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Nico Occhiato y Migue Granados protagonizaron un nuevo cruce: ¿se puede confiar en los números de audiencia?

En medio de un verdadero boom de canales de streaming en nuestro país, con una oferta cada vez más potente, la competencia entre ellos superó la discusión por las figuras y los contenidos para centrarse en la veracidad de sus números de audiencia, con denuncias cruzadas por el uso de bots por parte de Luzu y Olga, pero también ha aparecido en alguna ocasión Bondi. ¿Cuánto hay de cierto en las acusaciones y cuáles son los obstáculos para lograr una medición fiable?

“Las métricas de los streaming son totalmente manipulables. Tengo muy en claro cómo funcionan las métricas y por eso no me importa qué números den las plataformas“, aseguró hace unas semanas Mario Pergolini en una conversación con María O’Donnell. El ex CQC es verdaderamente un pionero en la transición de la radio hacia su versión audiovisual en vivo en Internet, pero desde hace tiempo está desencantado con cómo se está desarrollando el ecosistema.

En su visión, no se trata solo de Luzu sino de varios competidores “que le ponen anabólicos cuando pueden” a la hora de contar cuántos espectadores tienen. La metáfora deportiva hace referencia a “los bots”, un software automatizado que imita el comportamiento de un espectador real para inflar artificialmente las estadísticas de audiencia.

Hoy es posible no solo la automatización de visitas con aplicaciones, sino también las interacciones como poner “me gusta” o crear comentarios genéricos. Los mecanismos para lograrlo son variados: desde el uso de proxies y direcciones IP rotativas hasta sofisticados algoritmos que intentan imitar el comportamiento humano en el tiempo, haciendo difícil distinguir entre una sesión genuina y una automatizada.

En el caso de Pergolini, los números que se pueden ver en las transmisiones en vivo de YouTube no son “limpios”: “El método es generar artificialmente muchos requests -pedidos para ver la transmisión-, que cuentan como personas viendo el video. Pero no hay nadie ahí. Cuando vos ves los números de Analytics dos días después, ese número cambió”.

Pero ese número no es público, tal como mencionó Migue Granados, el mandamás de Olga, en una respuesta a un usuario de X, ya que solo lo puede ver el dueño del canal de YouTube.

Si se lo comparara con la medición de rating que hace la consultora Kantar IBOPE, en donde un punto de rating equivale alrededor de 58.000 hogares en relación con la población de la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, los números públicos que ofrece YouTube hacen referencia a dispositivos conectados. Es decir, que quizá desde un televisor inteligente hay 2 o más personas viendo ese contenido. Pero una vez que ese contenido en vivo termina, muchas veces es editado en versiones mucho más breves y verticales para YouTube shorts, TikTok e Instagram, creando nuevas audiencias.

“El número que uno ve en la transmisión en vivo en YouTube no se lo puede comparar con el rating minuto a minuto”, explicó Pergolini, quien cree que lo que importa es el contenido on demand más que la transmisión en vivo, ya que es donde se consumen las publicidades.

Pero poder lograr un número de audiencia en este escenario tan fragmentado es muy difícil, incluso sin contar la variable de los bots. En la Argentina hay dos cuentas de X, Radio Streaming y En Directo Stream, que son dos startup que desde hace un tiempo vienen compartiendo datos que realizan con sus propias fórmulas y muchos del mundo del streaming prestan atención a sus cifras. Aunque la que arrancó la última polémica por los números del streaming, fue la cuenta Real Time, que volvió a poner sobre la mesa la sospecha en torno a las visualizaciones.

Estos números despertaron un nuevo enfrentamiento entre Granados y Occhiato, pero esta vez el líder de Luzu TV se defendió asegurando que en realidad los bots a él se los mandan para perjudicarlo: “Nosotros no tenemos la necesidad de hacer esto porque tenemos una comunidad real. Claramente, nos están queriendo ensuciar”.

Por otro lado, Flavio Azzaro, que lanzó su propio medio llamado Azz, celebró en su cuenta de X el ranking de En Directo Stream, que colocó en marzo pasado a su proyecto por encima de otros nombres de fuste.

“¡Estoy harto! Si esto no cambia voy a hablar de quién compra los bots y cómo lo hacen porque si no van a destruir la plataforma. Si a Mario Pergolini lo miran 18.000 personas, ¿cómo puede ser que otros tengan 60.000 conectados?”, denunció.

