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La convocatoria a la primera huelga en décadas de los puertos de Estados Unidos amenaza con bloquear la economía

La Asociación Internacional de Estibadores (ILA, en sus siglas en inglés) ha acusado este lunes a la alianza de empresarios que operan más de una docena de grandes puertos de Estados Unidos de bloquear las negociaciones y llevar a los trabajadores a una huelga masiva, con serios efectos en la cadena de suministro y unas pérdidas estimadas de hasta US$5000 millones por día. Es la primera huelga del sector en décadas, frente a la que algunas navieras ya han comenzado a cobrar sobretasas por “disrupción” del servicio ante el escenario más complicado para la cadena de abastecimiento desde la pandemia del coronavirus.

El sindicato de estibadores confirmó que 45.000 trabajadores abandonan sus puestos. La ILA representa a más de 85.000 trabajadores y negocia mejoras salariales con empresas, operadores de terminales y asociaciones portuarias representadas en la Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX, en sus siglas inglesas) desde el pasado mes de mayo; en la patronal están representadas importantes compañías extranjeras como la danesa Maersk y la china Cosco. “Los transportistas marítimos representados por USMX quieren disfrutar de los beneficios multimillonarios que están obteniendo en 2024, mientras que ofrecen a los trabajadores portuarios del ILA un paquete salarial inaceptable que rechazamos”, ha informado el sindicato mediante un comunicado.

Tanto Maersk como Cosco han sido blanco de las críticas de la ILA por no traducir parte de sus beneficios en mejores salarios para los estibadores. Cosco, por ejemplo, registró unos ingresos de US$63.220 millones en 2022, según cifras proporcionadas por el sindicato, mientras que Maersk se llevó más de US$51.000 millones en el mismo periodo. “Es vergonzoso que la mayoría de estas compañías navieras de propiedad extranjera se comporten así”, recogiendo beneficios sin dar nada a cambio, continúa el comunicado de los trabajadores. La probabilidad de la huelga no parece haber inquietado al mercado, ya que esta semana Maersk se apuntaba unas ganancias de un 3,91% y la estatal china Cosco, de un 2%.

“La congestión y los retrasos en estos grandes puertos afectarán gravemente a la disponibilidad de contenedores, aumentarán los costos y alterarán los horarios programados”, advirtió a sus clientes Christian Roeloffs, consejero delegado de ContainerxChange, que gestiona buena parte del mercado mundial de contenedores y trabaja con más de 1500 navieras.

La patronal presentó la semana pasada una denuncia por prácticas laborales desleales y solicitó a la Junta Nacional de Relaciones Laborales, el tribunal federal de arbitraje, que obligue al sindicato a reanudar la negociación. La Casa Blanca del presidente más prosindical de la historia reciente, Joe Biden, y varias agencias federales se han movilizado para reconducir a las partes a la mesa de negociación y evitar paros que podrían suponer un grave revés para la economía nacional. Según Mitre Corporation, la huelga, la primera desde 1977, afectaría a los puertos e instalaciones que gestionan aproximadamente el 51% de la capacidad portuaria total del país. Por extensión, un paro masivo tendría un claro efecto rebote en muchos sectores de la economía estadounidense, desde las importaciones de alimentos hasta los suministros para la industria de la automoción o la farmacéutica. Un potencial desabastecimiento se reflejaría de inmediato en un mayor costo de miles de productos, como sucedió con la disrupción global de las cadenas de suministro que siguió a la pandemia y que, entre otros factores, tanto contribuyó a alimentar la inflación. Un repunte de los precios en el caso de un paro prolongado sería una muy mala noticia para las expectativas electorales de la candidata demócrata Kamala Harris, además de un arma arrojadiza para su contrincante, el republicano Donald Trump.

El cálculo de daños potenciales por día de inactividad se cifra entre US$1000 y US$5000 millones, según un análisis del gigante ContainerXChange y el banco J.P. Morgan. Según Oxford Economics, una huelga prolongada podría afectar hasta a 100.000 puestos de trabajo y costar a la economía estadounidense entre US$4500 y US$7500 millones por cada semana de duración.

“Las empresas se están preparando ya para redirigir los envíos y asegurar su suministro de contenedores, para no correr el riesgo de quedarse atrapadas en una costosa secuela de disrupciones” del tráfico marítimo, apuntó el jueves Roeloffs, señalando en concreto al pequeño comercio como uno de los sectores más perjudicados al no disponer de remanentes. Para minimizar el impacto potencial, MSC, una de las principales navieras, informó el jueves de posibles ajustes en las reservas, incluyendo traslados a otros buques o cancelaciones de la carga. También se reservará el derecho de no aceptar nuevas reservas de refrigerados en los puertos afectados si se concreta la huelga.

Hapag-Lloyd tiene previsto aplicar un “recargo por interrupción del trabajo en destino” a las importaciones destinadas al Golfo y la costa Este de Estados Unidos. Maersk ha impuesto un recargo similar que entrará en vigor el 21 de octubre, según fuera el impacto de la hipotética interrupción de la cadena de suministro. Otro operador importante, CMA-GCM, anunció el 17 de septiembre una serie de cambios en sus tarifas para los puertos, que entrarán en vigor el 11 de octubre.

