“Rezo para que volvamos a la normalidad”: el día que Jorge Bergoglio bendijo a la Mesa de Enlace en su momento más tenso con Cristina Kirchner

La frase fue breve, pero dejó una marca imborrable: “Rezo para que no siga habiendo divisiones entre los argentinos”, dijo el entonces cardenal Jorge Bergoglio mientras saludaba, uno por uno, a los dirigentes de la Mesa de Enlace. Lo hizo en medio de la reunión de la Conferencia Episcopal, en Pilar, cuando el conflicto entre el campo y el gobierno de Cristina Kirchner en 2008 por la resolución 125 de retenciones móviles ardía en todo el país.
Ese gesto fue recordado por Eduardo Buzzi, quien por entonces presidía la Federación Agraria Argentina (FAA). “Él vino solo, sin que nadie lo llamara. Se acercó a la mesa donde estábamos sentados con Casaretto [Jorge, entonces obispo] y otros obispos, y nos dijo: ‘Estoy al tanto de todo lo que está pasando. Me preocupa mucho lo que está ocurriendo. Rezo para que volvamos a la normalidad”, contó el dirigente, en diálogo con LA NACION. “Le pedimos una bendición, y nos la dio. No lo voy a olvidar nunca. FAA Era una de las caras más visibles de la protesta rural. En el agro hoy hubo muchas muestras de dolor por la muerte del Papa Francisco.
El conflicto estalló el 11 de marzo de 2008. La medida —diseñada por el entonces ministro de Economía Martín Lousteau— buscaba que el Estado se quedara con una porción mayor de la renta agropecuaria cuando los precios internacionales subían, con el argumento de redistribuir la riqueza y frenar el impacto local de los alimentos encarecidos por el mercado externo.
La reacción del campo fue inmediata y contundente: se organizó un cese de comercialización, hubo cortes de rutas en todo el país y movilizaciones masivas. A los reclamos se sumaron otros sectores no agropecuarios, y el conflicto se trasladó al Congreso y las calles. El gobierno de Cristina Kirchner, por su parte, endureció su postura, y se produjo una fuerte polarización social.
En este contexto se movilizó la Mesa de Enlace de Entidades Agropecuarias, una alianza inédita entre las cuatro principales organizaciones del campo: la Sociedad Rural Argentina (SRA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Coninagro y la Federación Agraria Argentina (FAA). Unidos, lideraron la protesta durante más de cuatro meses.
“Desde el 11 de marzo en adelante, el tema fue tomando cada vez más volumen, más voltaje, a medida que el Gobierno y la propia Cristina salían a descalificarnos. Había productores en la ruta, interés mediático, y empezaron a sumarse sectores no agropecuarios: empresarios, sindicatos y la misma sociedad”, recordó Buzzi.
Robo de ganado: alertan que en Santa Fe hay 1200 denuncias por año y pérdidas millonarias
Dos meses después del inicio del conflicto, en mayo de 2008, los integrantes de la Mesa de Enlace fueron a Pilar, donde había una reunión de la Conferencia Episcopal Argentina. “No fuimos a pedir que los obispos nos defendieran en cada parroquia. Fuimos a contarles lo que pasaba. Y ahí, en ese contexto, fue cuando Bergoglio se nos acercó y nos dijo que estaba al tanto de todo, que le preocupaba la división social, y nos dio una bendición. Era el hombre más importante de la Iglesia en el país, y vino por iniciativa propia. Fue muy fuerte”, dice Buzzi. El dirigente relató que, en su momento, no se dio a conocer el encuentro.
El conflicto terminó recién el 17 de julio de 2008, cuando el entonces vicepresidente Julio Cobos desempató en el Senado y rechazó la resolución del Ejecutivo con su ya célebre frase: “Mi voto no es positivo”. A pesar del desenlace legislativo, las tensiones que emergieron en ese tiempo marcaron a fuego la relación entre el kirchnerismo y el campo.
Años más tarde, en 2014, Buzzi volvió a encontrarse con Bergoglio, esta vez ya convertido en Papa Francisco, durante una audiencia en el Vaticano. “Le dije: ‘Padre, no sé si se acuerda, soy Buzzi, de la Mesa de Enlace’. Y me contestó: ‘Ah, sí, claro qué conflicto aquél’”, recordó.
Con la noticia de la muerte del Papa Francisco, el dirigente lamentó que el pontífice no no haya nunca regresado a la Argentina. “Lamentablemente, los argentinos todavía no aprendimos a valorar cuando tenemos una personalidad como la de Francisco. Fíjate el nivel de división y enfrentamiento que seguimos teniendo, como si aún estuviéramos atrapados en la lógica de unitarios y federales. Parece mentira que un Papa nacido de las entrañas mismas de la Argentina no haya podido visitar su propio país en más de doce años”, dijo.
“Terminó siendo casi un exiliado. Y no porque no quisiera venir, sino porque sabía que, cada vez que se mencionaba su visita, lo iban a usar políticamente. Él tenía claro que, en vez de ser un puente, lo iban a convertir en una bandera”, agregó.
