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Las alianzas que pueden transformar los negocios agropecuarios

La generación de alianzas se convirtió en una estrategia clave para el desarrollo de los negocios agropecuarios. Jugadores tanto internos como externos a la industria pusieron el foco en aspectos como la conectividad, la infraestructura, el financiamiento y nuevos productos, para innovar y escalar la producción de un modo sostenible.

“Trabajamos para llevar el mensaje sobre el buen uso de los productos biológicos -diferentes a los de síntesis química- y nos enfocamos en tres ejes: la comunicación de las bondades de los bioinsumos mediante nuestros canales digitales; programas de capacitación muy fuertes -cerca de 60.000l personas son capacitadas por año-; y workshop interdisciplinarios”, señaló Federico Elorza, coordinador de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), una asociación de empresas dedicadas a la investigación y al desarrollo de nuevas tecnologías para el agro y en productos fitosanitarios.

En el capítulo 9 del encuentro “Negocios del Campo” realizado hoy por LA NACION, el ejecutivo remarcó: “Los bioinsumos son el futuro, pero también el presente. El mercado mueve US$117 millones a nivel nacional y el 75% de nuestras empresas socias ya tiene bioinsumos en su cartera de productos: dejó de ser una tendencia y ya es un hecho”.

De cara al futuro, Elorza señaló dos ejes sobre los que las compañías están poniendo foco: la elaboración de nuevas formulaciones que ayuden a aumentar la eficiencia; y la obtención de datos dentro de cada uno de los lotes. “Buscamos tener un mayor conocimiento de lo que sucede dentro de cada lote para tomar acciones en consecuencia. La obtención de información mediante diferentes tecnologías da mucho valor a la cadena productiva y permite ser más sustentable y utilizar los insumos cuando sea necesario”.

Conectividad para el campo

Para Fernando Freytes, head of IoT en Telecom, la conectividad en el campo es esencial. “Nuestra ambición es conectar 40 millones de hectáreas productivas y, para ello, buscamos trabajar en conjunto con los sectores público y privado. El desafío es encontrar los modelos de negocio que puedan crear un entorno tal que las inversiones tengan un retorno estimable. Las telecos del mundo instalan conectividad donde hay personas; acá no hay personas, pero mucho valor en diferentes empresas y valor para instituciones. Resolvemos problemas de productividad y sociales”, explicó.

Asimismo, precisó: “Las inversiones que se requieren son millonarias. Telecom invirtió US$6000 millones en conectividad en los últimos seis años. Dos años atrás iniciamos este proyecto, para conectar Pergamino con Rojas, en la provincia de Buenos Aires”. La iniciativa fue encarada de la mano de 14 empresas y prevé la construcción de siete antenas que serán instaladas de acá a fin de año.

A la hora de analizar los beneficios, Freytes fue contundente: “El campo está mayormente desconectado, por lo que el impacto será muy grande. Cuando las empresas empiezan a digitalizarse arrancar por cuestiones de eficiencia, pero después también pueden crear muchos negocios, ligados a la trazabilidad y a nuevas agtech”. De acuerdo con el ejecutivo, a la fecha, hay alrededor de 350 agtech, cifra que se podría escalar en la medida en que muchas aplicaciones no se enfocan en la industria: no saben cómo monetizar si no hay conectividad.

Herramientas y financiación

De la mano de la conectividad, también Banco Provincia encontró una vía para potenciar sus herramientas dirigidas al agro. Un año atrás, la entidad lanzó la plataforma de pagos Procampo Digital, mediante la cual ya registró más de 7000 operaciones y 500 alianzas con proveedores. “Más del 70% de nuestros clientes usa la plataforma. Operan a través de nuestro home banking y esto genera una mayor interacción entre cliente y banco, quienes pueden acceder desde sus casas, siempre que nos ayuden con la conectividad”, afirmó Fernando Menna, subgerente de la división Agro en Banco Provincia.

