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A River le funcionaron las variantes: Montiel encontró el arco que se le cerró a Borja

Volvió el River goleador de las dos primeras fechas del Torneo Clausura, encontró los caminos que el último domingo le había cerrado San Lorenzo. La Copa Argentina ocupa cada tanto la agenda de los equipos y suele dejar huellas que se extienden en el tiempo, para bien o para mal. Nunca conviene subestimar sus efectos. En este año ya hay tres grandes eliminados antes de los cuartos de final: Boca, Independiente y San Lorenzo. River avanzó a los octavos de final tras ir erosionando lentamente al voluntarioso San Martín de Tucumán. El 3-0 puede inducir a una comodidad que solo fue tal en el tramo final del encuentro.

La jerarquía individual y algunos pasajes colectivos interesantes allanaron el camino de River, que en la próxima etapa se medirá con Unión.

Borja es presionado por Rodríguez en la entrada al área; el colombiano estuvo mejor en el juego asociado que frente al arco

Con nuevo entrenador (Mariano Campodónico) desde hace cinco días, San Martín (3° en la Zona A de la Primera Nacional) asumió que si no iba a tener la pelota, al menos presionaría a River más cerca del círculo central que de su área. El equipo tucumano planteó desde el comienzo un desarrollo físico, de contacto y pierna firme. El desafío para River pasaba por mover la pelota con buen ritmo y precisión. Su rival, desde la postura, lo enfrentaba sin ningún complejo. Si River, como sugerían los antecedentes, era superior, debía demostrarlo con un buen gasto de energías y una considerable cuota de juego. Un estadio cubierto por las dos hinchadas le sumaba voltaje a un encuentro que, en el campo de juego, ya ofrecía alta intensidad.

Colidio y Lencina se cerraban para colaborar en el juego interior, que tenía a Enzo Pérez y Castaño como iniciadores constantes de los avances. River no quería adormilarse con pases intrascendentes, le quiso dar un sentido profundo a su búsqueda. Con ese criterio, antes de los primeros 10 minutos ya había lanzado tres asistencias hacia los desmarques al vacío de Borja. El colombiano volvió a la titularidad tras la lesión de Maxi Salas con la obligación de mantener la presión en ataque con que el refuerzo llegado de Racing le había cambiado la cara a la ofensiva.

La habilidad y gambeta de Colidio era una buena receta ante un rival perseverante a la hora de poner obstáculos y taponar espacios. En defensa, Germán Pezzella, sustituto del lesionado Martínez Quarta, resolvía con firmeza, bien ubicado, tomando menos riesgos que Paulo Díaz. Montiel y Acuña se proyectaban y ofrecían como alternativas en un ataque que, aun siendo insistente, le costaba generar situaciones de gol.

Giuliano Galoppo festeja el 2-0 de River ante San Martín de Tucumán

Colidio, con una media vuelta desde fuera del área, estuvo cerca de abrir el marcador. San Martín hacía un gran desgaste, dejaba la incógnita de cuánto le iban a aguantar las piernas y los pulmones, mientras se cargaba de confianza al ver que cumplía con su plan.

El gol de River estuvo precedido por una de las pocas pausas que tuvo el partido, en este caso por causas ajenas al juego. Entre Castaño y Acuña tuvieron que demorar un par de minutos la ejecución de un córner porque desde la cabecera ocupada por los hinchas de San Martín caían proyectiles, mayormente trozos de hielo. Incluso el árbitro Facundo Tello debió advertir al encargado de seguridad.

Cuando se pudo ejecutar el córner, River hizo circular la pelota hasta que Galarza puso un centro que Pezzella cabeceó hacia el corazón del área chica, por donde Montiel entró por detrás de la cortina que le hizo Borja para definir con una arremetida. Era el segundo gol de Montiel en su regreso a River, tras el que le había convertido a Instituto. Luego , ya cerca del final, convirtió el 3-0. Es un lateral del que siempre se espera su contribución ofensiva, ya sea por el empuje en las escaladas o por las diagonales para posicionarse en zona de definición.

