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Ballena muerta en Zárate: la explicación de los expertos sobre los tres casos registrados en solo dos semanas en agua dulce

Ya son tres las ballenas que aparecieron muertas en el agua dulce en solo dos semanas. El primer cuerpo fue hallado frente a Vicente López el miércoles 9 de este mes y el segundo se encontró en la noche del lunes de la semana pasada a la altura de Tierra Santa, también en el Río de la Plata, pero en la costa porteña. El tercer y más reciente caso ocurrió ayer en aguas del río Paraná, frente a la ciudad de Zárate.

El ejemplar, que mediría más de 10 metros de largo y presenta un avanzado estado de descomposición, apareció flotando cerca del puente Mitre, en una zona próxima a la costanera local. El hallazgo activó un operativo liderado por la Prefectura Naval Argentina, que también contó con la participación de la Dirección Nacional de Fauna Silvestre y especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

La de Zárate es una ballena jorobada, de unos 11 o 12 metros de largo. A diferencia de las ballenas anteriores, este animal colisionó con una embarcación. Es algo que se da de forma involuntaria y la embarcación la acarreó hasta Zárate. Hemos tenido la mala suerte de que murieran tres ballenas”, describió Miguel Iñíguez, director de la Fundación Cethus, especializada en animales marinos, que fue a inspeccionar el cuerpo de este animal.

“Ahora hicimos nuestros estudios y registros fotográficos. Ahora lo van a alejar de los centros urbanos para que el cuerpo se pueda descomponer sin causar problemas a la población”, añadió el experto.

Iñíguez descarta cualquier tipo de vínculo entre el hallazgo de hoy y las ballenas, de la especie sei, que aparecieron la semana pasada y antepasada. A pesar de ello, advirtió: “Es probable que en la costa la gente encuentre lobos marinos, ballenas, delfines y otros animales marinos. En cualquier caso, la población no debe acercarse a ningún animal que encuentre en la costa. Debe llamar a Emergencias y que ellos se encarguen de atender el caso. Muchas veces, los animales que llegan a la costa pueden tener enfermedades, así que debemos siempre ser precavidos”.

Las dos ballenas sei

La semana pasada, la Fundación Cethus se encargó de identificar los dos cuerpos hallados en diferentes puntos de la cuenca. Según pudieron confirmar, ambos eran ejemplares de la especie sei.

La ballena hallada en Vicente López

Diego Rodríguez, investigador y especialista en animales marinos del Conicet y profesor de la Universidad de Mar del Plata, explicó que, a pesar de las desconcertantes imágenes, no es tan extraño que una ballena como esta aparezca en la ribera.

El Río de la Plata es en gran parte un estuario, un sitio donde el agua dulce y salada se encuentran. “Nosotros tenemos enfrente a la desembocadura de los ríos Paraná y Uruguay. El estuario tiene influencia del mar y los animales que viven en ambos lados suelen cruzar esa frontera entre el agua dulce y la salada. No es el hábitat de las ballenas, en especial por la profundidad, no obstante es frecuente que pase”, afirmó Rodríguez.

En un comunicado que publicaron hoy desde el Instituto de Conservación de Ballenas, identificaron tres razones generales para estos varamientos: muerte natural y enfermedades; lesiones, enmallamientos y colisiones, y desorientación y ecolocalización comprometida.

“En toda población silvestre es normal que algunos individuos mueran cada año. Los recientes casos de ballenas varadas trajeron alarma a la comunidad porque se produjeron en zonas pobladas. Pero la mayoría de las veces las muertes se dan en zonas alejadas de las ciudades, y pasan desapercibidas para la comunidad en general”, describió Mariano Sironi, director científico del Instituto de Conservación de Ballenas.

El experto destacó que es más común en ballenas barbadas aparecer cuenca arriba. Este tipo de cetáceos se caracteriza por tener una especie de paja gruesa en lugar de una dentadura compuesta de huesos —como la orca, el delfín o el cachalote—. Ballenas como la jorobada, la azul, la minke o la sei son barbadas.

Otra ballena sin vida, en la Costanera Norte porteña

Además del tipo de alimento, una diferencia importante es que este tipo de ballenas no suelen viajar en manada como las dentadas. Pueden viajar un tiempo acompañadas, pero no con ese sentido de grupo que podemos ver en otras especies. En el Río de la Plata, e incluso mucho más arriba en la cuenca, se encontraron sobre todo estos ejemplares.

“Hubo un caso en el que, incluso, llegaron a Entre Ríos, en la localidad de Villa Paranacito. En ese caso fue una ballena jorobada”, destacó Sironi refiriéndose a un varamiento en el río Uruguay que ocurrió en 2012. Se trata de la misma especie de la hallada ayer en Zárate. Desde el Instituto de Conservación de Ballenas, contabilizan siete varamientos más en los últimos 25 años.

Sironi advirtió que habría que hacer una necropsia para conocer con certeza la causa de la muerte de estos animales, aunque destacó que por el simple hecho de nadar por agua dulce son mucho más vulnerables. “Las ballenas están adaptadas al agua salada. Cuando ingresan a un río o estuario, cambia por completo el entorno y su fisiología. La piel se puede dañar solo por estar en agua dulce y las lastimaduras, que podrían sanar en el mar, se pueden infectar. La flotabilidad también se ve afectada: el agua salada es más densa que la dulce. Salir a respirar es más difícil en el agua dulce”, contó el experto.

