El poder militar de la Argentina: un informe reivindicado por Milei y puesto en duda en las Fuerzas Armadas

“La Argentina ahora se encuentra en el puesto número 23 de las potencias mundiales”. La afirmación del presidente Javier Milei en su mensaje en la Bolsa de Comercio, refrendada en otras ocasiones por el propio mandatario y por el ministro de Defensa, Luis Petri, le dio relieve a la clasificación del poderío militar que se registra en el Global Fire Power (GFP) 2025.
La ubicación de la Argentina en el ranking militar, sobre un total de 145 países, sorprendió a distintas voces del sector castrense consultadas por LA NACION. En la medición GFP 2025, que evalúa un conjunto de 60 factores −desde personal militar, equipamiento, presupuesto, capacidad logística, extensión territorial, acceso a recursos naturales y desarrollo tecnológico−, la Argentina aparece en el puesto 33, diez posiciones por debajo de la indicada por el Presidente.
En la medición de 2024, incluso, nuestro país se había clasificado en el 28° lugar y en años anteriores, durante las gestiones kirchneristas, navegó por posiciones similares.
“El ranking resume lo que podemos definir como el milagro argentino. De otro modo, no se entiende cómo unas Fuerzas Armadas que no cuentan con un submarino operativo –Chile tiene cuatro y Perú, seis−, pagan salarios bajos y carecen de municiones y de elementos mínimos para su funcionamiento ocupan el tercer lugar en América Latina, después de Brasil y México”, graficó una fuente castrense.
“¿Qué nivel de seriedad se le puede atribuir a una publicación que nos coloca militarmente por encima de Corea del Norte, una potencia nuclear; Noruega, Holanda, Finlandia, Bélgica y Portugal, que integran la OTAN, e, incluso, por encima de Colombia, claramente el segundo mayor instrumento militar en Sudamérica?”, se preguntó un jefe militar retirado que comandó durante varios años las Fuerzas Armadas en la Argentina.
Otros indicadores internacionales, que se guían por el presupuesto asignado al área de Defensa en relación con el PBI, son más realistas y menos halagüeños: la Argentina destina a gastos militares el 0,7% del PBI y se ubica en el 132° puesto en el orden mundial. Los países que tienen el mismo nivel de inversión son Etiopía, Indonesia, Benín, República Democrática del Congo, Austria y República Dominicana.
“La forma más rigurosa y objetiva para medir el potencial militar y de defensa de un país no es cuántos tanques viejos tiene o si aún le funciona un submarino: es cuánto de su riqueza decide invertir en su defensa. Por eso, los países serios utilizan como parámetro principal el presupuesto de defensa en relación con el PBI”, explicó el el presidente del Foro Argentino de Defensa (FAD), Santiago Lucero Torres.
El informe
La clasificación GFP 2025 le otorga a la Argentina un puntaje de 0,6013, cuando el score ideal es 0,0000, y lo ubica en el 33° lugar, entre México y Corea del Norte. Encabezan el ranking Estadios Unidos, Rusia, China, India y Corea del Sur. Completan los primeros diez lugares el Reino Unido, Francia, Japón, Turquía e Italia. Brasil, el primero de América Latina, aparece en el puesto 11 y Chile se ubica en la posición 47.
Entre los 60 factores considerados para elaborar el ranking figura la cantidad de unidades militares. “Es bien sabido que nuestro país, desde el inicio del Servicio Militar Voluntario, significó que todas nuestras unidades redujeran a un tercio el número de efectivos. La cantidad de regimientos puede ser una, pero cada regimiento tiene los efectivos correspondientes a una compañía, una compañía los de una sección y una brigada los de un regimiento”, evaluó una fuente militar.
El informe menciona que el poderío naval se basa en 44 naves activas, aunque la Armada no tiene submarinos ni portaaviones. “Se toman múltiples parámetros y los datos son los que provee cada país, ya sea en sus presupuestos, los llamados Libros Blanco de la Defensa e informes públicos oficiales”, explicó una fuente naval. Otro militar experimentado señaló que la cantidad de buques de la Armada “pueden marcar cuantitativamente algo, pero son solo barcos que flotan, sin capacidad de desarrollar operaciones militares, porque no tienen munición, ni misiles de defensa aérea, ni torpedos embarcados. Son cáscaras que flotan”.
