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Scottie Scheffler en los Juegos Olímpicos 2024: el N° 1 peleó desde abajo y se quedó con la medalla dorada

SAINT-QUENTIN-EN-YVELINES (Enviado especial).- Treinta mil fanáticos se rindieron ante el vigente rey del golf. Y ni una palabra más. Si todavía había alguna duda acerca de quién es el jugador del año en este deporte, Scottie Scheffler despejó todas las dudas al imponerse en el torneo olímpico, tras una sensacional remontada en Le Golf National. Por algo es el N°1: partió en el domingo francés con cuatro golpes de desventaja y firmó una soberbia tarjeta de 62 (-9), con lo que se colgó la medalla de oro y dejó atrás el debate. Xander Schauffele, ganador de dos majors en 2024 y que defendía el título de Tokio, no puede empardar la fabulosa cosecha del texano, que este año ganó 6 títulos del PGA Tour (incluido el Masters) y ahora se impregnó de gloria olímpica. Siete lauros y el claro dominador de esta nueva era.

Fueron dos horas finales de torneo a puro suspenso, una procesión de espectadores que vio cómo el leadearboard se iba moviendo de manera alocada. Aun con todos sus méritos por haber hecho su trabajo, Scheffler contó con ayuda ajena: el español Jon Rahm tenía una ventaja de cuatro golpes sobre Tommy Fleetwood cuando pisó el tee del hoyo 11. Y el inglés lo alcanzó cuando el oriundo de Barrika sufrió un colapso sorprendente al tropezar con bogeys en el 11 y 12, para después hundirse todavía más con un doble bogey en el 14. Esa situación abrió la puerta para seis jugadores, incluido el francés Víctor Pérez, que quedó a un golpe del podio.

Mientras Rahm empezaba a maldecir el ondulante campo par 71 por sus múltiples errores, el doble campeón del Masters calibraba su juego al milímetro y orquestaba un trayecto de vuelta de ensueño, con seis birdies en los últimos nueve hoyos. Pero el gran campeón dorado ya había dado un fuerte aviso desde su arranque, con tres birdies consecutivos, para demostrar que de ninguna manera iba a resignar la posibilidad de subirse al podio, por lo menos. En ese recital de aciertos, ninguno más importante que un tiro desde un rough profundo en el hoyo 17 y un putt para birdie de 18 pies que lo condujo a tomar la delantera por primera vez en todo el día. Magistral y emocionante, para un público que había llegado a la clásica sede del Abierto de Francia en busca de guerra y sangre.

Entre tantos números amasados este año, Scheffler estableció un récord olímpico para 72 hoyos con un total de 265 (-19). Fleetwood, que perdió el liderazgo con un bogey desde el rough en el 17, finalizó a un golpe: firmó par en el último hoyo, empleó 66 golpes (-5) y ganó la medalla de plata. Y el bronce quedó para el japonés Hideki Matsuyama, que se mantuvo en la pelea en los últimos nueve hoyos hasta cerrar con seis pares consecutivos y concluir a dos de la punta. “No hay un legado mejor en el deporte que dejarle a tu país una medalla de oro”, había comentado antes de la definición Rahm, con toda seguridad el golfista más herido en esa formidable batalla entre los mejores jugadores del mundo. Víctima de un apagón mental, llegó a figurar en algún tramo del día con tres golpes de distancia respecto de Scheffler. Pero el golf, ahora con el influjo de los cinco anillos, entregó magia y show en iguales dosis.

Ya en el podio, el texano se emocionó al máximo y se refregó la cara para disimular sus lágrimas; se sintió por primera vez atleta olímpico, lo que seguramente no era un objetivo cuando comenzó su carrera del golf, y le recorrió en las venas un orgullo inmenso, el mismo que sintieron Justin Rose, campeón en Río 2016, y Schauffele, que se impuso en Oriente. Durante la ceremonia, Scheffler se dio el gusto de estar acompañado por su mujer Meredith Scuder -aquella que lo tranquilizó en las horas del domingo previas a a ganar su primer Masters de Augusta-, y su hijo.

En tanto, los golfistas argentinos terminaron lejos de la pelea en el torneo olímpico, pese a que habían tenido muy buenas sensaciones en el primer día. Alejandro Tosti firmó 70 golpes (-1) y concluyó 18°, con un total de 276 (-8), mientras que Emiliano Grillo se situó 43°, con 284 (par), luego de un recorrido final de 68 (-3).

