En la actualidad, Nebraska surge como un paraíso de oportunidades para los inmigrantes, porque ofrece trabajo y un inédito contexto donde representantes de diversas áreas y sectores políticos coinciden en que recibirlos constituye una necesidad esencial para garantizar el desarrollo económico de este estado.

Si bien hoy de los 1,97 millones de habitantes de Nebraska solo el 7,1% son migrantes, y por tratarse de un estado comúnmente calificado como conservador, en el que Donald Trump obtuvo el 58,5% de los votos en 2020, podría pensarse no es proclive a la apertura; lo cierto es que durante los últimos meses las autoridades y líderes de diversos sectores indican todo lo contrario. Este fenómeno se da en una coyuntura donde la migración y específicamente las políticas nacionales sobre el tema constituyen uno de los tópicos más relevantes del debate político en los Estados Unidos, pero también a nivel global, es preciso volver a preguntarse por qué las personas emigran.

Y es que, frente a la escasez de mano de obra, representantes demócratas y republicanos, líderes de las cámaras empresarias y de asociaciones profesionales han coincidido en reclamar por un cambio de reglas que facilite la incorporación de las personas migrantes a la fuerza laboral.

Esta nueva andanada de reclamos por la llegada de trabajadores migrantes a Nebraska se da, además, en una situación local en la que desde hace tiempo las empresas están incorporando diferentes paquetes de beneficios con el fin de atraerlos al estado y a sus compañías, como cursos de idioma, alojamiento y hasta vacaciones extendidas que les permitan visitar su país de origen si así lo desean.

En ese contexto, esta semana Nebraska ha vuelto a ser noticia por su reclamo de más migrantes, el cual hizo a la Cámara de Comercio del Estado, y fue apoyado por todo el espectro político y diferentes organizaciones de la sociedad civil.

Así es la vida en Nebraska

El encargado de encender nuevamente la llama fue Bryan Slone, presidente de la Cámara de Comercio de Nebraska, quien solicitó al Congreso en Washington que cambie las reglas del juego para la inmigración legal, pues considera el sistema actual “obsoleto”.

“No hacer nada tendría como consecuencia la desaceleración de nuestra economía”, advirtió Slone, en declaraciones divulgadas por la agencia France 24.

En ese sentido, el empresario y líder de la Cámara de Comercio planteó: “Necesitamos un proceso que permita a las personas ingresar a este país, ser controladas, luego regularizadas y beneficiarse de la misma calidad de vida que nuestros abuelos cuando llegaron como inmigrantes a este país”. Y advirtió a la agencia: “No hacer nada tendría como consecuencia la desaceleración de nuestra economía”.

Para Slone, el tema de la “inmigración es mucho más amplio que la frontera sur” y va “más allá de las elecciones y los candidatos. Para estados como Nebraska es una cuestión de supervivencia, pues de la migración depende que “las comunidades se desarrollen y prosperen”, enfatizó.

Sus declaraciones están en línea con un informe reciente de la Cámara que preside donde se subraya que “simplemente no hay suficientes personas (…) para cubrir los puestos de trabajo esenciales para el funcionamiento de nuestra sociedad”, como los de la industria manufacturera, la agricultura o los servicios.

Frente a la dureza y contundencia de las declaraciones de Slone, lejos de generarse un debate, desde distintos sectores del arco político del Estado se alzaron voces de apoyo. Así, mientras que el senador republicano por Nebraska, Merv Riepe, planteó que el estado “podría remediar su escasez de mano de obra” si se convierte en un lugar de acogida de migrantes; la senadora demócrata Carol Blood subrayó que “Estados Unidos necesita establecer una mejor ruta hacia la ciudadanía”, tener más jueces de inmigración para acelerar los plazos y girar más recursos hacia la frontera, en lo que muchos calificaron como un increíble consenso en medio de la acalorada campaña electoral que atraviesan los Estados Unidos.

Por su parte, Kathleen Grant, directora de una organización de asociaciones locales, puntualizó: “En los pequeños pueblos de esta región rural, para mantener abiertas las escuelas, los hogares de ancianos y las tiendas, la gente dice: ‘Los necesitamos ahora’”.

Nebraska, destacado en calidad de vida

Según el ranking de Thinking World, sobre los 10 mejores estados para vivir en Estados Unidos en 2024, Nebraska se ubica en el puesto cinco y es ponderado por “su costo de vida asequible y servicios de salud de calidad”, lo que lo convierte en una opción interesante para aquellos que buscan estabilidad y seguridad.

Además, junto a Iowa y South Dakota, Nebraska tiene los costos de vivienda más bajos relevados por WalletHub en su estudio, que hace una comparación sobre los 50 estados de Estados Unidos.

