Independiente y Racing revientan Avellaneda en el primer clásico sin favoritismos en mucho tiempo

“Nunca nos paramos desde un lugar de creernos más que el otro, sea quien sea. Los partidos se juegan y se definen dentro de la cancha”, dice con prudencia Rodrigo Rey, capitán y referente del Rojo. “Estos son partidos diferentes. Lograr tres puntos en un clásico te puede dar un empujón”, señala con idéntica prudencia Gabriel Arias, dueño de los mismos galones en la Academia. Independiente y Racing recrean este domingo uno de los grandes clásicos del fútbol argentino y, como suele ser norma, abundan las declaraciones políticamente correctas.
Sin embargo, un componente distinto, incluso podría decirse “original” en lo que llevamos de década, asoma en la previa de la nueva edición del duelo de Avellaneda: esta vez, el favoritismo se distribuye en partes prácticamente iguales. “Es el momento para volver las cosas a la normalidad”, se ilusionan los hinchas que llenarán el Bochini. “Hay que ratificar quién manda ahora mismo en el barrio”, sentencian los vigentes campeones de la Copa y la Recopa Sudamericana. En la previa, y sobre todo para el espectador neutral, el desafío asoma atrapante.
Las estadísticas, a veces, expresan realidades concretas. En tiempos recientes, la distancia en el historial particular que el Rojo fue acumulando desde 1974, cuando se puso por delante, ha cambiado de dirección y achicado su tamaño, después de que la Academia se alzase con 6 victorias en los últimos 10 duelos. Ahora mismo, los números indican una ventaja de 18 triunfos para Independiente, si se toman en cuenta todos los enfrentamientos desde 1915; o de 22, si sólo se mira la etapa profesional.
La reducción no fue casual. Mientras las turbulentas situaciones institucionales y económicas que ha atravesado el Rojo en los últimos años afectaban su rendimiento deportivo, Racing entraba en un período de estabilidad y crecimiento que, además de invertir los lugares en el sube y baja, le ha brindado un buen puñado de alegrías con forma de vueltas olímpicas. Pero los números de la Liga Profesional 2025 enseñan otra cosa. Independiente lidera su zona y es uno de los tres equipos más goleadores del torneo; la Academia, si bien debe un partido, está pagando el esfuerzo de haber disputado las finales de la Recopa frente al Botafogo, ocupa el décimo puesto en la suya y hoy mismo no podría disputar la etapa final del certamen. Por primera vez en muchos clásicos, las fuerzas aparentan estar equilibradas y el pronóstico es incierto.
“Estamos para seguir creciendo, tenemos margen para hacerlo, y a raíz de ese crecimiento podremos ilusionarnos con pelear cosas”, sostiene Rey, uno de los máximos responsables del invicto de 17 encuentros que mantiene el Rojo en su casa. Independiente, sin duda, viene en alza. Las incorporaciones realizadas en los dos últimos mercados han sido fructíferas; futbolistas como Kevin Lomónaco, Felipe Loyola, Santiago Montiel, Sebastián Valdez y Álvaro Angulo elevaron en varios centímetros la vara de calidad del plantel, y con mejores cartas en sus manos, el técnico Julio Vaccari ha conseguido darle una fisonomía reconocible al estilo del equipo, sobre todo en su estadio. “Jugar con tu gente siempre significa un plus. Generalmente, en los primeros minutos el local tiende a pararse en una posición del campo más alta, y cuando tenés el control en tu cancha sentís que estás más cerca de ganar”, analizaba el arquero durante la conferencia de prensa conjunta con Arias que ofrecieron esta semana.
“La Recopa fue hermosa, pero hay que dejarla de lado y volver a ganar. Pero cuando todo Sudamérica habla de vos te relajás sin darte cuenta”, fue la explicación que dio Gustavo Costas, entrenador blanquiceleste, para las cuatro derrotas al hilo que cosecharon los suyos en el torneo local. A la distracción que puede verse como “natural”, Racing le añadió una sucesión de lesiones que fueron desarmando casi por completo la alineación titular. De hecho, la respuesta física de aquellos que podrían regresar el domingo es la incógnita principal.
El caso de Adrián Maravilla Martínez es el mejor ejemplo. Descartado hace diez días debido al edema óseo en el platillo tibial interno que se le produjo en Río de Janeiro, el goleador de la Academia sacó a relucir su fe y su misticismo esta semana para reclamar un puesto en el equipo: “Gustavo, hablé con Dios y me dijo que tenía que jugar este partido, no me puedo perder el clásico”, afirman que fue su pedido al técnico, y este le respondió en los entrenamientos finales ubicándolo entre los once que saldrían de inicio.
