De la ovación a la frustración: la increíble vuelta de Emiliano Grillo en The Players Championship que lo sacó de la pelea y lo dejó… último

El golf tiene estas cosas. Lo sabe perfectamente Emiliano Grillo, de 32 años. Ganador en el PGA Tour. Que este año vivió grandes emociones, como ese hoyo en uno en el estadio del par 3 del 16 en el TPC Scottsdale, escenario del Phoenix Open. Lograr ese tiro delante de más de 20.000 espectadores que explotan en júbilo y arrojan vasos de cerveza a la cancha desde las gradas es un espectáculo inolvidable para el que lo protagoniza. Y este viernes, en el mítico hoyo 17 de Sawgrass, en Ponte Vedra, en ese peculiar hoyo-isla que suele devorar cientos de pelotas en sus aguas alrededor del green, a punto estuvo de repetir la hazaña, pero la pelota no tuvo la caída que necesitaba y debió “conformarse” con un birdie. Igualmente, el tiro le valió una merecida ovación.
Lo cierto fue el chaqueño arrancó la tercera vuelta de The Players Championship con muchas expectativas luego de su total de -6 en las dos primeras jornadas, con sendos scores de 68 y de 70 golpes. Estaba a sólo cinco de los líderes de la competencia. Los terceros 18 hoyos, denominados Moving Day, suelen ser cruciales para la definición del torneo; el momento en el que se confirman las pretensiones más serias al título o se producen los derrumbes que sacan de carrera al jugador. Bueno, también pueden darse grandes derrumbes, los más impactantes. Y algo de eso experimentó el argentino.
¿Señales? El primer hoyo nomás. Un par 4 de 430 yardas. Salida que corre por el fairway y va a parar a un búnker de la izquierda. El problema fue que, con su segundo tiro, no pudo salir de la trampa de arena. Después, una sacada corta y el putt de unos 5 metros que bordeó increíblemente el hoyo. Pudo salvar el par ahí, pero no. Fue bogey. Si necesitaba un envión positivo, no lo tuvo.
Grillo hizo sendos pares en el 2 y en el 3, hasta que llegó al par 4 del hoyo 4, de 395 yardas. Comienzo del calvario. El tiro de salida fue al fairway, en buena posición para acertar al green. La segunda pelota, de hecho, picó en el green, pero corta. Y tomó efecto en retroceso, casi maliciosamente. ¡Al agua! Con el cuarto golpe, la puso a unos 3 metros de la bandera. Dos putts sellaron el 6. Doble bogey. Aquel -6 con el que había arrancado ya era un -3. Y los rivales lo empezaban a dejar fuera de los 20 primeros. Pero había más…
Hoyo 5, otro par 4, pero más largo: 460 yardas. Salida sobre la izquierda, fuera del fairway. Pelota abajo de los pies, en incómoda posición. Segundo tiro: gancho y pelota más a la izquierda, entre los árboles, pero con acceso al green. Panorama complejo. Tercer tiro: la pelota sale muy fuerte y no para nunca. Pasa de largo el green. Desde el rough, con el cuarto golpe, la bola vuelve a salir ingobernable y no se detiene hasta casi el final del green. Le queda un putt de unos 13 metros para bogey. El toque (quinto tiro) toma velocidad, pasa el hoyo por un costado y se detiene en el límite del green. De unos 5, 6 metros, se toma dos putts. Triple bogey (7). Total para el torneo: en par. En sólo cinco hoyos, todo lo que había construido en las dos jornadas iniciales se había evaporado. ¡Así de cruel puede ser el golf!
Pero había que seguir. Hoyo 6, par 4 de 410 yardas. Salida al fairway, aunque el segundo tiro, de unas 128 yardas, se va al búnker de la izquierda. La frustración está en cada expresión del chaqueño. La sacada es un poco larga (a 2 metros) y los putts no entran. Bogey y ya está +1. En cuatro hoyos consecutivos subió un total de seis golpes. Camina hacia el par 3 del 8, de 231 yardas. El golpe inicial va en dirección a la bandera, pero largo. Parece que queda en el búnker y sale apenas. Desde ahí busca sacar approach y putt, pero la pelota pega en un borde y se desvía un poco. Putt de casi 2 metros…que tampoco entra. Bogey. +2. Como consuelo, corta esa racha de cinco hoyos seguidos con malas noticias con un par en el hoyo 9 (par 5, de 587 yardas). Y otra vez con dos putts. Cierra la ida con 45, un +9 lacerante. Del -6 al +3. Es casi una puñalada para un jugador que afrontaba la vuelta con otras ilusiones. ¿Cambiaría el panorama en los 9 hoyos de regreso?