Colidio lleva la pelota ante un rival; fue el mejor delantero de River por gambeta e inventiva

Iban 33 minutos y River podía considerar como muy oportuna la ventaja, dejaba tocado a un San Martín que se había sentido muy fuerte. Borja pudo ampliar la ventaja antes del final de la primera etapa, pero el colombiano es impredecible: el remate se le fue a la tribuna.

Volvió demasiado relajado River del descanso y San Martín, así como había mostrado los dientes para defender, también tuvo orgullo y decisión para ir a buscar el empate. Y estuvo cerca del 1-1 un par de veces con Soraire, que chocó con la seguridad de Armani.

La historia parecía abierta y River estaba sorprendido, le llevó unos minutos tomar nota de la reacción rival, que jugaba en su campo, lo apuraba. Esos pasajes de desconcierto River los pagó con las tarjetas amarillas de Pezzella, Borja y Galarza.

El resumen de River 3 – San Martín (T) 0

Bajo de eficacia, Borja desperdició otra clara situación en un mano a mano que le tapó Sand, arquero surgido de las inferiores de River y hermano del exgoleador. Hacían falta cambios y Gallardo mandó a la cancha a Juanfer Quintero por un Lencina que se había apagado y a Galoppo por Enzo Pérez para armar un doble pivote con Castaño. River empezó a rearmarse para dejar atrás momentos de dudas y zozobra.

Galoppo consiguió el 2-0 con un remate que se desvió en un defensor; una eficacia que no tuvo Borja, perdedor en tres duelos con el arquero. “Está pasando por una racha negativa, pero me gustó cómo se movió, lo hizo bien. Le faltó definir, tiene que tranquilizarse y seguir confiando en él, sin encerrarse en la frustración. Nosotros lo seguiremos apoyando”, expresó Gallardo. El colombiano parecía enceguecido frente al arco, todo lo contrario de Montiel, autor del 3-0. River goleó sin tantos de sus delanteros, pero tuvo la calidad de Colidio para armar juego y llegar. La abundancia absorbió lo que falló Borja.

Volvió el River goleador de las dos primeras fechas del Torneo Clausura, encontró los caminos que el último domingo le había cerrado San Lorenzo. La Copa Argentina ocupa cada tanto la agenda de los equipos y suele dejar huellas que se extienden en el tiempo, para bien o para mal. Nunca conviene subestimar sus efectos. En este año ya hay tres grandes eliminados antes de los cuartos de final: Boca, Independiente y San Lorenzo. River avanzó a los octavos de final tras ir erosionando lentamente al voluntarioso San Martín de Tucumán. El 3-0 puede inducir a una comodidad que solo fue tal en el tramo final del encuentro.

La jerarquía individual y algunos pasajes colectivos interesantes allanaron el camino de River, que en la próxima etapa se medirá con Unión.

Borja es presionado por Rodríguez en la entrada al área; el colombiano estuvo mejor en el juego asociado que frente al arco

Con nuevo entrenador (Mariano Campodónico) desde hace cinco días, San Martín (3° en la Zona A de la Primera Nacional) asumió que si no iba a tener la pelota, al menos presionaría a River más cerca del círculo central que de su área. El equipo tucumano planteó desde el comienzo un desarrollo físico, de contacto y pierna firme. El desafío para River pasaba por mover la pelota con buen ritmo y precisión. Su rival, desde la postura, lo enfrentaba sin ningún complejo. Si River, como sugerían los antecedentes, era superior, debía demostrarlo con un buen gasto de energías y una considerable cuota de juego. Un estadio cubierto por las dos hinchadas le sumaba voltaje a un encuentro que, en el campo de juego, ya ofrecía alta intensidad.

Colidio y Lencina se cerraban para colaborar en el juego interior, que tenía a Enzo Pérez y Castaño como iniciadores constantes de los avances. River no quería adormilarse con pases intrascendentes, le quiso dar un sentido profundo a su búsqueda. Con ese criterio, antes de los primeros 10 minutos ya había lanzado tres asistencias hacia los desmarques al vacío de Borja. El colombiano volvió a la titularidad tras la lesión de Maxi Salas con la obligación de mantener la presión en ataque con que el refuerzo llegado de Racing le había cambiado la cara a la ofensiva.