SAINT-QUENTIN-EN-YVELINES (Enviado especial).- Treinta mil fanáticos se rindieron ante el vigente rey del golf. Y ni una palabra más. Si todavía había alguna duda acerca de quién es el jugador del año en este deporte, Scottie Scheffler despejó todas las dudas al imponerse en el torneo olímpico, tras una sensacional remontada en Le Golf National. Por algo es el N°1: partió en el domingo francés con cuatro golpes de desventaja y firmó una soberbia tarjeta de 62 (-9), con lo que se colgó la medalla de oro y dejó atrás el debate. Xander Schauffele, ganador de dos majors en 2024 y que defendía el título de Tokio, no puede empardar la fabulosa cosecha del texano, que este año ganó 6 títulos del PGA Tour (incluido el Masters) y ahora se impregnó de gloria olímpica. Siete lauros y el claro dominador de esta nueva era.

Fueron dos horas finales de torneo a puro suspenso, una procesión de espectadores que vio cómo el leadearboard se iba moviendo de manera alocada. Aun con todos sus méritos por haber hecho su trabajo, Scheffler contó con ayuda ajena: el español Jon Rahm tenía una ventaja de cuatro golpes sobre Tommy Fleetwood cuando pisó el tee del hoyo 11. Y el inglés lo alcanzó cuando el oriundo de Barrika sufrió un colapso sorprendente al tropezar con bogeys en el 11 y 12, para después hundirse todavía más con un doble bogey en el 14. Esa situación abrió la puerta para seis jugadores, incluido el francés Víctor Pérez, que quedó a un golpe del podio.

Mientras Rahm empezaba a maldecir el ondulante campo par 71 por sus múltiples errores, el doble campeón del Masters calibraba su juego al milímetro y orquestaba un trayecto de vuelta de ensueño, con seis birdies en los últimos nueve hoyos. Pero el gran campeón dorado ya había dado un fuerte aviso desde su arranque, con tres birdies consecutivos, para demostrar que de ninguna manera iba a resignar la posibilidad de subirse al podio, por lo menos. En ese recital de aciertos, ninguno más importante que un tiro desde un rough profundo en el hoyo 17 y un putt para birdie de 18 pies que lo condujo a tomar la delantera por primera vez en todo el día. Magistral y emocionante, para un público que había llegado a la clásica sede del Abierto de Francia en busca de guerra y sangre.

Entre tantos números amasados este año, Scheffler estableció un récord olímpico para 72 hoyos con un total de 265 (-19). Fleetwood, que perdió el liderazgo con un bogey desde el rough en el 17, finalizó a un golpe: firmó par en el último hoyo, empleó 66 golpes (-5) y ganó la medalla de plata. Y el bronce quedó para el japonés Hideki Matsuyama, que se mantuvo en la pelea en los últimos nueve hoyos hasta cerrar con seis pares consecutivos y concluir a dos de la punta. “No hay un legado mejor en el deporte que dejarle a tu país una medalla de oro”, había comentado antes de la definición Rahm, con toda seguridad el golfista más herido en esa formidable batalla entre los mejores jugadores del mundo. Víctima de un apagón mental, llegó a figurar en algún tramo del día con tres golpes de distancia respecto de Scheffler. Pero el golf, ahora con el influjo de los cinco anillos, entregó magia y show en iguales dosis.

Ya en el podio, el texano se emocionó al máximo y se refregó la cara para disimular sus lágrimas; se sintió por primera vez atleta olímpico, lo que seguramente no era un objetivo cuando comenzó su carrera del golf, y le recorrió en las venas un orgullo inmenso, el mismo que sintieron Justin Rose, campeón en Río 2016, y Schauffele, que se impuso en Oriente. Durante la ceremonia, Scheffler se dio el gusto de estar acompañado por su mujer Meredith Scuder -aquella que lo tranquilizó en las horas del domingo previas a a ganar su primer Masters de Augusta-, y su hijo.

En tanto, los golfistas argentinos terminaron lejos de la pelea en el torneo olímpico, pese a que habían tenido muy buenas sensaciones en el primer día. Alejandro Tosti firmó 70 golpes (-1) y concluyó 18°, con un total de 276 (-8), mientras que Emiliano Grillo se situó 43°, con 284 (par), luego de un recorrido final de 68 (-3).

 El norteamericano aprovechó el bajón de Jon Rahm, que fue el líder durante la última vuelta  LA NACION

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