La Asociación Internacional de Estibadores (ILA, en sus siglas en inglés) ha acusado este lunes a la alianza de empresarios que operan más de una docena de grandes puertos de Estados Unidos de bloquear las negociaciones y llevar a los trabajadores a una huelga masiva, con serios efectos en la cadena de suministro y unas pérdidas estimadas de hasta US$5000 millones por día. Es la primera huelga del sector en décadas, frente a la que algunas navieras ya han comenzado a cobrar sobretasas por “disrupción” del servicio ante el escenario más complicado para la cadena de abastecimiento desde la pandemia del coronavirus.

El sindicato de estibadores confirmó que 45.000 trabajadores abandonan sus puestos. La ILA representa a más de 85.000 trabajadores y negocia mejoras salariales con empresas, operadores de terminales y asociaciones portuarias representadas en la Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX, en sus siglas inglesas) desde el pasado mes de mayo; en la patronal están representadas importantes compañías extranjeras como la danesa Maersk y la china Cosco. “Los transportistas marítimos representados por USMX quieren disfrutar de los beneficios multimillonarios que están obteniendo en 2024, mientras que ofrecen a los trabajadores portuarios del ILA un paquete salarial inaceptable que rechazamos”, ha informado el sindicato mediante un comunicado.

Tanto Maersk como Cosco han sido blanco de las críticas de la ILA por no traducir parte de sus beneficios en mejores salarios para los estibadores. Cosco, por ejemplo, registró unos ingresos de US$63.220 millones en 2022, según cifras proporcionadas por el sindicato, mientras que Maersk se llevó más de US$51.000 millones en el mismo periodo. “Es vergonzoso que la mayoría de estas compañías navieras de propiedad extranjera se comporten así”, recogiendo beneficios sin dar nada a cambio, continúa el comunicado de los trabajadores. La probabilidad de la huelga no parece haber inquietado al mercado, ya que esta semana Maersk se apuntaba unas ganancias de un 3,91% y la estatal china Cosco, de un 2%.

“La congestión y los retrasos en estos grandes puertos afectarán gravemente a la disponibilidad de contenedores, aumentarán los costos y alterarán los horarios programados”, advirtió a sus clientes Christian Roeloffs, consejero delegado de ContainerxChange, que gestiona buena parte del mercado mundial de contenedores y trabaja con más de 1500 navieras.

La patronal presentó la semana pasada una denuncia por prácticas laborales desleales y solicitó a la Junta Nacional de Relaciones Laborales, el tribunal federal de arbitraje, que obligue al sindicato a reanudar la negociación. La Casa Blanca del presidente más prosindical de la historia reciente, Joe Biden, y varias agencias federales se han movilizado para reconducir a las partes a la mesa de negociación y evitar paros que podrían suponer un grave revés para la economía nacional. Según Mitre Corporation, la huelga, la primera desde 1977, afectaría a los puertos e instalaciones que gestionan aproximadamente el 51% de la capacidad portuaria total del país. Por extensión, un paro masivo tendría un claro efecto rebote en muchos sectores de la economía estadounidense, desde las importaciones de alimentos hasta los suministros para la industria de la automoción o la farmacéutica. Un potencial desabastecimiento se reflejaría de inmediato en un mayor costo de miles de productos, como sucedió con la disrupción global de las cadenas de suministro que siguió a la pandemia y que, entre otros factores, tanto contribuyó a alimentar la inflación. Un repunte de los precios en el caso de un paro prolongado sería una muy mala noticia para las expectativas electorales de la candidata demócrata Kamala Harris, además de un arma arrojadiza para su contrincante, el republicano Donald Trump.

El cálculo de daños potenciales por día de inactividad se cifra entre US$1000 y US$5000 millones, según un análisis del gigante ContainerXChange y el banco J.P. Morgan. Según Oxford Economics, una huelga prolongada podría afectar hasta a 100.000 puestos de trabajo y costar a la economía estadounidense entre US$4500 y US$7500 millones por cada semana de duración.

“Las empresas se están preparando ya para redirigir los envíos y asegurar su suministro de contenedores, para no correr el riesgo de quedarse atrapadas en una costosa secuela de disrupciones” del tráfico marítimo, apuntó el jueves Roeloffs, señalando en concreto al pequeño comercio como uno de los sectores más perjudicados al no disponer de remanentes. Para minimizar el impacto potencial, MSC, una de las principales navieras, informó el jueves de posibles ajustes en las reservas, incluyendo traslados a otros buques o cancelaciones de la carga. También se reservará el derecho de no aceptar nuevas reservas de refrigerados en los puertos afectados si se concreta la huelga.

Hapag-Lloyd tiene previsto aplicar un “recargo por interrupción del trabajo en destino” a las importaciones destinadas al Golfo y la costa Este de Estados Unidos. Maersk ha impuesto un recargo similar que entrará en vigor el 21 de octubre, según fuera el impacto de la hipotética interrupción de la cadena de suministro. Otro operador importante, CMA-GCM, anunció el 17 de septiembre una serie de cambios en sus tarifas para los puertos, que entrarán en vigor el 11 de octubre.

 La Casa Blanca insta a un acuerdo para que el paro no perturbe la cadena de suministros, pero el sindicato de estibadores confirmó que 45.000 trabajadores adhirieron a la iniciativa  LA NACION

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