La frase fue breve, pero dejó una marca imborrable: “Rezo para que no siga habiendo divisiones entre los argentinos”, dijo el entonces cardenal Jorge Bergoglio mientras saludaba, uno por uno, a los dirigentes de la Mesa de Enlace. Lo hizo en medio de la reunión de la Conferencia Episcopal, en Pilar, cuando el conflicto entre el campo y el gobierno de Cristina Kirchner en 2008 por la resolución 125 de retenciones móviles ardía en todo el país.
Ese gesto fue recordado por Eduardo Buzzi, quien por entonces presidía la Federación Agraria Argentina (FAA). “Él vino solo, sin que nadie lo llamara. Se acercó a la mesa donde estábamos sentados con Casaretto [Jorge, entonces obispo] y otros obispos, y nos dijo: ‘Estoy al tanto de todo lo que está pasando. Me preocupa mucho lo que está ocurriendo. Rezo para que volvamos a la normalidad”, contó el dirigente, en diálogo con LA NACION. “Le pedimos una bendición, y nos la dio. No lo voy a olvidar nunca. FAA Era una de las caras más visibles de la protesta rural. En el agro hoy hubo muchas muestras de dolor por la muerte del Papa Francisco.
El conflicto estalló el 11 de marzo de 2008. La medida —diseñada por el entonces ministro de Economía Martín Lousteau— buscaba que el Estado se quedara con una porción mayor de la renta agropecuaria cuando los precios internacionales subían, con el argumento de redistribuir la riqueza y frenar el impacto local de los alimentos encarecidos por el mercado externo.
La reacción del campo fue inmediata y contundente: se organizó un cese de comercialización, hubo cortes de rutas en todo el país y movilizaciones masivas. A los reclamos se sumaron otros sectores no agropecuarios, y el conflicto se trasladó al Congreso y las calles. El gobierno de Cristina Kirchner, por su parte, endureció su postura, y se produjo una fuerte polarización social.
En este contexto se movilizó la Mesa de Enlace de Entidades Agropecuarias, una alianza inédita entre las cuatro principales organizaciones del campo: la Sociedad Rural Argentina (SRA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Coninagro y la Federación Agraria Argentina (FAA). Unidos, lideraron la protesta durante más de cuatro meses.
“Desde el 11 de marzo en adelante, el tema fue tomando cada vez más volumen, más voltaje, a medida que el Gobierno y la propia Cristina salían a descalificarnos. Había productores en la ruta, interés mediático, y empezaron a sumarse sectores no agropecuarios: empresarios, sindicatos y la misma sociedad”, recordó Buzzi.
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Dos meses después del inicio del conflicto, en mayo de 2008, los integrantes de la Mesa de Enlace fueron a Pilar, donde había una reunión de la Conferencia Episcopal Argentina. “No fuimos a pedir que los obispos nos defendieran en cada parroquia. Fuimos a contarles lo que pasaba. Y ahí, en ese contexto, fue cuando Bergoglio se nos acercó y nos dijo que estaba al tanto de todo, que le preocupaba la división social, y nos dio una bendición. Era el hombre más importante de la Iglesia en el país, y vino por iniciativa propia. Fue muy fuerte”, dice Buzzi. El dirigente relató que, en su momento, no se dio a conocer el encuentro.
El conflicto terminó recién el 17 de julio de 2008, cuando el entonces vicepresidente Julio Cobos desempató en el Senado y rechazó la resolución del Ejecutivo con su ya célebre frase: “Mi voto no es positivo”. A pesar del desenlace legislativo, las tensiones que emergieron en ese tiempo marcaron a fuego la relación entre el kirchnerismo y el campo.
Años más tarde, en 2014, Buzzi volvió a encontrarse con Bergoglio, esta vez ya convertido en Papa Francisco, durante una audiencia en el Vaticano. “Le dije: ‘Padre, no sé si se acuerda, soy Buzzi, de la Mesa de Enlace’. Y me contestó: ‘Ah, sí, claro qué conflicto aquél’”, recordó.
Con la noticia de la muerte del Papa Francisco, el dirigente lamentó que el pontífice no no haya nunca regresado a la Argentina. “Lamentablemente, los argentinos todavía no aprendimos a valorar cuando tenemos una personalidad como la de Francisco. Fíjate el nivel de división y enfrentamiento que seguimos teniendo, como si aún estuviéramos atrapados en la lógica de unitarios y federales. Parece mentira que un Papa nacido de las entrañas mismas de la Argentina no haya podido visitar su propio país en más de doce años”, dijo.
“Terminó siendo casi un exiliado. Y no porque no quisiera venir, sino porque sabía que, cada vez que se mencionaba su visita, lo iban a usar políticamente. Él tenía claro que, en vez de ser un puente, lo iban a convertir en una bandera”, agregó.
En 2008, durante el conflicto por la resolución 125, el entonces cardenal argentino se encontró con los ruralistas en Pilar y tuvo un breve contacto; el recuerdo del expresidente de Federación Agraria (FAA), Eduardo Buzzi LA NACION