Más verde, mejor vida
Uno de los objetivos de desarrollo sostenible propuesto por la ONU (ODS) considera la provisión de acceso universal a espacios verdes y públicos, seguros, inclusivos y accesibles para 2030. Frente al cambio climático y la suba de las temperaturas, con origen también en urbanizaciones crecientes, el análisis sobre los efectos en la salud de la población no son aún del todo conocidos.
Cada vez hay más estudios dirigidos a averiguar cómo crear entornos más sostenibles y saludables. Un informe de ISGlobal de julio pasado en la revista The Lancet Planetary Health, que analizó casi mil urbes europeas, plantea que las ciudades más verdes reducen los niveles de contaminación atmosférica, amortiguan el impacto del calor urbano y reducen las tasas de mortalidad de la población.
Según datos de las Naciones Unidas, en Europa se producen unas 400.000 muertes prematuras por la contaminación atmosférica.
A más verde y menor densidad de población, menos tránsito, menos contaminación, menos calores extremos y menos muertes. Tales serían los casos de Helsinki, Rennes y Estocolmo. También se pondera el potencial de ciudades compactas como Barcelona, París y Basilea, con mucha población en espacios reducidos que facilitan la movilidad, en tanto prioricen también los espacios verdes.
Una revisión de buena parte de la información disponible entre 2000 y 2022, incluidos estudios epidemiológicos, de modelado y simulación, así como investigaciones experimentales y análisis cuantitativos, encarada por la Escuela de Higiene y Medicina tropical del Reino Unido en colaboración con la Universidad Aga Khan de Pakistán, se publicó en la revista BMJ Open. La conclusión fue que los parques y árboles urbanos podrían ayudar a compensar el pernicioso efecto de las altas temperaturas sobre la salud aun cuando se requiere más investigación para establecer causas.
La vegetación urbana contribuye también a una mejor salud mental y al bienestar por cuanto contrarresta los efectos negativos de las altas temperaturas sobre la población.
Las áreas con más espacios verdes tienen tasas más bajas de enfermedades y muertes relacionadas con el calor respecto de las que no cuentan con ellos, particularmente entre grupos vulnerables. No hay soluciones únicas, solo fórmulas recomendadas. Cada ciudad debe llevar adelante estudios específicos para diseñar soluciones. En todos los casos se debe tener en cuenta que las zonas verdes urbanas facilitan la actividad física, reducen el estrés, protegen frente al ruido y ofrecen oportunidades para la sociabilización y la recreación.
El gobierno porteño lleva adelante un plan de puesta en valor de los espacios verdes por parte del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, en coordinación con la Subsecretaría de Gestión Comunal.
Todo lo que se encare para contribuir a la sostenibilidad de la ciudad redundará no solo en beneficios sociales y económicos, sino también en más salud y bienestar para todos.
Uno de los objetivos de desarrollo sostenible propuesto por la ONU (ODS) considera la provisión de acceso universal a espacios verdes y públicos, seguros, inclusivos y accesibles para 2030. Frente al cambio climático y la suba de las temperaturas, con origen también en urbanizaciones crecientes, el análisis sobre los efectos en la salud de la población no son aún del todo conocidos.
Cada vez hay más estudios dirigidos a averiguar cómo crear entornos más sostenibles y saludables. Un informe de ISGlobal de julio pasado en la revista The Lancet Planetary Health, que analizó casi mil urbes europeas, plantea que las ciudades más verdes reducen los niveles de contaminación atmosférica, amortiguan el impacto del calor urbano y reducen las tasas de mortalidad de la población.
Según datos de las Naciones Unidas, en Europa se producen unas 400.000 muertes prematuras por la contaminación atmosférica.
A más verde y menor densidad de población, menos tránsito, menos contaminación, menos calores extremos y menos muertes. Tales serían los casos de Helsinki, Rennes y Estocolmo. También se pondera el potencial de ciudades compactas como Barcelona, París y Basilea, con mucha población en espacios reducidos que facilitan la movilidad, en tanto prioricen también los espacios verdes.