La habilidad y gambeta de Colidio era una buena receta ante un rival perseverante a la hora de poner obstáculos y taponar espacios. En defensa, Germán Pezzella, sustituto del lesionado Martínez Quarta, resolvía con firmeza, bien ubicado, tomando menos riesgos que Paulo Díaz. Montiel y Acuña se proyectaban y ofrecían como alternativas en un ataque que, aun siendo insistente, le costaba generar situaciones de gol.

Giuliano Galoppo festeja el 2-0 de River ante San Martín de Tucumán

Colidio, con una media vuelta desde fuera del área, estuvo cerca de abrir el marcador. San Martín hacía un gran desgaste, dejaba la incógnita de cuánto le iban a aguantar las piernas y los pulmones, mientras se cargaba de confianza al ver que cumplía con su plan.

El gol de River estuvo precedido por una de las pocas pausas que tuvo el partido, en este caso por causas ajenas al juego. Entre Castaño y Acuña tuvieron que demorar un par de minutos la ejecución de un córner porque desde la cabecera ocupada por los hinchas de San Martín caían proyectiles, mayormente trozos de hielo. Incluso el árbitro Facundo Tello debió advertir al encargado de seguridad.

Cuando se pudo ejecutar el córner, River hizo circular la pelota hasta que Galarza puso un centro que Pezzella cabeceó hacia el corazón del área chica, por donde Montiel entró por detrás de la cortina que le hizo Borja para definir con una arremetida. Era el segundo gol de Montiel en su regreso a River, tras el que le había convertido a Instituto. Luego , ya cerca del final, convirtió el 3-0. Es un lateral del que siempre se espera su contribución ofensiva, ya sea por el empuje en las escaladas o por las diagonales para posicionarse en zona de definición.

Colidio lleva la pelota ante un rival; fue el mejor delantero de River por gambeta e inventiva

Iban 33 minutos y River podía considerar como muy oportuna la ventaja, dejaba tocado a un San Martín que se había sentido muy fuerte. Borja pudo ampliar la ventaja antes del final de la primera etapa, pero el colombiano es impredecible: el remate se le fue a la tribuna.

Volvió demasiado relajado River del descanso y San Martín, así como había mostrado los dientes para defender, también tuvo orgullo y decisión para ir a buscar el empate. Y estuvo cerca del 1-1 un par de veces con Soraire, que chocó con la seguridad de Armani.

La historia parecía abierta y River estaba sorprendido, le llevó unos minutos tomar nota de la reacción rival, que jugaba en su campo, lo apuraba. Esos pasajes de desconcierto River los pagó con las tarjetas amarillas de Pezzella, Borja y Galarza.

El resumen de River 3 – San Martín (T) 0

Bajo de eficacia, Borja desperdició otra clara situación en un mano a mano que le tapó Sand, arquero surgido de las inferiores de River y hermano del exgoleador. Hacían falta cambios y Gallardo mandó a la cancha a Juanfer Quintero por un Lencina que se había apagado y a Galoppo por Enzo Pérez para armar un doble pivote con Castaño. River empezó a rearmarse para dejar atrás momentos de dudas y zozobra.

Galoppo consiguió el 2-0 con un remate que se desvió en un defensor; una eficacia que no tuvo Borja, perdedor en tres duelos con el arquero. “Está pasando por una racha negativa, pero me gustó cómo se movió, lo hizo bien. Le faltó definir, tiene que tranquilizarse y seguir confiando en él, sin encerrarse en la frustración. Nosotros lo seguiremos apoyando”, expresó Gallardo. El colombiano parecía enceguecido frente al arco, todo lo contrario de Montiel, autor del 3-0. River goleó sin tantos de sus delanteros, pero tuvo la calidad de Colidio para armar juego y llegar. La abundancia absorbió lo que falló Borja.

 Con dos goles del defensor venció 3-0 a San Martín de Tucumán y avanzó a los octavos de final; el colombiano desperdició varias situaciones  LA NACION

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