Crece el temor a una guerra total entre Tailandia y Camboya: nuevos choques, búnkeres caseros y más de 140.000 desplazados
SURIN, Tailandia.- Tailandia advirtió este viernes del riesgo de una guerra a gran escala contra su vecina Camboya en el segundo día de enfrentamientos transfronterizos que ya dejaron más de una quincena de muertos y decenas de miles de evacuados.
El ministro tailandés del Interior indicó el viernes que al menos 138.000 civiles habían huido de aldeas a refugios temporales en cuatro provincias fronterizas afectadas, mientras que las autoridades camboyanas reportaron que más de 4000 personas evacuaron zonas próximas a la frontera.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebrará una reunión de emergencia sobre la crisis el viernes en Nueva York, mientras que Malasia, que preside un bloque regional del que forman parte ambas naciones, pidió el fin de las hostilidades y se ofreció como mediador.
Tailandia, no obstante, aclaró el viernes que prefiere la negociación bilateral en lugar de la mediación de terceros para resolver el conflicto, según informaron dos funcionarios tailandeses, mientras continuan los enfrentamientos.
Las tensiones por una zona fronteriza en disputa derivaron en combates luego de que la explosión de mina terrestre en la frontera hiriera a cinco soldados tailandeses el miércoles.
“Podría derivar en una guerra”
La disputa territorial de décadas derivó el jueves en intensas hostilidades entre ambos reinos del sudeste asiático con la movilización de aviones de combate, artillería, tanques e infantería que inquietan a la comunidad internacional.
“Si la situación se agrava podría derivar en una guerra, aunque por ahora sigue limitada a enfrentamientos”, advirtió el primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, a la prensa en Bangkok.
El balance de los enfrentamientos en Tailandia se elevó el viernes a 15 muertos -un soldado y 14 civiles- y 46 heridos. En su primer parte desde el estallido de las hostilidades, las autoridades provinciales de Camboya reportaron un muerto y cinco heridos.
Los combates se reanudaron en tres zonas en la madrugada del viernes, afirmó el ejército tailandés. Las fuerzas camboyanas bombardearon con armas pesadas, artillería y cohetes BM-21 y las tropas tailandesas respondieron “con el fuego de apoyo apropiado”, explicó.
Estados Unidos, China y Malasia -que actualmente preside el bloque regional Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean)- se ofrecieron a facilitar el diálogo, pero Bangkok busca una solución bilateral al conflicto, dijo el viernes el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores tailandés, Nikorndej Balankura.
“No creo que necesitemos aún la mediación de un tercer país”, dijo Nikorndej en una entrevista.
“Agradecemos la oferta y no queremos descartar la ayuda de un tercer país, pero en este momento creemos que los mecanismos bilaterales aún no se han agotado”, dijo a la prensa el viceministro de Relaciones Exteriores tailandés, Russ Jalichandra.
El primer ministro camboyano, Hun Manet, afirmó en una publicación en redes sociales que tanto Tailandia como Camboya habían aceptado inicialmente una propuesta de alto el fuego presentada por Anwar un día antes, pero que Tailandia luego revirtió su decisión.
Sin embargo, el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, presidente de la Asean, dijo el jueves que había hablado con los líderes de ambos países y les instó a encontrar una solución pacífica. Según informó, estos mostraron “señales positivas y predisposición”.
“Mantenemos nuestra posición de que el mecanismo bilateral es la mejor salida; se trata de un enfrentamiento entre dos países”, dijo Nikorndej, y agregó que la parte camboyana debe cesar la violencia en la frontera primero. “Nuestras puertas siguen abiertas”, agregó.
Desplazamientos
A medida que los combates se intensificaban y pobladores a ambos lados de la frontera quedaban atrapados en el fuego cruzado, decenas de miles decidieron abandonar sus hogares.
En Tailandia, miles de personas huyeron de sus hogares el jueves en la provincia nororiental de Surin, buscando refugio en albergues improvisados.
Unas 3000 personas se refugiaron en un gimnasio de la Universidad Surindra Rajabhat, situado en la capital provincial, a unos 80 kilómetros del lado tailandés de la frontera. Los evacuados se sentaron en grupos, sobre colchonetas y mantas, y hacían fila para recibir comida y bebidas.
“Estoy preocupada por nuestro hogar, nuestros animales y los cultivos por los que hemos trabajado tan duro”, dijo Thidarat Homhuan, de 37 años, quien huyó con otros nueve familiares, incluida su abuela de 87 años que acababa de ser dada de alta del hospital.
Rattana Meeying, otra evacuada, apuntó que también vivió los enfrentamientos de 2011, pero describió estos como peores.
“Niños y ancianos fueron golpeados de repente”, afirmó. “Nunca imaginé que sería tan violento”.
En el cercano hospital Phanom Dong Rak, se podían escuchar explosiones periódicas el viernes, y un camión militar llegó al centro con tres soldados tailandeses heridos, incluido uno que había perdido ambas piernas.
