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Una joven de 22 años y su novio fueron condenados a prisión perpetua por un asesinato por codicia

CÓRDOBA.- Por el crimen del arquitecto Reynaldo Flehr, ocurrido en diciembre del 2021 en la ciudad de Córdoba, fueron condenados a prisión perpetua su hija Irina Lourdes Flehr, su pareja Leandro Moscarello y los sicarios, Samuel Moscarello y David Silvestre. David Suárez, recibió una pena de 15 años, por su participación secundaria en el homicidio, en el rol de chofer de los asesinos.

Los acusados llegaron al juicio imputados de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, calificado por el vínculo, por codicia, por el número de participantes y por alevosía. Enfrentaron a jurados populares y a un tribunal técnico encabezado por el magistrado Juan Manuel Ugarte y sus pares Eugenio Pérez Moreno y Marcelo Jaime. El fiscal Fernando López Villagra había pedido la perpetua para la hija de la víctima, su novio y los sicarios.

En su última palabra, Inés Flehr lloró y negó tener relación con el crimen. La joven reiteró parte de lo que había dicho antes de los alegatos: “Siento mucho miedo, terror, tengo espasmos, me siento mal porque voy a estar siendo condenada a una cadena perpetua teniendo 22 años y una hija de tres años afuera, por un delito que no he cometido”. Hace unos días, en la misma línea, planteó que en el proceso se señalaron “un montón de cosas” sobre ella “que no han existido, que no han sido así. Solamente quiero limpiar mi nombre, quiero volver a casa con mi hija, es lo único que quiero hacer”.

“Después del fallecimiento de mi madre, lo único que siempre quise fue una familia y conseguí gracias a Leandro a mi hija. Ella es la adoración más grande que tengo en este mundo y ya con esta condena me quitan el poder de ser madre, de poder vivir con mi hija y poder criarla”, declaró.

También esta semana Ramona de Flehr, madre de la víctima y abuela de la condenada, le preguntó a su nieta “por qué lo hiciste? ¿Por qué lo mataste cuando tenías todo…? No sé porqué lo hiciste. Le quiero preguntar eso, nada más”.

López Villagra sostuvo que la joven y su novio fueron “instigadores del delito de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía, por codicia y por el concurso premeditado de dos o más personas en concurso ideal agravado por el uso de arma de fuego, todo el concurso ideal”. Moscarello y Silvestre son coautores bajo la misma figura legal que los anteriores; mientras que Suárez es considerado como partícipe secundario “de los mismos delitos”, ya que según el fiscal es quien “lleva y trae al lugar del hecho” a los principales sospechosos.

El cuerpo de Reynaldo Flehr, de 61 años y dueño de corralones de venta de materiales de la construcción, fue encontrado el 29 de diciembre del 2021 por su hermana en la casa del barrio Poeta Lugones. Estaba tirado en el piso, atado de pies y manos con precintos, y tenía dos balazos en la cabeza.

Si bien la casa estaba revuelta, no faltaba nada. Estaban su notebook, su teléfono móvil, los televisores en sus lugares habituales y su auto Honda de color gris estacionado en el frente de la vivienda. Ninguna puerta o ventana habían sido forzadas.

Las cámaras de la zona mostraban al arquitecto entrando a su casa poco después de las 23 del 28 de diciembre; había llegado en su auto. Iba solo. Después de eso no se lo vio más; tampoco los vecinos escucharon nada.

El fiscal planteó que los sicarios lo sorprendieron apenas ingresó; lo sentaron en una silla en su habitación y lo ataron de pies y manos con precintos. Prendieron el televisor con el volumen al máximo y lo ejecutaron de dos balazos calibre 22. Hija y padre venían ya discutiendo por dinero; ella tenía un criadero de chanchos con su pareja. El día antes del crimen habrían planeado todos los detalles.

CÓRDOBA.- Por el crimen del arquitecto Reynaldo Flehr, ocurrido en diciembre del 2021 en la ciudad de Córdoba, fueron condenados a prisión perpetua su hija Irina Lourdes Flehr, su pareja Leandro Moscarello y los sicarios, Samuel Moscarello y David Silvestre. David Suárez, recibió una pena de 15 años, por su participación secundaria en el homicidio, en el rol de chofer de los asesinos.

Los acusados llegaron al juicio imputados de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, calificado por el vínculo, por codicia, por el número de participantes y por alevosía. Enfrentaron a jurados populares y a un tribunal técnico encabezado por el magistrado Juan Manuel Ugarte y sus pares Eugenio Pérez Moreno y Marcelo Jaime. El fiscal Fernando López Villagra había pedido la perpetua para la hija de la víctima, su novio y los sicarios.

En su última palabra, Inés Flehr lloró y negó tener relación con el crimen. La joven reiteró parte de lo que había dicho antes de los alegatos: “Siento mucho miedo, terror, tengo espasmos, me siento mal porque voy a estar siendo condenada a una cadena perpetua teniendo 22 años y una hija de tres años afuera, por un delito que no he cometido”. Hace unos días, en la misma línea, planteó que en el proceso se señalaron “un montón de cosas” sobre ella “que no han existido, que no han sido así. Solamente quiero limpiar mi nombre, quiero volver a casa con mi hija, es lo único que quiero hacer”.

“Después del fallecimiento de mi madre, lo único que siempre quise fue una familia y conseguí gracias a Leandro a mi hija. Ella es la adoración más grande que tengo en este mundo y ya con esta condena me quitan el poder de ser madre, de poder vivir con mi hija y poder criarla”, declaró.

También esta semana Ramona de Flehr, madre de la víctima y abuela de la condenada, le preguntó a su nieta “por qué lo hiciste? ¿Por qué lo mataste cuando tenías todo…? No sé porqué lo hiciste. Le quiero preguntar eso, nada más”.

López Villagra sostuvo que la joven y su novio fueron “instigadores del delito de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía, por codicia y por el concurso premeditado de dos o más personas en concurso ideal agravado por el uso de arma de fuego, todo el concurso ideal”. Moscarello y Silvestre son coautores bajo la misma figura legal que los anteriores; mientras que Suárez es considerado como partícipe secundario “de los mismos delitos”, ya que según el fiscal es quien “lleva y trae al lugar del hecho” a los principales sospechosos.

El cuerpo de Reynaldo Flehr, de 61 años y dueño de corralones de venta de materiales de la construcción, fue encontrado el 29 de diciembre del 2021 por su hermana en la casa del barrio Poeta Lugones. Estaba tirado en el piso, atado de pies y manos con precintos, y tenía dos balazos en la cabeza.

Si bien la casa estaba revuelta, no faltaba nada. Estaban su notebook, su teléfono móvil, los televisores en sus lugares habituales y su auto Honda de color gris estacionado en el frente de la vivienda. Ninguna puerta o ventana habían sido forzadas.

Las cámaras de la zona mostraban al arquitecto entrando a su casa poco después de las 23 del 28 de diciembre; había llegado en su auto. Iba solo. Después de eso no se lo vio más; tampoco los vecinos escucharon nada.

El fiscal planteó que los sicarios lo sorprendieron apenas ingresó; lo sentaron en una silla en su habitación y lo ataron de pies y manos con precintos. Prendieron el televisor con el volumen al máximo y lo ejecutaron de dos balazos calibre 22. Hija y padre venían ya discutiendo por dinero; ella tenía un criadero de chanchos con su pareja. El día antes del crimen habrían planeado todos los detalles.

 La víctima, un arquitecto de 61 años, fue baleado por dos sicarios, que también recibieron la máxima pena  LA NACION

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