Francisco Comesaña en el Río Open, un chapuzón en el mar y meditación para perder los nervios y lograr la mejor victoria de su vida

RÍO DE JANEIRO.- Ya habían pasado más de 45 minutos desde la confirmación de la mejor victoria de su vida, ante el N° 2, el alemán Alexander Zverev; también había estado firmando decenas de autógrafos en medio de una efervescente salida de la cancha central del ATP 500 de Río, cuando Francisco Comesaña entró en el microcine del Jockey Club Brasileiro, se sentó ante la prensa y, el primer concepto que soltó, fue: “Tengo que agradecerle a mi entrenador, a Guti [Sebastián Gutiérrez], por haber hecho que pudiera entrar en la cancha y confiar, porque sabía que el partido iba a ser difícil. Pero más allá de eso, disfruté de jugar mi mejor tenis. Me levanté hoy diciendo que iba a disfrutar; no sé cuándo iba a ser la próxima vez que pudiera jugar contra Zverev o un número 2 del mundo”.
El Tiburón, como le gusta que lo apoden ahora ya que el mote “reúne un poco de todo” (sus orígenes en Mar del Plata y el apodo de Aldosivi, club del que es hincha), alcanzó por primera vez las semifinales de un ATP. Se convirtió en el segundo argentino en derrotar a Sascha Zverev en semanas consecutivas (Francisco Cerúndolo lo hizo en los cuartos de final de Buenos Aires), sin embargo, el proceso de asimilar ante qué posibilidad deportiva se encontraba sobre el polvo de ladrillo carioca fue espinoso y, por momentos, le hizo perder la serenidad. Y allí, según sus palabras, halló en su coach desde hace dos temporadas (en la academia montada en el Club de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires; GEBA) las respuestas para sosegarse y enfocarse en el tenis. Por ello su agradecimiento inicial.
Candidato al punto del año
OUT. OF. THIS. WORLD. 🌍
Comesana with a magical moment at the #RioOpen! pic.twitter.com/iWGEERxwbt
— Tennis TV (@TennisTV) February 22, 2025
Mardy Fish, el estadounidense que alcanzó el número 7 del ranking en 2011, en su documental contó que antes de medirse con Roger Federer en los octavos de final de 2012 entró en pánico y, por ese motivo, no se presentó. No pudo, pese a que toda su vida había anhelado tener un desafío de semejante magnitud. Comesaña (24 años) no llegó a padecer las horas previas como Fish, pero sí tuvo un momento de semi-crisis que logró superar.
“Comparo este partido con lo que sentí antes del partido con (Andrey) Rublev [el año pasado venció al ruso en la primera ronda de Wimbledon], que tenía nervios muy difíciles de manejar. Creo que esta noche fue la primera vez que jugué con un estadio lleno [entran 6200 espectadores]. Lo que mi entrenador logra en mí es llevarme al lado de quién soy yo, de que soy una persona que trabajé mucho para llegar adonde estoy, que disfrute, que sea feliz, que agradezca lo que me pasa”, explicó Comesaña, número 86 del mundo, aunque se aseguró un salto hasta el escalón 67°, su primera irrupción en el top 70 desde el lunes.
“Después de la entrada en calor sentí nervios. Como que disfruté todo el día, cada cosa que hacía. Me levanté, desayuné, después me fui al mar como todos los días. Me gusta mucho ver el mar [el hotel oficial de los jugadores se encuentra en la zona de Leblon, casi sobre la playa]. Estaba conectado con cada cosa que hacía en el momento… Pero cuando terminé la entrada en calor en el club me entraron los nervios, me pegué una ducha, medité unos minutos, eso me hizo bajar un poco y encarar el partido como lo hice, disfrutando de cada momento dentro de la cancha”, contó Comesaña, que no sólo se destacó ganando un punto fenomenal, tras atrapar un smash de Zverev, sino que se lució con el revés con slice y los drop-shots, un consejo que había recibido antes del partido. Claro que pese a esas virtudes, estuvo cerca de la despedida; de hecho, estuvo 4-1 abajo en el tercer set. Al final, dio vuelta el parcial hasta coronar un inolvidable 4-6, 6-3 y 6-4.
Hoy, a continuación del partido entre Sebastián Báez y Camilo Ugo Carabelli (desde las 17), un triunfo más elevaría a Comesaña al N° 59 del ranking. Para ello deberá vencer en las semifinales del ATP carioca al francés Alexandre Muller, que batió al porteño Francisco Cerúndolo, cuarto preclasificado, por 7-5 y 6-1. Será el primer duelo entre Comesaña y el 60°, campeón este año en Hong Kong.
Cómo logre descansar después de semejante sacudón emocional será fundamental para tener energía ante Muller. Anoche, cuando llegó a la rueda de prensa, el teléfono le “explotaba” y las redes sociales se llenaron de imágenes de su partido. “Tengo el teléfono en la lunita [con las notificaciones silenciadas]. Sólo tengo un par de números habilitados: los de mi familia, mi novia y mis entrenadores. Hoy, seguramente, me tendré que tomar un par de pastillas para dormir”, sonrió el diestro de revés de dos manos que logró superar las dudas, disfrutar de lo que hace y lograr un gran impacto en Río.