En la vecina provincia de Sisaket, más pobladores tomaron sus pertenencias y dejaron atrás sus hogares en una caravana de autos, camiones y motocicletas después de recibir una orden de evacuación el viernes.
En el lado camboyano de la frontera, las aldeas en las afueras de la provincia de Oddar Meanchey estaban en gran parte desiertas. Las casas estaban cerradas y las gallinas y los perros deambulaban afuera.
Algunos residentes cavaron agujeros para crear búnkeres subterráneos improvisados, cubriéndolos con madera, lonas y láminas de zinc para protegerse de los proyectiles. Se vio a familias con niños empacando sus pertenencias en tractores para evacuar, aunque algunos se negaron a marcharse.
Varios cientos de aldeanos camboyanos se refugiaron en un remoto templo budista rodeado de campos de arroz. Las mujeres descansaban en hamacas, algunas acunando a bebés, mientras los niños corrían por el lugar. Se instalaban tiendas de plástico improvisadas bajo los árboles.
Veng Chin, de 74 años, suplicó a ambos gobiernos que negocien un acuerdo “para que pueda regresar a mi hogar y trabajar en la granja”.
Escalada de un antiguo conflicto
Las tensiones fronterizas entre los dos países no son nuevas. Su frontera de 800 kilómetros ha sido objeto de disputas durante décadas, pero en el pasado los choques solían ser limitados y breves. Entre 2008 y 2011, no obstante, se produjeron enfrentamientos que dejaron 28 muertos y decenas de miles de desplazados.
Una decisión en favor de Camboya de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU zanjó esa crisis durante una década, pero un nuevo episodio comenzó en mayo, cuando un soldado camboyano murió en una confrontación. Bangkok y Nom Pen dijeron después que habían acordado rebajar la tensión, pero ambos continuaron aplicando o amenazando con medidas, incluyendo restricciones comerciales y de viaje, lo que mantuvo las tensiones altas.
La situación empeoró cuando una mina terrestre hirió a cinco soldados tailandeses el miércoles. Bangkok respondió retirando a su embajador en Camboya y expulsando al enviado de Nom Pen en el país. Además, cerró todos los cruces fronterizos terrestres y pidió a sus ciudadanos que salieran de Camboya. Las autoridades aseguraron que las siete aerolíneas tailandesas estaban dispuestas a ayudar en la evacuación.
Camboya, por su parte, rebajó el nivel de sus relaciones diplomáticas y retiró a todo el personal camboyano de su embajada en Bangkok.
El jueves, estallaron los enfrentamientos a lo largo de la frontera.
Agencias AP, AFP y Reuters
SURIN, Tailandia.- Tailandia advirtió este viernes del riesgo de una guerra a gran escala contra su vecina Camboya en el segundo día de enfrentamientos transfronterizos que ya dejaron más de una quincena de muertos y decenas de miles de evacuados.
El ministro tailandés del Interior indicó el viernes que al menos 138.000 civiles habían huido de aldeas a refugios temporales en cuatro provincias fronterizas afectadas, mientras que las autoridades camboyanas reportaron que más de 4000 personas evacuaron zonas próximas a la frontera.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebrará una reunión de emergencia sobre la crisis el viernes en Nueva York, mientras que Malasia, que preside un bloque regional del que forman parte ambas naciones, pidió el fin de las hostilidades y se ofreció como mediador.
Tailandia, no obstante, aclaró el viernes que prefiere la negociación bilateral en lugar de la mediación de terceros para resolver el conflicto, según informaron dos funcionarios tailandeses, mientras continuan los enfrentamientos.
Las tensiones por una zona fronteriza en disputa derivaron en combates luego de que la explosión de mina terrestre en la frontera hiriera a cinco soldados tailandeses el miércoles.
“Podría derivar en una guerra”
La disputa territorial de décadas derivó el jueves en intensas hostilidades entre ambos reinos del sudeste asiático con la movilización de aviones de combate, artillería, tanques e infantería que inquietan a la comunidad internacional.
“Si la situación se agrava podría derivar en una guerra, aunque por ahora sigue limitada a enfrentamientos”, advirtió el primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, a la prensa en Bangkok.
El balance de los enfrentamientos en Tailandia se elevó el viernes a 15 muertos -un soldado y 14 civiles- y 46 heridos. En su primer parte desde el estallido de las hostilidades, las autoridades provinciales de Camboya reportaron un muerto y cinco heridos.
Los combates se reanudaron en tres zonas en la madrugada del viernes, afirmó el ejército tailandés. Las fuerzas camboyanas bombardearon con armas pesadas, artillería y cohetes BM-21 y las tropas tailandesas respondieron “con el fuego de apoyo apropiado”, explicó.
Estados Unidos, China y Malasia -que actualmente preside el bloque regional Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean)- se ofrecieron a facilitar el diálogo, pero Bangkok busca una solución bilateral al conflicto, dijo el viernes el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores tailandés, Nikorndej Balankura.
“No creo que necesitemos aún la mediación de un tercer país”, dijo Nikorndej en una entrevista.
