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Qué es la cocina de lluvia y cómo implementarla

Cuando “el cielo cae”, las condiciones climáticas favorecen a que ciertos alimentos sean abundantes, los insectos salen y conviven con la flora del país. Los hongos, la flor de calabaza o el pápalo son de lo más común; alimentos que llenan los campos de agricultores, que sirven tanto para el autoconsumo como para la venta.

Cocina bajo la lluvia

Llamamos cocina de lluvia a aquellas recetas que salen al llegar el temporal. Platos que reconfortan al cuerpo, le quitan el frío y lo nutren. La mayoría se prepara con verduras de hoja verde u hongos, pero todo es distinto cuando se añade algún insecto comestible: la proteína aumenta y el sabor cambia.

Caldos

La sopa de guías se prepara con el resto del tallo de la flor de calabaza, lo que queda después de consumir los pétalos, los cuales también se pueden añadir a la receta. Según explica el chef mexicano Israel Loyola, al caldo se le agrega una bolita de masa de maíz para espesarlo y se cocina con estas hierbas, los choclos, las guías de la calabaza y sus flores.

El programa “Biodiversidad mexicana”, señala que estas verduras tiernas de hoja verde son bastante beneficiosas para la salud, ya que están compuestas por el 75 por ciento de agua y algunas contienen hasta seis gramos de proteína, más que otras verduras fuera de temporada, de ahí su importancia.

El reino del hongo

Cecilia Ofir López Sánchez en su libro “Tierra de hongos”, explica que en algunos países puede haber cerca de 200.000 especies de hongos, de las cuales, solo se tiene información de entre el 3.5 y el 5 por ciento de ellas. Aun así, es un alimento sumamente consumido por diversas personas. Esto no solamente en épocas recientes, sino que hay información histórica que muestra que las propiedades nutritivas de estos comestibles se aprovechan desde tiempos prehispánicos.

No obstante, muchos mitos hacían creer que los hongos eran tóxicos, debido a su color o forma, la realidad es que se necesita un estudio más detallado para poder recolectar y consumir hongos silvestres. Gran parte de este conocimiento viene tanto de los campesinos o de las cocineras tradicionales que pasaron de generación en generación trabajando con estos ingredientes del bosque.

Insectos en el plato

Elena Velázquez, fundadora del colectivo Sabor a Maguey y esposa del chef Israel, cuenta cómo es que los insectos de la lluvia pueden conformar una alimentación completa, debido a la cantidad de proteína que contienen; y ejemplificó: “Las langostas pueden matar tu cosecha, pero también pueden salvar un pueblo de la hambruna. Son el alimento del futuro debido al bajo impacto climático que tiene su consumo”.

La hormiga voladora es un buen alimento, ya que suelen salir de sus nidos durante los primeros días de lluvia. Hay muchas maneras de recolectarse, algunas un día al año, otras antes del amanecer y buscando en sus nidos. La mejor manera de recolectarlas es con un balde de agua, para que mueran dignamente sin que sufran en la sartén ni en el aceite. Se preparan primero asándose y luego agregándoles salsa.

Cuando “el cielo cae”, las condiciones climáticas favorecen a que ciertos alimentos sean abundantes, los insectos salen y conviven con la flora del país. Los hongos, la flor de calabaza o el pápalo son de lo más común; alimentos que llenan los campos de agricultores, que sirven tanto para el autoconsumo como para la venta.

Cocina bajo la lluvia

Llamamos cocina de lluvia a aquellas recetas que salen al llegar el temporal. Platos que reconfortan al cuerpo, le quitan el frío y lo nutren. La mayoría se prepara con verduras de hoja verde u hongos, pero todo es distinto cuando se añade algún insecto comestible: la proteína aumenta y el sabor cambia.

Caldos

La sopa de guías se prepara con el resto del tallo de la flor de calabaza, lo que queda después de consumir los pétalos, los cuales también se pueden añadir a la receta. Según explica el chef mexicano Israel Loyola, al caldo se le agrega una bolita de masa de maíz para espesarlo y se cocina con estas hierbas, los choclos, las guías de la calabaza y sus flores.

El programa “Biodiversidad mexicana”, señala que estas verduras tiernas de hoja verde son bastante beneficiosas para la salud, ya que están compuestas por el 75 por ciento de agua y algunas contienen hasta seis gramos de proteína, más que otras verduras fuera de temporada, de ahí su importancia.

El reino del hongo

Cecilia Ofir López Sánchez en su libro “Tierra de hongos”, explica que en algunos países puede haber cerca de 200.000 especies de hongos, de las cuales, solo se tiene información de entre el 3.5 y el 5 por ciento de ellas. Aun así, es un alimento sumamente consumido por diversas personas. Esto no solamente en épocas recientes, sino que hay información histórica que muestra que las propiedades nutritivas de estos comestibles se aprovechan desde tiempos prehispánicos.

No obstante, muchos mitos hacían creer que los hongos eran tóxicos, debido a su color o forma, la realidad es que se necesita un estudio más detallado para poder recolectar y consumir hongos silvestres. Gran parte de este conocimiento viene tanto de los campesinos o de las cocineras tradicionales que pasaron de generación en generación trabajando con estos ingredientes del bosque.

Insectos en el plato

Elena Velázquez, fundadora del colectivo Sabor a Maguey y esposa del chef Israel, cuenta cómo es que los insectos de la lluvia pueden conformar una alimentación completa, debido a la cantidad de proteína que contienen; y ejemplificó: “Las langostas pueden matar tu cosecha, pero también pueden salvar un pueblo de la hambruna. Son el alimento del futuro debido al bajo impacto climático que tiene su consumo”.

La hormiga voladora es un buen alimento, ya que suelen salir de sus nidos durante los primeros días de lluvia. Hay muchas maneras de recolectarse, algunas un día al año, otras antes del amanecer y buscando en sus nidos. La mejor manera de recolectarlas es con un balde de agua, para que mueran dignamente sin que sufran en la sartén ni en el aceite. Se preparan primero asándose y luego agregándoles salsa.

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