Lo que no puede faltar en tu próximo trabajo

Cuando pensamos en nuevos proyectos o cambios laborales, los argentinos ponderamos la flexibilidad, el balance desarrollo profesional/personal y en tener desafíos que nos permitan aprender permanentemente, además de tener un reconocimiento económico justo, según datos de IDEA Joven. Podríamos suponer que alcanzar todo esto nos auguran “ser felices” en el trabajo. Sin embargo, estamos dejando afuera un elemento esencial: qué tan auténticos podemos ser en ese ambiente. Un estudio publicado en la revista Klinička psihologija revela por qué elegir trabajos donde puedas ser auténtico no es solo una preferencia personal, sino una necesidad fundamental para el bienestar mental. La investigación, de la Universidad de Novi Sad (Serbia), analizó a 706 estudiantes universitarios y encontró una conexión directa entre la autenticidad personal y los niveles de salud mental.
Romper moldes: cinco lecciones para aprender de las organizaciones no convencionales
La autenticidad, definida por los investigadores como “vivir de acuerdo con pensamientos, emociones, necesidades, preferencias y creencias propias”, funciona como un poderoso predictor de bienestar psicológico. El estudio identificó tres dimensiones claves: la vida auténtica (comportarse según valores propios), la aceptación de influencias externas (adaptarse a expectativas ajenas) y la autoalienación (desconocerse a uno mismo). Los resultados mostraron que quienes puntuaron alto en vida auténtica experimentaron significativamente menos ansiedad, depresión y pérdida de control emocional.
El hallazgo más relevante del estudio es que la autenticidad explica el 15% de la varianza en la salud mental de las personas. Esto significa que ser auténtico tiene un efecto medible y sustancial. Los participantes que reportaron vivir según sus valores genuinos mostraron mayor satisfacción con la vida, vínculos emocionales más fuertes y un estado mental más positivo en general. La investigación también reveló que la presión por conformarse a expectativas externas actúa como un factor de riesgo para la salud mental. Los participantes que constantemente ajustaban su comportamiento para complacer a otros mostraron niveles más altos de estrés psicológico. Este patrón sugiere que ambientes laborales que exigen “máscaras profesionales” constantes pueden estar dañando la salud mental de los empleados. Como explica el estudio, “una persona auténtica es una persona funcional”. Esto significa que crear espacios de trabajo donde los empleados puedan expresar sus valores genuinos y usar sus fortalezas naturales no solo es éticamente correcto, sino estratégicamente inteligente para la productividad y retención del talento. Este estudio científico confirma lo que muchos intuían: los trabajos que te permiten ser quien realmente sos no solo te harán más feliz, sino que literalmente mejoran la salud mental y el rendimiento. La pregunta infaltable entonces es ¿podré ser auténtico aquí?.
Cuando pensamos en nuevos proyectos o cambios laborales, los argentinos ponderamos la flexibilidad, el balance desarrollo profesional/personal y en tener desafíos que nos permitan aprender permanentemente, además de tener un reconocimiento económico justo, según datos de IDEA Joven. Podríamos suponer que alcanzar todo esto nos auguran “ser felices” en el trabajo. Sin embargo, estamos dejando afuera un elemento esencial: qué tan auténticos podemos ser en ese ambiente. Un estudio publicado en la revista Klinička psihologija revela por qué elegir trabajos donde puedas ser auténtico no es solo una preferencia personal, sino una necesidad fundamental para el bienestar mental. La investigación, de la Universidad de Novi Sad (Serbia), analizó a 706 estudiantes universitarios y encontró una conexión directa entre la autenticidad personal y los niveles de salud mental.
Romper moldes: cinco lecciones para aprender de las organizaciones no convencionales
La autenticidad, definida por los investigadores como “vivir de acuerdo con pensamientos, emociones, necesidades, preferencias y creencias propias”, funciona como un poderoso predictor de bienestar psicológico. El estudio identificó tres dimensiones claves: la vida auténtica (comportarse según valores propios), la aceptación de influencias externas (adaptarse a expectativas ajenas) y la autoalienación (desconocerse a uno mismo). Los resultados mostraron que quienes puntuaron alto en vida auténtica experimentaron significativamente menos ansiedad, depresión y pérdida de control emocional.
El hallazgo más relevante del estudio es que la autenticidad explica el 15% de la varianza en la salud mental de las personas. Esto significa que ser auténtico tiene un efecto medible y sustancial. Los participantes que reportaron vivir según sus valores genuinos mostraron mayor satisfacción con la vida, vínculos emocionales más fuertes y un estado mental más positivo en general. La investigación también reveló que la presión por conformarse a expectativas externas actúa como un factor de riesgo para la salud mental. Los participantes que constantemente ajustaban su comportamiento para complacer a otros mostraron niveles más altos de estrés psicológico. Este patrón sugiere que ambientes laborales que exigen “máscaras profesionales” constantes pueden estar dañando la salud mental de los empleados. Como explica el estudio, “una persona auténtica es una persona funcional”. Esto significa que crear espacios de trabajo donde los empleados puedan expresar sus valores genuinos y usar sus fortalezas naturales no solo es éticamente correcto, sino estratégicamente inteligente para la productividad y retención del talento. Este estudio científico confirma lo que muchos intuían: los trabajos que te permiten ser quien realmente sos no solo te harán más feliz, sino que literalmente mejoran la salud mental y el rendimiento. La pregunta infaltable entonces es ¿podré ser auténtico aquí?.
La autenticidad, entendida como “vivir de acuerdo con pensamientos, emociones, necesidades, preferencias y creencias propias”, funciona como un poderoso predictor de bienestar psicológico LA NACION