En el par 4 del 10 (429 yardas), la salida toma slice y se advierte la impotencia de Grillo, que se pone el palo sobre sus hombros, atravesando la espalda a lo ancho. El segundo tiro, desde un lugar incómodo, va al búnker. La sacada cae a unos 4 metros y desde ahí necesitó dos putts. Sigue sin meter. Bogey. Llega a un total de +10 en la vuelta. Empezaría el segmento más equilibrado para Grillo: del 11 al 15 marcó cinco pares. Para cómo venía, lo principal era que había frenado la hecatombe. Pero el golf…
Hoyo 16. Par 5 de 515 yardas. Salida hacia la izquierda, entre los árboles. Segundo golpe a buena, un poco larga, termina en un desnivel. El tercero no llega al green, queda en un rough. El cuarto es un chip que no corre y la pelota sigue afuera del green. Dos putts. Nuevo bogey. Totaliza +11. ¡Y volvía al 17!
Esta vez no hubo ovación como el viernes en el hoyo de par 3 de 147 yardas. El tiro es corto y el destino inevitable: tras pegar en el borde de green, cae en el agua. Como tantos otros colegas que padecen en la isla maldita. Pide otra pelota y va de nuevo. El tercer tiro no es lo largo que le hubiera gustado, pero tras el pique y el retroceso, esta vez queda en el terreno de juego. El putt, larguísimo, es corto: para a unos 3 metros. Y desde ahí, adentro. Doble bogey. +13.
En el par 4 del 18 (469 yardas) hace fairway como ordena el manual (por la derecha, lejos del recorrido de agua que acompaña por la izquierda) y un segundo tiro, de unas 181 yardas, que debe haber sido su mejor impacto del día. La pone a 4, 5 metros. Y dos putts. Son 85 golpes (+13) que lo mandan, con un total de 223 (+7), en el último lugar de la clasificación junto con el finlandés Sami Valimaki, que tampoco la pasó bien: hizo 82.
La increíble sacada de Akshay Bathia
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— THE PLAYERS (@THEPLAYERS) March 15, 2025
El puntero es el estadounidense J.J. Spaun, con 204 (-12), luego de presentar una tarjeta de 70 golpes. A uno lo sigue su compatriota Bud Cauley, que hizo el mejor score del día: 66 (-6). Para la jornada final, se adelantaron las salidas para la mañana, jugando por el 1 y el 10 de manera simultánea, por anuncio de lluvias. Emiliano Grillo todavía tiene chances de irse con mejores sensaciones. Sabe perfectamente que el golf tiene estas cosas. Días en los que nada sale como uno hubiera querido y que todo es frustración e incredulidad. Sí, también les pasa a los profesionales.
El tiro del día: Jesper Svensson
Jesper Svensson made bettors sweat the +110 birdie or better on 16 😂 @ESPNBET | @Golfbet pic.twitter.com/Af7yE0NdaV
— PGA TOUR (@PGATOUR) March 15, 2025
El golf tiene estas cosas. Lo sabe perfectamente Emiliano Grillo, de 32 años. Ganador en el PGA Tour. Que este año vivió grandes emociones, como ese hoyo en uno en el estadio del par 3 del 16 en el TPC Scottsdale, escenario del Phoenix Open. Lograr ese tiro delante de más de 20.000 espectadores que explotan en júbilo y arrojan vasos de cerveza a la cancha desde las gradas es un espectáculo inolvidable para el que lo protagoniza. Y este viernes, en el mítico hoyo 17 de Sawgrass, en Ponte Vedra, en ese peculiar hoyo-isla que suele devorar cientos de pelotas en sus aguas alrededor del green, a punto estuvo de repetir la hazaña, pero la pelota no tuvo la caída que necesitaba y debió “conformarse” con un birdie. Igualmente, el tiro le valió una merecida ovación.
Lo cierto fue el chaqueño arrancó la tercera vuelta de The Players Championship con muchas expectativas luego de su total de -6 en las dos primeras jornadas, con sendos scores de 68 y de 70 golpes. Estaba a sólo cinco de los líderes de la competencia. Los terceros 18 hoyos, denominados Moving Day, suelen ser cruciales para la definición del torneo; el momento en el que se confirman las pretensiones más serias al título o se producen los derrumbes que sacan de carrera al jugador. Bueno, también pueden darse grandes derrumbes, los más impactantes. Y algo de eso experimentó el argentino.
¿Señales? El primer hoyo nomás. Un par 4 de 430 yardas. Salida que corre por el fairway y va a parar a un búnker de la izquierda. El problema fue que, con su segundo tiro, no pudo salir de la trampa de arena. Después, una sacada corta y el putt de unos 5 metros que bordeó increíblemente el hoyo. Pudo salvar el par ahí, pero no. Fue bogey. Si necesitaba un envión positivo, no lo tuvo.