Una revisión de buena parte de la información disponible entre 2000 y 2022, incluidos estudios epidemiológicos, de modelado y simulación, así como investigaciones experimentales y análisis cuantitativos, encarada por la Escuela de Higiene y Medicina tropical del Reino Unido en colaboración con la Universidad Aga Khan de Pakistán, se publicó en la revista BMJ Open. La conclusión fue que los parques y árboles urbanos podrían ayudar a compensar el pernicioso efecto de las altas temperaturas sobre la salud aun cuando se requiere más investigación para establecer causas.
La vegetación urbana contribuye también a una mejor salud mental y al bienestar por cuanto contrarresta los efectos negativos de las altas temperaturas sobre la población.
Las áreas con más espacios verdes tienen tasas más bajas de enfermedades y muertes relacionadas con el calor respecto de las que no cuentan con ellos, particularmente entre grupos vulnerables. No hay soluciones únicas, solo fórmulas recomendadas. Cada ciudad debe llevar adelante estudios específicos para diseñar soluciones. En todos los casos se debe tener en cuenta que las zonas verdes urbanas facilitan la actividad física, reducen el estrés, protegen frente al ruido y ofrecen oportunidades para la sociabilización y la recreación.
El gobierno porteño lleva adelante un plan de puesta en valor de los espacios verdes por parte del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, en coordinación con la Subsecretaría de Gestión Comunal.
Todo lo que se encare para contribuir a la sostenibilidad de la ciudad redundará no solo en beneficios sociales y económicos, sino también en más salud y bienestar para todos.
Uno de los objetivos de desarrollo sostenible propuesto por la ONU (ODS) considera la provisión de acceso universal a espacios verdes y públicos, seguros, inclusivos y accesibles para 2030. Frente al cambio climático y la suba de las temperaturas, con origen también en urbanizaciones crecientes, el análisis sobre los efectos en la salud de la población no son aún del todo conocidos.Cada vez hay más estudios dirigidos a averiguar cómo crear entornos más sostenibles y saludables. Un informe de ISGlobal de julio pasado en la revista The Lancet Planetary Health, que analizó casi mil urbes europeas, plantea que las ciudades más verdes reducen los niveles de contaminación atmosférica, amortiguan el impacto del calor urbano y reducen las tasas de mortalidad de la población.Según datos de las Naciones Unidas, en Europa se producen unas 400.000 muertes prematuras por la contaminación atmosférica. A más verde y menor densidad de población, menos tránsito, menos contaminación, menos calores extremos y menos muertes. Tales serían los casos de Helsinki, Rennes y Estocolmo. También se pondera el potencial de ciudades compactas como Barcelona, París y Basilea, con mucha población en espacios reducidos que facilitan la movilidad, en tanto prioricen también los espacios verdes.Una revisión de buena parte de la información disponible entre 2000 y 2022, incluidos estudios epidemiológicos, de modelado y simulación, así como investigaciones experimentales y análisis cuantitativos, encarada por la Escuela de Higiene y Medicina tropical del Reino Unido en colaboración con la Universidad Aga Khan de Pakistán, se publicó en la revista BMJ Open. La conclusión fue que los parques y árboles urbanos podrían ayudar a compensar el pernicioso efecto de las altas temperaturas sobre la salud aun cuando se requiere más investigación para establecer causas.La vegetación urbana contribuye también a una mejor salud mental y al bienestar por cuanto contrarresta los efectos negativos de las altas temperaturas sobre la población. Las áreas con más espacios verdes tienen tasas más bajas de enfermedades y muertes relacionadas con el calor respecto de las que no cuentan con ellos, particularmente entre grupos vulnerables. No hay soluciones únicas, solo fórmulas recomendadas. Cada ciudad debe llevar adelante estudios específicos para diseñar soluciones. En todos los casos se debe tener en cuenta que las zonas verdes urbanas facilitan la actividad física, reducen el estrés, protegen frente al ruido y ofrecen oportunidades para la sociabilización y la recreación.El gobierno porteño lleva adelante un plan de puesta en valor de los espacios verdes por parte del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, en coordinación con la Subsecretaría de Gestión Comunal.Todo lo que se encare para contribuir a la sostenibilidad de la ciudad redundará no solo en beneficios sociales y económicos, sino también en más salud y bienestar para todos. LA NACION