Una especialista revela el error silencioso que sabotea su digestión

Las prisas, el estrés diario y la falta de atención a los hábitos alimenticios están afectando profundamente la salud digestiva.
La nutricionista integrativa Yor D. Andonova, especializada en psiconeuroinmunología, microbiota y patologías digestivas, advierte que no solo influye la calidad de los alimentos que se consumen, sino también la manera en la que se ingieren.
Esta experta acaba de publicar el libro Vive más y mejor con una buena digestión, editado por Harper Collins, en el que profundiza sobre los daños que la rutina actual genera en el sistema digestivo.
Un especialista explica qué ocurre cuando se consume vitamina D y magnesio al mismo tiempo
“El primer error que en su opinión cometemos al comer es el tipo de dieta que mantenemos”, comenta.
Andonova señala que una de las mayores fallas actuales radica en la excesiva presencia de productos procesados y ultraprocesados en el menú diario. Atribuye esta tendencia al uso frecuente de comidas listas para calentar en microondas y a la ingesta de alimentos con aditivos, colorantes o aromas artificiales que alteran negativamente la microbiota intestinal.
Además, resalta el consumo elevado de azúcar como otro de los factores perjudiciales.
Procesados, pesticidas y alimentos inflamatorios
La nutricionista pone el foco en cómo muchos productos básicos han perdido calidad. “El pan ya no es lo que era, y ahora el trigo está modificado genéticamente y empieza a ser un alimento inflamatorio”, asegura.
A esto se suma la disponibilidad constante de verduras que, según ella, solo es posible “a base de pesticidas y de explotar las tierras”, mientras que carnes y pescados suelen estar más contaminados y ser de menor calidad. El uso recurrente de ultraprocesados en la dieta cotidiana completa este panorama poco alentador.
Para contrarrestar estos efectos, propone una alimentación variada, rica en alimentos naturales y coloridos, que incluya fibras fermentables, grasas saludables, proteínas e hidratos de carbono. La idea es dar soporte a la microbiota, clave para una buena digestión y un sistema inmune equilibrado.
Masticar bien: el paso olvidado que transforma la digestión
Más allá de los alimentos en sí, Andonova insiste en que uno de los errores más comunes al comer es la falta de masticación adecuada. Comer rápido y sin prestar atención puede generar desde hinchazón abdominal hasta gases, ardor o dolor estomacal. “Masticar, que es aparentemente simple y carece de importancia para la mayor parte de nosotros, tiene un impacto significativo en este proceso; es el primer paso de una cadena que es como un dominó, de manera que si se cae una ficha las demás irán detrás”, advierte.
Por ello, sugiere masticar cada bocado entre 20 y 30 veces. Esta acción facilita que los alimentos se descompongan de forma efectiva antes de llegar al estómago.
“Con cada mordisco y movimiento de la lengua se mezcla el alimento con la saliva y arrancan así su descomposición y la primera absorción de nutrientes, especialmente hidratos de carbono simples, como azúcares y harinas, mediante unas enzimas llamadas ‘amilasas’”, detalla la experta.
El cerebro también participa en el proceso
La nutricionista también subraya el papel del sistema nervioso en la digestión. Explica que, al masticar correctamente, se activa una señal que llega al cerebro y prepara al cuerpo para recibir los alimentos. “Por eso es tan oportuno este primer paso, si tragamos rápido y sin masticar lo suficiente, la comida llegará al estómago en trozos mucho más grandes que los que este órgano puede digerir”, sostiene.
Ignorar este paso puede llevar a comer más de lo necesario. Andonova explica que, al no masticar bien, el cerebro no detecta a tiempo la saciedad, lo que lleva a comer en exceso. “En consecuencia, tus digestiones serán más complicadas y largas”, advierte.
Un sistema digestivo sobrecargado
Cuando se omite la masticación, el sistema digestivo entra en un estado de sobrecarga. “Nos saltamos el proceso mecánico, la masticación”, alerta. Esto implica que lleguen al estómago trozos grandes que los jugos gástricos no pueden descomponer con eficacia.
“El estómago se va ‘cansando’ y bajan los jugos gástricos, de la misma manera que no da tiempo de dar respuesta a la saciedad, y no está todo el sistema digestivo preparado cuando la comida llega”, concluye.
Las prisas, el estrés diario y la falta de atención a los hábitos alimenticios están afectando profundamente la salud digestiva.
