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Javier Milei lanzó duras críticas a la ONU y presentó “la doctrina de la nueva Argentina”

NUEVA YORK.– En su primer discurso ante los líderes y dignatarios del mundo reunidos para la 79º Asamblea General en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente Javier Milei desplegó duras críticas al rumbo del multilateralismo, presentó una “doctrina de la nueva Argentina” y anticipó que el país abandonará la neutralidad para colocarse “a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”.

“Estamos ante un final de ciclo. El colectivismo y el postureo moral de la agenda woke se han chocado con la realidad, y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas del mundo. De hecho, nunca las tuvieron”, dijo Milei durante su mensaje. “A partir de este día, sepan que la República Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó, y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”, definió sobre el final de su discurso, que cerró con su habitual grito: “¡Viva la libertad, carajo!”.

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Milei arrancó su discurso –breve, atípico, alejado de los carriles habituales de los mensajes que se escuchan en el histórico recinto– presentándose como “un economista liberal libertario que jamás tuvo la ambición de hacer política”, que llegó al poder por el fracaso de las “políticas colectivistas que destruyeron nuestro país”. Ese hilo recorrió el resto de su mensaje, que dejó de lado el posicionamiento argentino sobre los problemas de la coyuntura global a favor de la presentación de una idea rectora: su nueva doctrina.

En su discurso, Milei elogió los primeros años de vida de las Naciones Unidas, y el progreso logrado en los 70 años del período de la posguerra, que coincidió, remarcó, con el período de mayor crecimiento de la historia. Pero luego dijo que la ONU “dejó de velar por los principios esbozados en su declaraciones fundante, y comenzó a mutar”, y se transformó en un “leviatán de múltiples tentáculos” que pretende decidir cómo debe vivir la gente, y a querer imponer “una agenda ideológica”. La ONU original de Woodrow Wilson, siguió, fue reemplazada por “un modelo de gobierno supranacional de burócratas internacionales”. Un rumbo “trágico”, dijo.

El principal blanco de Milei fueron la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, ambos programas respaldados por una amplísima mayoría de los 193 miembros del organismo. La Agenda 2030, dijo, “no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional de corte socialista”. El rumbo a la prosperidad, dijo, era “limitando el poder del monarca”.

Pero también fustigó la falta de respuestas al reclamo argentino por la soberanía en las Islas Malvinas, el uso del poder de veto por parte de las cinco potencias que dominan el Consejo de Seguridad, la falta de respuesta a la “aberrante” invasión de Rusia a Ucrania, o las votaciones contra Israel por el conflicto con los palestinos, incluida la condena a la ocupación de territorios en Cisjordania, que la Argentina rechazó. La ONU, dijo, había perdido credibilidad.

La doctrina de la “nueva Argentina”

“Nosotros en la Argentina ya hemos visto con nuestros propios ojos lo que hay al final de este camino de envidia y pasiones tristes: pobreza, embrutecimiento, anarquía y una ausencia fatal de libertad. La Argentina, que está viviendo un profundo proceso de cambio en la actualidad, ha decidido abrazar las ideas de la libertad. Esos principios, que ordenan el proceso de cambio que estamos llevando adelante en la Argentina, son también los principios que guiarán nuestra conducta internacional a partir de ahora”, adelantó.

“Esta doctrina de la nueva Argentina no es ni más ni menos que la verdadera esencia de la Organización de las Naciones Unidas, es decir, la cooperación de naciones, unidas, en defensa de la libertad”, afirmó el Presidente, y cerró: “A partir de este día, sepan que la República Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó, y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”.

Milei salió del hotel acompañado por su hermana, Karina, y se sacó varias fotos con argentinos que se acercaron a verlo. Una argentina le regaló un retrato que había hecho y el Presidente se sacó varias selfies con su ya icónica pose.

El discurso de Milei se desmarcó de los mensajes que brindaron otros líderes globales en el primer día del debate general en las Naciones Unidas. El presidente de Brasi, Luiz Inácio Lula da Silva, había condenado la respuesta israelí al acto terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre al afirmar que era “un castigo colectivo a los palestinos”. Y Lula desplegó una fuerte defensa del multilateralismo.

