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Testimonio clave: la Justicia espera que el exjefe de la Unidad Médica Presidencial aporte datos sobre qué ocurrió dentro de la quinta de Olivos

Platense, pincharrata y anti-k, Walter Federico Saavedra (53) jamás imaginó encontrarse en semejante situación. El jefe de la Unidad Médica Presidencial entre fines de 2019 y junio de este año deberá declarar como testigo, y bajo juramento de decir verdad, en la investigación por presunta violencia de género que comenzó con la denuncia de la otrora primera dama, Fabiola Yañez, contra su paciente, Alberto Fernández, el expresidente.

Federico Saavedra, como prefiere que lo conozcan, deberá presentarse este viernes en el quinto piso de los tribunales federales de Comodoro Py. Lo espera Ramiro González, el fiscal federal a cargo de la investigación, con un pliego de preguntas, y los letrados de Yañez y Fernández, entre otros. Si el clínico calla –o sospechan que pudo callar– algo que sabe, afrontará una denuncia por falso testimonio.

Milei activó los airbags cuando se encendieron las luces de alerta

La tendrá difícil. Según Yañez, Saavedra supo sobre uno o más presuntos episodios de violencia de género que habrían ocurrido en la quinta de Olivos o, al menos, de sus secuelas físicas. Por ejemplo, en los días posteriores a una discusión que mantuvo con Fernández, a quien acusó de haberla golpeado en el ojo, para luego ser asistida por el médico.

De acuerdo al relato de Yañez, ella viajó a la provincia de Misiones tras la supuesta agresión física de Fernández, donde permaneció “tres o cuatro días, y el ojo comenzó a cambiar cada vez a un color más fuerte. Volví [a Buenos Aires] y me quedé en Olivos”, episodio que habría acontecido entre el 11 y 12 de agosto de 2021, y los días subsiguientes.

“Estando allí –precisó Yañez ante el fiscal–, junto con Alberto, lo llamamos al doctor Saavedra, jefe de la Unidad Médica Presidencial. Me dio globulitos de árnica y me dijo que se iba a ir con el tiempo. Y estuve así, paseándome por días dentro de la casa, en Olivos, obligada a no salir para que no se viera el golpe”.

La versión de Fernández es antagónica. Sostiene que Yañez padecía serios problemas de alcoholismo –adicción que ella admitió al declarar en el consulado argentino en Madrid–, y que su equilibrio mental era inestable, como mínimo, argumento que buscó demostrar con la documentación clínica y los cuadernos manuscritos de su entonces pareja que entregó en los tribunales federales.

La defensa de Fernández trazó un objetivo claro. Confía en que esa documentación, sumada a la historia clínica de la ex primera dama que redactó el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), que dirige Facundo Manes, más los testimonios de la testigo “A” de identidad reservada y de Saavedra, demuestren que ella fabuló las supuestas agresiones.

En ese sentido, los registros oficiales de entradas y salidas de la quinta de Olivos reflejan que Saavedra ingresó tres veces a la residencia durante julio de 2021 –los días 2, 13 y 22–, pero no habría entrado durante los días decisivos de agosto de aquel año, cuando sí entraron dos médicos y cuatro enfermeros que trabajaban en la Unidad Médica Presidencial. En otras palabras, que Saavedra no pudo recetarle “globulitos de árnica” a Yañez –ni tampoco observó sus moretones– porque ni siquiera estuvo en Olivos.

Ese planteo, cabe aclarar, tendría fuerza relativa. ¿Por qué? Porque los registros oficiales sí permiten verificar quién ingresó a Olivos en una fecha determinada, pero la ausencia del nombre de un visitante en esos mismos registros no permite descartar que sí haya ingresado, como admitió ante la Justicia el entonces intendente de la residencia, Daniel Rodríguez, y ya verificaron los investigadores. ¿Un ejemplo? El broker de seguros Héctor Martínez Sosa visitó a Rodríguez en Olivos, repetidas veces –y así consta en los chats que la Justicia recuperó de su teléfono celular–, pero algunas de esas visitas no aparecen en los registros de visitantes.

LA NACION procuró contactar al médico Saavedra durante las últimas dos semanas a su teléfono móvil, a través del servicio de mensajería WhatsApp, y por correo electrónico, pero no respondió las consultas.