RÍO DE JANEIRO.- Ya habían pasado más de 45 minutos desde la confirmación de la mejor victoria de su vida, ante el N° 2, el alemán Alexander Zverev; también había estado firmando decenas de autógrafos en medio de una efervescente salida de la cancha central del ATP 500 de Río, cuando Francisco Comesaña entró en el microcine del Jockey Club Brasileiro, se sentó ante la prensa y, el primer concepto que soltó, fue: “Tengo que agradecerle a mi entrenador, a Guti [Sebastián Gutiérrez], por haber hecho que pudiera entrar en la cancha y confiar, porque sabía que el partido iba a ser difícil. Pero más allá de eso, disfruté de jugar mi mejor tenis. Me levanté hoy diciendo que iba a disfrutar; no sé cuándo iba a ser la próxima vez que pudiera jugar contra Zverev o un número 2 del mundo”.
El Tiburón, como le gusta que lo apoden ahora ya que el mote “reúne un poco de todo” (sus orígenes en Mar del Plata y el apodo de Aldosivi, club del que es hincha), alcanzó por primera vez las semifinales de un ATP. Se convirtió en el segundo argentino en derrotar a Sascha Zverev en semanas consecutivas (Francisco Cerúndolo lo hizo en los cuartos de final de Buenos Aires), sin embargo, el proceso de asimilar ante qué posibilidad deportiva se encontraba sobre el polvo de ladrillo carioca fue espinoso y, por momentos, le hizo perder la serenidad. Y allí, según sus palabras, halló en su coach desde hace dos temporadas (en la academia montada en el Club de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires; GEBA) las respuestas para sosegarse y enfocarse en el tenis. Por ello su agradecimiento inicial.
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Mardy Fish, el estadounidense que alcanzó el número 7 del ranking en 2011, en su documental contó que antes de medirse con Roger Federer en los octavos de final de 2012 entró en pánico y, por ese motivo, no se presentó. No pudo, pese a que toda su vida había anhelado tener un desafío de semejante magnitud. Comesaña (24 años) no llegó a padecer las horas previas como Fish, pero sí tuvo un momento de semi-crisis que logró superar.
“Comparo este partido con lo que sentí antes del partido con (Andrey) Rublev [el año pasado venció al ruso en la primera ronda de Wimbledon], que tenía nervios muy difíciles de manejar. Creo que esta noche fue la primera vez que jugué con un estadio lleno [entran 6200 espectadores]. Lo que mi entrenador logra en mí es llevarme al lado de quién soy yo, de que soy una persona que trabajé mucho para llegar adonde estoy, que disfrute, que sea feliz, que agradezca lo que me pasa”, explicó Comesaña, número 86 del mundo, aunque se aseguró un salto hasta el escalón 67°, su primera irrupción en el top 70 desde el lunes.
“Después de la entrada en calor sentí nervios. Como que disfruté todo el día, cada cosa que hacía. Me levanté, desayuné, después me fui al mar como todos los días. Me gusta mucho ver el mar [el hotel oficial de los jugadores se encuentra en la zona de Leblon, casi sobre la playa]. Estaba conectado con cada cosa que hacía en el momento… Pero cuando terminé la entrada en calor en el club me entraron los nervios, me pegué una ducha, medité unos minutos, eso me hizo bajar un poco y encarar el partido como lo hice, disfrutando de cada momento dentro de la cancha”, contó Comesaña, que no sólo se destacó ganando un punto fenomenal, tras atrapar un smash de Zverev, sino que se lució con el revés con slice y los drop-shots, un consejo que había recibido antes del partido. Claro que pese a esas virtudes, estuvo cerca de la despedida; de hecho, estuvo 4-1 abajo en el tercer set. Al final, dio vuelta el parcial hasta coronar un inolvidable 4-6, 6-3 y 6-4.
Hoy, a continuación del partido entre Sebastián Báez y Camilo Ugo Carabelli (desde las 17), un triunfo más elevaría a Comesaña al N° 59 del ranking. Para ello deberá vencer en las semifinales del ATP carioca al francés Alexandre Muller, que batió al porteño Francisco Cerúndolo, cuarto preclasificado, por 7-5 y 6-1. Será el primer duelo entre Comesaña y el 60°, campeón este año en Hong Kong.
Cómo logre descansar después de semejante sacudón emocional será fundamental para tener energía ante Muller. Anoche, cuando llegó a la rueda de prensa, el teléfono le “explotaba” y las redes sociales se llenaron de imágenes de su partido. “Tengo el teléfono en la lunita [con las notificaciones silenciadas]. Sólo tengo un par de números habilitados: los de mi familia, mi novia y mis entrenadores. Hoy, seguramente, me tendré que tomar un par de pastillas para dormir”, sonrió el diestro de revés de dos manos que logró superar las dudas, disfrutar de lo que hace y lograr un gran impacto en Río.
