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¿Quién es esa chica? Heredó la pasión por la moda de su famosa tía y se luce como modelo y diseñadora

Los Rolling Stones y Bob Marley son algo así como la banda sonora de su vida por lo que, además de asomar desde afiches y cuadros en su casa, suenan bajo y sostenido durante toda la producción. Con 23 años, la modelo Kayla Acuña tiene agenda completa y se reparte entre gráficas y pasarelas nacionales e internacionales, donde se destaca con sus rasgos cinematográficos. El gran momento la alienta a seguir cumpliendo sueños largamente acariciados: está a punto de lanzar la segunda colección de su propia marca de ropa, a la que bautizó con su nombre. Cálida y muy relajada, aunque es su primera entrevista, arranca: “Crecí en el campo, en 25 de Mayo, escuchando rock and roll, algo que me viene de familia. Papá [Miguel Acuña], que trabaja en el campo, toca la guitarra y la armónica y tiene ese estilo medio rolinga. Además, los Stones lo conectan con Juan, su hermano, que murió a los 14 años y era re fan. Mamá [Pierina Ferrari] me cuenta que de beba me ponía las versiones para chicos y me volvía loca. Mamá estudió Diseño de Indumentaria en Estados Unidos y tenía en casa un taller donde hacía ropa para mí y mi hermano Ramón (18), o cosas de decoración. Al lado estaba la sala de música de papá, con todas las paredes escritas de melodías, canciones, micrófonos, todo muy creativo. Y a pesar de que yo era muy de mi mundo interior y de escribir más que de arrear vacas, no quise venir a la ciudad hasta terminar la secundaria.

–¿A qué viniste?

–A estudiar Producción de Moda y enseguida empecé a trabajar de modelo. Una amiga me contactó con la agencia, We Love Models. Mamá al principio me traía, me esperaba horas, siempre fue de fierro. Poco a poco gané independencia y me encantó. Amo trabajar de modelo.

–Te vimos desfilando para Rapsodia, la marca de tu tía [Sol Acuña].

–Es un orgullo y muy divertido porque va toda mi familia, me gritan cosas, aplauden. Además, en el backstage está mi prima, Zuzu Coudeu, que la adoro. De chicas cantábamos, actuábamos, y asaltábamos los roperos de las mujeres de la familia para disfrazarnos. Mi abuela paterna, Dolores [Anchorena de Acuña], siempre nos regalaba conjuntos para estar iguales. Ella y mi abuela materna, Marta Anderson, son muy coquetas. Y mi abuelo materno, Néstor Ferrari, que cuando se separaron se casó con Adriana Costantini, era muy canchero. Entre otras cosas vinculadas a la moda, trabajó vienticinco años con Renzo Rosso [creador de Diesel], y trajo la marca a Latinoamérica.

–Creciste rodeada de moda.

–Sí, crecí rodeada de moda. Mamá trabajó un tiempo con Adriana, pero después quedó embarazada de mí y se instaló en el campo. Tiene un talento increíble. Yo crecí soñando con mi propia marca y el año pasado, mientras trabajaba en Perú, empecé a dibujar lo que quería tener en mi ropero y nació Kayla. Este año le ofrecí a mamá asociarnos. Tenemos casi lista la segunda colección: hay suéteres, polleras, sacos, accesorios, remeras, todo hecho acá con buenas telas.

–¿Le pediste consejos a Sol?

–¡Obvio! Se probó todo para darnos una opinión, es re buena onda, igual que Zuzu. Somos una familia muy unida.

Con saco de terciopelo y mini con
estampa animal de su propia marca
de ropa. “Mamá estudió diseño en
Estados Unidos y es muy talentosa.
Estamos a full con la segunda
colección de Kayla: todo hecho acá
con buenas telas”, adelanta

–¿Estás de novia?

–Sí, hace un año con Miguel Denegri [trabaja en el campo]. Nos conocimos por amigos. Yo había terminado una relación de cinco años y quería estar sola. Pero una vez que empezamos a salir no nos separamos más. Es un gran compañero.

Surfeando
en Punta del Este con su novio, Miguel Denegri.Creció en el campo y a los 17 años se mudó
a Buenos Aires para estudiar Producción
de Moda. Hoy trabaja como modelo: en
campañas publicitarias y en pasarela.

–Pensaba en los Stones. ¿Los conociste personalmente?

–Sí, tuve la suerte de verlos varias veces por amigos de mis padres. En 2019 lo conocí a Keith Richards en Miami, un año después a Ronnie Wood en un campo en Buenos Aires. La última vez fue en una comida en Miami. Me prometí que si llegaban me iba a tatuar alguna frase de sus canciones. ¡Y cumplí! Al día siguiente fuimos al recital en el Hard Rock y estuvimos en camarines. Fue de los últimos recitales de Charlie Watt.

Un recuerdo de 2013, en un campo de
Buenos Aires, Kayla (de chaleco) junto a sus padres, Miguel Acuña (con boina) y Pierina Ferrari,
su hermano Ramón, y Ronnie Wood, a quien
conocen por amigos en común. Kayla toma mate en la terraza
de su casa. “Amo la ropa vintage,
como esta joyita de tapado que
levanta cualquier look”, dice.