Riesgos en el horizonte

Según cómo se desarrolle la audiencia testimonial de Saavedra, sin embargo, la letrada de Yáñez, Mariana Gallego, podría buscar su impugnación –o al menos debilitar sus dichos– por parcialidad manifiesta. Entre otros motivos, porque el clínico es médico de cabecera –y de confianza extrema– de Fernández desde hace años, vínculo que continúa hasta hoy.

Fernández y Saavedra se conocen y tratan desde hace más de quince años, sin que los distancien las ideas políticas que profesan. Hasta 2019, el jefe de Clínica Médica del Sanatorio Otamendi solía postear mensajes muy críticos en Facebook contra Cristina Fernández de Kirchner, Axel Kicillof o Aníbal Fernández, entre otros, pero jamás contra –o sobre– Alberto Fernández.

“Soy el médico que lo sigue [a Fernández] hace años y hago sólo medicina con él. No hablamos de política”, le replicó a la revista Noticias en 2019, poco después de que el entonces candidato a presidente debiera internarse por una afección pulmonar en junio de ese año. De acuerdo a la información oficial, fue por “una inflamación pleural que podría corresponder a una obstrucción arterial subsegmentaria”.

Recibido en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Saavedra se desempeña desde 2001 en el Otamendi y es, en la actualidad, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), con estudios breves o extensos en las universidades estadounidenses de Harvard, John Hopkins, Oregon y Miami.

Tras las derrotas legislativas, Javier Milei inauguró en secreto una mesa chica de coordinación política

Durante la presidencia de Fernández y los primeros seis meses de la presidencia de Javier Milei, Saavedra lideró la Unidad Médica Presidencial y, por tanto, es el máximo responsable de las constancias o registros clínicos que elaboró esa unidad durante aquellos años. También rubricó los partes médicos y hasta el comunicado con el que se informó sobre el embarazo de Yañez, en septiembre de 2021.

Ahora, casi tres años después de aquel comunicado de prensa, y mientras deslizan en los tribunales que podría pasar de testigo a imputado “en cualquier momento”, Saavedra mantiene su cercanía con Fernández. Fue una de las pocas personas que visitó al expresidente en Puerto Madero, para verificar su estado de salud, cuando los primeros datos sobre la denuncia por violencia de género salieron a la luz.

Platense, pincharrata y anti-k, Walter Federico Saavedra (53) jamás imaginó encontrarse en semejante situación. El jefe de la Unidad Médica Presidencial entre fines de 2019 y junio de este año deberá declarar como testigo, y bajo juramento de decir verdad, en la investigación por presunta violencia de género que comenzó con la denuncia de la otrora primera dama, Fabiola Yañez, contra su paciente, Alberto Fernández, el expresidente.

Federico Saavedra, como prefiere que lo conozcan, deberá presentarse este viernes en el quinto piso de los tribunales federales de Comodoro Py. Lo espera Ramiro González, el fiscal federal a cargo de la investigación, con un pliego de preguntas, y los letrados de Yañez y Fernández, entre otros. Si el clínico calla –o sospechan que pudo callar– algo que sabe, afrontará una denuncia por falso testimonio.

Milei activó los airbags cuando se encendieron las luces de alerta

La tendrá difícil. Según Yañez, Saavedra supo sobre uno o más presuntos episodios de violencia de género que habrían ocurrido en la quinta de Olivos o, al menos, de sus secuelas físicas. Por ejemplo, en los días posteriores a una discusión que mantuvo con Fernández, a quien acusó de haberla golpeado en el ojo, para luego ser asistida por el médico.

De acuerdo al relato de Yañez, ella viajó a la provincia de Misiones tras la supuesta agresión física de Fernández, donde permaneció “tres o cuatro días, y el ojo comenzó a cambiar cada vez a un color más fuerte. Volví [a Buenos Aires] y me quedé en Olivos”, episodio que habría acontecido entre el 11 y 12 de agosto de 2021, y los días subsiguientes.

“Estando allí –precisó Yañez ante el fiscal–, junto con Alberto, lo llamamos al doctor Saavedra, jefe de la Unidad Médica Presidencial. Me dio globulitos de árnica y me dijo que se iba a ir con el tiempo. Y estuve así, paseándome por días dentro de la casa, en Olivos, obligada a no salir para que no se viera el golpe”.