“Lo que va del año se caracterizó por los créditos de capital de trabajo y de siembra a corto plazo -a un año-. Venimos de una cosecha en la que los productores tuvieron que usar parte del capital de trabajo para mantener las estructuras. También tenemos créditos de inversión para maquinaria, compra y retención de vientres”, explicó. De acuerdo con Menna, el sector agropecuario representa casi el 54% de los créditos a empresas del banco y más del 90% de ellos fueron de corto plazo. “El productor está comprando lo que necesita”, sentenció.

Potencial exportador

Otra de las compañías que se enfocó en la industria agropecuaria fue Mirgor. “Mirgor tiene un espíritu asociativo. Históricamente, lo tuvo con Toyota y Samsung; y ahora queremos trasladarlo al campo. Nos queremos apalancar en empresas que tiene el know how específico y llevar nuestras capacidades industriales, de calidad y de proceso”, explicó. Agustin Ayerza, gerente ejecutivo para Agro-Industria en la firma. Asimismo, indicó: “Tenemos una fuerte estrategia en el sector. En 2008 decidimos participar en el agro, con una clara visión de incorporar procesos industriales a la producción agropecuaria”.

Actualmente, la empresa trabaja en un sitio de engorde porcino en Bolívar, provincia de Buenos Aires. La firma adquirió un campo de 1500 hectáreas, para desarrollar este proyecto junto con una empresa dueña tiene las madres. “Es un proyecto con un componente fuerte de construcción: implica galpones que requieren una inversión de US$17 millones; el primero entrará en funcionamiento a mitad del año que viene; el segundo, a inicios de 2026. Es a largo plazo y tiene una amortización prevista a 20 años”, detalló.

De acuerdo con Ayerza, este es el primer proyecto del agro en el que Mirgor está aplicando el know how industrial. “El porcino es un sector muy profesional, pero que tiene mucho para desarrollar. Argentina está en una situación muy primaria con mucho para recorrer. El sector porcino creció cinco veces en los últimos 20 años y se duplicó en los últimos 10 años. No obstante, producimos el 0,5% de la producción mundial de carne y transformamos 2,9 millones de toneladas de grano a carne. Hay un potencial de crecimiento”, dijo.

La generación de alianzas se convirtió en una estrategia clave para el desarrollo de los negocios agropecuarios. Jugadores tanto internos como externos a la industria pusieron el foco en aspectos como la conectividad, la infraestructura, el financiamiento y nuevos productos, para innovar y escalar la producción de un modo sostenible.

“Trabajamos para llevar el mensaje sobre el buen uso de los productos biológicos -diferentes a los de síntesis química- y nos enfocamos en tres ejes: la comunicación de las bondades de los bioinsumos mediante nuestros canales digitales; programas de capacitación muy fuertes -cerca de 60.000l personas son capacitadas por año-; y workshop interdisciplinarios”, señaló Federico Elorza, coordinador de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), una asociación de empresas dedicadas a la investigación y al desarrollo de nuevas tecnologías para el agro y en productos fitosanitarios.

En el capítulo 9 del encuentro “Negocios del Campo” realizado hoy por LA NACION, el ejecutivo remarcó: “Los bioinsumos son el futuro, pero también el presente. El mercado mueve US$117 millones a nivel nacional y el 75% de nuestras empresas socias ya tiene bioinsumos en su cartera de productos: dejó de ser una tendencia y ya es un hecho”.

De cara al futuro, Elorza señaló dos ejes sobre los que las compañías están poniendo foco: la elaboración de nuevas formulaciones que ayuden a aumentar la eficiencia; y la obtención de datos dentro de cada uno de los lotes. “Buscamos tener un mayor conocimiento de lo que sucede dentro de cada lote para tomar acciones en consecuencia. La obtención de información mediante diferentes tecnologías da mucho valor a la cadena productiva y permite ser más sustentable y utilizar los insumos cuando sea necesario”.

Conectividad para el campo

Para Fernando Freytes, head of IoT en Telecom, la conectividad en el campo es esencial. “Nuestra ambición es conectar 40 millones de hectáreas productivas y, para ello, buscamos trabajar en conjunto con los sectores público y privado. El desafío es encontrar los modelos de negocio que puedan crear un entorno tal que las inversiones tengan un retorno estimable. Las telecos del mundo instalan conectividad donde hay personas; acá no hay personas, pero mucho valor en diferentes empresas y valor para instituciones. Resolvemos problemas de productividad y sociales”, explicó.

