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Belgrano vs. Newman: la diferencia entre el éxtasis y la crueldad puede ser demasiado delgada

Belgrano se impuso por 28-27 a Newman y se clasificó finalista del Top 12 de la URBA. Su rival en la definición del próximo sábado, que también tendrá lugar en la cancha de CASI, será el que triunfe este domingo entre San Isidro Club y Alumni, los adversarios que definieron el título de campeón en la temporada anterior.

El tanteador favorable a Belgrano es cosa juzgada. No se puede cambiarlo. Pero detrás de ese resultado hay una historia trepidante, oscilante, emotiva, plena de suspenso y dramatismo. Un partido jugado con el corazón en la mano y la angustia en la garganta. Una historia, también, con el final de siempre. A la cual, a esta altura de los acontecimientos, no se le encuentra una explicación racional. Ya poco importa si Newman juega bien o no, si cambia su estilo para encarar estas instancias decisivas o sigue fiel a sus preceptos.

El asunto va más allá de todo. Trasciende las actuaciones individuales, supera el rendimiento colectivo. Y ese desenlace triste para el club de Benavídez, inexplicable, insólito, injusto, impiadoso, se hizo costumbre en los últimos años. Debe de ser un maleficio. Una maldición. Ésta fue la sexta ocasión seguida en la cual el equipo de camiseta bordó y naranja se quedó al margen del torneo en una semifinal y por un punto. “Cosa ‘e mandinga”, decía, resignado, un grupo de amigos en la tribuna. No hay entrega, garra, sacrificio, voluntad, fuerza interior para sobreponerse a los malos momentos o a los errores no forzados que logre torcer la cruel realidad, como controlada caprichosamente por la providencia. Ya no hay argumentaciones posibles. No. No existen los motivos. El desenlace de este sábado a la tardecita traspasó todos los límites.

El mejor jugador de la URBA, o uno de los tres mejores, Gonzalo Gutiérrez Taboada, de intachable trayectoria amateur, tenía en su prodigiosa pegada el pase de etapa, el quiebre del embrujo de las semis. La posibilidad de alejar de un derechazo los fantasmas que acorralan al equipo desde hace bastante tiempo. Un penal casi de frente a los palos, pasado un par de metros de la línea de 10 yardas. Uno de esos penales que Scooby suele acertar como con los ojos cerrados, y por decenas, durante el campeonato.

Belgrano maldecía su mala suerte por ese penal concedido un puñado de segundos antes de la hora final, ganando por un tanto. Nadie de amarillo y marrón quería mirar la ejecución del apertura de Newman. Pero el disparo del crack de 37 años esquivó maliciosamente los postes, y los rivales estallaron en un grito rabioso, estruendoso, feliz. A cada uno le volvió el alma al cuerpos vacío por la desazón. En cambio, en el equipo que hasta entonces estaba envalentonado por haber volcado en favor un partido complicadísimo, el mundo volvió a desmoronarse. Con ese penal, tan factible para el 10, se iba a recuperar la delantera en el marcador y a sellar el pasaje al sábado de consagración. Pero los corazones rotos comenzaron a rodar por el césped de la Catedral.

El resultado final suele acomodar conceptos, a veces maliciosamente. El ganador suele llevarse la adjudicación de méritos y las palmadas de felicitación, mientras que el derrotado se aleja silbando bajito, con la cabeza gacha, aturdido, apesadumbrado, como si hubiese hecho mal todo. Un punto, en este caso, y en tantos otros, cambia el análisis. Pero la verdad del que gana suele tener matices. No es, o no debe ser, todo blanco para el que sonríe ni todo negro para aquel que padece el dolor de la frustración.

Newman empezó jugando muy bien, Seriamente. Sólido en todos los aspectos, incisivo en el ataque, contundente en la defensa y con el propio Gutiérrez Taboeada poniendo al equipo al borde del primer try, con un kick de exposición. Luego, otra vez en franca ofensiva, una intercepción a un pase de Scooby por parte del escurridizo wing Ignacio Díaz terminó en el otro in-goal. Entonces hubo un quiebre. A Newman lo invadieron las dudas; a Belgrano lo levantaron las certezas.

