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La Generación Dorada vuelve a juntarse después de 20 años y Rolling Stone cuenta la historia detrás de la épica medalla de oro de 2004 en los Juegos Olímpicos

“Manu Ginóbili se golpea el pecho. Del lado del corazón, claro. Desarma el puño y lleva los dedos índice y mayor de su mano derecha, como una tijera cerrada, a la boca. Sostiene el beso durante un segundo y lo larga mirando a cámara. Sonríe. Unos segundos antes, en el extremo opuesto de ese escalón, el más alto del podio olímpico, Rubén Wolkowyski hacía el mismo gesto. Exactamente igual. Golpearse el pecho, tirarle un beso a la cámara, sonreír. Ninguno de los dos sabía qué estaba haciendo el otro porque entre medio había otros diez jugadores que festejaban también. A los gritos, a los saltos, a los abrazos, a los llantos… como les salía. ‘Porque no hay nadie en el mundo que esté viviendo lo que estás viviendo vos’, le dice Manu Ginóbili a Rolling Stone desde San Antonio, Texas, a 20 años de una de las gestas más impensadas en la historia del deporte mundial. Argentina había ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, algo que nadie se había atrevido a soñar desde que Estados Unidos decidió armar su selección nacional con jugadores de la NBA en 1992. Y los 12 jugadores responsables de la hazaña hacían equilibrio para no caerse de un podio que apenas podía contenerlos. Nacía así la Generación Dorada”.

Así comienza la nota que llevó por primera vez al básquet argentino a la tapa de la edición local de la revista Rolling Stone de este mes. Antes de juntarse por primera vez después de 20 años, en el marco de una celebración/partido que se realizará el 2 de noviembre en Parque Roca, los protagonistas de esta leyenda se reunieron para recordar la saga de básquet, trabajo, talento y amistad que los llevó a lo más alto del deporte nacional.

“Los buenos equipos acomodan sus cosas y logran funcionar en busca del bien común, pero no es que el equipo estuvo exento de egos. Nadie venía y decía: ‘Bueno, tranquilo, vos sos mejor’, en una especie de altruismo. Las cosas se fueron llevando naturalmente como en todos los equipos, y eso trajo conflictos”, cuenta Luis Scola en otro de los tramos del artículo escrito por Sebastián Chaves, que resulta una mirada distinta para una historia conocida.

Leé la nota completa acá (https://es.rollingstone.com/arg-el-ultimo-baile-de-la-generacion-dorada/) y desde hoy conseguí este número especial de Rolling Stone en todos los kioscos.

“Manu Ginóbili se golpea el pecho. Del lado del corazón, claro. Desarma el puño y lleva los dedos índice y mayor de su mano derecha, como una tijera cerrada, a la boca. Sostiene el beso durante un segundo y lo larga mirando a cámara. Sonríe. Unos segundos antes, en el extremo opuesto de ese escalón, el más alto del podio olímpico, Rubén Wolkowyski hacía el mismo gesto. Exactamente igual. Golpearse el pecho, tirarle un beso a la cámara, sonreír. Ninguno de los dos sabía qué estaba haciendo el otro porque entre medio había otros diez jugadores que festejaban también. A los gritos, a los saltos, a los abrazos, a los llantos… como les salía. ‘Porque no hay nadie en el mundo que esté viviendo lo que estás viviendo vos’, le dice Manu Ginóbili a Rolling Stone desde San Antonio, Texas, a 20 años de una de las gestas más impensadas en la historia del deporte mundial. Argentina había ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, algo que nadie se había atrevido a soñar desde que Estados Unidos decidió armar su selección nacional con jugadores de la NBA en 1992. Y los 12 jugadores responsables de la hazaña hacían equilibrio para no caerse de un podio que apenas podía contenerlos. Nacía así la Generación Dorada”.

Así comienza la nota que llevó por primera vez al básquet argentino a la tapa de la edición local de la revista Rolling Stone de este mes. Antes de juntarse por primera vez después de 20 años, en el marco de una celebración/partido que se realizará el 2 de noviembre en Parque Roca, los protagonistas de esta leyenda se reunieron para recordar la saga de básquet, trabajo, talento y amistad que los llevó a lo más alto del deporte nacional.

“Los buenos equipos acomodan sus cosas y logran funcionar en busca del bien común, pero no es que el equipo estuvo exento de egos. Nadie venía y decía: ‘Bueno, tranquilo, vos sos mejor’, en una especie de altruismo. Las cosas se fueron llevando naturalmente como en todos los equipos, y eso trajo conflictos”, cuenta Luis Scola en otro de los tramos del artículo escrito por Sebastián Chaves, que resulta una mirada distinta para una historia conocida.

Leé la nota completa acá (https://es.rollingstone.com/arg-el-ultimo-baile-de-la-generacion-dorada/) y desde hoy conseguí este número especial de Rolling Stone en todos los kioscos.

 “Manu Ginóbili se golpea el pecho. Del lado del corazón, claro. Desarma el puño y lleva los dedos índice y mayor de su mano derecha, como una tijera cerrada, a la boca. Sostiene el beso durante un segundo y lo larga mirando a cámara. Sonríe. Unos segundos antes, en el extremo opuesto de ese escalón, el más alto del podio olímpico, Rubén Wolkowyski hacía el mismo gesto. Exactamente igual. Golpearse el pecho, tirarle un beso a la cámara, sonreír. Ninguno de los dos sabía qué estaba haciendo el otro porque entre medio había otros diez jugadores que festejaban también. A los gritos, a los saltos, a los abrazos, a los llantos… como les salía. ‘Porque no hay nadie en el mundo que esté viviendo lo que estás viviendo vos’, le dice Manu Ginóbili a Rolling Stone desde San Antonio, Texas, a 20 años de una de las gestas más impensadas en la historia del deporte mundial. Argentina había ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, algo que nadie se había atrevido a soñar desde que Estados Unidos decidió armar su selección nacional con jugadores de la NBA en 1992. Y los 12 jugadores responsables de la hazaña hacían equilibrio para no caerse de un podio que apenas podía contenerlos. Nacía así la Generación Dorada”.Así comienza la nota que llevó por primera vez al básquet argentino a la tapa de la edición local de la revista Rolling Stone de este mes. Antes de juntarse por primera vez después de 20 años, en el marco de una celebración/partido que se realizará el 2 de noviembre en Parque Roca, los protagonistas de esta leyenda se reunieron para recordar la saga de básquet, trabajo, talento y amistad que los llevó a lo más alto del deporte nacional.“Los buenos equipos acomodan sus cosas y logran funcionar en busca del bien común, pero no es que el equipo estuvo exento de egos. Nadie venía y decía: ‘Bueno, tranquilo, vos sos mejor’, en una especie de altruismo. Las cosas se fueron llevando naturalmente como en todos los equipos, y eso trajo conflictos”, cuenta Luis Scola en otro de los tramos del artículo escrito por Sebastián Chaves, que resulta una mirada distinta para una historia conocida.Leé la nota completa acá (https://es.rollingstone.com/arg-el-ultimo-baile-de-la-generacion-dorada/) y desde hoy conseguí este número especial de Rolling Stone en todos los kioscos.  LA NACION

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