Increíble final en Avellaneda: Racing lo ganaba sobre el cierre, pero el árbitro anuló el gol y cobró penal para Barracas, que se quedó con la victoria

En un partido que parecía terminar en un empate sin goles en Avellaneda, el cruce entre Racing y Barracas Central finalizó en un escándalo. La Academia había conseguido un agónico gol al minuto 49 del segundo tiempo, pero el árbitro Nicolás Lamolina retrotrajo la acción por intervención del VAR, anuló el tanto y cobró penal para los dirigidos por Rubén Insua por una falta al comienzo de la jugada. El hijo del entrenador lo ejecutó, convirtió y Barracas se quedó con el triunfo. Una secuencia que merece una detallada descripción.
A modo agónico, Adrián “Maravilla” Martínez había descolgado un centro que lanzó Santiago Sosa y remató con un cabezazo cruzado para sentenciar el partido, cuando iban 49 minutos (el árbitro había adicionado cinco). Otro grito del goleador, que logró lo que parecía imposible a esa altura: vulnerar la defensa visitante, y ya en el epílogo. Sin embargo, el responsable del VAR, José Carreras, le informó a Lamolina que hubo un posible penal justamente del goleador contra Facundo Bruera en el área de Racing en la acción previa, tras un córner a favor de Barracas.
El juez revisó la jugada y determinó que hubo falta, por lo que anuló el gol de la Academia y sancionó penal a favor de Barracas. Desde Racing saltaron al campo de juego para reclamarle al árbitro y Gustavo Costas, enfurecido por la decisión, fue expulsado por protestar. Así y todo, el DT de la Academia no podía ser sacado del lugar por sus asistentes (sus hijos, además): insistía en protestarle y se puso varias veces cara a cara con Lamolina.
Rodrigo Insua, hijo del entrenador, fue el encargado de ejecutar el penal, cuando ya iban 57 minutos, luego de las demoras por las protestas de todo Racing. El defensor remató fuerte, cruzado y arriba, y le dio a Barracas Central la victoria de visitante en la primera fecha del torneo argentino.
Noticia en desarrollo.
En un partido que parecía terminar en un empate sin goles en Avellaneda, el cruce entre Racing y Barracas Central finalizó en un escándalo. La Academia había conseguido un agónico gol al minuto 49 del segundo tiempo, pero el árbitro Nicolás Lamolina retrotrajo la acción por intervención del VAR, anuló el tanto y cobró penal para los dirigidos por Rubén Insua por una falta al comienzo de la jugada. El hijo del entrenador lo ejecutó, convirtió y Barracas se quedó con el triunfo. Una secuencia que merece una detallada descripción.
A modo agónico, Adrián “Maravilla” Martínez había descolgado un centro que lanzó Santiago Sosa y remató con un cabezazo cruzado para sentenciar el partido, cuando iban 49 minutos (el árbitro había adicionado cinco). Otro grito del goleador, que logró lo que parecía imposible a esa altura: vulnerar la defensa visitante, y ya en el epílogo. Sin embargo, el responsable del VAR, José Carreras, le informó a Lamolina que hubo un posible penal justamente del goleador contra Facundo Bruera en el área de Racing en la acción previa, tras un córner a favor de Barracas.
El juez revisó la jugada y determinó que hubo falta, por lo que anuló el gol de la Academia y sancionó penal a favor de Barracas. Desde Racing saltaron al campo de juego para reclamarle al árbitro y Gustavo Costas, enfurecido por la decisión, fue expulsado por protestar. Así y todo, el DT de la Academia no podía ser sacado del lugar por sus asistentes (sus hijos, además): insistía en protestarle y se puso varias veces cara a cara con Lamolina.
Rodrigo Insua, hijo del entrenador, fue el encargado de ejecutar el penal, cuando ya iban 57 minutos, luego de las demoras por las protestas de todo Racing. El defensor remató fuerte, cruzado y arriba, y le dio a Barracas Central la victoria de visitante en la primera fecha del torneo argentino.
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Adrián Martínez convirtió de cabeza, pero desde el VAR vieron una falta al comienzo de la jugada; Rodrigo Insua lo cambió por gol; Gustavo Costas fue expulsado por protestarle al árbitro Nicolás Lamolina LA NACION