Las limitaciones que ponen en duda una posición de liderazgo se perciben recorriendo los cuarteles, admiten en las unidades militares. “De ninguna manera estamos 23, ni 33. Las fuerzas terrestres no tienen defensa antitanque ni antiaérea, están mal comunicadas, no tienen elementos de guerra electrónica, no hay elementos de visión nocturna, drones y armas antidrones, las unidades cuentan con pocas municiones para entrenamiento y nada de munición de reserva: no alcanza para ni siquiera dos horas de combate”, explicó un oficial en actividad.
Medición engañosa
Varios especialistas cuestionan el ranking por su falta de indicadores precisos y su metodología opaca. “Se enumeran en el informe los medios que posee cada fuerza, pero no se mide el estado de mantenimiento, los niveles de desarrollo de tecnología, las condiciones de operatividad de los sistemas de armas, la tecnología disponible, las horas de vuelo, navegación, instrucción y el grado de adiestramiento, lo que relativiza sus conclusiones”, expresaron en las Fuerzas Armadas.
“El ranking es bastante engañoso. Puede servir para una tabla de Excel, pero no refleja el estado real, ni la capacidad de combate efectiva de las Fuerzas Armadas en la Argentina, a pesar de que la actual gestión realiza un esfuerzo enorme y eso se valora”, dijo Lucero Torres.
Otro oficial superior en actividad profundizó el análisis. “Tampoco hay elementos para transportar unidades de combate, ni vehículos para llevar cargas logísticas. No hay instalaciones de comando, ni uniformes, ni botas. En algunos casos el personal se compra sus propios uniformes y vestimenta porque el Ejército provee apenas 5000 por año, para más de 40.000 efectivos. A cada uno le toca un uniforme cada ocho años.
Distintas voces coinciden en que el lugar que el ranking le otorga a la Argentina contrasta con las estadísticas que marcan los ajustados niveles de inversión.
“Por ejemplo, se dice que el Ejército tiene más tanques que Chile: 316 TAM (Tanque Argentino Mediano) contra 240 Leopard. Pero nuestros TAM tienen 45 años de antigüedad, solo diez están modernizados y el resto no tiene repuestos, ni capacidad de combate nocturno. Es como comparar un Fiat 600 con un Tesla y decir que tenemos ventaja por cantidad”, explicó Lucero Torres. “Es como comparar la cantidad de autos sin mirar si tienen motor”, graficó otra fuente castrense.
El titular del FAD concluyó: “Los rankings están bien para una tabla de Excel, pero no reflejan el estado real, ni la capacidad de combate efectiva. Es necesario un debate serio sobre la defensa, no espejitos de colores”.
Otras limitaciones
“En la Fuerza Aérea tenemos solo cuatro aviones A-4 en servicio. Los aviones Pampa son de entrenamiento, no de combate. Si bien la Argentina concretó la compra de 24 aviones caza F-16, cuyas primeras seis unidades llegarán en diciembre, Chile ya tiene 44 F-16 y Perú, 12 Mirage 2000 y 12 MIG-29. La artillería autopropulsada argentina se limita a ocho piezas en servicio, mientras Chile tiene 48”, explicó Lucero Torres.
Fuentes castrenses revelaron que “en estos momentos no vuela ningún sistema de intercepción avanzado, como el F-16”. La capacidad de intercepción está limitada a los Pampa o Tucano, que solo tienen ametralladoras o un cañón de 20 milímetros”.
Otro punto discutible es que el relevamiento considera a la geografía como uno de los parámetros, partiendo de la lógica de que a mayor superficie debería disponerse de mayor fuerza para su defensa. “En nuestro país, por las carencias que se verifican, los presupuestos más bajos de la historia y el nivel paupérrimo de los salarios –un 24% por debajo de las fuerzas de seguridad- es justamente una prueba en la dirección contraria”, concluyó un jefe militar de reconocida experiencia.