Maquillaje y peinado: Joaquina Espínola

Los Rolling Stones y Bob Marley son algo así como la banda sonora de su vida por lo que, además de asomar desde afiches y cuadros en su casa, suenan bajo y sostenido durante toda la producción. Con 23 años, la modelo Kayla Acuña tiene agenda completa y se reparte entre gráficas y pasarelas nacionales e internacionales, donde se destaca con sus rasgos cinematográficos. El gran momento la alienta a seguir cumpliendo sueños largamente acariciados: está a punto de lanzar la segunda colección de su propia marca de ropa, a la que bautizó con su nombre. Cálida y muy relajada, aunque es su primera entrevista, arranca: “Crecí en el campo, en 25 de Mayo, escuchando rock and roll, algo que me viene de familia. Papá [Miguel Acuña], que trabaja en el campo, toca la guitarra y la armónica y tiene ese estilo medio rolinga. Además, los Stones lo conectan con Juan, su hermano, que murió a los 14 años y era re fan. Mamá [Pierina Ferrari] me cuenta que de beba me ponía las versiones para chicos y me volvía loca. Mamá estudió Diseño de Indumentaria en Estados Unidos y tenía en casa un taller donde hacía ropa para mí y mi hermano Ramón (18), o cosas de decoración. Al lado estaba la sala de música de papá, con todas las paredes escritas de melodías, canciones, micrófonos, todo muy creativo. Y a pesar de que yo era muy de mi mundo interior y de escribir más que de arrear vacas, no quise venir a la ciudad hasta terminar la secundaria.

–¿A qué viniste?

–A estudiar Producción de Moda y enseguida empecé a trabajar de modelo. Una amiga me contactó con la agencia, We Love Models. Mamá al principio me traía, me esperaba horas, siempre fue de fierro. Poco a poco gané independencia y me encantó. Amo trabajar de modelo.

–Te vimos desfilando para Rapsodia, la marca de tu tía [Sol Acuña].

–Es un orgullo y muy divertido porque va toda mi familia, me gritan cosas, aplauden. Además, en el backstage está mi prima, Zuzu Coudeu, que la adoro. De chicas cantábamos, actuábamos, y asaltábamos los roperos de las mujeres de la familia para disfrazarnos. Mi abuela paterna, Dolores [Anchorena de Acuña], siempre nos regalaba conjuntos para estar iguales. Ella y mi abuela materna, Marta Anderson, son muy coquetas. Y mi abuelo materno, Néstor Ferrari, que cuando se separaron se casó con Adriana Costantini, era muy canchero. Entre otras cosas vinculadas a la moda, trabajó vienticinco años con Renzo Rosso [creador de Diesel], y trajo la marca a Latinoamérica.

–Creciste rodeada de moda.

–Sí, crecí rodeada de moda. Mamá trabajó un tiempo con Adriana, pero después quedó embarazada de mí y se instaló en el campo. Tiene un talento increíble. Yo crecí soñando con mi propia marca y el año pasado, mientras trabajaba en Perú, empecé a dibujar lo que quería tener en mi ropero y nació Kayla. Este año le ofrecí a mamá asociarnos. Tenemos casi lista la segunda colección: hay suéteres, polleras, sacos, accesorios, remeras, todo hecho acá con buenas telas.

–¿Le pediste consejos a Sol?

–¡Obvio! Se probó todo para darnos una opinión, es re buena onda, igual que Zuzu. Somos una familia muy unida.

Con saco de terciopelo y mini con
estampa animal de su propia marca
de ropa. “Mamá estudió diseño en
Estados Unidos y es muy talentosa.
Estamos a full con la segunda
colección de Kayla: todo hecho acá
con buenas telas”, adelanta

–¿Estás de novia?

–Sí, hace un año con Miguel Denegri [trabaja en el campo]. Nos conocimos por amigos. Yo había terminado una relación de cinco años y quería estar sola. Pero una vez que empezamos a salir no nos separamos más. Es un gran compañero.

Surfeando
en Punta del Este con su novio, Miguel Denegri.Creció en el campo y a los 17 años se mudó
a Buenos Aires para estudiar Producción
de Moda. Hoy trabaja como modelo: en
campañas publicitarias y en pasarela.

–Pensaba en los Stones. ¿Los conociste personalmente?

–Sí, tuve la suerte de verlos varias veces por amigos de mis padres. En 2019 lo conocí a Keith Richards en Miami, un año después a Ronnie Wood en un campo en Buenos Aires. La última vez fue en una comida en Miami. Me prometí que si llegaban me iba a tatuar alguna frase de sus canciones. ¡Y cumplí! Al día siguiente fuimos al recital en el Hard Rock y estuvimos en camarines. Fue de los últimos recitales de Charlie Watt.

Un recuerdo de 2013, en un campo de
Buenos Aires, Kayla (de chaleco) junto a sus padres, Miguel Acuña (con boina) y Pierina Ferrari,
su hermano Ramón, y Ronnie Wood, a quien
conocen por amigos en común. Kayla toma mate en la terraza
de su casa. “Amo la ropa vintage,
como esta joyita de tapado que
levanta cualquier look”, dice.

Maquillaje y peinado: Joaquina Espínola

 A los 23 años, Kayla, la sobrina de Sol Acuña, está a punto de lanzar la segunda colección de su propia marca de ropa  LA NACION

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