RÍO DE JANEIRO.- Ya habían pasado más de 45 minutos desde la confirmación de la mejor victoria de su vida, ante el N° 2, el alemán Alexander Zverev; también había estado firmando decenas de autógrafos en medio de una efervescente salida de la cancha central del ATP 500 de Río, cuando Francisco Comesaña entró en el microcine del Jockey Club Brasileiro, se sentó ante la prensa y, el primer concepto que soltó, fue: “Tengo que agradecerle a mi entrenador, a Guti [Sebastián Gutiérrez], por haber hecho que pudiera entrar en la cancha y confiar, porque sabía que el partido iba a ser difícil. Pero más allá de eso, disfruté de jugar mi mejor tenis. Me levanté hoy diciendo que iba a disfrutar; no sé cuándo iba a ser la próxima vez que pudiera jugar contra Zverev o un número 2 del mundo”.El Tiburón, como le gusta que lo apoden ahora ya que el mote “reúne un poco de todo” (sus orígenes en Mar del Plata y el apodo de Aldosivi, club del que es hincha), alcanzó por primera vez las semifinales de un ATP. Se convirtió en el segundo argentino en derrotar a Sascha Zverev en semanas consecutivas (Francisco Cerúndolo lo hizo en los cuartos de final de Buenos Aires), sin embargo, el proceso de asimilar ante qué posibilidad deportiva se encontraba sobre el polvo de ladrillo carioca fue espinoso y, por momentos, le hizo perder la serenidad. Y allí, según sus palabras, halló en su coach desde hace dos temporadas (en la academia montada en el Club de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires; GEBA) las respuestas para sosegarse y enfocarse en el tenis. Por ello su agradecimiento inicial.Candidato al punto del añoOUT. OF. THIS. WORLD. 🌍Comesana with a magical moment at the #RioOpen! pic.twitter.com/iWGEERxwbt— Tennis TV (@TennisTV) February 22, 2025Mardy Fish, el estadounidense que alcanzó el número 7 del ranking en 2011, en su documental contó que antes de medirse con Roger Federer en los octavos de final de 2012 entró en pánico y, por ese motivo, no se presentó. No pudo, pese a que toda su vida había anhelado tener un desafío de semejante magnitud. Comesaña (24 años) no llegó a padecer las horas previas como Fish, pero sí tuvo un momento de semi-crisis que logró superar.“Comparo este partido con lo que sentí antes del partido con (Andrey) Rublev [el año pasado venció al ruso en la primera ronda de Wimbledon], que tenía nervios muy difíciles de manejar. Creo que esta noche fue la primera vez que jugué con un estadio lleno [entran 6200 espectadores]. Lo que mi entrenador logra en mí es llevarme al lado de quién soy yo, de que soy una persona que trabajé mucho para llegar adonde estoy, que disfrute, que sea feliz, que agradezca lo que me pasa”, explicó Comesaña, número 86 del mundo, aunque se aseguró un salto hasta el escalón 67°, su primera irrupción en el top 70 desde el lunes.“Después de la entrada en calor sentí nervios. Como que disfruté todo el día, cada cosa que hacía. Me levanté, desayuné, después me fui al mar como todos los días. Me gusta mucho ver el mar [el hotel oficial de los jugadores se encuentra en la zona de Leblon, casi sobre la playa]. Estaba conectado con cada cosa que hacía en el momento… Pero cuando terminé la entrada en calor en el club me entraron los nervios, me pegué una ducha, medité unos minutos, eso me hizo bajar un poco y encarar el partido como lo hice, disfrutando de cada momento dentro de la cancha”, contó Comesaña, que no sólo se destacó ganando un punto fenomenal, tras atrapar un smash de Zverev, sino que se lució con el revés con slice y los drop-shots, un consejo que había recibido antes del partido. Claro que pese a esas virtudes, estuvo cerca de la despedida; de hecho, estuvo 4-1 abajo en el tercer set. Al final, dio vuelta el parcial hasta coronar un inolvidable 4-6, 6-3 y 6-4.Hoy, a continuación del partido entre Sebastián Báez y Camilo Ugo Carabelli (desde las 17), un triunfo más elevaría a Comesaña al N° 59 del ranking. Para ello deberá vencer en las semifinales del ATP carioca al francés Alexandre Muller, que batió al porteño Francisco Cerúndolo, cuarto preclasificado, por 7-5 y 6-1. Será el primer duelo entre Comesaña y el 60°, campeón este año en Hong Kong.Cómo logre descansar después de semejante sacudón emocional será fundamental para tener energía ante Muller. Anoche, cuando llegó a la rueda de prensa, el teléfono le “explotaba” y las redes sociales se llenaron de imágenes de su partido. “Tengo el teléfono en la lunita [con las notificaciones silenciadas]. Sólo tengo un par de números habilitados: los de mi familia, mi novia y mis entrenadores. Hoy, seguramente, me tendré que tomar un par de pastillas para dormir”, sonrió el diestro de revés de dos manos que logró superar las dudas, disfrutar de lo que hace y lograr un gran impacto en Río. LA NACION