Ya son tres las ballenas que aparecieron muertas en el agua dulce en solo dos semanas. El primer cuerpo fue hallado frente a Vicente López el miércoles 9 de este mes y el segundo se encontró en la noche del lunes de la semana pasada a la altura de Tierra Santa, también en el Río de la Plata, pero en la costa porteña. El tercer y más reciente caso ocurrió ayer en aguas del río Paraná, frente a la ciudad de Zárate.

El ejemplar, que mediría más de 10 metros de largo y presenta un avanzado estado de descomposición, apareció flotando cerca del puente Mitre, en una zona próxima a la costanera local. El hallazgo activó un operativo liderado por la Prefectura Naval Argentina, que también contó con la participación de la Dirección Nacional de Fauna Silvestre y especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

La de Zárate es una ballena jorobada, de unos 11 o 12 metros de largo. A diferencia de las ballenas anteriores, este animal colisionó con una embarcación. Es algo que se da de forma involuntaria y la embarcación la acarreó hasta Zárate. Hemos tenido la mala suerte de que murieran tres ballenas”, describió Miguel Iñíguez, director de la Fundación Cethus, especializada en animales marinos, que fue a inspeccionar el cuerpo de este animal.

“Ahora hicimos nuestros estudios y registros fotográficos. Ahora lo van a alejar de los centros urbanos para que el cuerpo se pueda descomponer sin causar problemas a la población”, añadió el experto.

Iñíguez descarta cualquier tipo de vínculo entre el hallazgo de hoy y las ballenas, de la especie sei, que aparecieron la semana pasada y antepasada. A pesar de ello, advirtió: “Es probable que en la costa la gente encuentre lobos marinos, ballenas, delfines y otros animales marinos. En cualquier caso, la población no debe acercarse a ningún animal que encuentre en la costa. Debe llamar a Emergencias y que ellos se encarguen de atender el caso. Muchas veces, los animales que llegan a la costa pueden tener enfermedades, así que debemos siempre ser precavidos”.

Las dos ballenas sei

La semana pasada, la Fundación Cethus se encargó de identificar los dos cuerpos hallados en diferentes puntos de la cuenca. Según pudieron confirmar, ambos eran ejemplares de la especie sei.

La ballena hallada en Vicente López

Diego Rodríguez, investigador y especialista en animales marinos del Conicet y profesor de la Universidad de Mar del Plata, explicó que, a pesar de las desconcertantes imágenes, no es tan extraño que una ballena como esta aparezca en la ribera.

El Río de la Plata es en gran parte un estuario, un sitio donde el agua dulce y salada se encuentran. “Nosotros tenemos enfrente a la desembocadura de los ríos Paraná y Uruguay. El estuario tiene influencia del mar y los animales que viven en ambos lados suelen cruzar esa frontera entre el agua dulce y la salada. No es el hábitat de las ballenas, en especial por la profundidad, no obstante es frecuente que pase”, afirmó Rodríguez.

En un comunicado que publicaron hoy desde el Instituto de Conservación de Ballenas, identificaron tres razones generales para estos varamientos: muerte natural y enfermedades; lesiones, enmallamientos y colisiones, y desorientación y ecolocalización comprometida.

“En toda población silvestre es normal que algunos individuos mueran cada año. Los recientes casos de ballenas varadas trajeron alarma a la comunidad porque se produjeron en zonas pobladas. Pero la mayoría de las veces las muertes se dan en zonas alejadas de las ciudades, y pasan desapercibidas para la comunidad en general”, describió Mariano Sironi, director científico del Instituto de Conservación de Ballenas.

El experto destacó que es más común en ballenas barbadas aparecer cuenca arriba. Este tipo de cetáceos se caracteriza por tener una especie de paja gruesa en lugar de una dentadura compuesta de huesos —como la orca, el delfín o el cachalote—. Ballenas como la jorobada, la azul, la minke o la sei son barbadas.

Otra ballena sin vida, en la Costanera Norte porteña

Además del tipo de alimento, una diferencia importante es que este tipo de ballenas no suelen viajar en manada como las dentadas. Pueden viajar un tiempo acompañadas, pero no con ese sentido de grupo que podemos ver en otras especies. En el Río de la Plata, e incluso mucho más arriba en la cuenca, se encontraron sobre todo estos ejemplares.

“Hubo un caso en el que, incluso, llegaron a Entre Ríos, en la localidad de Villa Paranacito. En ese caso fue una ballena jorobada”, destacó Sironi refiriéndose a un varamiento en el río Uruguay que ocurrió en 2012. Se trata de la misma especie de la hallada ayer en Zárate. Desde el Instituto de Conservación de Ballenas, contabilizan siete varamientos más en los últimos 25 años.

Sironi advirtió que habría que hacer una necropsia para conocer con certeza la causa de la muerte de estos animales, aunque destacó que por el simple hecho de nadar por agua dulce son mucho más vulnerables. “Las ballenas están adaptadas al agua salada. Cuando ingresan a un río o estuario, cambia por completo el entorno y su fisiología. La piel se puede dañar solo por estar en agua dulce y las lastimaduras, que podrían sanar en el mar, se pueden infectar. La flotabilidad también se ve afectada: el agua salada es más densa que la dulce. Salir a respirar es más difícil en el agua dulce”, contó el experto.

 El hallazgo de un cuerpo de la especie jorobada en el río Paraná se suma a los dos ejemplares de sei encontrados días atrás en el Río de la Plata  LA NACION

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