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El BCRA quiere que el dólar tarjeta siga siendo el más caro

El sueño de algunos de costear vacaciones y consumos del exterior durante la temporada veraniega con un dólar cómodamente adquirido vía tarjeta y más barato -por la caducidad a fin de año del impuesto PAIS- deberá esperar.

Si algo tiene claro el Banco Central (BCRA) es que, la situación de las reservas internacionales, no hace para nada deseable la posibilidad de auspiciar un desequilibrio mayor al que ya muestra la cuenta de servicios, básicamente afectada por un saldo turístico cada vez más deficitario. Más aún cuando la posibilidad de tomar descansos fuera del país luce tentadora a raíz de un diferencial de precios que, en muchos casos, lo incentiva.

Hay, desde hace meses, un aumento sostenido del turismo emisivo y una disminución del turismo receptivo que presiona sobre las reservas. Entre enero y julio, el gasto en dólares por turista argentino en el exterior casi se duplicó.

En agosto, por caso, llegaron a Argentina 24% menos de turistas que en igual mes del año pasado mientras, en contrapartida, 27% más de residentes viajaron al exterior. Y el egresos neto de las cuenta de “Servicios”, según el balance cambiario, fue de US$614 millones (+49% i.a.), en un 93% explicado por el saldo deficitario en concepto de “Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta”.

Todo, pese a que el dólar “turista” o “tarjeta” se mantuvo durante ese mes muy por encima. Fue de entre los $1525 y $1545 (hoy ya supera los $1598), mientras al mismo tiempo el dólar MEP (que se pacta entre locales sin afectar las reservas) fluctuó entre $1300 y $1271, es decir, estuvo entre 15,9% y 16,9% más barato, y el dólar blue se movió entre los $1385 y los $1315 (de 10,4% a 14,8% por debajo) en igual lapso.

Es decir, aún pese a ese marcado desincentivo “vía precio” a operarlo hay una demanda que parece inflexible a la baja y en el BCRA la interpretan vinculados al pago de licencias tecnológicas o consumos de plataformas del exterior.

La idea oficial, llegado el momento, es que ese desincentivo mínimamente se mantenga.

Para el cálculo actual del dólar turista hay que agregarle a la cotización minorista de la moneda estadounidense un 30% en concepto de impuesto PAIS y otro 30% como percepción a cuenta de Ganancias.

Lo más probable es que a fin de año, cuando caduque el impuesto PAIS, ese recargo del 30% sea reemplazado por un anticipo del mismo porcentaje a cuenta del impuesto de Bienes Personales, aunque es una definición que – naturalmente- estará en manos de las autoridades económicas y de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).

El BCRA sabe que, por ahora, no cuenta con ingresos que no sean los que aporta la balanza comercial que acumuló en los ocho primeros meses del año un saldo positivo US$ 14.151 millones.

Además, dada la decisión de no cambiar la política cambiaria actual ni permitir nuevas devaluaciones del peso para incentivar más las exportaciones (la decisión es ganar competitividad bajando costos e impuestos), está determinado a tratar de preservar ese saldo en vistas a los más exigentes compromisos en materia de pagos en dólares que se le viene al país.

Hay que recordar también que el BCRA debería mostrar al cierre de este mes que sumó al menos US$8700 millones al nivel de reservas netas que había al momento del cambio de gobierno en diciembre según lo acordado con el FMI.

Pero los cálculos de mercado indican que se encuentra unos US$2000 millones por debajo de ese objetivo, lo que gatillará el único incumplimiento de metas con ese organismo y obligará al pedir un waiver (un perdón) y presentar un plan para tratar de corregir ese desvío.

Eso puede demorar el desembolso de unos US$1100 millones que debiera realizar el organismo, dado que están pendientes dos revisiones de las metas que, según anticipó días atrás el ministro de Economía, Luis Caputo, podrían “unificarse”.