Grillo hizo sendos pares en el 2 y en el 3, hasta que llegó al par 4 del hoyo 4, de 395 yardas. Comienzo del calvario. El tiro de salida fue al fairway, en buena posición para acertar al green. La segunda pelota, de hecho, picó en el green, pero corta. Y tomó efecto en retroceso, casi maliciosamente. ¡Al agua! Con el cuarto golpe, la puso a unos 3 metros de la bandera. Dos putts sellaron el 6. Doble bogey. Aquel -6 con el que había arrancado ya era un -3. Y los rivales lo empezaban a dejar fuera de los 20 primeros. Pero había más…
Hoyo 5, otro par 4, pero más largo: 460 yardas. Salida sobre la izquierda, fuera del fairway. Pelota abajo de los pies, en incómoda posición. Segundo tiro: gancho y pelota más a la izquierda, entre los árboles, pero con acceso al green. Panorama complejo. Tercer tiro: la pelota sale muy fuerte y no para nunca. Pasa de largo el green. Desde el rough, con el cuarto golpe, la bola vuelve a salir ingobernable y no se detiene hasta casi el final del green. Le queda un putt de unos 13 metros para bogey. El toque (quinto tiro) toma velocidad, pasa el hoyo por un costado y se detiene en el límite del green. De unos 5, 6 metros, se toma dos putts. Triple bogey (7). Total para el torneo: en par. En sólo cinco hoyos, todo lo que había construido en las dos jornadas iniciales se había evaporado. ¡Así de cruel puede ser el golf!
Pero había que seguir. Hoyo 6, par 4 de 410 yardas. Salida al fairway, aunque el segundo tiro, de unas 128 yardas, se va al búnker de la izquierda. La frustración está en cada expresión del chaqueño. La sacada es un poco larga (a 2 metros) y los putts no entran. Bogey y ya está +1. En cuatro hoyos consecutivos subió un total de seis golpes. Camina hacia el par 3 del 8, de 231 yardas. El golpe inicial va en dirección a la bandera, pero largo. Parece que queda en el búnker y sale apenas. Desde ahí busca sacar approach y putt, pero la pelota pega en un borde y se desvía un poco. Putt de casi 2 metros…que tampoco entra. Bogey. +2. Como consuelo, corta esa racha de cinco hoyos seguidos con malas noticias con un par en el hoyo 9 (par 5, de 587 yardas). Y otra vez con dos putts. Cierra la ida con 45, un +9 lacerante. Del -6 al +3. Es casi una puñalada para un jugador que afrontaba la vuelta con otras ilusiones. ¿Cambiaría el panorama en los 9 hoyos de regreso?
En el par 4 del 10 (429 yardas), la salida toma slice y se advierte la impotencia de Grillo, que se pone el palo sobre sus hombros, atravesando la espalda a lo ancho. El segundo tiro, desde un lugar incómodo, va al búnker. La sacada cae a unos 4 metros y desde ahí necesitó dos putts. Sigue sin meter. Bogey. Llega a un total de +10 en la vuelta. Empezaría el segmento más equilibrado para Grillo: del 11 al 15 marcó cinco pares. Para cómo venía, lo principal era que había frenado la hecatombe. Pero el golf…
Hoyo 16. Par 5 de 515 yardas. Salida hacia la izquierda, entre los árboles. Segundo golpe a buena, un poco larga, termina en un desnivel. El tercero no llega al green, queda en un rough. El cuarto es un chip que no corre y la pelota sigue afuera del green. Dos putts. Nuevo bogey. Totaliza +11. ¡Y volvía al 17!
Esta vez no hubo ovación como el viernes en el hoyo de par 3 de 147 yardas. El tiro es corto y el destino inevitable: tras pegar en el borde de green, cae en el agua. Como tantos otros colegas que padecen en la isla maldita. Pide otra pelota y va de nuevo. El tercer tiro no es lo largo que le hubiera gustado, pero tras el pique y el retroceso, esta vez queda en el terreno de juego. El putt, larguísimo, es corto: para a unos 3 metros. Y desde ahí, adentro. Doble bogey. +13.
En el par 4 del 18 (469 yardas) hace fairway como ordena el manual (por la derecha, lejos del recorrido de agua que acompaña por la izquierda) y un segundo tiro, de unas 181 yardas, que debe haber sido su mejor impacto del día. La pone a 4, 5 metros. Y dos putts. Son 85 golpes (+13) que lo mandan, con un total de 223 (+7), en el último lugar de la clasificación junto con el finlandés Sami Valimaki, que tampoco la pasó bien: hizo 82.
La increíble sacada de Akshay Bathia
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El puntero es el estadounidense J.J. Spaun, con 204 (-12), luego de presentar una tarjeta de 70 golpes. A uno lo sigue su compatriota Bud Cauley, que hizo el mejor score del día: 66 (-6). Para la jornada final, se adelantaron las salidas para la mañana, jugando por el 1 y el 10 de manera simultánea, por anuncio de lluvias. Emiliano Grillo todavía tiene chances de irse con mejores sensaciones. Sabe perfectamente que el golf tiene estas cosas. Días en los que nada sale como uno hubiera querido y que todo es frustración e incredulidad. Sí, también les pasa a los profesionales.
El tiro del día: Jesper Svensson
Jesper Svensson made bettors sweat the +110 birdie or better on 16 😂 @ESPNBET | @Golfbet pic.twitter.com/Af7yE0NdaV
— PGA TOUR (@PGATOUR) March 15, 2025
El argentino tuvo una jornada aciaga en el denominado quinto Major del circuito internacional de golf LA NACION