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Crisis en la CGT: renunció el kirchnerista Mario Manrique a la secretaría gremial

Mario Manrique renunció hoy por escrito a su cargo de secretario gremial de la CGT. El dirigente del Smata y diputado nacional de Unión por la Patria se va después de hacer públicas sus diferencias con la conducción cegetista por la negociación que abrió con la gestión de Javier Milei. Podría seguirle sus pasos Pablo Moyano, crítico también de sus colegas del consejo directivo.

El lugar de Manrique en el consejo directivo de la CGT será ocupado por Laura Gisele Lorenzo, también del gremio de mecánicos.

“Hoy tenemos una conducción en la CGT que no es clara en sus acciones. No tenemos claro qué se está discutiendo, con quién se está hablando y cuáles son los objetivos que se persiguen. Eso hace que algunos pensemos distintos, entendamos que las cosas se tienen que traccionar desde otro lugar, de otra manera y tomar decisiones del conjunto, cosa que no se está haciendo. Por eso decidí alejarme de la conducción de la CGT”, dijo Manrique la semana en declaraciones radiales, abriendo la puerta para el adiós.

Y agregó: “Es hora de que los dirigentes empecemos a tomar las decisiones y ocupar los lugares donde debemos estar. Lamentablemente no me identifico con la forma de conducir que tiene hoy la CGT. Volvieron otra vez a esa forma cerrada donde cuatro o cinco dirigentes definen por todo el grupo de organización”. Luego, en diálogo con LA NACION, ratificó su postura: “No puedo compartir una conducción que se maneja de una forma totalmente contraria a lo que yo siento y considero.

Manrique tiene 62 años y es diputado nacional, alienado con el kirchnerismo. Ocupa un cargo el consejo directivo del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) desde el año 2000. Fue vocal, secretario de Organización y en 2008 llegó a ser el número dos del histórico José Rodríguez, quien tuvo al gremio en un puño durante 36 años. La muerte de Rodríguez por una enfermedad ubicó unos meses después a Manrique al mando del sindicato de manera transitoria. Un problema de salud lo obligó a dar un paso al costado y fue ahí cuando acordó con Ricardo Pignanelli para que sea su sucesor. Hoy es su adjunto, una suerte de número dos. En el ajedrez interno de la CGT jugó siempre con Pablo Moyano, con quien comparte el perfil combativo. Ambos empujaron hasta la semana pasada para activar un paro general, el tercero, contra la gestión de Milei.

A pesar de sus críticas a la conducción cegetista, sobre todo al sector de “los Gordos” (grandes gremios de servicios), que lidera Héctor Daer, y al grupo de los autodenominados “independientes” (Uocra, UPCN y AySA), Manrique se limitó en su carta de renuncia a expresar que deja el cargo por sus responsabilidades como número dos del Smata.

Manrique, que amenazó con “prenderles fuego a los empresarios” que se reunieron con Milei en el Llao Llao, justifica su vehemente defensa del kirchnerismo en las estadísticas de empleabilidad en su sector. Reforzó su alineamiento cuando se sumó al gremialismo militante que impulsó la protesta a la Corte Suprema para denunciar una supuesta persecución contra la exvicepresidenta y denunciar una “mafia judicial”. Es hoy también una de las voces del operativo clamor para que Cristina presida el Partido Justicialista.

Mario Manrique renunció hoy por escrito a su cargo de secretario gremial de la CGT. El dirigente del Smata y diputado nacional de Unión por la Patria se va después de hacer públicas sus diferencias con la conducción cegetista por la negociación que abrió con la gestión de Javier Milei. Podría seguirle sus pasos Pablo Moyano, crítico también de sus colegas del consejo directivo.

El lugar de Manrique en el consejo directivo de la CGT será ocupado por Laura Gisele Lorenzo, también del gremio de mecánicos.

“Hoy tenemos una conducción en la CGT que no es clara en sus acciones. No tenemos claro qué se está discutiendo, con quién se está hablando y cuáles son los objetivos que se persiguen. Eso hace que algunos pensemos distintos, entendamos que las cosas se tienen que traccionar desde otro lugar, de otra manera y tomar decisiones del conjunto, cosa que no se está haciendo. Por eso decidí alejarme de la conducción de la CGT”, dijo Manrique la semana en declaraciones radiales, abriendo la puerta para el adiós.

Y agregó: “Es hora de que los dirigentes empecemos a tomar las decisiones y ocupar los lugares donde debemos estar. Lamentablemente no me identifico con la forma de conducir que tiene hoy la CGT. Volvieron otra vez a esa forma cerrada donde cuatro o cinco dirigentes definen por todo el grupo de organización”. Luego, en diálogo con LA NACION, ratificó su postura: “No puedo compartir una conducción que se maneja de una forma totalmente contraria a lo que yo siento y considero.

Manrique tiene 62 años y es diputado nacional, alienado con el kirchnerismo. Ocupa un cargo el consejo directivo del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) desde el año 2000. Fue vocal, secretario de Organización y en 2008 llegó a ser el número dos del histórico José Rodríguez, quien tuvo al gremio en un puño durante 36 años. La muerte de Rodríguez por una enfermedad ubicó unos meses después a Manrique al mando del sindicato de manera transitoria. Un problema de salud lo obligó a dar un paso al costado y fue ahí cuando acordó con Ricardo Pignanelli para que sea su sucesor. Hoy es su adjunto, una suerte de número dos. En el ajedrez interno de la CGT jugó siempre con Pablo Moyano, con quien comparte el perfil combativo. Ambos empujaron hasta la semana pasada para activar un paro general, el tercero, contra la gestión de Milei.

A pesar de sus críticas a la conducción cegetista, sobre todo al sector de “los Gordos” (grandes gremios de servicios), que lidera Héctor Daer, y al grupo de los autodenominados “independientes” (Uocra, UPCN y AySA), Manrique se limitó en su carta de renuncia a expresar que deja el cargo por sus responsabilidades como número dos del Smata.

Manrique, que amenazó con “prenderles fuego a los empresarios” que se reunieron con Milei en el Llao Llao, justifica su vehemente defensa del kirchnerismo en las estadísticas de empleabilidad en su sector. Reforzó su alineamiento cuando se sumó al gremialismo militante que impulsó la protesta a la Corte Suprema para denunciar una supuesta persecución contra la exvicepresidenta y denunciar una “mafia judicial”. Es hoy también una de las voces del operativo clamor para que Cristina presida el Partido Justicialista.

 El dirgente del Smata y diputado nacional se aleja de la central obrera por las diferencias que mantiene con la cúpula tras el diálogo que se abrió con el Gobierno  LA NACION

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