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En la actualidad, Nebraska surge como un paraíso de oportunidades para los inmigrantes, porque ofrece trabajo y un inédito contexto donde representantes de diversas áreas y sectores políticos coinciden en que recibirlos constituye una necesidad esencial para garantizar el desarrollo económico de este estado.

Si bien hoy de los 1,97 millones de habitantes de Nebraska solo el 7,1% son migrantes, y por tratarse de un estado comúnmente calificado como conservador, en el que Donald Trump obtuvo el 58,5% de los votos en 2020, podría pensarse no es proclive a la apertura; lo cierto es que durante los últimos meses las autoridades y líderes de diversos sectores indican todo lo contrario. Este fenómeno se da en una coyuntura donde la migración y específicamente las políticas nacionales sobre el tema constituyen uno de los tópicos más relevantes del debate político en los Estados Unidos, pero también a nivel global, es preciso volver a preguntarse por qué las personas emigran.

Y es que, frente a la escasez de mano de obra, representantes demócratas y republicanos, líderes de las cámaras empresarias y de asociaciones profesionales han coincidido en reclamar por un cambio de reglas que facilite la incorporación de las personas migrantes a la fuerza laboral.

Esta nueva andanada de reclamos por la llegada de trabajadores migrantes a Nebraska se da, además, en una situación local en la que desde hace tiempo las empresas están incorporando diferentes paquetes de beneficios con el fin de atraerlos al estado y a sus compañías, como cursos de idioma, alojamiento y hasta vacaciones extendidas que les permitan visitar su país de origen si así lo desean.

En ese contexto, esta semana Nebraska ha vuelto a ser noticia por su reclamo de más migrantes, el cual hizo a la Cámara de Comercio del Estado, y fue apoyado por todo el espectro político y diferentes organizaciones de la sociedad civil.

Así es la vida en Nebraska

El encargado de encender nuevamente la llama fue Bryan Slone, presidente de la Cámara de Comercio de Nebraska, quien solicitó al Congreso en Washington que cambie las reglas del juego para la inmigración legal, pues considera el sistema actual “obsoleto”.

“No hacer nada tendría como consecuencia la desaceleración de nuestra economía”, advirtió Slone, en declaraciones divulgadas por la agencia France 24.

En ese sentido, el empresario y líder de la Cámara de Comercio planteó: “Necesitamos un proceso que permita a las personas ingresar a este país, ser controladas, luego regularizadas y beneficiarse de la misma calidad de vida que nuestros abuelos cuando llegaron como inmigrantes a este país”. Y advirtió a la agencia: “No hacer nada tendría como consecuencia la desaceleración de nuestra economía”.

Para Slone, el tema de la “inmigración es mucho más amplio que la frontera sur” y va “más allá de las elecciones y los candidatos. Para estados como Nebraska es una cuestión de supervivencia, pues de la migración depende que “las comunidades se desarrollen y prosperen”, enfatizó.

Sus declaraciones están en línea con un informe reciente de la Cámara que preside donde se subraya que “simplemente no hay suficientes personas (…) para cubrir los puestos de trabajo esenciales para el funcionamiento de nuestra sociedad”, como los de la industria manufacturera, la agricultura o los servicios.

Frente a la dureza y contundencia de las declaraciones de Slone, lejos de generarse un debate, desde distintos sectores del arco político del Estado se alzaron voces de apoyo. Así, mientras que el senador republicano por Nebraska, Merv Riepe, planteó que el estado “podría remediar su escasez de mano de obra” si se convierte en un lugar de acogida de migrantes; la senadora demócrata Carol Blood subrayó que “Estados Unidos necesita establecer una mejor ruta hacia la ciudadanía”, tener más jueces de inmigración para acelerar los plazos y girar más recursos hacia la frontera, en lo que muchos calificaron como un increíble consenso en medio de la acalorada campaña electoral que atraviesan los Estados Unidos.

Por su parte, Kathleen Grant, directora de una organización de asociaciones locales, puntualizó: “En los pequeños pueblos de esta región rural, para mantener abiertas las escuelas, los hogares de ancianos y las tiendas, la gente dice: ‘Los necesitamos ahora’”.

Nebraska, destacado en calidad de vida

Según el ranking de Thinking World, sobre los 10 mejores estados para vivir en Estados Unidos en 2024, Nebraska se ubica en el puesto cinco y es ponderado por “su costo de vida asequible y servicios de salud de calidad”, lo que lo convierte en una opción interesante para aquellos que buscan estabilidad y seguridad.

Además, junto a Iowa y South Dakota, Nebraska tiene los costos de vivienda más bajos relevados por WalletHub en su estudio, que hace una comparación sobre los 50 estados de Estados Unidos.

 El estado necesita mano de obra extranjera; ofrece beneficios como cursos de idioma, alojamiento y vacaciones extendidas; tiene costos de vivienda asequibles y servicios de salud de calidad; piden medidas para que sea más fácil otorgar los permisos  LA NACION

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