La nutricionista integrativa Yor D. Andonova, especializada en psiconeuroinmunología, microbiota y patologías digestivas, advierte que no solo influye la calidad de los alimentos que se consumen, sino también la manera en la que se ingieren.
Esta experta acaba de publicar el libro Vive más y mejor con una buena digestión, editado por Harper Collins, en el que profundiza sobre los daños que la rutina actual genera en el sistema digestivo.
Un especialista explica qué ocurre cuando se consume vitamina D y magnesio al mismo tiempo
“El primer error que en su opinión cometemos al comer es el tipo de dieta que mantenemos”, comenta.
Andonova señala que una de las mayores fallas actuales radica en la excesiva presencia de productos procesados y ultraprocesados en el menú diario. Atribuye esta tendencia al uso frecuente de comidas listas para calentar en microondas y a la ingesta de alimentos con aditivos, colorantes o aromas artificiales que alteran negativamente la microbiota intestinal.
Además, resalta el consumo elevado de azúcar como otro de los factores perjudiciales.
Procesados, pesticidas y alimentos inflamatorios
La nutricionista pone el foco en cómo muchos productos básicos han perdido calidad. “El pan ya no es lo que era, y ahora el trigo está modificado genéticamente y empieza a ser un alimento inflamatorio”, asegura.
A esto se suma la disponibilidad constante de verduras que, según ella, solo es posible “a base de pesticidas y de explotar las tierras”, mientras que carnes y pescados suelen estar más contaminados y ser de menor calidad. El uso recurrente de ultraprocesados en la dieta cotidiana completa este panorama poco alentador.
Para contrarrestar estos efectos, propone una alimentación variada, rica en alimentos naturales y coloridos, que incluya fibras fermentables, grasas saludables, proteínas e hidratos de carbono. La idea es dar soporte a la microbiota, clave para una buena digestión y un sistema inmune equilibrado.
Masticar bien: el paso olvidado que transforma la digestión
Más allá de los alimentos en sí, Andonova insiste en que uno de los errores más comunes al comer es la falta de masticación adecuada. Comer rápido y sin prestar atención puede generar desde hinchazón abdominal hasta gases, ardor o dolor estomacal. “Masticar, que es aparentemente simple y carece de importancia para la mayor parte de nosotros, tiene un impacto significativo en este proceso; es el primer paso de una cadena que es como un dominó, de manera que si se cae una ficha las demás irán detrás”, advierte.
Por ello, sugiere masticar cada bocado entre 20 y 30 veces. Esta acción facilita que los alimentos se descompongan de forma efectiva antes de llegar al estómago.
“Con cada mordisco y movimiento de la lengua se mezcla el alimento con la saliva y arrancan así su descomposición y la primera absorción de nutrientes, especialmente hidratos de carbono simples, como azúcares y harinas, mediante unas enzimas llamadas ‘amilasas’”, detalla la experta.
El cerebro también participa en el proceso
La nutricionista también subraya el papel del sistema nervioso en la digestión. Explica que, al masticar correctamente, se activa una señal que llega al cerebro y prepara al cuerpo para recibir los alimentos. “Por eso es tan oportuno este primer paso, si tragamos rápido y sin masticar lo suficiente, la comida llegará al estómago en trozos mucho más grandes que los que este órgano puede digerir”, sostiene.
Ignorar este paso puede llevar a comer más de lo necesario. Andonova explica que, al no masticar bien, el cerebro no detecta a tiempo la saciedad, lo que lleva a comer en exceso. “En consecuencia, tus digestiones serán más complicadas y largas”, advierte.
Un sistema digestivo sobrecargado
Cuando se omite la masticación, el sistema digestivo entra en un estado de sobrecarga. “Nos saltamos el proceso mecánico, la masticación”, alerta. Esto implica que lleguen al estómago trozos grandes que los jugos gástricos no pueden descomponer con eficacia.
“El estómago se va ‘cansando’ y bajan los jugos gástricos, de la misma manera que no da tiempo de dar respuesta a la saciedad, y no está todo el sistema digestivo preparado cuando la comida llega”, concluye.
La doctora Yor D. Andonova, especializada en psiconeuroinmunología, microbiota y patologías digestivas, alerta que la masticación es un paso clave para que el organismo procese los alimentos LA NACION