El sueño de algunos de costear vacaciones y consumos del exterior durante la temporada veraniega con un dólar cómodamente adquirido vía tarjeta y más barato -por la caducidad a fin de año del impuesto PAIS- deberá esperar.

Si algo tiene claro el Banco Central (BCRA) es que, la situación de las reservas internacionales, no hace para nada deseable la posibilidad de auspiciar un desequilibrio mayor al que ya muestra la cuenta de servicios, básicamente afectada por un saldo turístico cada vez más deficitario. Más aún cuando la posibilidad de tomar descansos fuera del país luce tentadora a raíz de un diferencial de precios que, en muchos casos, lo incentiva.

Hay, desde hace meses, un aumento sostenido del turismo emisivo y una disminución del turismo receptivo que presiona sobre las reservas. Entre enero y julio, el gasto en dólares por turista argentino en el exterior casi se duplicó.

En agosto, por caso, llegaron a Argentina 24% menos de turistas que en igual mes del año pasado mientras, en contrapartida, 27% más de residentes viajaron al exterior. Y el egresos neto de las cuenta de “Servicios”, según el balance cambiario, fue de US$614 millones (+49% i.a.), en un 93% explicado por el saldo deficitario en concepto de “Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta”.

Todo, pese a que el dólar “turista” o “tarjeta” se mantuvo durante ese mes muy por encima. Fue de entre los $1525 y $1545 (hoy ya supera los $1598), mientras al mismo tiempo el dólar MEP (que se pacta entre locales sin afectar las reservas) fluctuó entre $1300 y $1271, es decir, estuvo entre 15,9% y 16,9% más barato, y el dólar blue se movió entre los $1385 y los $1315 (de 10,4% a 14,8% por debajo) en igual lapso.

Es decir, aún pese a ese marcado desincentivo “vía precio” a operarlo hay una demanda que parece inflexible a la baja y en el BCRA la interpretan vinculados al pago de licencias tecnológicas o consumos de plataformas del exterior.

La idea oficial, llegado el momento, es que ese desincentivo mínimamente se mantenga.

Para el cálculo actual del dólar turista hay que agregarle a la cotización minorista de la moneda estadounidense un 30% en concepto de impuesto PAIS y otro 30% como percepción a cuenta de Ganancias.

Lo más probable es que a fin de año, cuando caduque el impuesto PAIS, ese recargo del 30% sea reemplazado por un anticipo del mismo porcentaje a cuenta del impuesto de Bienes Personales, aunque es una definición que – naturalmente- estará en manos de las autoridades económicas y de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).

El BCRA sabe que, por ahora, no cuenta con ingresos que no sean los que aporta la balanza comercial que acumuló en los ocho primeros meses del año un saldo positivo US$ 14.151 millones.

Además, dada la decisión de no cambiar la política cambiaria actual ni permitir nuevas devaluaciones del peso para incentivar más las exportaciones (la decisión es ganar competitividad bajando costos e impuestos), está determinado a tratar de preservar ese saldo en vistas a los más exigentes compromisos en materia de pagos en dólares que se le viene al país.

Hay que recordar también que el BCRA debería mostrar al cierre de este mes que sumó al menos US$8700 millones al nivel de reservas netas que había al momento del cambio de gobierno en diciembre según lo acordado con el FMI.

Pero los cálculos de mercado indican que se encuentra unos US$2000 millones por debajo de ese objetivo, lo que gatillará el único incumplimiento de metas con ese organismo y obligará al pedir un waiver (un perdón) y presentar un plan para tratar de corregir ese desvío.

Eso puede demorar el desembolso de unos US$1100 millones que debiera realizar el organismo, dado que están pendientes dos revisiones de las metas que, según anticipó días atrás el ministro de Economía, Luis Caputo, podrían “unificarse”.

 Propondrá que, una vez caído el impuesto PAIS, se le aplique a ese tipo de cambio otro recargo  LA NACION

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