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El River de Gallardo marca diferencias con Demichelis porque armó una defensa de ‘clase mundial’: ahora debe explotar el ataque

Si bien el “efecto Gallardo” ya había renovado la ilusión en los hinchas de River, el equipo se debía un triunfo ante Newell’s ya que había ganado apenas uno de los últimos siete partidos en la Liga Profesional y, además, acumulaba tres empates en fila, ante Unión (0-0), esa tarde dirigido de manera interina por Marcelo Escudero), Huracán (1-1) y Gimnasia (1-1). Sin embargo, en el quinto partido desde el regreso del DT, el Millonario logró presentar a su defensa ideal, pero le faltó explosión en ataque y por eso igualó con Newell’s 0-0. El equipo sigue en construcción, va de atrás hacia adelante.

El partido de este domingo ante Newell’s le sirvió a Gallardo para terminar de presentar su estructura defensiva de cara a lo que viene: justo en la tarde que se dio un abrazo con Leonel Vangioni (uno de sus históricos laterales izquierdos en la primera etapa de alegrías), cerró el círculo de la última línea con el debut como titular de Marcos Acuña, el último soldado que le faltaba en el fondo, que llegó en este mercado para afrontar las batallas que se vienen.

Lo mejor del partido

Claramente, lo que menos le gustaba a Gallardo del River de Demichelis era su forma de defender. Y, para eso, metió mano atrás. Por empezar, les solicitó a los dirigentes tres futbolistas que lleguen y sean titulares para reforzar esa zona, sobre todo con la mira puesta en el gran objetivo: la Copa Libertadores. La última línea ante Newell’s la conformaron entre Fabricio Bustos, Germán Pezzella, Paulo Díaz y Marcos Acuña. Al único que no modificó fue al central chileno, que venía de ser en 2023 y lo que transcurría de 2024 el mejor zaguero de la liga argentina.

Ahí no terminan los retoques. Ya que (por ahora y hasta nuevo aviso) eligió a Matías Kranevitter como su número 5. No hay edificación defensiva que no incluya un volante central específico, por más que en el fútbol moderno no hay un sólo futbolista que se pueda dar el lujo de desligarse de la responsabilidad colectiva de recuperar la pelota.

Este domingo, en el Monumental, Bustos, Pezzella, Paulo Díaz y Acuña dieron indicios (por lógica) de compañeros que tienen un puñado de prácticas juntos y que todavía se están conociendo, pero River sabe que la jerarquía cuesta dinero y eso fue buscar: realidades firmes para este momento puntual, no apuestas. Hubo alguna salida desde el fondo algo sutil de Paulo Díaz (pero salió airoso igual), algún exceso de confianza en Pezzella (en una jugada donde casi se le filtra Besozzi), algún pase no del todo correcto de Bustos y alguna cobertura de Acuña sin la velocidad ideal necesaria, pero también así fue que Paulo Díaz realizó en el primer tiempo un “cruce salvador” cuando Besozzi se iba cara a cara con Armani. O el propio Pezzella, que tuvo tiempo para recomponerse en una acción en la que había fallado. El que no se quedó atrás fue Gustavo Velázquez: el primer central de Newell’s le ganó casi todos los duelos a Borja e hizo un partido perfecto.

Maxi Meza no es defensor pero también llegó para imprimirle al juego de River otra dosis de jerarquía en la toma de decisiones y ejecuciones técnicas y tácticas. Ante Newell’s, Meza se movió detrás de Borja en el sistema 4-2-3-1 elegido por Gallardo. El equipo jugó con Armani; Bustos, Pezzella, Paulo Díaz y Acuña; Simón (como doble 5) y Kranevitter; Mastantuono, Meza y Colidio; Borja. De una asistencia del exIndependiente al colombiano llegó la chance más clara en la segunda etapa, un mano a mano que le ganó Hoyos.

En la forma de defender no sólo están los nombres sino también las formas. Sobre todo en los últimos dos partidos ante Talleres (por la Copa Libertadores) y Newell’s intentó ser un equipo corto, poniendo sus jugadores enmarcados en 35 metros. La marca va de arco a arco. Los delanteros deben presionar para forzar el error de los zagueros rivales y los defensores estar atentos para anticipar lejos de su arco esos envíos poco cómodos del adversario. El sistema asume riesgos: como a los 33 minutos, cuando Pezzella salió lejos y vio la amarilla por una fuerte falta sobre Miljevic. Eso se debió a que una gambeta desarticuló la presión del doble 5.

Pero el ataque también va de arco a arco y allí también entran en escena los refuerzos. Porque Bustos y Acuña son dos laterales que atacan muy bien (y tienen la libertad para ir al mismo tiempo a campo rival); y Pezzella y Díaz ganan de arriba también en el área rival.

Para romper la buena presión que Newell’s le hizo en el primer tiempo (el partido fue parejo), Gallardo mandó a la cancha a otro gambeteador: Echeverri por Mastantuono. Y a los 7 minutos hizo amonestar a Fernández Cedrés y a los 9 se fabricó la primera chance de riesgo con un amago y un remate que controló Hoyos. Sin respuestas en la red, dobló la apuesta con el ingreso de Manuel Lanzini por Simón.

Atrás, con una defensa de clase mundial, tiene todo para seguir trabajando. Arriba, da la impresión de que cuando Borja no puede, todo le cuesta el doble. Ahí deberá potenciar recursos el River de Gallardo: construida la base, necesita de más sociedades en ataque para terminar de ser confiable en todas las líneas.