También Marco Di Césare podría sorprender con una recuperación más veloz de lo esperado, sumándose a los confirmados regresos de Santiago Sosa y Gabriel Rojas. Luciano Vietto, en cambio, se mantiene en duda. “Yo creo que cualquier jugador del plantel estando al 20, al 30 o al 100 por ciento va a querer estar”, subrayó Arias.
Las reapariciones más o menos apresuradas, en todo caso, no disminuyen la confianza de los hinchas, expresadas en las redes sociales. De una u otra manera, se recuerda que ha sido en las paradas bravas donde el equipo expuso lo mejor de sí mismo, tanto emocional como futbolísticamente, un argumento suficiente como para desbordar la tentación de revalidar los éxitos recientes en la casa del vecino de barrio.
Del otro lado de la vereda todo está más claro. Para Julio Vaccari y para los hinchas. El técnico recuperará a Iván Marcone en el centro del campo, sustituyendo a Rodrigo Fernández Cedrés, y a Santiago Montiel, que ocupará una de las bandas, ya sea en lugar de Santiago Hidalgo o de Diego Tarzia. Los demás serán los mismos que arrancaron el partido ante San Lorenzo el sábado pasado, incluyendo al juvenil Lautaro Millán, que postergará una vez más a Luciano Cabral entre los suplentes. En las tribunas se prepara una recepción extraordinaria para impulsar un triunfo que, en la mirada del simpatizante del Rojo, permita minimizar lo conquistado por Racing desde diciembre hasta la fecha.
Si en días pasados la tarea de recolectar alimentos, ropas y demás elementos de ayuda para la población de Bahía Blanca unió a simpatizantes de ambos clubes, el domingo volverá a producirse el “divorcio” de cada año, pero esta vez con una interesante carga de ingredientes prometedores.
Una igualdad de fuerzas que hace mucho que no se veía y dos equipos con estilo ofensivo y hambre de victoria le agregan buenas intenciones y calidad a la tensión y la emotividad de siempre. Admiradores del fútbol, prepárense para disfrutar. Independiente y Racing invitan a un domingo especial. Sólo cabe esperar que no defrauden.
“Nunca nos paramos desde un lugar de creernos más que el otro, sea quien sea. Los partidos se juegan y se definen dentro de la cancha”, dice con prudencia Rodrigo Rey, capitán y referente del Rojo. “Estos son partidos diferentes. Lograr tres puntos en un clásico te puede dar un empujón”, señala con idéntica prudencia Gabriel Arias, dueño de los mismos galones en la Academia. Independiente y Racing recrean este domingo uno de los grandes clásicos del fútbol argentino y, como suele ser norma, abundan las declaraciones políticamente correctas.
Sin embargo, un componente distinto, incluso podría decirse “original” en lo que llevamos de década, asoma en la previa de la nueva edición del duelo de Avellaneda: esta vez, el favoritismo se distribuye en partes prácticamente iguales. “Es el momento para volver las cosas a la normalidad”, se ilusionan los hinchas que llenarán el Bochini. “Hay que ratificar quién manda ahora mismo en el barrio”, sentencian los vigentes campeones de la Copa y la Recopa Sudamericana. En la previa, y sobre todo para el espectador neutral, el desafío asoma atrapante.
Las estadísticas, a veces, expresan realidades concretas. En tiempos recientes, la distancia en el historial particular que el Rojo fue acumulando desde 1974, cuando se puso por delante, ha cambiado de dirección y achicado su tamaño, después de que la Academia se alzase con 6 victorias en los últimos 10 duelos. Ahora mismo, los números indican una ventaja de 18 triunfos para Independiente, si se toman en cuenta todos los enfrentamientos desde 1915; o de 22, si sólo se mira la etapa profesional.
La reducción no fue casual. Mientras las turbulentas situaciones institucionales y económicas que ha atravesado el Rojo en los últimos años afectaban su rendimiento deportivo, Racing entraba en un período de estabilidad y crecimiento que, además de invertir los lugares en el sube y baja, le ha brindado un buen puñado de alegrías con forma de vueltas olímpicas. Pero los números de la Liga Profesional 2025 enseñan otra cosa. Independiente lidera su zona y es uno de los tres equipos más goleadores del torneo; la Academia, si bien debe un partido, está pagando el esfuerzo de haber disputado las finales de la Recopa frente al Botafogo, ocupa el décimo puesto en la suya y hoy mismo no podría disputar la etapa final del certamen. Por primera vez en muchos clásicos, las fuerzas aparentan estar equilibradas y el pronóstico es incierto.
