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Cristina Kirchner busca ordenar a la tropa: la quiere lejos de Villarruel y despegada de los rumores de juicio político a Milei

Ni cerca de Victoria Villarruel, ni alentando el juicio político para Javier Milei. Así lo definió anoche el kirchnerismo en encuentros reservados que se realizaron bajo la supervisión política de Cristina Kirchner, tras los sorpresivos tironeos con el senador José Mayans y en momentos en que el peronismo procura alinear la tropa para embarcarse en la negociación final por las candidaturas de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla a la Corte Suprema. Y por la eventual ampliación del máximo tribunal a nueve integrantes.

Fuentes partidarias revelaron a LA NACION que la unificación de posturas dentro de Unión por la Patria (UP) se acordó en sendas reuniones por zoom, primero entre senadores y referentes de organismos de derechos humanos, y luego en una “mesa chica” también virtual de la que solo participaron Mayans y las kirchneristas Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti. El trío es decisivo para el comportamiento del interbloque de UP, tanto en el caso de Lijo como en temas urticantes como los fondos reservados de la SIDE.

Cristina Kirchner no participó de las reuniones, pero siguió al detalle sus pormenores, de los que se enteró prácticamente en tiempo real desde el departamento donde vive ahora, en el barrio porteño de Constitución. Desde allí, la expresidenta dio ayer la orden para bajar la tensión con Mayans, luego de que el senador formoseño -alfil del gobernador Gildo Insfrán en el Congreso- se despachara con cuestionamientos a quienes impulsaron a Alberto Fernández como titular del PJ. La “doctora” lo tomó como un mensaje conciliador.

A tal punto, que reposteó un mensaje de la intendenta de Quilmes, la camporista Mayra Mendoza, en el que recordaba a varios dirigentes que se habían pronunciado a favor de Alberto Fernández como titular del PJ, entre ellas Cristina Álvarez Rodríguez, actual jefa de asesores del gobierno de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires. En momentos en que Fernández es repudiado por gran parte de la sociedad, Cristina Kirchner parece ocupada en dejar el mensaje de que no fue ella la única responsable de su encumbramiento.

Aunque más que por la interna, la expresidenta está detrás de un objetivo: que quede claro que el peronismo no persigue alianzas de ningún tipo con Villarruel -como pareció sugerir Mayans- ni con espacios políticos que sean “procesistas”, en alusión al Proceso de Reorganización Nacional, como se autodenominó la última dictadura (1976-83). No fue casual que, tras el acto de Villarruel con familiares de víctimas de Montoneros y el ERP en la década del ´70, los senadores de UP se reunieran con organismos de derechos humanos.

Sobre todo, porque Villarruel vinculó al kirchnerismo con Montoneros, a los que señaló como “los protegidos de Néstor y Cristina Kirchner”, y porque llamó a reabrir las causas judiciales por los asesinatos cometidos por dirigentes de organizaciones guerrilleras, a los que considera crímenes de lesa humanidad, como en el caso de José Ignacio Rucci, el jefe de la CGT asesinado en 1973. Uno de los motivos del fuerte rechazo de Villarruel a la candidatura del juez Lijo a la Corte fue porque rechazó su condición de imprescriptible.

En el zoom entre los senadores de UP y los organismos de derechos humanos hubo acuerdo en el rechazo a cualquier proyecto que busque otorgar la prisión domiciliaria a los represores condenados -tal como blanquearon los diputados libertarios que fueron a la cárcel de Ezeiza- y en descartar de plano un diálogo político con Villarruel, pese al acercamiento de la vicepresidenta con algunos gobernadores del PJ y con legisladores que la consideran afín al peronismo. “Está verdaderamente en las antípodas”, advierten.

También rechazaron las versiones, originadas ayer en la Casa Rosada, según las cuales el kirchnerismo persigue el juicio político del presidente Milei, para su posterior destitución. “Nosotros somos opositores y por eso estamos en contra del modelo económico del Presidente, pero de ninguna manera somos destituyentes. Vamos a seguir las reglas de la democracia”, afirmaron las fuentes consultadas, luego de que funcionarios como el vocero Manuel Adorni aseguraran exactamente lo contrario en contacto con la prensa.

Por otra parte, en la reunión virtual del trío Mayans-Di Tullio-Sagasti fue confirmado el reclamo del PJ para aclarar que el juez Lijo “no es el candidato del peronismo sino del Gobierno” a la Corte Suprema, aunque tras el encuentro -que duró más de una hora- no trascendió si este mismo miércoles los bloques de Unidad Ciudadana y el Frente Nacional y Popular -unidos en el interbloque de UP- darán su visto bueno o esperarán a tener alguna señal concreta de la Casa Rosada para invitarlos a un diálogo político más amplio.

De hecho, el panperonismo aguardaría a que la semana próxima el bloque libertario en la Cámara de Diputados presente un proyecto de ampliación de la Corte a nueve integrantes, lo que de aprobarse abriría más cupos a ser negociados en el máximo tribunal del país. Mientras tanto, habrá señales: pese a las buensa intenciones de Mayans no habrá ningún gesto de concordia con Villarruel, menos aún luego del acto de la víspera; y el kirchnerismo se despegará de la “operación juicio político” al presidente Milei.