Si bien el “efecto Gallardo” ya había renovado la ilusión en los hinchas de River, el equipo se debía un triunfo ante Newell’s ya que había ganado apenas uno de los últimos siete partidos en la Liga Profesional y, además, acumulaba tres empates en fila, ante Unión (0-0), esa tarde dirigido de manera interina por Marcelo Escudero), Huracán (1-1) y Gimnasia (1-1). Sin embargo, en el quinto partido desde el regreso del DT, el Millonario logró presentar a su defensa ideal, pero le faltó explosión en ataque y por eso igualó con Newell’s 0-0. El equipo sigue en construcción, va de atrás hacia adelante.

El partido de este domingo ante Newell’s le sirvió a Gallardo para terminar de presentar su estructura defensiva de cara a lo que viene: justo en la tarde que se dio un abrazo con Leonel Vangioni (uno de sus históricos laterales izquierdos en la primera etapa de alegrías), cerró el círculo de la última línea con el debut como titular de Marcos Acuña, el último soldado que le faltaba en el fondo, que llegó en este mercado para afrontar las batallas que se vienen.

Lo mejor del partido

Claramente, lo que menos le gustaba a Gallardo del River de Demichelis era su forma de defender. Y, para eso, metió mano atrás. Por empezar, les solicitó a los dirigentes tres futbolistas que lleguen y sean titulares para reforzar esa zona, sobre todo con la mira puesta en el gran objetivo: la Copa Libertadores. La última línea ante Newell’s la conformaron entre Fabricio Bustos, Germán Pezzella, Paulo Díaz y Marcos Acuña. Al único que no modificó fue al central chileno, que venía de ser en 2023 y lo que transcurría de 2024 el mejor zaguero de la liga argentina.

Ahí no terminan los retoques. Ya que (por ahora y hasta nuevo aviso) eligió a Matías Kranevitter como su número 5. No hay edificación defensiva que no incluya un volante central específico, por más que en el fútbol moderno no hay un sólo futbolista que se pueda dar el lujo de desligarse de la responsabilidad colectiva de recuperar la pelota.

Este domingo, en el Monumental, Bustos, Pezzella, Paulo Díaz y Acuña dieron indicios (por lógica) de compañeros que tienen un puñado de prácticas juntos y que todavía se están conociendo, pero River sabe que la jerarquía cuesta dinero y eso fue buscar: realidades firmes para este momento puntual, no apuestas. Hubo alguna salida desde el fondo algo sutil de Paulo Díaz (pero salió airoso igual), algún exceso de confianza en Pezzella (en una jugada donde casi se le filtra Besozzi), algún pase no del todo correcto de Bustos y alguna cobertura de Acuña sin la velocidad ideal necesaria, pero también así fue que Paulo Díaz realizó en el primer tiempo un “cruce salvador” cuando Besozzi se iba cara a cara con Armani. O el propio Pezzella, que tuvo tiempo para recomponerse en una acción en la que había fallado. El que no se quedó atrás fue Gustavo Velázquez: el primer central de Newell’s le ganó casi todos los duelos a Borja e hizo un partido perfecto.

Maxi Meza no es defensor pero también llegó para imprimirle al juego de River otra dosis de jerarquía en la toma de decisiones y ejecuciones técnicas y tácticas. Ante Newell’s, Meza se movió detrás de Borja en el sistema 4-2-3-1 elegido por Gallardo. El equipo jugó con Armani; Bustos, Pezzella, Paulo Díaz y Acuña; Simón (como doble 5) y Kranevitter; Mastantuono, Meza y Colidio; Borja. De una asistencia del exIndependiente al colombiano llegó la chance más clara en la segunda etapa, un mano a mano que le ganó Hoyos.

En la forma de defender no sólo están los nombres sino también las formas. Sobre todo en los últimos dos partidos ante Talleres (por la Copa Libertadores) y Newell’s intentó ser un equipo corto, poniendo sus jugadores enmarcados en 35 metros. La marca va de arco a arco. Los delanteros deben presionar para forzar el error de los zagueros rivales y los defensores estar atentos para anticipar lejos de su arco esos envíos poco cómodos del adversario. El sistema asume riesgos: como a los 33 minutos, cuando Pezzella salió lejos y vio la amarilla por una fuerte falta sobre Miljevic. Eso se debió a que una gambeta desarticuló la presión del doble 5.

Pero el ataque también va de arco a arco y allí también entran en escena los refuerzos. Porque Bustos y Acuña son dos laterales que atacan muy bien (y tienen la libertad para ir al mismo tiempo a campo rival); y Pezzella y Díaz ganan de arriba también en el área rival.

Para romper la buena presión que Newell’s le hizo en el primer tiempo (el partido fue parejo), Gallardo mandó a la cancha a otro gambeteador: Echeverri por Mastantuono. Y a los 7 minutos hizo amonestar a Fernández Cedrés y a los 9 se fabricó la primera chance de riesgo con un amago y un remate que controló Hoyos. Sin respuestas en la red, dobló la apuesta con el ingreso de Manuel Lanzini por Simón.

Atrás, con una defensa de clase mundial, tiene todo para seguir trabajando. Arriba, da la impresión de que cuando Borja no puede, todo le cuesta el doble. Ahí deberá potenciar recursos el River de Gallardo: construida la base, necesita de más sociedades en ataque para terminar de ser confiable en todas las líneas.

 En el quinto partido del Muñeco desde su regreso, igualó sin tantos con Newell’s en el Monumental; el problema lo tiene cuando arriba Borja no convierte  LA NACION

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