Y el partido se volvió caótico. Belgrano dominante, Newman atormentado. Así, un rato largo. Sin embargo, el corazón bordó, que late por Jerónimo Ureta, por Marcelo Brandi, por Rodrígo Díaz de Vivar, con el flujo sanguíneo de ese grupo de veintipico de jugadores que jamás se entrega, sacó del ostracismo al Cardenal, lo metió de prepo en el partido y lo dejó a las puertas del cielo.

Compacto de la primera semifinal del Top 12

Belgrano también hizo méritos. Empezó avasallado, sin reacción, y esa jugada de la intercepción lo despabiló. Sacó a relucir las cualidades mostradas durante todo el año y redujo a Newman. “Estos chicos no se entregan nunca. Pelean hasta el último instante, aunque la mano venga mal”, comentaba Alejandro Cubelli hace unos meses para LA NACION. Su hijo, Tomás, medio-scrum durante 65 minutos ante Newman, tomó la palabra al concretarse el triunfo, y lo primero que hizo fue reconocer al rival y hacia “ese pedazo de crack que es Scooby”. El 9 destacó: “Newman es un equipazo. Nosotros vinimos acá a llevar el partido al límite. Y fue un partido de ratitos. Pero bueno: se nos dio”.

Belgrano festeja por méritos propios y errores ajenos. Newman pide urgentemente un careo con la justicia.

Síntesis de Belgrano 28 vs. Newman 27

Belgrano: Juan Landó; Pedro Arana, Tomás Etchepare, Martín Arana e Ignacio Díaz; Juan Aparicio y Tomás Cubelli; Julián Rebussone, Joaquín Moro y Joaquín De la Serna; Augusto Vaccarino y Juan Penoucos; Lisandro García Dragui, Francisco Lusarreta y Francisco Ferronato (capitán).Cambios: ST, 16 minutos, Franco Vega por Rebussone; 22, Luciano Tecca por Penoucos y Santiago García Bottazzini por Ferronato; 25, Ignacio Marino por Cubelli; 31, Santino Ruzzante por Etchepare, y 32, Tobías Bernabé por Pedro Arana y Eliseo Marchetti por García Dragui.Suplentes: Santiago Villegas, Mikael Bloom Quesada y Theo Blacksley.Entrenadores: Guillermo Tramezzani, Luis Gradin y Francisco Gradin.Newman: Francisco Ulloa; Santiago Marolda, Juan Bilotte, Benjamín Lanfranco y Justo Ortiz Basualdo; Gonzalo Gutiérrez Taboada y Lucas Marguery (capitán); Mateo Montoya, Rodrigo Díaz de Vivar y Joaquín De la Vega; Alejandro Urtubey y Jerónimo Ureta; Bautista Bosch, Marcelo Brandi y Miguel Prince.Cambios: STm 12 minutos, Fermín Perkins por Brandi, Tomás Keena por Ulloa y Manuel Lozano por Bosch; 20, Silvestre Casa por Bilotte y Pablo Cardinal por Urtubey, y 25, Faustino Santarelli por Montoya.Suplentes: Luciano Borio.Entrenadores: Alfredo Cordone, Marcelo Torres y Javier Urtubey.Primer tiempo: 16 minutos, gol de Gutiérrez Taboada por try de Bosch (N); 22, penal de Gutiérrez Taboada (N); 26, gol de Landó por try de Díaz (B); 33, penal de Landó (B), y 37, gol de Landó por try de Aparicio (B). Resultado parcial: Belgrano 17 vs. Newman 10.Segundo tiempo: 3 minutos, penal de Landó (B); 9, penal de Gutiérrez Taboada (N); 13, try de Pedro Arana (B); 25, gol de Gutiérrez Taboada por try de Marolda (N); 33, gol de Gutiérrez Taboada por try de Ureta (N), y 36, penal de Landó (B). Resultado parcial: Belgrano 11 vs. Newman 17.Árbitro: Pablo Deluca (h.).Cancha: CASI.