“La Argentina ahora se encuentra en el puesto número 23 de las potencias mundiales”. La afirmación del presidente Javier Milei en su mensaje en la Bolsa de Comercio, refrendada en otras ocasiones por el propio mandatario y por el ministro de Defensa, Luis Petri, le dio relieve a la clasificación del poderío militar que se registra en el Global Fire Power (GFP) 2025.
La ubicación de la Argentina en el ranking militar, sobre un total de 145 países, sorprendió a distintas voces del sector castrense consultadas por LA NACION. En la medición GFP 2025, que evalúa un conjunto de 60 factores −desde personal militar, equipamiento, presupuesto, capacidad logística, extensión territorial, acceso a recursos naturales y desarrollo tecnológico−, la Argentina aparece en el puesto 33, diez posiciones por debajo de la indicada por el Presidente.
En la medición de 2024, incluso, nuestro país se había clasificado en el 28° lugar y en años anteriores, durante las gestiones kirchneristas, navegó por posiciones similares.
“El ranking resume lo que podemos definir como el milagro argentino. De otro modo, no se entiende cómo unas Fuerzas Armadas que no cuentan con un submarino operativo –Chile tiene cuatro y Perú, seis−, pagan salarios bajos y carecen de municiones y de elementos mínimos para su funcionamiento ocupan el tercer lugar en América Latina, después de Brasil y México”, graficó una fuente castrense.
“¿Qué nivel de seriedad se le puede atribuir a una publicación que nos coloca militarmente por encima de Corea del Norte, una potencia nuclear; Noruega, Holanda, Finlandia, Bélgica y Portugal, que integran la OTAN, e, incluso, por encima de Colombia, claramente el segundo mayor instrumento militar en Sudamérica?”, se preguntó un jefe militar retirado que comandó durante varios años las Fuerzas Armadas en la Argentina.
Otros indicadores internacionales, que se guían por el presupuesto asignado al área de Defensa en relación con el PBI, son más realistas y menos halagüeños: la Argentina destina a gastos militares el 0,7% del PBI y se ubica en el 132° puesto en el orden mundial. Los países que tienen el mismo nivel de inversión son Etiopía, Indonesia, Benín, República Democrática del Congo, Austria y República Dominicana.
“La forma más rigurosa y objetiva para medir el potencial militar y de defensa de un país no es cuántos tanques viejos tiene o si aún le funciona un submarino: es cuánto de su riqueza decide invertir en su defensa. Por eso, los países serios utilizan como parámetro principal el presupuesto de defensa en relación con el PBI”, explicó el el presidente del Foro Argentino de Defensa (FAD), Santiago Lucero Torres.
El informe
La clasificación GFP 2025 le otorga a la Argentina un puntaje de 0,6013, cuando el score ideal es 0,0000, y lo ubica en el 33° lugar, entre México y Corea del Norte. Encabezan el ranking Estadios Unidos, Rusia, China, India y Corea del Sur. Completan los primeros diez lugares el Reino Unido, Francia, Japón, Turquía e Italia. Brasil, el primero de América Latina, aparece en el puesto 11 y Chile se ubica en la posición 47.
Entre los 60 factores considerados para elaborar el ranking figura la cantidad de unidades militares. “Es bien sabido que nuestro país, desde el inicio del Servicio Militar Voluntario, significó que todas nuestras unidades redujeran a un tercio el número de efectivos. La cantidad de regimientos puede ser una, pero cada regimiento tiene los efectivos correspondientes a una compañía, una compañía los de una sección y una brigada los de un regimiento”, evaluó una fuente militar.
El informe menciona que el poderío naval se basa en 44 naves activas, aunque la Armada no tiene submarinos ni portaaviones. “Se toman múltiples parámetros y los datos son los que provee cada país, ya sea en sus presupuestos, los llamados Libros Blanco de la Defensa e informes públicos oficiales”, explicó una fuente naval. Otro militar experimentado señaló que la cantidad de buques de la Armada “pueden marcar cuantitativamente algo, pero son solo barcos que flotan, sin capacidad de desarrollar operaciones militares, porque no tienen munición, ni misiles de defensa aérea, ni torpedos embarcados. Son cáscaras que flotan”.