“Estamos para seguir creciendo, tenemos margen para hacerlo, y a raíz de ese crecimiento podremos ilusionarnos con pelear cosas”, sostiene Rey, uno de los máximos responsables del invicto de 17 encuentros que mantiene el Rojo en su casa. Independiente, sin duda, viene en alza. Las incorporaciones realizadas en los dos últimos mercados han sido fructíferas; futbolistas como Kevin Lomónaco, Felipe Loyola, Santiago Montiel, Sebastián Valdez y Álvaro Angulo elevaron en varios centímetros la vara de calidad del plantel, y con mejores cartas en sus manos, el técnico Julio Vaccari ha conseguido darle una fisonomía reconocible al estilo del equipo, sobre todo en su estadio. “Jugar con tu gente siempre significa un plus. Generalmente, en los primeros minutos el local tiende a pararse en una posición del campo más alta, y cuando tenés el control en tu cancha sentís que estás más cerca de ganar”, analizaba el arquero durante la conferencia de prensa conjunta con Arias que ofrecieron esta semana.
“La Recopa fue hermosa, pero hay que dejarla de lado y volver a ganar. Pero cuando todo Sudamérica habla de vos te relajás sin darte cuenta”, fue la explicación que dio Gustavo Costas, entrenador blanquiceleste, para las cuatro derrotas al hilo que cosecharon los suyos en el torneo local. A la distracción que puede verse como “natural”, Racing le añadió una sucesión de lesiones que fueron desarmando casi por completo la alineación titular. De hecho, la respuesta física de aquellos que podrían regresar el domingo es la incógnita principal.
El caso de Adrián Maravilla Martínez es el mejor ejemplo. Descartado hace diez días debido al edema óseo en el platillo tibial interno que se le produjo en Río de Janeiro, el goleador de la Academia sacó a relucir su fe y su misticismo esta semana para reclamar un puesto en el equipo: “Gustavo, hablé con Dios y me dijo que tenía que jugar este partido, no me puedo perder el clásico”, afirman que fue su pedido al técnico, y este le respondió en los entrenamientos finales ubicándolo entre los once que saldrían de inicio.
También Marco Di Césare podría sorprender con una recuperación más veloz de lo esperado, sumándose a los confirmados regresos de Santiago Sosa y Gabriel Rojas. Luciano Vietto, en cambio, se mantiene en duda. “Yo creo que cualquier jugador del plantel estando al 20, al 30 o al 100 por ciento va a querer estar”, subrayó Arias.
Las reapariciones más o menos apresuradas, en todo caso, no disminuyen la confianza de los hinchas, expresadas en las redes sociales. De una u otra manera, se recuerda que ha sido en las paradas bravas donde el equipo expuso lo mejor de sí mismo, tanto emocional como futbolísticamente, un argumento suficiente como para desbordar la tentación de revalidar los éxitos recientes en la casa del vecino de barrio.
Del otro lado de la vereda todo está más claro. Para Julio Vaccari y para los hinchas. El técnico recuperará a Iván Marcone en el centro del campo, sustituyendo a Rodrigo Fernández Cedrés, y a Santiago Montiel, que ocupará una de las bandas, ya sea en lugar de Santiago Hidalgo o de Diego Tarzia. Los demás serán los mismos que arrancaron el partido ante San Lorenzo el sábado pasado, incluyendo al juvenil Lautaro Millán, que postergará una vez más a Luciano Cabral entre los suplentes. En las tribunas se prepara una recepción extraordinaria para impulsar un triunfo que, en la mirada del simpatizante del Rojo, permita minimizar lo conquistado por Racing desde diciembre hasta la fecha.
Si en días pasados la tarea de recolectar alimentos, ropas y demás elementos de ayuda para la población de Bahía Blanca unió a simpatizantes de ambos clubes, el domingo volverá a producirse el “divorcio” de cada año, pero esta vez con una interesante carga de ingredientes prometedores.
Una igualdad de fuerzas que hace mucho que no se veía y dos equipos con estilo ofensivo y hambre de victoria le agregan buenas intenciones y calidad a la tensión y la emotividad de siempre. Admiradores del fútbol, prepárense para disfrutar. Independiente y Racing invitan a un domingo especial. Sólo cabe esperar que no defrauden.
El Rojo llega mejor posicionado en el ámbito local y la Academia, con algunos contratiempos por lesiones, presenta sus credenciales coperas recientes LA NACION