Uno de los que levantó el guante de la denuncia de Azzaro fue Tomás Rebord, la figura central de Blender, quien se sumó a la cruzada “contra los clones”, sin dar mayores detalles de quiénes son los medios que utilizan estos recursos poco éticos.

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Por historia, volumen de suscriptores e impacto en sus contenidos, los dos titanes de la escena del streaming hoy son Luzu TV y Olga, con el emprendimiento creado por Nicolás Occhiato tomando la delantera por encima de Migue Granados. Si bien en un comienzo uno podría imaginar que apelan a públicos diferentes, lo cierto es que el pase de figuras entre ellos (no exentos de polémica, como en el caso de Nati Jota, Grego Rossello, Nacho Elizalde) deja entrever que hay celos compartidos y rivalidad.

Pero en al podio también quieren sumarse canales de tinte más político y de actualidad como Blender, Neura y Gelatina; propuestas más jóvenes como La Casa, en donde Tini Stoessel anunció su nuevo show Futttura; el pionero Vorterix, un medio pensado por Pergolini años antes de que el boom actual existiera y que hoy tiene al influencer Luquita Rodríguez en la supervisión de contenido, y Bondi, creado por la productora de TV Mandarina que tiene a Ángel De Brito y a Esteban Trebucq como caras visibles.

Más allá de lo explosivas de las acusaciones, frente a la incertidumbre y el cuestionamiento sobre la veracidad de las cifras, surge la necesidad de crear una fuente independiente y confiable para medir el rating en el entorno del streaming. No se trata de una empresa imposible, pero requeriría del acuerdo de todas las partes, con la venia de plataformas como YouTube o Twitch, proveedores de servicios, organismos de control y la comunidad académica, para establecer métricas estandarizadas y criterios objetivos que dificulten la manipulación de cifras.

No hay dudas de que la evolución del streaming en la Argentina es un reflejo de la transformación mediática en la era digital. Por un lado, los canales de streaming evidencian la capacidad creativa y la innovación que existe en nuestro país, pero, por otro, también ponen de relieve desafíos éticos y técnicos que requieren soluciones colaborativas para asegurar la transparencia y la fiabilidad en la medición del impacto real de los contenidos. Lograr una manera fiable y consensuada de medir a la audiencia se impone como una necesidad para mostrar la madurez de este nuevo ecosistema de información y entretenimiento.

En medio de un verdadero boom de canales de streaming en nuestro país, con una oferta cada vez más potente, la competencia entre ellos superó la discusión por las figuras y los contenidos para centrarse en la veracidad de sus números de audiencia, con denuncias cruzadas por el uso de bots por parte de Luzu y Olga, pero también ha aparecido en alguna ocasión Bondi. ¿Cuánto hay de cierto en las acusaciones y cuáles son los obstáculos para lograr una medición fiable?

“Las métricas de los streaming son totalmente manipulables. Tengo muy en claro cómo funcionan las métricas y por eso no me importa qué números den las plataformas“, aseguró hace unas semanas Mario Pergolini en una conversación con María O’Donnell. El ex CQC es verdaderamente un pionero en la transición de la radio hacia su versión audiovisual en vivo en Internet, pero desde hace tiempo está desencantado con cómo se está desarrollando el ecosistema.

En su visión, no se trata solo de Luzu sino de varios competidores “que le ponen anabólicos cuando pueden” a la hora de contar cuántos espectadores tienen. La metáfora deportiva hace referencia a “los bots”, un software automatizado que imita el comportamiento de un espectador real para inflar artificialmente las estadísticas de audiencia.

Hoy es posible no solo la automatización de visitas con aplicaciones, sino también las interacciones como poner “me gusta” o crear comentarios genéricos. Los mecanismos para lograrlo son variados: desde el uso de proxies y direcciones IP rotativas hasta sofisticados algoritmos que intentan imitar el comportamiento humano en el tiempo, haciendo difícil distinguir entre una sesión genuina y una automatizada.

En el caso de Pergolini, los números que se pueden ver en las transmisiones en vivo de YouTube no son “limpios”: “El método es generar artificialmente muchos requests -pedidos para ver la transmisión-, que cuentan como personas viendo el video. Pero no hay nadie ahí. Cuando vos ves los números de Analytics dos días después, ese número cambió”.

Pero ese número no es público, tal como mencionó Migue Granados, el mandamás de Olga, en una respuesta a un usuario de X, ya que solo lo puede ver el dueño del canal de YouTube.