Las limitaciones que ponen en duda una posición de liderazgo se perciben recorriendo los cuarteles, admiten en las unidades militares. “De ninguna manera estamos 23, ni 33. Las fuerzas terrestres no tienen defensa antitanque ni antiaérea, están mal comunicadas, no tienen elementos de guerra electrónica, no hay elementos de visión nocturna, drones y armas antidrones, las unidades cuentan con pocas municiones para entrenamiento y nada de munición de reserva: no alcanza para ni siquiera dos horas de combate”, explicó un oficial en actividad.
Medición engañosa
Varios especialistas cuestionan el ranking por su falta de indicadores precisos y su metodología opaca. “Se enumeran en el informe los medios que posee cada fuerza, pero no se mide el estado de mantenimiento, los niveles de desarrollo de tecnología, las condiciones de operatividad de los sistemas de armas, la tecnología disponible, las horas de vuelo, navegación, instrucción y el grado de adiestramiento, lo que relativiza sus conclusiones”, expresaron en las Fuerzas Armadas.
“El ranking es bastante engañoso. Puede servir para una tabla de Excel, pero no refleja el estado real, ni la capacidad de combate efectiva de las Fuerzas Armadas en la Argentina, a pesar de que la actual gestión realiza un esfuerzo enorme y eso se valora”, dijo Lucero Torres.
Otro oficial superior en actividad profundizó el análisis. “Tampoco hay elementos para transportar unidades de combate, ni vehículos para llevar cargas logísticas. No hay instalaciones de comando, ni uniformes, ni botas. En algunos casos el personal se compra sus propios uniformes y vestimenta porque el Ejército provee apenas 5000 por año, para más de 40.000 efectivos. A cada uno le toca un uniforme cada ocho años.
Distintas voces coinciden en que el lugar que el ranking le otorga a la Argentina contrasta con las estadísticas que marcan los ajustados niveles de inversión.
“Por ejemplo, se dice que el Ejército tiene más tanques que Chile: 316 TAM (Tanque Argentino Mediano) contra 240 Leopard. Pero nuestros TAM tienen 45 años de antigüedad, solo diez están modernizados y el resto no tiene repuestos, ni capacidad de combate nocturno. Es como comparar un Fiat 600 con un Tesla y decir que tenemos ventaja por cantidad”, explicó Lucero Torres. “Es como comparar la cantidad de autos sin mirar si tienen motor”, graficó otra fuente castrense.
El titular del FAD concluyó: “Los rankings están bien para una tabla de Excel, pero no reflejan el estado real, ni la capacidad de combate efectiva. Es necesario un debate serio sobre la defensa, no espejitos de colores”.
Otras limitaciones
“En la Fuerza Aérea tenemos solo cuatro aviones A-4 en servicio. Los aviones Pampa son de entrenamiento, no de combate. Si bien la Argentina concretó la compra de 24 aviones caza F-16, cuyas primeras seis unidades llegarán en diciembre, Chile ya tiene 44 F-16 y Perú, 12 Mirage 2000 y 12 MIG-29. La artillería autopropulsada argentina se limita a ocho piezas en servicio, mientras Chile tiene 48”, explicó Lucero Torres.
Fuentes castrenses revelaron que “en estos momentos no vuela ningún sistema de intercepción avanzado, como el F-16”. La capacidad de intercepción está limitada a los Pampa o Tucano, que solo tienen ametralladoras o un cañón de 20 milímetros”.
Otro punto discutible es que el relevamiento considera a la geografía como uno de los parámetros, partiendo de la lógica de que a mayor superficie debería disponerse de mayor fuerza para su defensa. “En nuestro país, por las carencias que se verifican, los presupuestos más bajos de la historia y el nivel paupérrimo de los salarios –un 24% por debajo de las fuerzas de seguridad- es justamente una prueba en la dirección contraria”, concluyó un jefe militar de reconocida experiencia.
El Presidente destacó que el país ocupa el puesto 23° en el ranking GFP de poderío militar; la última medición lo ubica 33°; en las propias fuerzas advierten sobre el mantenimiento y el adiestramiento LA NACION