vía concreta para garantizar derechos sobre los datos culturales.
“La IA no debe convertirse en una nueva frontera de explotación”, ha aseverado la subdirectora general de la OMS para Sistemas de Salud, Yukiko Nakatani, quien ha destacado la importancia de garantizar no solo la protección de los pueblos indígenas y comunidades locales, sino su participación activa en la construcción del futuro de la IA en la medicina tradicional. La OMS advierte que sin participación indígena, la IA podría replicar lógicas extractivas del pasado.
Para conseguir esto, el informe reclama a las partes interesadas que inviertan en ecosistemas de IA inclusivos que respeten la diversidad cultural y la IDSov; y que desarrollen políticas nacionales y marcos jurídicos que aborden explícitamente la IA en la medicina tradicional. Se pide construir políticas y marcos jurídicos que reconozcan explícitamente la IA aplicada al saber ancestral.
Además, insta a desarrollar la capacidad y la alfabetización digital de los profesionales de la medicina tradicional y las comunidades; establecer estándares globales para la calidad de los datos, la interoperabilidad y el uso ético de la IA; y salvaguardar el conocimiento tradicional a través de repositorios digitales impulsados por inteligencia artificial y modelos de distribución de beneficios. La preservación del conocimiento tradicional requiere herramientas tecnológicas que respeten su valor y origen.
A la vez, instó a establecer marcos normativos que regulen su aplicación LA NACION