“Agradecemos la oferta y no queremos descartar la ayuda de un tercer país, pero en este momento creemos que los mecanismos bilaterales aún no se han agotado”, dijo a la prensa el viceministro de Relaciones Exteriores tailandés, Russ Jalichandra.
El primer ministro camboyano, Hun Manet, afirmó en una publicación en redes sociales que tanto Tailandia como Camboya habían aceptado inicialmente una propuesta de alto el fuego presentada por Anwar un día antes, pero que Tailandia luego revirtió su decisión.
Sin embargo, el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, presidente de la Asean, dijo el jueves que había hablado con los líderes de ambos países y les instó a encontrar una solución pacífica. Según informó, estos mostraron “señales positivas y predisposición”.
“Mantenemos nuestra posición de que el mecanismo bilateral es la mejor salida; se trata de un enfrentamiento entre dos países”, dijo Nikorndej, y agregó que la parte camboyana debe cesar la violencia en la frontera primero. “Nuestras puertas siguen abiertas”, agregó.
Desplazamientos
A medida que los combates se intensificaban y pobladores a ambos lados de la frontera quedaban atrapados en el fuego cruzado, decenas de miles decidieron abandonar sus hogares.
En Tailandia, miles de personas huyeron de sus hogares el jueves en la provincia nororiental de Surin, buscando refugio en albergues improvisados.
Unas 3000 personas se refugiaron en un gimnasio de la Universidad Surindra Rajabhat, situado en la capital provincial, a unos 80 kilómetros del lado tailandés de la frontera. Los evacuados se sentaron en grupos, sobre colchonetas y mantas, y hacían fila para recibir comida y bebidas.
“Estoy preocupada por nuestro hogar, nuestros animales y los cultivos por los que hemos trabajado tan duro”, dijo Thidarat Homhuan, de 37 años, quien huyó con otros nueve familiares, incluida su abuela de 87 años que acababa de ser dada de alta del hospital.
Rattana Meeying, otra evacuada, apuntó que también vivió los enfrentamientos de 2011, pero describió estos como peores.
“Niños y ancianos fueron golpeados de repente”, afirmó. “Nunca imaginé que sería tan violento”.
En el cercano hospital Phanom Dong Rak, se podían escuchar explosiones periódicas el viernes, y un camión militar llegó al centro con tres soldados tailandeses heridos, incluido uno que había perdido ambas piernas.
En la vecina provincia de Sisaket, más pobladores tomaron sus pertenencias y dejaron atrás sus hogares en una caravana de autos, camiones y motocicletas después de recibir una orden de evacuación el viernes.
En el lado camboyano de la frontera, las aldeas en las afueras de la provincia de Oddar Meanchey estaban en gran parte desiertas. Las casas estaban cerradas y las gallinas y los perros deambulaban afuera.
Algunos residentes cavaron agujeros para crear búnkeres subterráneos improvisados, cubriéndolos con madera, lonas y láminas de zinc para protegerse de los proyectiles. Se vio a familias con niños empacando sus pertenencias en tractores para evacuar, aunque algunos se negaron a marcharse.
Varios cientos de aldeanos camboyanos se refugiaron en un remoto templo budista rodeado de campos de arroz. Las mujeres descansaban en hamacas, algunas acunando a bebés, mientras los niños corrían por el lugar. Se instalaban tiendas de plástico improvisadas bajo los árboles.
Veng Chin, de 74 años, suplicó a ambos gobiernos que negocien un acuerdo “para que pueda regresar a mi hogar y trabajar en la granja”.
Escalada de un antiguo conflicto
Las tensiones fronterizas entre los dos países no son nuevas. Su frontera de 800 kilómetros ha sido objeto de disputas durante décadas, pero en el pasado los choques solían ser limitados y breves. Entre 2008 y 2011, no obstante, se produjeron enfrentamientos que dejaron 28 muertos y decenas de miles de desplazados.
Una decisión en favor de Camboya de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU zanjó esa crisis durante una década, pero un nuevo episodio comenzó en mayo, cuando un soldado camboyano murió en una confrontación. Bangkok y Nom Pen dijeron después que habían acordado rebajar la tensión, pero ambos continuaron aplicando o amenazando con medidas, incluyendo restricciones comerciales y de viaje, lo que mantuvo las tensiones altas.
La situación empeoró cuando una mina terrestre hirió a cinco soldados tailandeses el miércoles. Bangkok respondió retirando a su embajador en Camboya y expulsando al enviado de Nom Pen en el país. Además, cerró todos los cruces fronterizos terrestres y pidió a sus ciudadanos que salieran de Camboya. Las autoridades aseguraron que las siete aerolíneas tailandesas estaban dispuestas a ayudar en la evacuación.
Camboya, por su parte, rebajó el nivel de sus relaciones diplomáticas y retiró a todo el personal camboyano de su embajada en Bangkok.
El jueves, estallaron los enfrentamientos a lo largo de la frontera.
Agencias AP, AFP y Reuters
En el segundo día de enfrentamientos mortales, Bangkok rechazó la mediación internacional y reafirmó su intención de resolver el conflicto por la vía bilateral LA NACION