Ni cerca de Victoria Villarruel, ni alentando el juicio político para Javier Milei. Así lo definió anoche el kirchnerismo en encuentros reservados que se realizaron bajo la supervisión política de Cristina Kirchner, tras los sorpresivos tironeos con el senador José Mayans y en momentos en que el peronismo procura alinear la tropa para embarcarse en la negociación final por las candidaturas de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla a la Corte Suprema. Y por la eventual ampliación del máximo tribunal a nueve integrantes.

Fuentes partidarias revelaron a LA NACION que la unificación de posturas dentro de Unión por la Patria (UP) se acordó en sendas reuniones por zoom, primero entre senadores y referentes de organismos de derechos humanos, y luego en una “mesa chica” también virtual de la que solo participaron Mayans y las kirchneristas Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti. El trío es decisivo para el comportamiento del interbloque de UP, tanto en el caso de Lijo como en temas urticantes como los fondos reservados de la SIDE.

Cristina Kirchner no participó de las reuniones, pero siguió al detalle sus pormenores, de los que se enteró prácticamente en tiempo real desde el departamento donde vive ahora, en el barrio porteño de Constitución. Desde allí, la expresidenta dio ayer la orden para bajar la tensión con Mayans, luego de que el senador formoseño -alfil del gobernador Gildo Insfrán en el Congreso- se despachara con cuestionamientos a quienes impulsaron a Alberto Fernández como titular del PJ. La “doctora” lo tomó como un mensaje conciliador.

A tal punto, que reposteó un mensaje de la intendenta de Quilmes, la camporista Mayra Mendoza, en el que recordaba a varios dirigentes que se habían pronunciado a favor de Alberto Fernández como titular del PJ, entre ellas Cristina Álvarez Rodríguez, actual jefa de asesores del gobierno de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires. En momentos en que Fernández es repudiado por gran parte de la sociedad, Cristina Kirchner parece ocupada en dejar el mensaje de que no fue ella la única responsable de su encumbramiento.

Aunque más que por la interna, la expresidenta está detrás de un objetivo: que quede claro que el peronismo no persigue alianzas de ningún tipo con Villarruel -como pareció sugerir Mayans- ni con espacios políticos que sean “procesistas”, en alusión al Proceso de Reorganización Nacional, como se autodenominó la última dictadura (1976-83). No fue casual que, tras el acto de Villarruel con familiares de víctimas de Montoneros y el ERP en la década del ´70, los senadores de UP se reunieran con organismos de derechos humanos.

Sobre todo, porque Villarruel vinculó al kirchnerismo con Montoneros, a los que señaló como “los protegidos de Néstor y Cristina Kirchner”, y porque llamó a reabrir las causas judiciales por los asesinatos cometidos por dirigentes de organizaciones guerrilleras, a los que considera crímenes de lesa humanidad, como en el caso de José Ignacio Rucci, el jefe de la CGT asesinado en 1973. Uno de los motivos del fuerte rechazo de Villarruel a la candidatura del juez Lijo a la Corte fue porque rechazó su condición de imprescriptible.

En el zoom entre los senadores de UP y los organismos de derechos humanos hubo acuerdo en el rechazo a cualquier proyecto que busque otorgar la prisión domiciliaria a los represores condenados -tal como blanquearon los diputados libertarios que fueron a la cárcel de Ezeiza- y en descartar de plano un diálogo político con Villarruel, pese al acercamiento de la vicepresidenta con algunos gobernadores del PJ y con legisladores que la consideran afín al peronismo. “Está verdaderamente en las antípodas”, advierten.

También rechazaron las versiones, originadas ayer en la Casa Rosada, según las cuales el kirchnerismo persigue el juicio político del presidente Milei, para su posterior destitución. “Nosotros somos opositores y por eso estamos en contra del modelo económico del Presidente, pero de ninguna manera somos destituyentes. Vamos a seguir las reglas de la democracia”, afirmaron las fuentes consultadas, luego de que funcionarios como el vocero Manuel Adorni aseguraran exactamente lo contrario en contacto con la prensa.

Por otra parte, en la reunión virtual del trío Mayans-Di Tullio-Sagasti fue confirmado el reclamo del PJ para aclarar que el juez Lijo “no es el candidato del peronismo sino del Gobierno” a la Corte Suprema, aunque tras el encuentro -que duró más de una hora- no trascendió si este mismo miércoles los bloques de Unidad Ciudadana y el Frente Nacional y Popular -unidos en el interbloque de UP- darán su visto bueno o esperarán a tener alguna señal concreta de la Casa Rosada para invitarlos a un diálogo político más amplio.

De hecho, el panperonismo aguardaría a que la semana próxima el bloque libertario en la Cámara de Diputados presente un proyecto de ampliación de la Corte a nueve integrantes, lo que de aprobarse abriría más cupos a ser negociados en el máximo tribunal del país. Mientras tanto, habrá señales: pese a las buensa intenciones de Mayans no habrá ningún gesto de concordia con Villarruel, menos aún luego del acto de la víspera; y el kirchnerismo se despegará de la “operación juicio político” al presidente Milei.

 Los senadores peronistas se reunieron con organismos de derechos humanos tras el acto de la vicepresidenta; luego Mayans escuchó planteos de las kirchneristas Di Tullio y Sagasti  LA NACION

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