Asimismo, precisó: “Las inversiones que se requieren son millonarias. Telecom invirtió US$6000 millones en conectividad en los últimos seis años. Dos años atrás iniciamos este proyecto, para conectar Pergamino con Rojas, en la provincia de Buenos Aires”. La iniciativa fue encarada de la mano de 14 empresas y prevé la construcción de siete antenas que serán instaladas de acá a fin de año.

A la hora de analizar los beneficios, Freytes fue contundente: “El campo está mayormente desconectado, por lo que el impacto será muy grande. Cuando las empresas empiezan a digitalizarse arrancar por cuestiones de eficiencia, pero después también pueden crear muchos negocios, ligados a la trazabilidad y a nuevas agtech”. De acuerdo con el ejecutivo, a la fecha, hay alrededor de 350 agtech, cifra que se podría escalar en la medida en que muchas aplicaciones no se enfocan en la industria: no saben cómo monetizar si no hay conectividad.

Herramientas y financiación

De la mano de la conectividad, también Banco Provincia encontró una vía para potenciar sus herramientas dirigidas al agro. Un año atrás, la entidad lanzó la plataforma de pagos Procampo Digital, mediante la cual ya registró más de 7000 operaciones y 500 alianzas con proveedores. “Más del 70% de nuestros clientes usa la plataforma. Operan a través de nuestro home banking y esto genera una mayor interacción entre cliente y banco, quienes pueden acceder desde sus casas, siempre que nos ayuden con la conectividad”, afirmó Fernando Menna, subgerente de la división Agro en Banco Provincia.

“Lo que va del año se caracterizó por los créditos de capital de trabajo y de siembra a corto plazo -a un año-. Venimos de una cosecha en la que los productores tuvieron que usar parte del capital de trabajo para mantener las estructuras. También tenemos créditos de inversión para maquinaria, compra y retención de vientres”, explicó. De acuerdo con Menna, el sector agropecuario representa casi el 54% de los créditos a empresas del banco y más del 90% de ellos fueron de corto plazo. “El productor está comprando lo que necesita”, sentenció.

Potencial exportador

Otra de las compañías que se enfocó en la industria agropecuaria fue Mirgor. “Mirgor tiene un espíritu asociativo. Históricamente, lo tuvo con Toyota y Samsung; y ahora queremos trasladarlo al campo. Nos queremos apalancar en empresas que tiene el know how específico y llevar nuestras capacidades industriales, de calidad y de proceso”, explicó. Agustin Ayerza, gerente ejecutivo para Agro-Industria en la firma. Asimismo, indicó: “Tenemos una fuerte estrategia en el sector. En 2008 decidimos participar en el agro, con una clara visión de incorporar procesos industriales a la producción agropecuaria”.

Actualmente, la empresa trabaja en un sitio de engorde porcino en Bolívar, provincia de Buenos Aires. La firma adquirió un campo de 1500 hectáreas, para desarrollar este proyecto junto con una empresa dueña tiene las madres. “Es un proyecto con un componente fuerte de construcción: implica galpones que requieren una inversión de US$17 millones; el primero entrará en funcionamiento a mitad del año que viene; el segundo, a inicios de 2026. Es a largo plazo y tiene una amortización prevista a 20 años”, detalló.

De acuerdo con Ayerza, este es el primer proyecto del agro en el que Mirgor está aplicando el know how industrial. “El porcino es un sector muy profesional, pero que tiene mucho para desarrollar. Argentina está en una situación muy primaria con mucho para recorrer. El sector porcino creció cinco veces en los últimos 20 años y se duplicó en los últimos 10 años. No obstante, producimos el 0,5% de la producción mundial de carne y transformamos 2,9 millones de toneladas de grano a carne. Hay un potencial de crecimiento”, dijo.

 Empresas de telecomunicaciones, de tecnología y de la banca diseñaron proyectos con foco en el sector  LA NACION

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