“En este foro buscamos respuestas a los problemas que sufre el mundo”, dijo Lula, y agregó que era el trabajo de la Asamblea General marcar el rumbo hacia el futuro.

En su despedida ante las Naciones Unidas, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo, al hablar del nuevo conflicto en Medio Oriente, que debe abordarse el aumento de la violencia contra palestinos inocentes en Cisjordania y “establecer las condiciones para un futuro mejor, incluida una solución de dos Estados”, una salida que parece cada vez menos plausible, y que Milei omitió en su mensaje. Mucho más crudo, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, con quien Milei ha tenido ásperos cruces públicos, afirmó: “Cuando muera Gaza, morirá la humanidad toda”.

Pero el discurso de Milei no se diferenció de otros solamente por su nítido alineamiento con Israel en la guerra en Gaza, sino por su rechazo al multilateralismo y a los mecanismos desarrollados por la gobernanza global –una arquitectura que los libertarios denuestan– para enfrentar problemas globales como las guerras, el cambio climático, las disparidades en el desarrollo o las crisis de salud. Bajo esa óptica, Milei marcó un quiebre con posturas históricas de la Argentina, que fueron respaldadas por sus antecesores directos pese a sus diferencias ideológicas –Alberto Fernández, Mauricio Macri o Cristina Kirchner–, pero también con casi todas las democracias occidentales con las cuales Milei prometió alinearse, incluido Estados Unidos, su faro global.

Casi 600.000 dólares: la Justicia autorizó a Sofía Clerici a entrar al blanqueo de capitales

Ese quiebre en la política exterior de la Argentina ya ha generado visibles tensiones entre la Casa Rosada y la Cancillería. Eso quedó en evidencia con los roces con el embajador ante la Naciones Unidas, Ricardo Lagorio, quien había sido marginado y finalmente estuvo sentado en la mesa de la Argentina en el recinto. En la comitiva le recriminaron una supuesta falta de alineamiento con la nueva política exterior de Milei, que choca con miradas ampliamente arraigadas en la burocracia diplomática, como el respaldo a la agenda multilateral o la postura respecto del conflicto entre israelíes y palestinos.

NUEVA YORK.– En su primer discurso ante los líderes y dignatarios del mundo reunidos para la 79º Asamblea General en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente Javier Milei desplegó duras críticas al rumbo del multilateralismo, presentó una “doctrina de la nueva Argentina” y anticipó que el país abandonará la neutralidad para colocarse “a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”.

“Estamos ante un final de ciclo. El colectivismo y el postureo moral de la agenda woke se han chocado con la realidad, y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas del mundo. De hecho, nunca las tuvieron”, dijo Milei durante su mensaje. “A partir de este día, sepan que la República Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó, y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”, definió sobre el final de su discurso, que cerró con su habitual grito: “¡Viva la libertad, carajo!”.

Malvinas | Buscan retomar los vuelos con escala en Córdoba y recuperar las visitas al cementerio de Darwin

Milei arrancó su discurso –breve, atípico, alejado de los carriles habituales de los mensajes que se escuchan en el histórico recinto– presentándose como “un economista liberal libertario que jamás tuvo la ambición de hacer política”, que llegó al poder por el fracaso de las “políticas colectivistas que destruyeron nuestro país”. Ese hilo recorrió el resto de su mensaje, que dejó de lado el posicionamiento argentino sobre los problemas de la coyuntura global a favor de la presentación de una idea rectora: su nueva doctrina.

En su discurso, Milei elogió los primeros años de vida de las Naciones Unidas, y el progreso logrado en los 70 años del período de la posguerra, que coincidió, remarcó, con el período de mayor crecimiento de la historia. Pero luego dijo que la ONU “dejó de velar por los principios esbozados en su declaraciones fundante, y comenzó a mutar”, y se transformó en un “leviatán de múltiples tentáculos” que pretende decidir cómo debe vivir la gente, y a querer imponer “una agenda ideológica”. La ONU original de Woodrow Wilson, siguió, fue reemplazada por “un modelo de gobierno supranacional de burócratas internacionales”. Un rumbo “trágico”, dijo.