La versión de Fernández es antagónica. Sostiene que Yañez padecía serios problemas de alcoholismo –adicción que ella admitió al declarar en el consulado argentino en Madrid–, y que su equilibrio mental era inestable, como mínimo, argumento que buscó demostrar con la documentación clínica y los cuadernos manuscritos de su entonces pareja que entregó en los tribunales federales.

La defensa de Fernández trazó un objetivo claro. Confía en que esa documentación, sumada a la historia clínica de la ex primera dama que redactó el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), que dirige Facundo Manes, más los testimonios de la testigo “A” de identidad reservada y de Saavedra, demuestren que ella fabuló las supuestas agresiones.

En ese sentido, los registros oficiales de entradas y salidas de la quinta de Olivos reflejan que Saavedra ingresó tres veces a la residencia durante julio de 2021 –los días 2, 13 y 22–, pero no habría entrado durante los días decisivos de agosto de aquel año, cuando sí entraron dos médicos y cuatro enfermeros que trabajaban en la Unidad Médica Presidencial. En otras palabras, que Saavedra no pudo recetarle “globulitos de árnica” a Yañez –ni tampoco observó sus moretones– porque ni siquiera estuvo en Olivos.

Ese planteo, cabe aclarar, tendría fuerza relativa. ¿Por qué? Porque los registros oficiales sí permiten verificar quién ingresó a Olivos en una fecha determinada, pero la ausencia del nombre de un visitante en esos mismos registros no permite descartar que sí haya ingresado, como admitió ante la Justicia el entonces intendente de la residencia, Daniel Rodríguez, y ya verificaron los investigadores. ¿Un ejemplo? El broker de seguros Héctor Martínez Sosa visitó a Rodríguez en Olivos, repetidas veces –y así consta en los chats que la Justicia recuperó de su teléfono celular–, pero algunas de esas visitas no aparecen en los registros de visitantes.

LA NACION procuró contactar al médico Saavedra durante las últimas dos semanas a su teléfono móvil, a través del servicio de mensajería WhatsApp, y por correo electrónico, pero no respondió las consultas.

Riesgos en el horizonte

Según cómo se desarrolle la audiencia testimonial de Saavedra, sin embargo, la letrada de Yáñez, Mariana Gallego, podría buscar su impugnación –o al menos debilitar sus dichos– por parcialidad manifiesta. Entre otros motivos, porque el clínico es médico de cabecera –y de confianza extrema– de Fernández desde hace años, vínculo que continúa hasta hoy.

Fernández y Saavedra se conocen y tratan desde hace más de quince años, sin que los distancien las ideas políticas que profesan. Hasta 2019, el jefe de Clínica Médica del Sanatorio Otamendi solía postear mensajes muy críticos en Facebook contra Cristina Fernández de Kirchner, Axel Kicillof o Aníbal Fernández, entre otros, pero jamás contra –o sobre– Alberto Fernández.

“Soy el médico que lo sigue [a Fernández] hace años y hago sólo medicina con él. No hablamos de política”, le replicó a la revista Noticias en 2019, poco después de que el entonces candidato a presidente debiera internarse por una afección pulmonar en junio de ese año. De acuerdo a la información oficial, fue por “una inflamación pleural que podría corresponder a una obstrucción arterial subsegmentaria”.

Recibido en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Saavedra se desempeña desde 2001 en el Otamendi y es, en la actualidad, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), con estudios breves o extensos en las universidades estadounidenses de Harvard, John Hopkins, Oregon y Miami.

Tras las derrotas legislativas, Javier Milei inauguró en secreto una mesa chica de coordinación política

Durante la presidencia de Fernández y los primeros seis meses de la presidencia de Javier Milei, Saavedra lideró la Unidad Médica Presidencial y, por tanto, es el máximo responsable de las constancias o registros clínicos que elaboró esa unidad durante aquellos años. También rubricó los partes médicos y hasta el comunicado con el que se informó sobre el embarazo de Yañez, en septiembre de 2021.

Ahora, casi tres años después de aquel comunicado de prensa, y mientras deslizan en los tribunales que podría pasar de testigo a imputado “en cualquier momento”, Saavedra mantiene su cercanía con Fernández. Fue una de las pocas personas que visitó al expresidente en Puerto Madero, para verificar su estado de salud, cuando los primeros datos sobre la denuncia por violencia de género salieron a la luz.

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