Si se lo comparara con la medición de rating que hace la consultora Kantar IBOPE, en donde un punto de rating equivale alrededor de 58.000 hogares en relación con la población de la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, los números públicos que ofrece YouTube hacen referencia a dispositivos conectados. Es decir, que quizá desde un televisor inteligente hay 2 o más personas viendo ese contenido. Pero una vez que ese contenido en vivo termina, muchas veces es editado en versiones mucho más breves y verticales para YouTube shorts, TikTok e Instagram, creando nuevas audiencias.

“El número que uno ve en la transmisión en vivo en YouTube no se lo puede comparar con el rating minuto a minuto”, explicó Pergolini, quien cree que lo que importa es el contenido on demand más que la transmisión en vivo, ya que es donde se consumen las publicidades.

Pero poder lograr un número de audiencia en este escenario tan fragmentado es muy difícil, incluso sin contar la variable de los bots. En la Argentina hay dos cuentas de X, Radio Streaming y En Directo Stream, que son dos startup que desde hace un tiempo vienen compartiendo datos que realizan con sus propias fórmulas y muchos del mundo del streaming prestan atención a sus cifras. Aunque la que arrancó la última polémica por los números del streaming, fue la cuenta Real Time, que volvió a poner sobre la mesa la sospecha en torno a las visualizaciones.

Estos números despertaron un nuevo enfrentamiento entre Granados y Occhiato, pero esta vez el líder de Luzu TV se defendió asegurando que en realidad los bots a él se los mandan para perjudicarlo: “Nosotros no tenemos la necesidad de hacer esto porque tenemos una comunidad real. Claramente, nos están queriendo ensuciar”.

Por otro lado, Flavio Azzaro, que lanzó su propio medio llamado Azz, celebró en su cuenta de X el ranking de En Directo Stream, que colocó en marzo pasado a su proyecto por encima de otros nombres de fuste.

“¡Estoy harto! Si esto no cambia voy a hablar de quién compra los bots y cómo lo hacen porque si no van a destruir la plataforma. Si a Mario Pergolini lo miran 18.000 personas, ¿cómo puede ser que otros tengan 60.000 conectados?”, denunció.

Uno de los que levantó el guante de la denuncia de Azzaro fue Tomás Rebord, la figura central de Blender, quien se sumó a la cruzada “contra los clones”, sin dar mayores detalles de quiénes son los medios que utilizan estos recursos poco éticos.

Los más vistos

Por historia, volumen de suscriptores e impacto en sus contenidos, los dos titanes de la escena del streaming hoy son Luzu TV y Olga, con el emprendimiento creado por Nicolás Occhiato tomando la delantera por encima de Migue Granados. Si bien en un comienzo uno podría imaginar que apelan a públicos diferentes, lo cierto es que el pase de figuras entre ellos (no exentos de polémica, como en el caso de Nati Jota, Grego Rossello, Nacho Elizalde) deja entrever que hay celos compartidos y rivalidad.

Pero en al podio también quieren sumarse canales de tinte más político y de actualidad como Blender, Neura y Gelatina; propuestas más jóvenes como La Casa, en donde Tini Stoessel anunció su nuevo show Futttura; el pionero Vorterix, un medio pensado por Pergolini años antes de que el boom actual existiera y que hoy tiene al influencer Luquita Rodríguez en la supervisión de contenido, y Bondi, creado por la productora de TV Mandarina que tiene a Ángel De Brito y a Esteban Trebucq como caras visibles.

Más allá de lo explosivas de las acusaciones, frente a la incertidumbre y el cuestionamiento sobre la veracidad de las cifras, surge la necesidad de crear una fuente independiente y confiable para medir el rating en el entorno del streaming. No se trata de una empresa imposible, pero requeriría del acuerdo de todas las partes, con la venia de plataformas como YouTube o Twitch, proveedores de servicios, organismos de control y la comunidad académica, para establecer métricas estandarizadas y criterios objetivos que dificulten la manipulación de cifras.

No hay dudas de que la evolución del streaming en la Argentina es un reflejo de la transformación mediática en la era digital. Por un lado, los canales de streaming evidencian la capacidad creativa y la innovación que existe en nuestro país, pero, por otro, también ponen de relieve desafíos éticos y técnicos que requieren soluciones colaborativas para asegurar la transparencia y la fiabilidad en la medición del impacto real de los contenidos. Lograr una manera fiable y consensuada de medir a la audiencia se impone como una necesidad para mostrar la madurez de este nuevo ecosistema de información y entretenimiento.

 Las sospechas de que las cifras impactantes de visualizaciones de los canales de streaming como Luzu y Olga: ¿los números están inflados gracias a bots?  LA NACION

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