Belgrano se impuso por 28-27 a Newman y se clasificó finalista del Top 12 de la URBA. Su rival en la definición del próximo sábado, que también tendrá lugar en la cancha de CASI, será el que triunfe este domingo entre San Isidro Club y Alumni, los adversarios que definieron el título de campeón en la temporada anterior.

El tanteador favorable a Belgrano es cosa juzgada. No se puede cambiarlo. Pero detrás de ese resultado hay una historia trepidante, oscilante, emotiva, plena de suspenso y dramatismo. Un partido jugado con el corazón en la mano y la angustia en la garganta. Una historia, también, con el final de siempre. A la cual, a esta altura de los acontecimientos, no se le encuentra una explicación racional. Ya poco importa si Newman juega bien o no, si cambia su estilo para encarar estas instancias decisivas o sigue fiel a sus preceptos.

El asunto va más allá de todo. Trasciende las actuaciones individuales, supera el rendimiento colectivo. Y ese desenlace triste para el club de Benavídez, inexplicable, insólito, injusto, impiadoso, se hizo costumbre en los últimos años. Debe de ser un maleficio. Una maldición. Ésta fue la sexta ocasión seguida en la cual el equipo de camiseta bordó y naranja se quedó al margen del torneo en una semifinal y por un punto. “Cosa ‘e mandinga”, decía, resignado, un grupo de amigos en la tribuna. No hay entrega, garra, sacrificio, voluntad, fuerza interior para sobreponerse a los malos momentos o a los errores no forzados que logre torcer la cruel realidad, como controlada caprichosamente por la providencia. Ya no hay argumentaciones posibles. No. No existen los motivos. El desenlace de este sábado a la tardecita traspasó todos los límites.

El mejor jugador de la URBA, o uno de los tres mejores, Gonzalo Gutiérrez Taboada, de intachable trayectoria amateur, tenía en su prodigiosa pegada el pase de etapa, el quiebre del embrujo de las semis. La posibilidad de alejar de un derechazo los fantasmas que acorralan al equipo desde hace bastante tiempo. Un penal casi de frente a los palos, pasado un par de metros de la línea de 10 yardas. Uno de esos penales que Scooby suele acertar como con los ojos cerrados, y por decenas, durante el campeonato.

Belgrano maldecía su mala suerte por ese penal concedido un puñado de segundos antes de la hora final, ganando por un tanto. Nadie de amarillo y marrón quería mirar la ejecución del apertura de Newman. Pero el disparo del crack de 37 años esquivó maliciosamente los postes, y los rivales estallaron en un grito rabioso, estruendoso, feliz. A cada uno le volvió el alma al cuerpos vacío por la desazón. En cambio, en el equipo que hasta entonces estaba envalentonado por haber volcado en favor un partido complicadísimo, el mundo volvió a desmoronarse. Con ese penal, tan factible para el 10, se iba a recuperar la delantera en el marcador y a sellar el pasaje al sábado de consagración. Pero los corazones rotos comenzaron a rodar por el césped de la Catedral.

El resultado final suele acomodar conceptos, a veces maliciosamente. El ganador suele llevarse la adjudicación de méritos y las palmadas de felicitación, mientras que el derrotado se aleja silbando bajito, con la cabeza gacha, aturdido, apesadumbrado, como si hubiese hecho mal todo. Un punto, en este caso, y en tantos otros, cambia el análisis. Pero la verdad del que gana suele tener matices. No es, o no debe ser, todo blanco para el que sonríe ni todo negro para aquel que padece el dolor de la frustración.

Newman empezó jugando muy bien, Seriamente. Sólido en todos los aspectos, incisivo en el ataque, contundente en la defensa y con el propio Gutiérrez Taboeada poniendo al equipo al borde del primer try, con un kick de exposición. Luego, otra vez en franca ofensiva, una intercepción a un pase de Scooby por parte del escurridizo wing Ignacio Díaz terminó en el otro in-goal. Entonces hubo un quiebre. A Newman lo invadieron las dudas; a Belgrano lo levantaron las certezas.

