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La emotiva historia de Amanda Rogers, la enfermera que murió abrazada a su perro

En las frías aguas de un río de Alaska, se reveló una historia de valentía y tragedia, y de todo lo que las personas son capaces de hacer por sus seres queridos. Amanda Richmond Rogers, de 45 años, enfermera y madre de cuatro hijos, mostró el último acto de amor al intentar salvar a su perro Groot, quien accidentalmente cayó a través del hielo.

Según consignaron los medios locales, todo comenzó como una celebración de aniversario el 23 de diciembre. Amanda y su esposo, Brian Rogers, decidieron disfrutar de un paseo a lo largo del río Eagle en Anchorage, Alaska, junto con sus dos perros. Era un día especial, ya que se cumplían 18 años de su matrimonio; pero lo que se suponía que sería un paseo festivo tomó un giro dramático y fatal.

Groot, uno de los perros de la familia, intentó beber agua, se zambulló a través del hielo quebradizo y desapareció de la vista de sus dueños. Brian, en un intento desesperado, entró al agua helada para buscarlo sin éxito. Al salir del agua, vio a Amanda lanzarse al río con una determinación que reflejaba su profesión de enfermera, siempre dispuesta a salvar vidas a cualquier costo.

Brian gritó para que Amanda no entrara, pero su voz se perdió en el viento frío y el crujido del hielo. “La mirada en su rostro me dijo todo; estaba completamente decidida a salvar a nuestro perro”, contó el hombre en un comunicado para la prensa. Desafortunadamente, después de ese acto de valentía, ella fue arrastrada por la corriente bajo el hielo.

La búsqueda y el descubrimiento

La búsqueda de Amanda comenzó inmediatamente, con el equipo de Búsqueda, Rescate y Recuperación de Buzos de Alaska. A pesar de los esfuerzos intensos, la misión tuvo que ser suspendida una semana más tarde sin rastro de ella.

Cuatro meses más tarde, un transeúnte descubrió el cuerpo de Amanda fuera de un sendero del lugar y la oficina del médico forense de Alaska confirmó su identidad poco después. En un hallazgo que conmovió a la comunidad, Amanda fue encontrada mientras sostenía a Groot en sus brazos, un testimonio trágico pero conmovedor de su amor inquebrantable.

El impacto de la mujer en su familia y su vecindad fue profundo. “Amanda amaba a sus perros casi tanto como a nuestros hijos; ellos eran nuestra familia”, dijeron sus parientes en el comunicado. Su compromiso con el cuidado y la protección se extendía más allá de su hogar, ya que dedicaba su vida a salvar a otros como enfermera de urgencias pediátricas.

En marzo, la familia, amigos y colegas de Amanda se reunieron para celebrar su vida. Su hijo Leif compartió unas palabras que resonaron en todos: “Hacé como mamá y dejá este mundo sin arrepentimientos”. Liam, otro de sus hijos, añadió: “Mamá era una persona tan única y especial que Dios no pudo esperar más para verla en el cielo, y no lo culpo”. Bodhi, el menor, reflexionó sobre cómo su madre priorizaba a su familia sobre todo lo demás: “Ella elegiría a papá, a sus hijos y a sus perros sobre cualquier cosa en el mundo”.

En las frías aguas de un río de Alaska, se reveló una historia de valentía y tragedia, y de todo lo que las personas son capaces de hacer por sus seres queridos. Amanda Richmond Rogers, de 45 años, enfermera y madre de cuatro hijos, mostró el último acto de amor al intentar salvar a su perro Groot, quien accidentalmente cayó a través del hielo.

Según consignaron los medios locales, todo comenzó como una celebración de aniversario el 23 de diciembre. Amanda y su esposo, Brian Rogers, decidieron disfrutar de un paseo a lo largo del río Eagle en Anchorage, Alaska, junto con sus dos perros. Era un día especial, ya que se cumplían 18 años de su matrimonio; pero lo que se suponía que sería un paseo festivo tomó un giro dramático y fatal.

Groot, uno de los perros de la familia, intentó beber agua, se zambulló a través del hielo quebradizo y desapareció de la vista de sus dueños. Brian, en un intento desesperado, entró al agua helada para buscarlo sin éxito. Al salir del agua, vio a Amanda lanzarse al río con una determinación que reflejaba su profesión de enfermera, siempre dispuesta a salvar vidas a cualquier costo.

Brian gritó para que Amanda no entrara, pero su voz se perdió en el viento frío y el crujido del hielo. “La mirada en su rostro me dijo todo; estaba completamente decidida a salvar a nuestro perro”, contó el hombre en un comunicado para la prensa. Desafortunadamente, después de ese acto de valentía, ella fue arrastrada por la corriente bajo el hielo.

La búsqueda y el descubrimiento

La búsqueda de Amanda comenzó inmediatamente, con el equipo de Búsqueda, Rescate y Recuperación de Buzos de Alaska. A pesar de los esfuerzos intensos, la misión tuvo que ser suspendida una semana más tarde sin rastro de ella.

Cuatro meses más tarde, un transeúnte descubrió el cuerpo de Amanda fuera de un sendero del lugar y la oficina del médico forense de Alaska confirmó su identidad poco después. En un hallazgo que conmovió a la comunidad, Amanda fue encontrada mientras sostenía a Groot en sus brazos, un testimonio trágico pero conmovedor de su amor inquebrantable.

El impacto de la mujer en su familia y su vecindad fue profundo. “Amanda amaba a sus perros casi tanto como a nuestros hijos; ellos eran nuestra familia”, dijeron sus parientes en el comunicado. Su compromiso con el cuidado y la protección se extendía más allá de su hogar, ya que dedicaba su vida a salvar a otros como enfermera de urgencias pediátricas.

En marzo, la familia, amigos y colegas de Amanda se reunieron para celebrar su vida. Su hijo Leif compartió unas palabras que resonaron en todos: “Hacé como mamá y dejá este mundo sin arrepentimientos”. Liam, otro de sus hijos, añadió: “Mamá era una persona tan única y especial que Dios no pudo esperar más para verla en el cielo, y no lo culpo”. Bodhi, el menor, reflexionó sobre cómo su madre priorizaba a su familia sobre todo lo demás: “Ella elegiría a papá, a sus hijos y a sus perros sobre cualquier cosa en el mundo”.

 El suceso tuvo lugar en Alaska, donde encontraron a la mujer tras cuatro meses de intensa búsqueda; a pesar del trágico final, el relato muestra la fuerza del vínculo entre los humanos y sus mascotas  LA NACION

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