El principal blanco de Milei fueron la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, ambos programas respaldados por una amplísima mayoría de los 193 miembros del organismo. La Agenda 2030, dijo, “no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional de corte socialista”. El rumbo a la prosperidad, dijo, era “limitando el poder del monarca”.

Pero también fustigó la falta de respuestas al reclamo argentino por la soberanía en las Islas Malvinas, el uso del poder de veto por parte de las cinco potencias que dominan el Consejo de Seguridad, la falta de respuesta a la “aberrante” invasión de Rusia a Ucrania, o las votaciones contra Israel por el conflicto con los palestinos, incluida la condena a la ocupación de territorios en Cisjordania, que la Argentina rechazó. La ONU, dijo, había perdido credibilidad.

La doctrina de la “nueva Argentina”

“Nosotros en la Argentina ya hemos visto con nuestros propios ojos lo que hay al final de este camino de envidia y pasiones tristes: pobreza, embrutecimiento, anarquía y una ausencia fatal de libertad. La Argentina, que está viviendo un profundo proceso de cambio en la actualidad, ha decidido abrazar las ideas de la libertad. Esos principios, que ordenan el proceso de cambio que estamos llevando adelante en la Argentina, son también los principios que guiarán nuestra conducta internacional a partir de ahora”, adelantó.

“Esta doctrina de la nueva Argentina no es ni más ni menos que la verdadera esencia de la Organización de las Naciones Unidas, es decir, la cooperación de naciones, unidas, en defensa de la libertad”, afirmó el Presidente, y cerró: “A partir de este día, sepan que la República Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó, y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”.

Milei salió del hotel acompañado por su hermana, Karina, y se sacó varias fotos con argentinos que se acercaron a verlo. Una argentina le regaló un retrato que había hecho y el Presidente se sacó varias selfies con su ya icónica pose.

El discurso de Milei se desmarcó de los mensajes que brindaron otros líderes globales en el primer día del debate general en las Naciones Unidas. El presidente de Brasi, Luiz Inácio Lula da Silva, había condenado la respuesta israelí al acto terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre al afirmar que era “un castigo colectivo a los palestinos”. Y Lula desplegó una fuerte defensa del multilateralismo.

“En este foro buscamos respuestas a los problemas que sufre el mundo”, dijo Lula, y agregó que era el trabajo de la Asamblea General marcar el rumbo hacia el futuro.

En su despedida ante las Naciones Unidas, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo, al hablar del nuevo conflicto en Medio Oriente, que debe abordarse el aumento de la violencia contra palestinos inocentes en Cisjordania y “establecer las condiciones para un futuro mejor, incluida una solución de dos Estados”, una salida que parece cada vez menos plausible, y que Milei omitió en su mensaje. Mucho más crudo, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, con quien Milei ha tenido ásperos cruces públicos, afirmó: “Cuando muera Gaza, morirá la humanidad toda”.

Pero el discurso de Milei no se diferenció de otros solamente por su nítido alineamiento con Israel en la guerra en Gaza, sino por su rechazo al multilateralismo y a los mecanismos desarrollados por la gobernanza global –una arquitectura que los libertarios denuestan– para enfrentar problemas globales como las guerras, el cambio climático, las disparidades en el desarrollo o las crisis de salud. Bajo esa óptica, Milei marcó un quiebre con posturas históricas de la Argentina, que fueron respaldadas por sus antecesores directos pese a sus diferencias ideológicas –Alberto Fernández, Mauricio Macri o Cristina Kirchner–, pero también con casi todas las democracias occidentales con las cuales Milei prometió alinearse, incluido Estados Unidos, su faro global.

Casi 600.000 dólares: la Justicia autorizó a Sofía Clerici a entrar al blanqueo de capitales

Ese quiebre en la política exterior de la Argentina ya ha generado visibles tensiones entre la Casa Rosada y la Cancillería. Eso quedó en evidencia con los roces con el embajador ante la Naciones Unidas, Ricardo Lagorio, quien había sido marginado y finalmente estuvo sentado en la mesa de la Argentina en el recinto. En la comitiva le recriminaron una supuesta falta de alineamiento con la nueva política exterior de Milei, que choca con miradas ampliamente arraigadas en la burocracia diplomática, como el respaldo a la agenda multilateral o la postura respecto del conflicto entre israelíes y palestinos.

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