Y el partido se volvió caótico. Belgrano dominante, Newman atormentado. Así, un rato largo. Sin embargo, el corazón bordó, que late por Jerónimo Ureta, por Marcelo Brandi, por Rodrígo Díaz de Vivar, con el flujo sanguíneo de ese grupo de veintipico de jugadores que jamás se entrega, sacó del ostracismo al Cardenal, lo metió de prepo en el partido y lo dejó a las puertas del cielo.

Compacto de la primera semifinal del Top 12

Belgrano también hizo méritos. Empezó avasallado, sin reacción, y esa jugada de la intercepción lo despabiló. Sacó a relucir las cualidades mostradas durante todo el año y redujo a Newman. “Estos chicos no se entregan nunca. Pelean hasta el último instante, aunque la mano venga mal”, comentaba Alejandro Cubelli hace unos meses para LA NACION. Su hijo, Tomás, medio-scrum durante 65 minutos ante Newman, tomó la palabra al concretarse el triunfo, y lo primero que hizo fue reconocer al rival y hacia “ese pedazo de crack que es Scooby”. El 9 destacó: “Newman es un equipazo. Nosotros vinimos acá a llevar el partido al límite. Y fue un partido de ratitos. Pero bueno: se nos dio”.

Belgrano festeja por méritos propios y errores ajenos. Newman pide urgentemente un careo con la justicia.

Síntesis de Belgrano 28 vs. Newman 27

Belgrano: Juan Landó; Pedro Arana, Tomás Etchepare, Martín Arana e Ignacio Díaz; Juan Aparicio y Tomás Cubelli; Julián Rebussone, Joaquín Moro y Joaquín De la Serna; Augusto Vaccarino y Juan Penoucos; Lisandro García Dragui, Francisco Lusarreta y Francisco Ferronato (capitán).Cambios: ST, 16 minutos, Franco Vega por Rebussone; 22, Luciano Tecca por Penoucos y Santiago García Bottazzini por Ferronato; 25, Ignacio Marino por Cubelli; 31, Santino Ruzzante por Etchepare, y 32, Tobías Bernabé por Pedro Arana y Eliseo Marchetti por García Dragui.Suplentes: Santiago Villegas, Mikael Bloom Quesada y Theo Blacksley.Entrenadores: Guillermo Tramezzani, Luis Gradin y Francisco Gradin.Newman: Francisco Ulloa; Santiago Marolda, Juan Bilotte, Benjamín Lanfranco y Justo Ortiz Basualdo; Gonzalo Gutiérrez Taboada y Lucas Marguery (capitán); Mateo Montoya, Rodrigo Díaz de Vivar y Joaquín De la Vega; Alejandro Urtubey y Jerónimo Ureta; Bautista Bosch, Marcelo Brandi y Miguel Prince.Cambios: STm 12 minutos, Fermín Perkins por Brandi, Tomás Keena por Ulloa y Manuel Lozano por Bosch; 20, Silvestre Casa por Bilotte y Pablo Cardinal por Urtubey, y 25, Faustino Santarelli por Montoya.Suplentes: Luciano Borio.Entrenadores: Alfredo Cordone, Marcelo Torres y Javier Urtubey.Primer tiempo: 16 minutos, gol de Gutiérrez Taboada por try de Bosch (N); 22, penal de Gutiérrez Taboada (N); 26, gol de Landó por try de Díaz (B); 33, penal de Landó (B), y 37, gol de Landó por try de Aparicio (B). Resultado parcial: Belgrano 17 vs. Newman 10.Segundo tiempo: 3 minutos, penal de Landó (B); 9, penal de Gutiérrez Taboada (N); 13, try de Pedro Arana (B); 25, gol de Gutiérrez Taboada por try de Marolda (N); 33, gol de Gutiérrez Taboada por try de Ureta (N), y 36, penal de Landó (B). Resultado parcial: Belgrano 11 vs. Newman 17.Árbitro: Pablo Deluca (h.).Cancha: CASI. La patada del experto Gonzalo Gutiérrez Taboada debía ser, como tantas, definitoria, pero la semifinal del Top 12 terminó siendo la sexta seguida que el Cardenal perdió por un punto  LA NACION

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